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La violencia es un comportamiento deliberado que resulta, o

puede resultar, en daños físicos o psicológicos a otros seres


humanos, o más comúnmente a otros animales o cosas
(vandalismo) y se lo asocia, aunque no necesariamente, con la
agresión, ya que también puede ser psicológica o emocional, a
través de amenazas u ofensas. Algunas formas de violencia son
sancionadas por la ley o la sociedad, otras son crímenes.
Distintas sociedades aplican distintos estándares en cuanto a las
formas de violencia que son o no aceptadas.

Por norma general, se considera violento a la persona


irrazonable, que se niega a dialogar y se obstina en actuar pese a
quien pese, y caiga quien caiga. Suele ser de carácter
dominantemente egoísta, sin ningún ejercício de la empatía. Todo
lo que viola lo razonable es susceptible de ser catalogado como
violento si se impone por la fuerza.

Existen varios tipos de violencia, incluyendo el abuso físico,


abuso psicológico y abuso sexual. Sus causas pueden variar, el
cual depende de diferentes condiciones como situaciones graves
e insoportables en la vida del individuo, falta de responsabilidad
departe de sus padres, presión de grupo (en la cual es común en
las escuelas), el resultado de no poder distinguir entre la realidad
y la fantasía después de ver televisión o jugar videojuegos, entre
otras causas.

La violencia doméstica:
El maltrato a los niños de todas las
edades se ha generalizado en EE.UU. y
otros países, así como los abusos
perpetrados contra los ancianos.
Incluso, aunque las víctimas en su
mayoría son mujeres, niños y
ancianos, también hay casos de
hombres golpeados por sus mujeres.
Sin embargo, el objetivo de este
folleto es específicamente la ayuda a la
mujer maltratada.

¿Qué constituye violencia?

¿Es simplemente darle golpes a una persona? Hasta ahora


habíamos creído que esta era la única forma de violencia. Sin
embargo, la psicología moderna nos ha dado una nueva visión
del ser humano y de sus necesidades psicológicas. Ahora
sabemos que hay otro tipo de violencia que también hace daño a
las personas: la violencia psicológica o verbal.

Destruir la autoestima de una persona sistemáticamente


mediante críticas, desprecios, abandono o insultos; también son
formas de violencia. No cabe duda de que a veces los golpes al
espíritu son mucho más dañinos que los golpes al cuerpo y dejan
heridas más profundas. Las víctimas de este tipo de violencia por
lo general continúan sufriendo calladamente y por eso no reciben
la ayuda que tanto necesitan. Una persona golpeada en su
cuerpo puede mostrar las heridas y recibir ayuda. Sin embargo, la
que es golpeada sistemáticamente en su psiquis, en su espíritu,
no tiene heridas físicas que mostrar al mundo para poder pedir
ayuda. Como este tipo de abuso o violencia doméstica ocurre
mayormente en la privacidad del hogar, generalmente pasa
desapercibido, a veces durante muchos años. Por añadidura,
generalmente la violencia verbal o psicológica precede a la física.

Cuando a la mujer se le coacciona para que aborte (lo cual


constituye violencia también contra una criatura inocente que no
ha nacido), utilice peligrosos anticonceptivos y abortivos o se
practique la dañina esterelización; todos estos también
constituyen actos de violencia.

¿Por qué permanecen muchas mujeres en una relación


abusiva?

Las víctimas del maltrato verbal


muchas veces piensan que éste no
es lo suficientemente grave como
para tratar de hacer algo para
impedirlo. Algunas temen que no
les creerán si denuncian al
abusador, pues a menudo éste
goza de una buena imagen pública.
Las que están siendo golpeadas
tienen miedo a las represalias por
parte del agresor ya que a menudo éste amenaza con matarla.
Otras temen enfrentar la vida solas o simplemente no tienen los
medios para hacerlo. A veces alguien que la víctima respeta le
dice que debe permanecer en esa relación abusiva "por el bien
de sus hijos". En el caso de la mujer del alcohólico o drogadicto,
ella es una codependiente de su esposo o "compañero" y la
codependencia es una enfermedad emocional que requiere
tratamiento de un psicólogo o psiquiatra. Todas estas mujeres
tienen en común una baja autoestima y una incapacidad para
poner límites porque vienen arrastrando problemas emocionales
desde su niñez. A menudo la raíz de la violencia doméstica tanto
para las víctimas como para sus victimarios, es el vacío afectivo.
O sea, la falta de amor y atención en su niñez.
La violencia doméstica es una enfermedad contagiosa

