16copias Teórico: N° 25 – 21 de junio de 2007 Teórico Tema: El Villorio, de William Faulkner
Hola, buenas tardes.
Hoy terminamos con El villorio y se termina la cursada. Estábamos hablando de Ratliff y de su oposición con Flem; con las dos posiciones frente a la vida y el comercio. Hay tres momentos de ataque entre uno y otro. En el primero, que tiene que ver con un negocio con las cabras, se hace una metáfora con Flem como cabra en el sentido de que se come todo. Las cabras cuando llegan no dejan nada, es un animal que acaba con todo. Esa vez gana Ratliff. En la segunda vez que es la de los caballos manchados quedan hechos, en el sentido de que Ratliff, personalmente, no pierde, pierde el pueblo. La tercera vez, donde está el tesoro en la casa gótica, pierde totalmente. Pone dinero incluso y lo pierde. De las tres veces, la última deja a Flem como ganador y listo para ir a atacar la ciudad que es el segundo tomo de la trilogía. Recuerden que la historia cierra pero no totalmente porque es una trilogía. Los otros dos tomos se llaman En la ciudad y La mansión, la última parte, en donde se da la muerte de Flem. Se pueden leer por separado pero creo que uno entiende mejor La mansión si se lee el primer tomo. Quien lo mata es Mink. Cuando Mink sale de la calle y va a buscar a su pariente, que no lo ayudó, lo mata. Hay una especie de “justicia poética”. Aparecen otros oponentes a Flem que son como Ratliff, pero no lo pueden detener. Lo cual, desde la interpretación histórica que hace Faulkner, tiene sentido. Para él lo que representa Flem, el cambio en el Sur en cuanto al modo de ver las cosas que trajo el Norte (el individualismo exacerbado, el deseo de hacer dinero, etc.), triunfó. Flem es imparable y todos los que lo enfrentan van a terminar muy mal. Es la visión negativa de Faulkner para quien, muy claramente, todo pasado fue mejor. La visión típica de Faulkner que Ratliff representa tiene que ver con el amor a la tierra, en este caso con la tierra alrededor de La curva del francés; este pueblucho pequeño. Ratliff ve a este pueblito como un pueblo bello y fértil que, finalmente, es descrito como un desierto cuando Flem triunfa. Se puede contrastar la primera descripción que se hace del pueblo y la última, después que vienen los caballos, que son un veneno o una infección y van a ver que los críticos que hablan de esto, desde un punto de vista mitológico (que usan La rama dorada de Frazer, el rey pescador y todo lo típico de Eliot), dicen que la segunda descripción es la de un waste land, lo mismo que el título de la poesía de Eliot. En la segunda descripción es un páramo, algo que ha perdido toda su fertilidad y belleza. Por otra parte, simbólicamente, es el Sur cuando se impone la visión de Flem. Se convierte en un páramo, en un horror, en algo decadente. En esta tierra de Faulkner, voy a dar ejemplos de esto, hay como una identificación espacio-tiempo, típica de Faulkner, en la cual la tierra bella es el pasado. Esa tierra con magnolias, plantas y fertilidad, es del pasado. En un momento dado, están hablando de Houston, el hombre al que va a matar Mink, y de cómo se fue de su pueblo y luego volvió. Es uno de estos hombres que fue y volvió. Dice: “Huyo de La curva del francés; no de su pasado sino para escapar a su futuro”. Esto es muy de Faulkner: el futuro es algo de lo cual hay que escapar porque es la decadencia, la desgracia y el desastre. Obviamente, no sólo Houston; todo el pueblo tendría que escapar de este futuro porque el futuro es Flem. Flem es esta cosa imparable, horrible, que va a terminar enloqueciendo a todo el mundo. Otro momento en que tiempo y espacio se mezclan y la naturaleza es el pasado, es el momento en que Minck mata a Houston. Minck mata a Houston de un disparo y luego tiene que ocultar el cadáver. Ocultar el cadáver es una repetición de Mientras agonizo. No le sale nada bien. Es muy escatológico; se la pasa arrastrando el cadáver por el bosque y no sabe dónde lo va a dejar. Todo le está en contra. Houston, cuando es asesinado, está con un perro y el perro aúlla. Minck lo quiere matar porque si aúlla alguien se puede dar cuenta y no lo puede matar porque es de noche y el perro parece inmortal. Le parece que lo mató pero el perro vuelve; se calla un rato y vuelve otra vez. Hay una serie de cuestiones naturales que le impiden resolver el problema del espacio del cuerpo, dónde poner el cuerpo. Finalmente encuentra un tronco vacío que está podrido y lo quiere meter ahí. No puede, se le cae, se le engancha hacia adentro pero del pantalón. Todos esos son momentos en que la naturaleza actúa contra él, que es un Snopes. Constantemente tiene problemas de este tipo; tiene problemas con el bosque, con el río, con el perro y, finalmente, él se va. Dejó el cuerpo ahí, en medio de la nada. Entonces, cuando aparece el pariente le dice