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Delirio
Causas
El delirio es un estado mental anormal y no una enfermedad, con un espectro de síntomas que
indican una disminución de la actividad mental. Cientos de trastornos pueden causar delirio; van
de la simple deshidratación a la intoxicación por drogas, hasta una infección potencialmente
mortal. Casi siempre afecta a las personas mayores cuyo cerebro ya está deteriorado (incluyendo
las muy enfermas), las que consumen drogas que alteran la mente o el comportamiento y las
personas que sufren de demencia.
Síntomas
El delirio puede comenzar de muchas maneras y, en casos leves, puede ser muy difícil de
Los hospitales utilizan las ataduras con precaución y los médicos son cautelosos en la
prescripción de fármacos, sobre todo tratándose de personas mayores, ya que las ataduras o los
fármacos pueden causar más agitación o confusión y ocultar un problema subyacente. Sin
embargo, si el delirio es causado por el alcohol, prescriben benzodiacepinas hasta que
desaparezca la agitación.
Demencia Corte de cerebro normal y atrofia
cerebral
Nótese la disminución del tejido cerebral a
La demencia es un decaimiento progresivo de la capacidad
nivel de la corteza, así como el mayor
mental en el que la memoria, la reflexión, el juicio, la
tamaño de los surcos.
concentración y la capacidad de aprendizaje están disminuidos
y puede producirse un deterioro de la personalidad.
La demencia puede aparecer súbitamente en personas jóvenes
en quienes una lesión grave, una enfermedad o ciertas
sustancias tóxicas (como el monóxido de carbono) han
destruido células cerebrales. Sin embargo, la demencia
habitualmente se desarrolla de forma lenta y afecta a las
personas mayores de 60 años. A pesar de todo, la demencia no
forma parte del proceso normal de envejecimiento. A medida
que la persona envejece, los cambios en el cerebro causan una cierta pérdida de memoria,
especialmente la de hechos recientes y un deterioro en la capacidad de aprendizaje. Estas
alteraciones no afectan a las funciones normales. La falta de memoria en las personas mayores
se denomina pérdida de memoria senil benigna y no es necesariamente un signo de demencia o
un síntoma precoz de la enfermedad de Alzheimer. La demencia es un deterioro mucho más grave
de la capacidad mental y empeora con el tiempo. Mientras que las personas que envejecen
normalmente pueden llegar a olvidar detalles, las personas que sufren de demencia pueden llegar
a olvidar por completo los acontecimientos recientes.
Causas
Síntomas
Diagnóstico
Tratamiento
En general, las demencias son incurables. El tacrín es eficaz en algunas personas con la
enfermedad de Alzheimer, pero causa graves efectos secundarios. Este fármaco ha sido
desplazado, en general, por el donepezil, que causa menos efectos secundarios y puede retrasar
el progreso de la enfermedad de Alzheimer durante un año o más. El ibuprofeno también puede
retrasar el curso de la enfermedad. Este fármaco es más eficaz al principio, cuando la
enfermedad todavía es moderada.
La demencia causada por la repetición de pequeños ictus no tiene tratamiento, pero su progresión
puede retrasarse con el tratamiento de la hipertensión o la diabetes asociados con los mismos.
Hoy en día no existe tratamiento para la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob ni para el SIDA. Los
fármacos para la enfermedad de Parkinson no son eficaces para la demencia que la acompaña y
algunos pueden incluso empeorar los síntomas. Cuando la pérdida de memoria es causada por la
depresión, los antidepresivos y un asesoramiento médico pueden ser eficaces, por lo menos
transitoriamente. La demencia causada por una hidrocefalia con presión normal, si se diagnostica
de forma precoz, a veces puede ser tratada con la extracción del exceso de líquido dentro del
cerebro a través de un tubo de drenaje (derivación).
Con frecuencia se utilizan fármacos como la tioridazina y el haloperidol para controlar el
nerviosismo y las explosiones de cólera que pueden acompañar a un estado avanzado de
demencia. Desafortunadamente, estos fármacos no son muy eficaces para controlar tales
conductas y pueden causar graves efectos secundarios. Los fármacos antipsicóticos son más
eficaces en las personas con paranoia o alucinaciones.
Se sabe que una gama extensa de fármacos, vitaminas y suplementos nutricionales no son útiles
en el tratamiento de la demencia. Entre ellos, se encuentran la lecitina, el mesilato ergoloide, el
ciclandelato y la vitamina B12 (a menos de existir un déficit de vitamina B12). Muchos fármacos,
algunos de ellos de venta sin receta médica, empeoran la demencia. Muchos medicamentos para
dormir, fármacos para la gripe, ansiolíticos y algunos antidepresivos con frecuencia también
conllevan un agravamiento de los síntomas.
Aunque el estado de la demencia es crónico y la función intelectual no puede restablecerse, las
medidas de apoyo pueden ser de gran utilidad. Los relojes y los calendarios de gran tamaño, por
ejemplo, pueden ayudar a orientar a las personas afectadas y quienes las cuidan pueden hacer
frecuentes comentarios para recordarles su ubicación y lo que está sucediendo. Puede ser
beneficioso un entorno animado y alegre, con pocos estímulos nuevos y las actividades poco
estresantes. Si las actividades diarias se simplifican y las expectativas de los que cuidan a estas
personas se reducen, sin que éstos sientan pérdida de dignidad o de autoestima, puede incluso
producirse alguna mejoría. Los que cuidan a las personas afectadas de demencia deben saber
orientarlas en todo momento, evitando tratarlas como a un niño. No se debe regañar a una
persona con demencia si comete un error o no consigue aprender un determinado asunto, o si
tiene olvidos, porque ello puede empeorar la situación.
Como la demencia es habitualmente progresiva, es esencial tener un plan para el futuro. Esta
planificación asocia habitualmente los esfuerzos de un médico, un trabajador social, enfermeras y
un abogado. Sin embargo, la mayor responsabilidad recae sobre la familia y el estrés puede ser
enorme. A menudo es posible conseguir períodos de descanso para la carga que significa un
cuidado permanente de estas personas, pero ello depende del comportamiento específico y de las
capacidades de dichas personas con demencia, así como de los recursos de los familiares y de la
comunidad. Las oficinas de asistencia social, como el departamento de asistencia social del
hospital de la comunidad, pueden ayudar a encontrar las ayudas adecuadas. Las opciones
pueden consistir en un programa de cuidado diurno, visitas de enfermeras a domicilio, asistencia
a tiempo parcial o completo para las tareas domésticas o la ayuda de alguien que viva de forma
permanente en la casa. A medida que la situación mental de la persona se deteriora, la mejor
solución puede ser el internamiento en un centro especializado en el cuidado de estas personas.