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3-2-2002
CEREBRO Y LENGUAJE
HARRY J. JERISON
gran experto y profesor de Ciencias del Comportamiento de la
School of Medicine de la Universidad de California, en Los Angeles.
Además, en la segunda parte intervienen otros dos prestigiosos
científicos: Phillip V. Tobias, paleontólogo, profesor en la
Universidad de Witwatersrand, en Johanesburgo, Suráfrica, y a
Ralph Holloway, antropólogo de la Columbia University, en Nueva
York.

Eduardo Punset:
Profesor Harry J. Jerison de la UCLA en Los Angeles, te voy a contar
algo que un científico amigo tuyo me contó. Existe una relación
inversa entre la cantidad de esperma que genera un varón y el
nivel de testosterona, de forma que si se tiene mucho esperma se
tiene un nivel de testosterona bajo, y si se tiene un nivel bajo de
testosterona entonces el crecimiento del bebé llevará más tiempo;
y el bebé tendrá más tiempo para que se desarrolle su cerebro.
¿Es eso cierto?. Es una forma muy complicada de hacerte la
pregunta de: ¿por qué el cerebro crece y sigue creciendo?
Harry J. Jerison:
Esa es una buena pregunta y creo que puedo contestarla. No está
particularmente relacionado ni con el sexo ni con la testosterona.
Probablemente está relacionado, en parte, con el hecho de que
somos primates, y, en parte, con el hecho de que somos unos
primates que vivimos de una forma muy extraña. Es decir,
nuestros modelos de crecimiento dependen, primero, de que
somos primates y, segundo, de nuestro modo de vida poco usual.
Eduardo Punset:
¿Por qué los primates tienen el cerebro más grande que otros
mamíferos?

Harry J. Jerison:

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Nadie puede responder a eso, pero siempre han tenido el cerebro


más grande. Hace 50 millones de años los primates tenían el
cerebro más grande que el resto. Siempre han sido los mamíferos
con el cerebro mayor; y ha sido así durante todo el tiempo en que
estamos seguros de que esos animales en particular eran
primates. He dicho 50 millones pero podría decir 55 millones, pero
si dijera 60 millones es posible que hubiera un debate sobre el
tema. Pero los primates siempre han tenido cerebros grandes; y
para ser un animal de cerebro grande, debes dejar pasar el tiempo
para que éste se desarrolle. Y para ser un animal tan grande como
un humano, el cerebro necesita mucho tiempo para crecer ya que
cuando nacemos el tamaño del cerebro es 1/3 del que tenemos
cuando nos hacemos adultos.
Eduardo Punset:
Pero crece muy rápidamente ¿no?
Harry J. Jerison:
Sí, de forma muy rápida desde la perspectiva humana, pero, de
hecho, desde la perspectiva de otros animales quizá no sea tan
rápido. Cuando tenemos 3 o 4 o 5 años, el cerebro tiene ya casi el
tamaño completo. Prácticamente ha triplicado el tamaño que tenía
al nacer. Digamos que cuando nacemos pesa unos 350 gramos y
cuando tenemos 5 años pesa alrededor de 1.000 gramos, un kilo o
incluso más.
Eduardo Punset:
O sea que ya lo saben, madres de niños de entre dos días y cinco
años, esta edad es crucial.
Harry J. Jerison:
Casi todo está hecho. Bueno, es todavía peor. Para terminar el
desarrollo del cerebro no puedes dejar que todas las neuronas
sobrevivan. Cuando se nace se tiene el potencial para generar
muchas más neuronas en el cerebro que las que se tienen a los
cinco años. Cuando se llega a los cinco años, muchas de las
neuronas han tenido que morir para poder tener un cerebro con un
funcionamiento normal. Es un fenómeno muy peculiar, pero
seguramente está relacionado con el hecho de que las neuronas
deben tener espacio -técnicamente hablando- para que la