que tenía cincuenta dólares y lo tiene que ir a buscar. Lo que le pasa ahora es que no encuentra el árbol. La naturaleza le esconde ese lugar que él creía saber con seguridad cuál era. Todo esto tiene que ver con cómo la naturaleza pelea contra los Snopes. Termina ganando los Snopes, pero la naturaleza pelea contra eso y durante la descripción hay una sensación de que el tiempo no puede avanzar. Minck quiere que sea de mañana, que ya haya terminado todo eso, pero la noche no termina más. Primero no puede esconder el cadáver, después no puede encontrar el tronco. Es una especie de pesadilla tiempo-espacio, una deformación tiempo-espacio. Al final cuando Henry, el que se vuelve loco, y Ratliff están cavando alrededor de la casa donde supuestamente está el tesoro, hay un viejo confederado que está descripto como un sabio, por lo cual hay que tenerle respeto, y que todo lo que dice es correcto. Les dice Ratliff y a Henry, sobre todo a Henry, que lo que uno le da a la tierra, el tesoro, la tierra lo va a mantener hasta que esté listo para revelarla. Es decir, es inútil que caves porque no te lo va a dar. La locura final de este personaje que está cavando desesperadamente para encontrar un tesoro que no va a encontrar, tiene que ver con el tiempo. Se lo describe a Henry como una persona que ya no tiene límite temporal. Él va a encontrar el tesoro en algún momento; va a cavar toda la vida si es necesario porque ha enloquecido completamente. No se va a dar por vencido. De nuevo, lo gótico tiene que ver con que el tiempo y el espacio están muy mezclados y es muy problemático. La temática general es que Flem tiene una manera de ver el mundo materialista e individualista que corrompe al pueblo. El dinero como corruptor está visto desde la primera escena a la última. En la primera escena en que aparece la casa gótica, la típica casa antigua medio abandonada, aparece Will Barner, el anterior dueño del pueblo, que se está hamacando en una silla al borde de la casa. Le dice lo siguiente a Ratliff: “Estoy tratando de descubrir qué sentía el tonto que estaba acá y por qué necesitaba todo eso”. Es decir, por qué necesitaba esa plantación, ese lujo. Él está tratando de entender por qué ese francés, lo francés siempre es corrupto en Faulkner, necesitaba todo eso (la mansión, etc.). Obviamente, Flem es igual que el francés y necesita todo eso. Es más, no le es suficiente. Esa necesidad es la infección que trae el dinero y el poder y de la que después se habla cuando traen los caballos y es la enfermedad que contagia a todo el pueblo. La idea de infección trae de nuevo la relación entre ese lugar y un cuerpo orgánico vivo que se infecta. El libro está lleno de metáforas al respecto y esa infección fue traída por Flem, no vino sola. En un momento dado se dice, ésta es la sentencia final en cierto sentido de Faulkner ya que es lo que cree sobre el Sur, que no hay ninguna cura para esa enfermedad texana que trajo Flem (la enfermedad texana son los caballos texanos). El pueblo está infectado, ya está, y esto tiene que ver con la Caída: no se puede volver atrás, no se puede regresar a la inocencia. Esta infección tiene que ver con un estado mental y por eso el libro termina con Henry cavando como loco para encontrar ese tesoro que nunca va a hallar. La descripción de la locura de Henry tiene que ver con lo monstruoso, lo inhumano y lo maquínico. Para Faulkner todo lo que es maquínico y automático, todo lo que es “progreso”, es algo negativo que tiene que ver con la locura. Lo describe y dice: “Henry cavaba con la regularidad de un juguete mecánico y con algo monstruoso en su esfuerzo constante, como si el juguete fuera demasiado liviano para lo que tenía que hacer”. Está completamente loco y lo único que hace es cavar. Ya no es una persona. Esto es una metáfora de la necesidad de dinero y de la vida que hace Flem. Flem también es como una máquina y es inhumano, Faulkner deshumaniza a Flem y lo convierte en una cosa, en un traje, en una corbata y en una ropa sucia (siempre está manchado y sucio). Así se describe esta locura al final: “Miren lo que el dinero que un hombre todavía no tiene puede hacer”. Él ni siquiera tiene ese dinero y no lo va a tener. Ese dinero imaginario es suficiente para arruinar a un hombre y convertirlo en una máquina. Esto es la decadencia del Sur; decadencia que también está en Jason de El sonido y la furia y en el padre de Mientras yo agonizo, dado que le roba a la hija. Esto tiene que ver con reemplazar eso nuevo, la decadencia, por lo viejo que era mejor y que es la fertilidad, la belleza. Eso, en este libro, Faulkner lo desarrolla en un relato que aparece al principio donde los Snopes reemplazan al herrero que tiene el pueblo, un buen herrero que conoce su oficio, por un Snopes que no sabe nada. Lo echan al herrero y ponen a éste que lo primero que