En los hogares disfuncionales en los cuales un cónyuge maltrata


al otro, es común el maltrato a los niños. Constituye violencia no
sólo el darles fuertes golpes, sino también gritarles,
menospreciarlos, castigarlos excesivamente o negarles la
atención, la aceptación y el amor que son tan imprescindibles
para su desarrollo emocional y social. También es un acto de
violencia en el caso de los padres divorciados, el hablar mal del
ex-cónyuge delante de los hijos o utilizarlos para hacerle daño al
otro.

Lamentablemente, cuando una mujer está siendo víctima de


cualquier tipo de violencia por parte de su esposo o "compañero",
está tan enfrascada en defenderse que a menudo no puede darse
cuenta del daño que también están sufriendo sus hijos. A veces
permite hasta los maltratos físicos o verbales a éstos por parte
del padre o padrastro, porque se siente incapaz de detenerlos ni
siquiera en lo que respecta a sí misma.

Los casos de violencia doméstica o intrafamiliar abundan. Es algo


que puede sucederle y en verdad a veces les sucede a personas
que se consideran religiosas, porque se trata de una enfermedad
psicológica que debe ser tratada.

Todos los que están involucrados en la violencia están


enfermos y necesitan ayuda

Hasta que no se conozcan los hechos, ninguno de ellos la


recibirá. No se les hace ningún favor a los miembros de una
familia que está en estas circunstancias al ayudarle a mantener
este horrible secreto. Se les debe motivar a obtener ayuda de un
sacerdote o pastor y/o un psicólogo.

El continuar permitiendo este tipo de abuso tiene graves


consecuencias sobre todo para los niños, muchas de las cuales
sólo se manifestarán pasados muchos años. A veces los niños se
convierten en victimarios y las niñas en víctimas igual que su
mamá. Los niños que crecen en hogares violentos tienen una
gran probabilidad de ser criminales en el futuro.
Violencia Social
La violencia, sea ésta natural o humana, ha presidido
permanente la vida del planeta. Nunca, en toda nuestra
existencia como especie, hemos podido soslayarla o dominarla.
Todavía más: somos hijos
de ella y como buenos
hijos la practicamos y la
usamos cuando lo
creemos necesario.

Mas, el reconocer la
filialidad no implica
aceptarla mansamente y
sin reparo alguno.
Especialmente cuando la
misma pueda inducir al
suicidio de la especie,
como amenaza ocurrir
en nuestro tiempo.

Sin embargo, y a pesar de esta descarnada realidad, el


hombre siempre pensó en la paz y creó la cultura para enfrentar
a las violentas fuerzas de la naturaleza como asimismo su propia
violencia. Trabajó y trabaja denodadamente para conseguir la
tranquilidad y el descanso que le permita gozar plenamente de la
vida. En la realidad en que se mueve, empero, se ve obligado a
dialogar con fuerzas y poderes violentos que tensan su voluntad
y decisión obligándole a responder con extrema violencia los
desafíos que le presenta la vida. No obstante ello, siempre deseó
un mundo apacible. A tal extremo se dio esta obsesión que en los
períodos de su historia más violentos y hostiles que vivió, no
vaciló en imaginar paraísos terrenales donde la violencia no
existía. Ambitos donde las fuerzas de la naturaleza no aterraran
con su potencia y espectacularidad; hombres y pueblos que no se
agredieran con una ferocidad increíble; enfermedades y tragedias
individuales que lo desconcertaban y lo sumían en un dolor
infinito. De ahí su necesidad de escapar a tan terrible e
ineluctable realidad, creando fabulosos reinos de paz y
bienaventuranza, o creyendo en la existencia de tiempos pasados
bellos, apacibles y felices sin mácula de dolor. Y así imaginó la
Edad de Oro, que nunca consiguió -hasta hoy- corporizarla en una
realidad tangible.

Mas, el hombre-animal obstinado, recio e indomable-


sobrevivió sobre sus circunstancias hostiles; más aún: se
expandió con fuerza incontrastable por toda la tierra habitable,
bien dispuso de los elementos adecuados para su despliegue y
haciendo gala de una plasticidad genética única ocupó todos los
ámbitos geográficos con rapidez sorprendente.

