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El karma es producido por las actividades fruitivas, es decir las que buscan el
bienestar y el placer del cuerpo. Hemos visto el caso de un hombre que,
estando a punto de morir, pedía al médico que le prolongase la vida cuatro
años más, para poder terminar sus planes. Lo cual significa que murió
pensando en éstos. Indudablemente este hombre se llevó consigo sus planes —
mediante el cuerpo sutil, integrado por la mente, la inteligencia, y el falso yo
—, cuando su cuerpo físico murió. Le habrá sido concedida así otra
oportunidad, por la gracia del Señor Supremo, la Superalma que mora siempre
en el corazón. En el siguiente nacimiento uno recibe de la Superalma el
apunte, y comienza a realizar los planes traídos de la vida previa. Utilizando el
vehículo que le ha proporcionado la naturaleza material y siendo apuntado por
la Superalma que mora en el corazón, el ser viviente se esfuerza a toda costa
en cumplir sus planes.
El próximo nacimiento dependerá de lo que uno piense en el momento de
morir. Si un hombre está muy apegado a su mujer, naturalmente pensará en
ella al morir, y así en la vida siguiente tendrá un cuerpo femenino.
Similarmente, si al momento de morir una mujer piensa en su marido,
naturalmente tendrá un cuerpo de hombre en la vida siguiente.
Debemos recordar siempre que, ambos cuerpos materiales, el físico y el sutil,
son envolturas o vestidos del alma, siendo el cuerpo físico comparable al traje,
y el sutil a la ropa interior. La condición del sexo, masculino o femenino, se
refiere tan sólo a lo accesorio: los vestidos, los cuerpos.