hace es lastimar tres o cuatro caballos al herrarlos. Les pone tan mal las herraduras que deja cojos a los caballos y después hay que matarlos. Esa idea de reemplazar lo viejo por lo nuevo es defendida por ellos y dicen lo siguiente: “Bueno, señores. Fuera lo viejo y adelante lo nuevo! La competencia es la vida del comercio”. Esto lo dice un Snopes y en esa competencia gana el nuevo, el que se quedó, pero no sabe nada. No tiene ningún conocimiento y piensa que va a aprender, mientras tanto va arruinando a los caballos. A esto vamos a volver porque quiero hablar sobre la idea de consumismo que hay que tiene que ver con el relato sobre los caballos manchados que compran y que yo, probablemente, hubiera comprado porque los caballos son descriptos como muy bonitos. Antes que eso quisiera hablar de las mujeres en el libro porque la visión de las mujeres es importante, aunque sigue siendo muy sexista. Como es una visión compleja, aunque a mí me parezca errónea, es interesante lo que él cree de las mujeres. La primera mujer es Eula Barner. Tiene un libro entero dedicado a ella que se llama “Eula”. Es claramente un símbolo, no un personaje psicológicamente creíble, y tiene una serie de características muy inhumanas, así como Flem. La diferencia es que a pesar de que son muy inhumanas y sexistas hay un signo positivo en Eula. En la oposición binaria tenemos a Eula por un lado como positiva y Flem por el otro como negativo. Por eso es tan simbólica que a Eula la agarren de los pelos y la cacen; no es que ella elige. Darle esto es un sacrificio. Darle a Eula a Flem que es impotente, feo y corrupto es una especie de sacrificio. Es como entregar la Musa de ese lugar a alguien que es inhumano pero cuya inhumanidad, aparte, presenta signos negativos. Estas características inhumanas, simbólicamente, están todo el tiempo relacionadas con los dioses griegos. Todo el tiempo se dice que es Venus, Afrodita, Juno (la diosa de la fertilidad). Se la carga de inhumanidad perocon la idea de divinizarla. Estas características me parecen sexistas pero la hacen francamente inolvidable. La primera característica de ella es la pasividad. Ella no hace nada, ni moverse; le basta con ser y o necesita ninguna otra cosa. Un ejemplo esta en la historia con el maestro Labove. Su apellido suena a Love y está descrito como un sátiro, se dice en un momento que tiene pelos en los pies. Es una especie de fauno en celo. Cuando Eula está en la escuela se dice lo siguiente: “No solamente Eula no iba a estudiar, sino que no había nada en los libros, ni ahí ni en ninguna otra parte, que ella pudiera necesitar saber. Ella había nacido completamente equipada”. Eula es un cuerpo; uno tiende a pensar que, como no se nueve, es gorda y ni siquiera tiene postura. Ella está tirada en un banco, sentada delante del maestro que no puede dar clase, pero no importa porque lo único que necesita es ser. Otro ejemplo es cuando la presentan, al principio del libro II, donde se dice que ella era “incorregiblemente holgazana. Simplemente no se movía por propia voluntad, excepto para ir a la mesa (a comer) o a la cama”. Para que vaya a la escuela, el hermano le tiene que prometer que la va a llevar en el carro porque no quiere caminar las tres cuadras que hay hasta el colegio. No quiere moverse un solo paso. Sólo come y se acuesta, sólo satisface las necesidades del cuerpo. No tiene ninguna necesidad intelectual, lo cual es muy sexista. Luego explica por qué no se mueve. Esta visión de por qué no se mueve tiene bastante que ver con lo que plantea Sartre. Sartre dijo que en Faulkner no hay futuro, no hay progresión. La descripción de Eula tiene mucho que ver con esta visión. Dice: “No había ningún lugar al que ella quisiera ir; nada nuevo ni novedoso al final de ninguna progresión”: para qué va a ir hasta tal lado si no hay nada novedoso para ver en ningún lado: podría ser un árbol que plantaron. Con esa pasividad le es suficiente; ella es una especie de fuerza imposible de resistir, excepto para Flem. Esto es así porque Flem también es un Dios (negativo pero es un Dios). Flem la resiste porque no puede sentir pasión por nada, ni siquiera por Eula que es la pasión total. Esa pasividad que es una fuerza inmensa, capaz de volver loco al maestro que intenta violarla (Eula es chica y no entiende lo que está pasando), que el maestro no puede resistir (no puede violarla pero lo intenta), así y todo, por la manera en que está descripto, uno siente lástima por el maestro. No lo puede evitar; él está atraído por Eula como si fuera una corriente que lo arrastra. Eula es absolutamente irresistible. Cuando tenga un hijo, lo tiene con uno que luego se va y no con Flem que es impotente, ese otro va a estar descripto como el principio de la masculinidad. Con el maestro no quiere y cuando quiera con otro lo va a hacer porque ella