En su camino, la violencia de los diversos medios


seguramente lo agredieron con saña y si bien caían no pocos
individuos, su marcha no se detuvo hasta cubrir el planeta virgen.

En esta primigenia epopeya realizada por la especie humana,


está la demostración palpable que supo imponerse a la violencia
objetiva, a la violencia del mundo que le rodeaba y que muchas
veces cegaba su vida. Mas, el propio hombre -como hijo de la
violencia natural- advirtió desde muy temprano que contenía en
su propio cuerpo una incoercible fuerza que lo tornaba violento y
lo habilitaba para tornarse destructor y deletéreo.

La lúcida conciencia que el hombre siempre tuvo acerca de su


estrecha filialidad con la violencia, hizo que éste la observara con
extrañeza unas veces, miedo otra veces y hasta una inexplicable
curiosidad e interés por la fuerza que anidaba en su naturaleza y
en el mundo.

En realidad, nunca dejó de observarla, aun cuando no


encontrara respuesta satisfactoria; para conjurarla inventó
divinidades sin cuento, representándola de las más distintas y
caprichosas maneras. Todas la religiones dan testimonio de ello;
todas las creencias y visiones humanas la vistieron de los rostros
más caprichosos, aunque siempre relacionados con las
experiencias propias de cada grupo, tanto en lo relativo a sus
observaciones sobre el medio circundante como a su propia vida
interior. Sería interminable la tarea de describir las visiones que
despertó la violencia en el sentimiento de los hombres.

Por eso, desde los albores de la vida civilizada, los hombres no


sólo se conformaron en describirla en miríadas de monumentos
tanto literarios como arquitectóricos y estatuarios, sino someterla
a un estudio y observación cada vez más profundos. La
experiencia humana, cuando estuvo en condiciones de llevar a
cabo dicha indagación, ya estaba pletórica de conocimientos;
mas, resúltale extremadamente difícil abarcarla en toda su
realidad y dimensión y mucho más procurar alguna solución para
domeñarla absolutamente.

A pesar de todo, los seres humanos no están tan


desamparados e inermes frente a un fenómeno que está ahí, en y
frente a sus vidas. Existe una gran cantidad de hechos, en que
todas las interpretaciones e indagaciones individuales y sociales,
coinciden en la posibilidad de someterlos a un estudio objetivo,
reductibles a un análisis profundo y veraz; hechos con
características identificables y con sus manifestaciones abiertas.

Esto no quiere decir, sin embargo, que tales indagaciones, por


más "objetivos" que pretendamos reconocerles no guarden en su
interioridad una buena dosis de natural y -podríamos decir-
inevitable subjetividad; pero, aun en su perspectiva
comprometida, no dejarán -en todos los casos-de ser un aporte a
la dilucidación de la naturaleza de un fenómeno natural que
preocupa - y mucho- al género humano.

Consiguientemente, el estudio de la violencia en nuestros días


se torna ine;meno natural que preocupa - y mucho- al género
humano.

Violencia Psicologica
El proceso de manipulación se divide en
cuatro fases:
1. la seducción o la influencia.
2. el apilamiento, quién corresponde a la
repetición de pequeños actos de
agresión, al parecer anodinos tomados
separadamente pero que se destinan a la
desestabilización de la víctima.
3. las falsas promesas.
4. la destrucción que se acentúa a
medida de la relación, para llegar a alcanzar un paroxismo dada
la reacción de la víctima.

Estas cuatro fases pueden resumirse en el tiempo; las etapas dos


y tres van a menudo juntas: las falsas promesas que hacen creer
al rescate, o a un cambio que no tendrá nunca lugar, pero
permiten reajustar la influencia para proseguir mejor la
destrucción de su víctima.

Es la frecuencia y la repetición en el tiempo de las agresiones que


hacen el proceso perverso destructivo.

Su planteamiento los vinculó de muy cerca con los dirigentes de


sectas, son dictadores en potencia, quiénes imponen su tiranía a
un círculo limitado de personas.

