Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
1-4
Centro de Espiritualidad
Ignaciana de Argentina
Estados afectivos
Los estados de ánimo son parte de nuestra emocionalidad, pero a estos no los podemos
relacionar con acontecimientos determinados, como ocurre en el caso de las emociones y
sentimientos.
El estado de ánimo:
• vive en el trasfondo desde el cual actuamos
• está asociado a un espacio de posibilidades y acciones posibles
• condiciona nuestras acciones
Los seres humanos siempre estamos en algún estado de ánimo que no elegimos ni
controlamos, simplemente nos encontramos en él. Por lo tanto, no podemos decir que
estamos en un estado de ánimo, sino también que el estado de ánimo nos tiene a nosotros.
Nos convertimos en nuestro estado de ánimo.
Nosotros podemos hacer algo con nuestro estado de ánimo y lo hacemos cuando
cambiamos nuestra mirada y así abrimos a nuevas posibilidades de acción que
normalmente permanecen escondidas.
Pensar:
Son imágenes que tienen todos los seres humanos desde su concepción, proceso
psicológico racional, subjetivo e interno de conocer, comprender, juzgar y razonar los
objetivos y hechos. El pensar produce el pensamiento.
Pensamiento:
Fenómeno psicológico racional, objetivo y externo derivado del pensar para la solución de
problemas.
Lenguaje:
Es la función de expresión del pensamiento en forma oral y escrita para la comunicación y
el entendimiento de los seres humanos; nos plantea dos definiciones de pensamiento, una
de las cuales se relaciona directamente con la resolución de problemas.
C.E.I.A. 2-4
Centro de Espiritualidad
Ignaciana de Argentina
Sentimientos Pensamientos
Frente a ello es necesaria una actitud de Son también educables; tenemos la posibilidad
escucha perceptiva y abierta. No discutible: p.e. de sistematizarlos según una disciplina, p.e.:
podré no estar de acuerdo con tu ira, pero no lógica, matemática etc.
podré discutir el hecho de que tú la sientas.
Canalizarlos no es ignorarlos, no es
reprimirlos.
La culpa es el resultado de reprimir tanto tiempo un enojo, que se vuelve contra nosotros.
Las personas que se sienten culpables castigan a otros simplemente con su sola presencia.
Ellas carecen de alegría. No se consideran dignas de aceptar lo que le ofrecen otros y por
ello no se sienten colmados ni capaces de dar a su vez.
Cuando la persona dice “me siento culpable por lo que hice” está nombrando su realidad
psicológica, pero sólo una parte, puesto que la otra parte que le falta para completar su
realidad psicológica es la voz interior culpadora, que es lo que hace que uno se sienta
culpable. Como vemos, dentro de cada uno existe un culpador y un culpado.
Cada persona está regida por un conjunto de pautas que regulan su funcionamiento; sea
cual sea el contenido del código de normas morales que cada uno tiene, se establece un
sistema que garantiza su cumplimiento. El culpador es el guardián del código, y cada vez
que transgredimos alguna pauta del código se activa una señal que el código ha sido
transgredido.
El propósito esencial del culpador no es torturar al culpado sino lograr que actúe de
acuerdo con las pautas del código interior que lo rige. Las formas con que el culpador
informa al culpado resultan a veces funcionales para la persona y otras veces
disfuncionales. Las formas disfuncionales son aquellas que descalifican a la persona y la
castigan con pensamientos negativos que acrecientan su sufrimiento. El culpador
descalifica y castiga al culpado por ignorancia emocional en el modo de expresar los
desacuerdos.
En síntesis podemos decir que los componentes básicos de una culpa disfuncional son:
a) la cristalización del código que no se deja modificar por las nuevas circunstancias;
b) la descalificación del culpado;
c) el castigo al culpado cada vez que transgredió.
El hombre responde cuando se enfrenta con una amenaza que pone en peligro su vida
reaccionando con miedo o con ansiedad. Primero la persona empieza a sentir angustia
cuando percibe que la amenaza no es definida, mientras que se experimenta miedo cuando
se percibe un peligro bien concreto.
La envidia es una reacción de dolor y de enojo que intenta destruir lo que el otro tiene
cuando percibimos que ese otro ha alcanzado algo que deseamos y que uno no lo ha
logrado.
Actualmente, se piensa que este estado afectivo tiene por objeto eliminar un contraste
percibido por el que envidia y es causante de dolor o sufrimiento.
Uno envidia cuando el contraste que produce lo que no se tiene y se desea es doloroso,
puesto que esto acerca a la persona a su carencia y a lo que no es o le falta; en fin, la envidia
no propone ningún camino para poder transformar o canalizar esa carencia en otra
situación no dolorosa.