está más allá de cualquier matrimonio. A la familia sí le interesa, pero a ella no le importa quedar embarazada o no. Lo que quiere es atraer hombres Esa pasividad, entonces, es lo que la va a condenar y aquí está la complejidad porque, por un lado, las mujeres son irresistibles; el hombre no puede hacer nada y la mujer está equipada desde que nació para eso lo aplasta, lo maneja y manipula. Pero, por otro, la mujer termina siendo víctima. Cuando queda embarazada, el hermano y el padre la casan con el peor que uno puede imaginar que es Flem. Dice: “Y así, un día la metieron en sus ropas de domingo, la llevaron a la ciudad y la casaron con él”. No hay ninguna voluntad por parte de ella. Como hay que tapar el problema de que ella está embarazada Flem se aprovecha. Acepta eso porque lo convierte en socio de Burner y en dueño del pueblo. Es decir, la usa, no es que la quiera. Por eso yo protesto contra la película de la que habla Armando porque ahí hay un amor, aparte Flem es Paul Newman. Flem tiene que ser alguien feo, chiquito, esmirriado, desagradable. Para el Puritanismo, la mujer es una tentadora y esta mujer es una diosa pagana y ese paganismo es muy visible. Hay una contraposición: aparece el típico planteo machista de que la mujer es más poderosa que el hombre y Eula los vuelve locos a todos. Pero a ella por poco la venden y la entregan al primero que viene que es justo el que no debería. Después va a volver a pasar; en el segundo tomo, en En la ciudad, ella tiene un amorío. El marido es impotente y ella es Venus; tiene un amorío, lo cual es obvio, y de nuevo pasa lo mismo: la sacrificada es ella y el otro, cuando ve que la cosa se pone mal, se va y la deja de nuevo con Flem. Hay una duplicidad; por un lado, Faulkner les da mucho poder. La mujer tiene el misterio de la maternidad, el hombre no puede dar vida. Esto les da poder a las mujeres pero a su vez las convierte en víctimas. Si ella no se queda embarazada no se tiene que casar con Flem. El hermano quiere tapar la cuestión institucional y de honra, no la pueden tener acá embarazada y el que aparece, porque es rápido como la luz, es Flem. Pero a mí me fascina esa duplicidad. Obviamente, el casamiento de Eula, a nivel simbólico, es el sacrificio del pueblo. Es el momento en que el pueblo pone toda esa naturaleza, que él describe una semilla del Olimpo que había nacido en ese pueblito, a disposición de un dios al que no se la deberían entregar. Después de esto viene la descripción del pueblo como páramo y tierra yerma porque simbólicamente le sacaron lo único que tenía. Terminemos con Eula porque quiero volver al episodio de Labove que está en el medio de lo de Eula. Labove es el primer hombre que pierde la cabeza por ella e intenta violarla pero no puede. El tono del libro, que es una mezcla, en donde hay partes de amor cortés y partes de poesía, de grotesco, de escatológico, lo cual es muy típico del siglo XX, algo muy experimental, aunque creo que lo experimental en este libro no pasa por el punto de vista sino por el tono (es lo que afirma toda la crítica), está dicho en el texto. No está dicho como lo hacen los postmodernos, autoreferencialmente, pero uno lo puede leer así en un momento dado donde él describe cómo en la escuela adonde ella va (la típica escuela puritana con reglas y con una idea del trabajo) cae esta persona que es absolutamente pagana. Eula es una nota que no pega con el resto de la escuela. Dice: “En el medio de esa habitación con poco calor, dedicada al funcionamiento rígido de la educación primaria protestante, entró una ráfaga húmeda de viento licoroso de primavera”. Es una ráfaga pagana que tiene que ver con lo que él llama “el útero supremo primario” que es esta mujer. Ayer tenía once años y ahora se desarrolló, parece que tiene veinte años pero tiene catorce o quince, y de golpe entra eso. Hay un contraste en la escuela entre el funcionamiento protestante y esta ráfaga pagana de algo húmedo y seco que es Eula. Esa mezcla es la que él, después, busca en el tono. Para comparar, se puede pensar en la mezcla que se da en una obra teatral de O’Neill que se llama El luto le sienta a Electra, donde hay una contraposición entre la represión sexual protestante y la idea del sexo que hay en la Polinesia. Los personajes viajan a la Polinesia y, a la vuelta, en vez de estar vestidos con las polleras largas y negras vienen con polleras verdes y cortitas. Cambiaron completamente. O’Neill es más abierto para hablar de esto pero Faulkner está diciendo lo mismo. En una sola oración dice esto: “Había una superposición de religiosidad protestante y excitación sexual”. Dos cosas que no pueden estar juntas. Eula es pura excitación. Eula no se produce, para hablar modernamente, porque no lo necesita. Y, en un momento, se describe esa fuerza que ella tenía: “ella era el punto alrededor