Las consecuencias para las víctimas es que están en estado de


tensión permanente debido a la tensión causada por el esfuerzo
de oferta: los efectos serán de carácter psíquico: cansancio
intelectual, incapacidad que debe reflexionarse, a formular,
nerviosismo, irritabilidad, desordenes del sueño, pérdida de
confianza; pero también de carácter físico: males de cabeza,
enfermedades de la piel, desordenes digestivos, pequeños
problemas que pueden llegar hasta más graves enfermedades

Cuando de la duda, las víctimas pasan a la toma de conciencia,


se sienten flouées, equivocadas, abusadas, no respetadas,
pierden incluso el aprecio ellas y su dignidad; entran en la
culpabilidad, la vergüenza, ¡y el miedo! Se sienten mal en su piel,
incomprendidas, pues aisladas, muy culpables sin saber porqué,
¡se vuelven frágiles y vulnerables! Tienen a menudo la impresión
de hundirse en la locura, pueden sentir a su personalidad
estallada; la víctima puede también hasta devolver la violencia
suscitada por su verdugo contra ella, ¡el suicidio como fuga
suprema!

Violencia Politica
No se puede entender el problema de la violencia política sin
conceptuar a la política como la organización y aplicación
sistemática de determinadas relaciones de poder, como la
articulación de un conjunto de medios para la consecución y la
preservación de éste. La política organiza el poder, le otorga
forma estatal y viabiliza un proyecto socio-económico de clase.
En este marco, la violencia es parte activa de la estructura social,
no es sólo un instrumento o medio de lucha, sino sobre todo un
modo de conflicto.

El surgimiento de la
violencia política está
estrechamente vinculado al
desarrollo de la propiedad
privada, y es sólo en el
transcurso de la
consolidación histórica de
ésta, que la violencia se
transforma en manifestación
específica de poder social.
En otras palabras, posee
una base material concreta
y no es una constante
histórica, por lo tanto es
factible su desaparición en
una fase superior del
desarrollo humano, cuando
sea eliminado todo tipo de
explotación pues -como
señalara Engels- "el poder,
la violencia, no es más que el medio, mientras que la ventaja
económica es el fin" (1).

Cuando la ventaja económica, la ganancia, deje de ser la


principal motivación de la producción material, cuando el fin de la
actividad económica sea la satisfacción de las necesidades del
hombre, y no el mero lucro, allí se crearán las condiciones
básicas para la extinción definitiva de la violencia política.

No obstante, esta posibilidad histórica se vislumbra lejana, y la


violencia continúa siendo componente central de todo el sistema
de dominación. De allí que la clase en el poder requiera -a todo
nivel- de estructuras que le permitan organizar el control social,
minimizar los riesgos de un cuestionamiento revolucionario de la
sociedad, y garantizar las condiciones para la reproducción
ampliada del poder y del sistema en su conjunto. En esto el
Estado desempeña un rol crucial.

Estado y violencia política

El principal organizador y concentrador de la violencia estructural


es el Estado, de manera que cualquier intento por legitimar y
justificar la violencia ejercida por la clase en el poder, pasa por
legitimar el Estado. El objetivo básico que se persigue es
despolitizar, desideologizar y neutralizar el Estado, presentarlo
como el sintetizador del "bien común" y garante de la "ley y el
orden". Para ello es imperativo la imposición de una visión
histórica de la naturaleza humana, la sociedad y elaborando,
simultáneamente, conceptos abstractos de nación, interés
nacional, estabilidad y paz social.

Este tipo de Estado se justificaría por el posible "caos" que


devendría en la sociedad humana por el hecho de su inexistencia.
Fenómeno que hace más de tres siglos ya debatían los grandes
pensadores filósofos y políticos. Según esta corriente teórica -que
de una u otra forma sigue vigente- la naturaleza humana es
esencialmente egoísta y utilitaria, cada ser lucha por su propia
subsistencia, por la satisfacción de sus propios intereses, lo que
inevitablemente le lleva a la confrontación permanente con otros
seres humanos. Esta situación es la que Hobbes (2) describiera
como "la guerra de todos contra todos". Situación superable sólo
con apego a un ente no-utilitario, a un órgano que no buscase la
satisfacción de intereses particulares, sino que comunes,
generales. De allí surge la noción básica y la materialización del
concepto del Estado actual como el único capaz de imponer el
orden en medio del "caos natural". Es decir, ser un
"administrador neutro del conflicto social".

