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contraoferta que habrá de ser objeto de aceptación por el que asumía la posición de
oferente.
La aceptación
Declaración de voluntad recepticia → dirigida precisamente al oferente y
plenamente concordante con la oferta.
Puede realizarse de forma:
- Expresa.
- Tácita.
- A través de hechos concluyentes que no dejen lugar a dudas.
La estricta concordancia entre oferta y aceptación ha sido resaltada por la
jurisprudencia → en caso contrario problemas para determinar el iter contractual.
Supuesto de aceptación tácita: el valor del silencio
- ¿Puede interpretarse como asentimiento a la oferta?.
- En sentido amplio no → qui tacet non fatetur (quien calla ni afirma ni niega).
- La jurisprudencia, en todo caso, ha admitido ambas posibilidades:
• No tiene valor cuando entre las partes no existía relación o trato previo
alguno.
• Si tiene valor, en cambio, cuando existiendo relaciones previas, éstas
impondrían al aceptante una conducta positiva para rechazar la oferta.
* Ej: manifestación a una agencia de viajes del interés que
tenemos en una buena oferta para el próximo puente.
La perfección
Con el término perfección se pretende indicar que concurren todos los elementos
necesarios para que las partes queden vinculadas al cumplimiento del contrato.
Determinar el momento de la perfección del contrato es muy importante → a
partir de ese momento, la oferta dejará de ser propiamente tal y pasará a ser irrevocable.
Generalmente, cuando las partes celebran el contrato de forma directa y
personal, el juego de oferta y aceptación no ofrecerá problemas.
Cosa distinta es cuando la contratación es entre ausentes → ¿cuándo se
perfecciona el contrato?
- Teoría de la emisión → desde el momento que el aceptante emite su
declaración de voluntad.
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En todo caso, la regulación contractual puede dejar libertad a las partes para
contratar o no → préstamos bonificados por las Administraciones públicas (emigrantes,
agricultores, etc).
12.11. Las reglas del Código sobre interpretación contractual
La ejecución del contrato no es siempre pacífica → problemas de significado de
las cláusulas o de interpretación de la voluntad de las partes.
La exacta determinación del contenido del contrato conlleva en general tres
operaciones interrelacionadas:
- Interpretación → desentrañar el significado o alcance concreto del contrato.
- Calificación → fijar la naturaleza del contrato.
- Integración → extraer todas las consecuencias que sean conformes a la buena
fe, al uso y a la ley.
12.12 Interpretación subjetiva e interpretación objetiva del contrato
El Código civil español recoge con detalle los criterios interpretativos en los arts.
1281 a 1289 → procede del Código francés.
Durante cierto tiempo la doctrina consideró estas reglas como máximas o
axiomas sin reconocer carácter normativo a las mismas.
Actualmente no se duda sobre su carácter de normas jurídicas stricto sensu
vinculantes para el intérprete así como su aplicación a los contratos mercantiles.
Tal y como demuestra la jurisprudencia la aplicación de estas reglas debe plantearse
con exquisito respeto al supuesto de hecho → no es posible encuadrar la interpretación
dentro de reglas concretas y rígidas.
Aunque se suele hacer una diferenciación entre criterios objetivos y subjetivos,
no se excluye la comunicación entre ambos y tal diferenciación tiene un sentido más
bien didáctico.
Criterios interpretativos de carácter subjetivo → arts. 1281:1283,1289.2
El Código indica que inicialmente, la interpretación debe dirigirse a desentrañar
la intención de los contratantes → interpretación subjetiva: analizar la voluntad de cada
parte y la común.
Lo fundamental es conocer esta última → la voluntad bilateral, importando la
interna de cada uno únicamente para concretar aquélla.
Los criterios facilitados por el Código son los siguientes:
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Así lo reitera la jurisprudencia → los contratos se revelan por las cláusulas que
establezcan y no por el nombre que se les dé.
12.14. Disciplina de la integración.
Se encuentra contemplada en el art. 1258 → los contratos, una vez
perfeccionados, obligan no sólo al cumplimiento de lo expresamente pactado, sino
también a todas las consecuencias que, según su naturaleza, sean conformes a la buena
fe, al uso y a la ley.
A esa operación de extraer consecuencias complementarias, acordes con el
conjunto del sistema normativo, del contenido del contrato se le denomina integración
del contrato.
El carácter del art. 1258 es claramente de ius cogens → delimita la autonomía
contractual impidiendo que sean desconocidos los efectos contractuales derivados de las
más elementales reglas del tráfico jurídico.
Por tanto, es aplicable con independencia de la voluntad de las partes, incluso
sustituyendo estipulaciones que son indisponibles para los particulares.
No obstante, la jurisprudencia no ha incorporado la figura de la integración de
manera nítida → no es extraño ver sentencias recientes en las que se declara el mero
valor interpretativo del art. 1258.
Los medios de integración
Según el art. 1258 son la buena fe, el uso y la ley.
Sin embargo, el escalonamiento de estos medios de integración debe ser
diferente:
- Primero, la ley (imperativa y, en su defecto, dispositiva).
- Después, los usos normativos.
- Finalmente, la buena fe.
Algunos autores califican estos medios legales como heterointegradores
entendiendo la posibilidad de autointegración del contrato (utilizar la analogía en la
integración) → el autor considera criticable utilizar la analogía en la integración.
La ley
- Las normas imperativas integrarán el régimen legal del mismo con primacía
incluso sobre el clausulado contractual (entrega en contratos reales).
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