de la cual giraban los hombres del pueblo”. “Ella era la reina, la matriz”. Es como la abeja reina, alrededor de la cual giran los zánganos, o la matriz, la maternidad. Va a tener una hija que aparece como hija de Flem pero no lo es. Aparece en los otros dos tomos y es mucho más simpático, como personaje, que ella porque es más humana. Se llama Linda pero no lo es. Hay algo que define lo sexista de esta posición. Dice que Eula: “no necesita la larga suma de pensamiento y sufrimiento humano que se llama conocimiento, educación y sabiduría”. Ni siquiera sabe escribir y no importa, se las arregla muy bien. Ella no necesita de ese conocimiento porque es otra cosa. Labove (el maestro que cae en desgracia después del intento de violación, tiene que dejar la escuela, aunque no pueda evitarlo porque es un fauno o un sátiro) es el único que ve lo que le va a pasar a Eula antes de que le pase. Para hacer esta predicción, Faulkner de nuevo usa el mito griego en su sentido más básico, digamos. Hasta ahora usó el mito de la relación, quizás, entre Venus y Vulcano, más allá de que estuviera enamorada de Marte. Dice: “Él sabía que el Vulcano inválido para esa Venus que no la poseería, solamente sería su dueño (está describiendo a Flem pero no lo conoce todavía) por la única fuerza que daba el poder, el poder muerto del dinero”. La única razón por la que la van a entregar a ese Vulcano, esa invalidez que se debe leer como impotencia, es por el dinero. El poder muerto que es el dinero (Flem) va a poseer a esta persona que es como el principio de la vida, la maternidad, el sexo, la pasión, la atracción. Pasemos a ver la parte de Labove. La historia de Labove y Eula se puede leer como un relato aparte, la novela tiene otros momentos así. Lo primero que se puede decir es lo que dice Magny que hace Faulkner. Faulkner empieza a contar y dice que se volvió una diosa de un día para otro, volvió a la casa un día y ya era una mujer. Por otra parte, a los dos meses el maestro se va. Se cierra la escuela hasta que consiguen otro maestro porque no tienen otro. Primero dice el final, Labove se va y uno entiende que esto tiene que ver con Eula pero no lo dijo todavía. Luego de que dijo el final se pasa las siguientes seis o siete páginas contando por qué se va Labove que es esta atracción que no puede frenar y este intento de violación que no se lleva a cabo porque ella se defiende y lo golpea. Ella es muy fuerte y si no quiere nada puede suceder. Labove, en el fondo, está pintado como alguien muy honorable que no puede resistirse a este deseo. Ella no tiene nada que ver con él. Él trata de violarla y después se sienta a esperar que el hermano de ella venga a matarlo porque piensa que le va a contar a este hermano. A las cuatro o cinco horas viene el hermano y lo saluda, con lo que se da cuenta que para ella no pasó nada. Ella se defendió pero no le dio ninguna importancia. Es tal el dolor, lo cual es muy masculino, al pensar que ni siquiera le tocó la superficie que se va. Se va porque no puede tolerar que a ella no le importe. Todo esa escena e violación inconclusa no sirvió para nada porque la chica ni se lo contó al hermano, para ella no ocurrió nada. Eso es algo que él, en su masculinidad, no puede tolerar. Fracasó rotundamente: no lo logró y a ella ni le importó el intento. Faulkner lo plantea así: él no logró imponerse y no le hizo absolutamente nada. Por otra parte, algo muy interesante en la historia es la clase social de la que se ocupa en este libro y en Mientras agonizó que es la clase de los blancos pobres, de los granjeros. No son white trash porque tienen granjas pero son bien pobres. Y lo interesante es cómo consideran el estudio y la universidad. Esto tiene que ver con la concepción de trabajo de los puritanos. Labove pertenece a esa clase y los padres deciden que vaya a la universidad. Para poder ir la vuelta que le encuentran es que él es bueno jugando al fútbol americano y entonces le dan una beca por eso. Él odia el fútbol americano. Le parece absurdo pero así puede conseguir que le den la beca. Así llega a ser maestro pero siente que sus padres no aprecian lo que él hace porque no es trabajo. No el trabajo es trabajo físico, producir con la tierra. Él dice “Aunque la designación de profesor era una distinción, era una distinción para mujeres”. Para el padre que Labove sea maestro no es una distinción porque es algo propio de las mujeres. Nosotros somos granjeros que trabajamos con las manos y eso está muy claro. Lo mismo pasa con la idea del título. Le dan el título, el documento, y dice: “Entonces un día se puso de pie con la ropa alquilada, entre otros, y recibió un papiro enrollado que no era más grande que el calendario y que, sin embargo, todo el calendario contenía tres años”. Son los tres años de carrera. Lo que dice es que es absurdo que los tres