Dicha tesis amerita al menos dos consideraciones. En primer


lugar, la naturaleza humana no es egoísta, ni altruista, ni
agresiva ni pacífica, ni buena ni mala en si misma, sino que
simplemente sintetiza el sistema de relaciones sociales
prevaleciente en un momento histórico determinado. La esencia
humana en abstracto no existe, esta es concreta y, por sobre
todo, dinámica, cambiante, de modo que la hipótesis de una
situación natural de guerra permanente solo sirve para justificar
la creación y consolidación de un complejo aparato de
dominación de clase como es el Estado (analícese, en un grado
menor, la lucha contra la delincuencia), además de proyectar la
idea de la imposibilidad de transformar el sistema o luchar por
una sociedad igualitaria, puesto que el ser humano sería
individualista y egoísta en esencia y jamás podría cambiar.

En segundo lugar, es necesario puntualizar que el Estado no es


un ente que esté por sobre las clases y la sociedad. Ninguna
institución es neutra o poseedora de poder propio, más bien
expresa poder social de clase. Es por ello que conceptos y
prácticas tales como orden, legalidad, estabilidad, paz social,
civilismo, etc., son de carácter tan determinado; la sociedad
virtual no existe, ni ha existido, solo existe la sociedad
históricamente concreta, de manera que el orden y la estabilidad
que se defiende hoy, es el orden y la estabilidad del
neoliberalismo. El Estado no es ningún sintetizador del bien
común y del interés de un país, sino que de violencia política y,
por consiguiente, de poder de un sector de la sociedad sobre
otro.

La dimensión ideológica de la violencia

Históricamente a través de diversos medios de socialización -la


estructura educacional, los medios de comunicación, entre otros-,
la clase dominante ha ido configurando un sistema de valores,
normas, conceptos y categorías tendientes a justificar su
dominio: su preponderancia monopólica a regir los destinos de la
humanidad, sus instancias de organización y la vida de los
individuos. Medios entre los cuales la autentificación del uso de la
violencia en sus diferentes formas por parte del Estado, su
institucionalidad, sus fuerzas
armadas y policiales, han sido
una constante.

Terrorismo.
El terrorismo es una sucesión de
actos de violencia que se
caracteriza por inducir terror en la
población civil. Dentro de los
comportamientos forzados por la
amenaza del terrorismo en dicha población civil se incluyen la
aceptación de condiciones de muy diversa índole: políticas,
económicas, lingüísticas, de soberanía, religiosas, etc. Cuando
este tipo de estrategias es utilizado por gobiernos oficialmente
constituidos, se denomina terrorismo de Estado.

El Diccionario de la Real Academia Española define terrorismo


en su primera acepción como 'la dominación por el terror'. La
segunda acepción reza: 'sucesión de actos de violencia
ejecutados para infundir terror'. Pero es probablemente la tercera
la que recoge un significado más preciso: "Actuación criminal de
bandas organizadas, que, reiteradamente y por lo común de
modo indiscriminado, pretende crear alarma social con fines
políticos". Y recoge cuatro acepciones para la palabra "terrorista",
a saber: 'persona partidaria del terrorismo'; 'que practica actos
de terrorismo'; 'perteneciente o relativo al terrorismo'; 'dícese del
gobierno, partido, etc., que practica el terrorismo'.

Vandalismo
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El vandalismo designa la hostilidad hacia las artes, la literatura


o las propiedades ajenas, llegando al deterioro o destrucción
voluntaria de monumentos, un comportamiento que se dice
propio de los vándalos en sus ataques contra el Imperio Romano.
Este término fue probablemente utilizado por primera vez el 10
de enero de 1794 durante la Revolución Francesa por Henri
Grégoire, obispo constitucional de Blois, en un informe dirigido a
la Convención, donde utilizó esta palabra para describir ciertos
aspectos del comportamiento del ejército republicano.

A lo largo de la historia, la destrucción de monumentos de un


gobierno anterior ha sido uno de los símbolos más significativos
de la transición del poder.

El graffiti puede es considerado una forma de vandalismo,


aunque también una forma de arte, según el contenido del
graffiti y del lugar donde se hace.

Con el surgimiento y desarrollo de Internet llegaron las


modificaciones no autorizadas ni deseadas de páginas web
mediante crackeo o cracking, otra forma de vandalismo.

Narcotrafico
El narcotráfico es el comercio ilegal de narcóticos o drogas de
uso recreativo, y es una
de las actividades más
lucrativas en el mundo.