años de esfuerzo se resuman en ese papel. Ese papel contiene tres años de su vida y lo plantea como algo absurdo. Hay una visión bastante real, por lo menos en ese momento y para el Sur, de no apreciar esto como un avance: que aquél que viene de las clases bajas puede entrar en la universidad y hacer una carrera corta. El padre no aprecia esto. Su historia es muy desdichada. Ahora me interesa hablar de un cuento en particular que se llama “Los caballos manchados” (Spoted Horses) o pintos. Estos caballos son muy atractivos a la vista porque el suyo no es un caballo común. Este episodio, leído desde ahora, es una forma muy interesante de hablar del consumismo y de ciertas técnicas de venta porque se habla de publicidad, aunque no se usa esta palabra. No se habla de publicidad porque esto ocurre en los años ’30. Recuerden que la novela está fechada y que se habla de la caída de la Bolsa como algo que ocurrió el año pasado. Así que es 1930. No hay, entonces, esa idea de la publicidad pero lo que pasa es publicidad. Es técnica de ventas y es tentación de comprar algo que no sirve para nada. Lo que describe es una manipulación que Flem hace con el pueblo pero no por obra de su propia persona. Muy inteligentemente manda a otro que es este texano que trae los caballos. Él nunca está presente mientras el texano los vende, pero después el texano dice que le deja la plata a Flem. Así que esto es algo que Flem planificó, pagó y organizó. Lo que consigue el texano es que el pueblo pague por algo que lo va a destruir por completo. No sólo no lo necesita ni lo puede usar, sino que también le va a hacer daño. Es más o menos como vender cigarrillos o drogas. Hay varios episodios en el relato que tienen que ver con las tácticas de venta del texano. La idea es que hay un vendedor que es el texano y un empresario que está detrás del texano (todo el tiempo se preguntan si esto es de Flem y así es). Flem no aparece hasta que está la venta hecha, el trabajo sucio. Hay un vendedor, varios objetos (estos caballos) y son descriptos de un modo magistral. Son muy impresionantes las comparaciones que usa para describirlos. En un momento dado, Ratliff dice que comparar ese caballo es como comprar una víbora de cascabel. Constantemente se dan este tipo de comparaciones. Entonces, hay un vendedor, un objeto, observadores de esta venta que no intervienen, que no van a comprar porque esto es un remate. Es un remate de ganado y en estas circunstancias se arma un picadero donde están los caballos y se remata a los animales. Una de las cosas más interesantes del episodio es que estos observadores también salen heridos. Esta gente que no interviene y no se deja tentar, que no pone dinero, también va a ser herida por el consumismo que lastima a todo el mundo. El consumismo no sólo lastima a quien compra. La cuestión es general y tiene que ver con esta cuestión que es “la enfermedad texana” como se dice después. No hay cura para la enfermedad texana que son los caballos. Luego están los que van a comprar que son los campesinos del cual el gran ejemplo es el que después se vuelve loco y la mujer porque sólo tienen cinco dólares y se lo van a gastar en esto. Tiene ese dinero para comprarles a sus chicos zapatos para el invierno y se lo van a gastar en los caballos que no sirven para nada. Finalmente está Ratliff y la mujer de Amsted que tratan de parar la cosa. Son observadores y tratan de evitar que la gente compre los caballos. Pero no pueden. Es imposible parar esto y ellos pierden. Por supuesto, Flem está pero in absentia. El proceso de toda la venta gira alrededor de la descripción del objeto, de los caballos pintos. Lo primero que hace, en la descripción, es convertirlos en un objeto único. Están en un rincón del corral y los describe como si fueran un monstruo de muchas cabezas. No varios caballos sino como si fuera un solo animal rarísimo que tiene muchas cabezas y muchas patas y es completamente salvaje. Esto tiene que ver con que, después, los va a convertir en una infección. Cuando los describe como una sola cosa parece una bacteria. Dice: “Eran un remolino caleidoscópico de largos dientes, ojos salvajes y pies filosos”. Todos es agresivo (dientes largos, ojos salvajes y patas filosas porque pueden matar). Son todo agresión, no dice nada agradable al respecto. Los convierte en un solo objeto completamente agresivo. Una de las tácticas del vendedor es que él los va a vender pero no pueden ir a buscarlos al corral hasta que todos estén vendidos porque es imposible separar un caballo de ese grupo. Cuando tratan de hacerlo los caballos les hacen de todo. La segunda forma de descripción de Faulkner es que los convierte en amenazas cada vez que describe el tratamiento que el texano tiene con los caballos. El texano sabe manejar a los caballos, sabe cómo acercarse a ellos, pero la forma en que lo hace es absolutamente violenta. Los lastima y es una escena muy violenta. Es, más o menos, como domar un tigre por la forma en que describe todo esto. La tercera forma es cuando los convierte en una infección. Ahí directamente se convierten en un símbolo del virus del consumismo en el pueblo. La última forma, la cuarta, es con qué los compara. Esto lo hacen distintas personas y sobre todo Ratliff. Los comparan con un tigre, con una víbora de cascabel, con una tortuga carnívora (snapturttle), y si no lo llaman “cosas” o “criaturas”. Son criaturas salvajes, se e los compara con algo salvaje. Una vez que establece qué esto es lo que el texano quiere vender y uno se pregunta quién va a comprar esto. Lo puede comprar el dueño de un circo, pero esta gente que lo quiere para trabajar para qué. En toda la novela los caballos son importantes y tienen que ver con el engaño en el comercio. Primero, con Abbey Stumper, después de esto y después hay otro problema con un caballo. Los caballos es algo que hay que tener pero con los cuales es fácil engañar. Acá lo más inteligente, para mí, del episodio, si lo quieren leer como consumismo, es que desde el principio se ve que estos caballos son imposibles, no hay engaño. Sin embargo los vende. Todas las veces anteriores hay un ocultamiento. Hay un tipo que pinta el caballo, otro lo infla, otro le da un alimento que parece bárbaro y dos días después es un saco de huesos, etc. Pero acá no hay ocultamiento, se nota que son salvajes pero los vende a todos. Las técnicas tienen que ver con un mecanismo de tentación en el pueblo. Todos los campesinos que van a comprar están tentados por estos caballos y nada detiene eso. Por un lado están las técnicas del vendedor y por otro lado hay algo en el pueblo que hace que los compren. Los campesinos se repiten a sí mismos que ellos ya vieron caballos como esos y que eran buenos. Eso lo dicen diez veces: no sé quien se compró caballos texanos muy parecidos y les resultaron muy bien, que los tuvo arando durante treinta años y les resultó. Se lo repiten unos a otros para discutirle a Ratliff o a la mujer de Ansted que dicen que no porque son salvajes y ellos les dicen que son buenos. Esto no tiene que ver con los mecanismos del vendedor sino con quien compra que se quiere convencer de que esos caballos le convienen y los tiene que comprar. Las tácticas del vendedor texano son las siguientes. Primero niega que son salvajes. Cómo lo hace; primero hace que una persona del pueblo les dé de comer mientras están encerrados en un lugar pequeño en donde no se pueden mover y después, cuando le dice que son salvajes, le contesta que usted mismo los alimentó y vio que eran mansos. Es decir, los tenía dominados cuando se los mostró. Hace que los propios campesinos sean testigos de que los caballos no son tan salvajes como parecen. Segundo, esto es muy propio de la publicidad, convierte en positivo lo negativo. Dice que son salvajes pero no porque sean jamelgos sino porque tienen sangre, alegría y ganas de vivir; son rápidos, se mueven muy bien. Todo lo que es negativo, no lo pueden ni tocar al caballo, lo plantea como positivo. Estos caballos son extraordinarios porque tienen mucha vivacidad. En un momento dado dice “Yo estoy vendiendo dinamita pura”, pero lo dice en el buen sentido, aunque en realidad está diciendo que les van a estallar en sus propias manos. No importa, lo pone como positivo. Tercero, lo cual es esencial para el engaño, los describe físicamente pero nunca habla de cómo dominarlos o no. Los describe por fuera. Finalmente, cuando nada de esto le funciona, como nadie pone el dinero y no puede comenzar el remate, le regala uno a un campesino y plantea que el primero se lo regala y el segundo se lo vende. Dice: “Si usted hace la primera oferta... No digo que lo compre”. Es decir, al primero que le compre un caballo yo le regalo otro. Después de eso todos compran. La última táctica es para no hacer evidente que no se puede domar a los caballos. Para esto les prohibe que los busquen hasta que no terminé el remate. Vende todo y después se va. Por supuesto que lo que pasa es que nadie puede agarrar a ningún caballo. Son caballos que terminan sueltos y hieren a bastante gente. Estas técnicas están contra el intento de la mujer de Amsted y de Ratliff de detener esto, de que no compren. Ratliff, en un momento dado, se da por vencido. Cuando ve que la cosa ya va y la gente compra, se va del remate y no quiere saber más nada. La mujer no. Lo que dice es que yo no sé, lo dice varias veces, si ustedes se los quieren comprar pero yo preferiría comprarme un tigre o una víbora de cascabel. Pide que no compren pero no hay forma de parar este asunto. La mujer lo que quiere es impedir que su marido compre. El marido termina comprando dos por el precio de uno. En el caso de la mujer de