En sentido estricto, el
consumo de drogas,
bajo las distintas
modalidades (opio, morfina, cocaína, heroína, cannabis,
alucinógenos, anfetaminas, barbitúricos, etc.), es visto como un
problema de salud pública. Sin embargo, sus implicaciones son
más amplias, pues tienen que ver con las redes de poder político
y económico que se articulan en torno al tráfico ilícito, incluyendo
a las estructuras estatales y los cuerpos de seguridad, así como
la descomposición social a la que están expuestos los países
productores y consumidores.

Los estudios sobre el problema del abuso de drogas pueden


asumir una doble perspectiva. Un tipo de análisis considera que
el origen del problema está en el país importador (sobre todo
Estados Unidos y gran parte de los países europeos), pues sin la
demanda-lucro no existiría la necesidad de que otro país
produjera y exportara drogas ilícitas. Un segundo análisis hace
hincapié en que la demanda es un hecho, y que por lo tanto, son
los países productores quienes tienen la obligación - como
miembros de la comunidad internacional y como signatarios de
convenios internacionales de narcóticos - de combatir el tráfico
doméstico y la producción de enervantes.

El impacto social se refleja en un aumento de la violencia al


interior del país, que afecta a personas, patrimonios e
instituciones, generando, además, diversas prácticas de
corrupción a todos los niveles.

Frontera México-Estados Unidos La influencia de los


narcotraficantes que operan en las ciudades fronterizas entre los
dos países, las ha transformado en auténticos campos de batalla
durante los últimos años (especialmente las ciudades mexicanas
de Nuevo Laredo, Tamaulipas y Tijuana, Baja California). En estos
sitios existen redes de corrupción en los cuerpos de seguridad
tanto de México como de los Estados Unidos, que han llegado a
los más altos niveles; mientras la sensación de inseguridad entre
la población local va en aumento.

Existen medios de comunicación que dan seguimiento a los casos


de narcotráfico, como el semanario "ZETA" en la Ciudad de
Tijuana, cuyos directivos y miembros han sido víctimas de
atentados por parte de narcotraficantes, quienes han dado
muerte a algunos de ellos.
En Nuevo Laredo las instalaciones del diario local "El Mañana"
han sufrido atentados por parte de los grupos de narcotraficantes
locales, conocidos como "Los Zetas", un comando especial de ex-
militares al servicio de narcotraficantes, quienes entre otras
cosas, mantienen actualmente amenazados a reporteros locales
para que eviten publicar cualquier información vinculada con sus
acciones.

Violencia contra la mujer


• Una de cada cuatro mujeres han sido violadas en algún
momento de su vida en todo el mundo.
• Las mutilaciones genitales son bastante comunes en
algunas culturas.
• Los mal llamados crímenes pasionales o violencia doméstica
que por lo general sufren las mujeres en manos de sus
maridos.

El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia


contra la Mujer fue
decretado por la Asamblea
General de las Naciones
Unidas en su Resolución
50/134 el 17 de diciembre
de 1999. La propuesta la
realizó la República
Dominicana con el apoyo
de 60 países más para
celebrarlo todos los años el
25 de noviembre. El motivo
que llevó a este país a solicitar este día fue por el macabro
asesinato de las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal
un 25 de noviembre de 1960 en manos del dictador dominicano
Rafael Leonidas Trujillo. Los activistas por los Derechos de la
Mujer lo llevaban celebrando desde 1981.

Concepción del machismo

El machismo es una forma de vida comprendida dentro de la


dominación varonil donde se cumplen a cabalidad los roles
familiares, especialmente los de jerarquización.
El machismo establece dentro de su jerarquización el trabajo más
reconocido para los hombres. Esto es parte de la protección,
muchos autores del romanticismo dieron clara expresión de esto
en sus cuentos y poemas, es una forma de protección
evolucionada, ya no es la protección cavernícola de antaño.
(dentro de esta protección no hubo una discriminación como se
pretende hacer ver, simplemente que con el pasar del tiempo y el
desarrollo de los derechos, la humanidad en si, logro comprender
la igualdad entre generos)

El machismo como concepto ha sido interpretado como violento.


Muchos movimientos contrarios al machismo alegan que
propugna la violencia contra las mujeres mientras que opiniones
contrarias aducen que este no puede incitar la violencia ya que
defiende la sobreprotección de la mujer. Sin embargo, el
machismo es considerado como una forma de violencia no fisica,
sino psicologica, siendo esta forma de expresión protectora una
discriminación, ya que se ven subestimadas las capacidades de
las mujeres alegando una mayor debilidad.

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