Amsted la táctica es distinta: lo que ella hace, acá me parece que el papel de la mujer es importante, es poner frente a la tentación del consumo que trae el texano, este objeto lindo que parece que va a ser útil pero que no sirve para nada, la realidad práctica. Para Faulkner las mujeres siempre han sido prácticas. Ella le dice que tienen cinco dólares y es lo único que tenemos. Los ahorré yo, lavando ropa el fin de semana, para comprarle zapatos a los chicos para el invierno. No compres el caballo. No lo puede detener y él compra el caballo. Ella pone una serie de cuestiones prácticas por delante. No le importa si el caballo sirve o no, no pueden gastar esos cinco dólares. Es la que después es capaz de ir a pedirle los cinco dólares primero al texano y luego a Flem, quien no se los da. Las defensas contra el consumismo, por un lado, tienen que ver con la practicidad, la realidad, que es lo que plantea la mujer. Por otro, con descubrir el engaño. Ratliff no habla de practicidad, dice no los compres porque no sirven para nada. Habla de no dejarse deslumbrar por los caballos. El episodio es largo, son bastante páginas, y es un episodio sobre consumismo y tentación y la manera en que esto se convierte en una especie de infección para todo el mundo. Lo más inteligente de todo el episodio, aparte de la descripción, es que gente que no compró, que ni siquiera estaba en el remate porque se encontraban en el puente, termina lastimada por esos caballos. Alguien venía para el pueblo y un caballo que se escapó lo lastima, le parte el carro a la mitad, le rompe la pierna. La mujer quiere hacerle un juicio a Flem y contra el texano por esto. Los caballos van a estar dando vueltas por ahí y haciendo desastres en las tierras. En realidad, matan y molestan a todo el mundo y no sólo a los que los compraron. Es una infección que se expande. En ese sentido, lo que hace Faulkner es mostrar un futuro del Sur relacionado con este consumismo, representado por Flem que significa comprar cosas inútiles y esforzarse por cosas inútiles. Ratliff, hay que tenerlo en cuenta, que tanto estaba en contra de comprar los caballos termina comprando la casa esa porque cree que el tesoro está ahí. También eso es inútil. Lo gótico de la casa también tiene que ver con lo monstruoso de los caballos. Esa casa gótico-monstruosa que tiene como un espíritu del mal adentro me la compro con espíritu y todo y le pago a la persona que me la vende. Los caballos son exactamente lo mismo. Es la idea de comprar algo que no sólo no necesito sino que, además, me va a hacer mal. Eso es algo que Flem hace por deseo de dinero. Por eso esa frase de miren lo que el dinero que todavía no tiene le puede hacer a un hombre, que ya lo enloqueció, tiene que ver con la idea del dinero como corruptor de la sociedad. El dinero puede deshacer una comunidad completa y sacrificar lo que esa comunidad tenía de sagrado que, simbólicamente, sería Eula. Es decir, sacrificarla a eso, al dinero, porque Flem es el dinero. Las derrotas del pueblo son tres o cuatro. Una es Ratliff. Ratliff tiene algo medio heroico en cuanto a que puso el dinero, esa persona lo engañó, y cuando se da cuenta de que no va a encontrar nunca el tesoro, se retira y se va. Se terminó la historia, se lo toma bien. Además de Ratliff (que es lo de menos porque lo único que pierde es dinero y toda la novela habla de que el dinero no es nada y de que no debería significar nada, igual que los títulos), Henry está loco quien no pierde dinero sino su vida, al dedicarla a cavar para encontrar dinero. Henry se convierte en una especie de Flem pero loco y no exitoso. Él es un derrotado y también su mujer que es, quizás, la más derrotada porque le sigue trayendo comida mientras él cava. Ella sabe que Henry está loco y que nunca va a encontrar algo, pero le sigue trayendo la comida como si eso fuera un trabajo. El dinero, desde el punto de vista puritano de Faulkner, ha convertido el trabajo, quizás lo más valioso para los protestantes, en una locura total, ese trabajo no sirve para nada. El trabajo se convierte en uno de esos castigos griegos en donde hay que levantar una piedra que siempre se me cae. El trabajo se ha degradado y se convirtió en locura y ése es el estado que, para Faulkner, tiene el Sur postcaída, luego de entrar en el consumismo y en lo que Flem significa. Flem es un sureño, no un norteño, pero es el símbolo de lo que el Norte trajo al Sur según Faulkner. Si lo viéramos desde el lado negro la historia no sería así. Desde el punto de vista de un sureño lo que trajo el Norte es este individualismo exacerbado, este amor al dinero, esta locura, esta enfermedad infecciosa y texana. Para él, Texas, como sureño, es un lugar salvaje. Yo creo que con esto podemos tener una imagen razonable del libro y terminamos la cursada. Que tengan suerte. Versión CEFyL