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arborización o ramificación axodendrítica tenga cabida y pueda


extenderse. Por tanto, las células tienen que morirse para que el
cerebro se desarrolle de forma normal.
Eduardo Punset:
Harry, en la comunidad científica eres conocido -entre otras
muchas cosas- como el inventor de una ecuación que se llama
algo como "de la encefalización", o algo así muy complicado, que
intenta cuantificar con un sólo número la relación entre el tamaño
del cerebro y el tamaño del cuerpo, que para los humanos es de
7,4. Es más de 7 veces mayor que el de la media.
Harry J. Jerison:
No me acuses de tanto, lo que he dicho es que el tamaño del
cerebro humano es mucho más grande del que se podía esperar
de un animal que fuera del tamaño de un hombre. Un lobo es un
animal normal de nuestro tamaño, y pesa unos 60 o 70 kilos y
nosotros pesamos de 60 a 70 kilos. El tamaño de un cerebro de
lobo pesa unos 150 gramos y nuestro cerebro unas diez veces
más; y podemos decir que nosotros tenemos uno diez veces
mayor. El cociente de encefalización indica simplemente lo grande
o lo pequeño que es comparado con lo normal. Y se podría decir
que esas cifras hacen referencia a la media, a lo que se espera de
un animal de ese tamaño.

Eduardo Punset:
¿Cuándo crees que nuestros antecesores empezaron a necesitar
un cerebro más grande? Nosotros descendemos de los reptiles,
¿no?
Harry J. Jerison:
Sí.
Eduardo Punset:
Los reptiles nunca necesitaron un cerebro más grande. ¿Cuándo
empezaron -los sucesores de esos reptiles- a necesitar un cerebro
mayor, y de qué forma, ya que en aquella época no se hablaban
entre ellos?.
Harry J. Jerison:

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Sí, eso era antes de que tuviera algo que ver el habla, pero
también nos ayuda a comprenderlo el habla; comprender qué
sucedió cuando los primeros mamíferos aparecieron. Es conocido
que los primeros mamíferos aparecieron hace un poco más de 200
millones de años. 200 millones de años es mucho tiempo. Y la
cuestión es: ¿por qué apareció un grupo nuevo de animales?. Y la
respuesta es: porqué en el medio ambiente existía el sitio para
ellos. En el mundo de los animales que vivían hace 200 millones
de años existía una especia de franja vacía en la que podía encajar
una clase de reptiles, que podían crecer y adaptarse a ese
espacio, y ese es el secreto del cerebro grande.

Eduardo Punset:
Pero ellos tienen un sistema de visión muy bueno.
Harry J. Jerison:
Todos los reptiles lo tienen, es una de sus características.
Eduardo Punset:
Entonces, ¿para qué necesitaban un cerebro más grande?.
Estaban bien preparados, ¿no?
Harry J. Jerison:
Estas haciendo todas las preguntas importantes.
Eduardo Punset:
Bueno, son las preguntas que la persona de la calle quiere saber.
Harry J. Jerison:
Bueno, parte de la respuesta está en tu pregunta. Tú has dicho que
los reptiles son capaces de ver. Los expertos mundiales en visión,
incluso los de hace 60 o 100 años, aceptan que los reptiles tienen
la visión más aguda -en el sentido del color- que cualquier otra
criatura viva. Sus retinas tienen una gran riqueza de células
nerviosas lo que hace de sus ojos unos instrumentos maravillosos.
Pero la respuesta está justo ahí: ¿qué sucedería si no tuvieran esa
visión?, ¿qué sucedería si tuvieran que vivir en la oscuridad donde
tienen que utilizar los otros sentidos? Creo, precisamente, que ahí
está la respuesta. En el periodo en el que aparecieron los primeros
mamíferos ya había reptiles, o un tipo de animales -ya que existe

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un debate sobre ello- que podríamos llamar reptiles. Lo cierto es


que había unos animales que, si pudiéramos examinarlos,
probablemente les llamaríamos reptiles; y yo me imagino que
surgieron de un grupo de esos llamados normalmente "reptiles-
como-mamíferos", que eran nocturnos, o si no eran nocturnos al
menos estaban activos en el periodo crepuscular, cuando el sol se
ha puesto y no hay mucha luz. Eran unos buenos reptiles y tenían
una excelente vista, pero no la necesitaban. Y en algunos casos
cuando no se necesita un sentido éste se deteriora. Lo que me
imagino que sucedió es que ese sentido continuó existiendo pero
tuvieron que desarrollar otros sentidos que hicieran en la
oscuridad lo que hace la vista. La vista nos proporciona una
especie de mapa rápido del mundo: ¿dónde está esto? ¿dónde
está lo otro? ¿qué hay aquí? ¿es peligroso? ¿es seguro? ¿es algo de
lo que se tiene que huir? ¿es algo a lo que se tiene que acudir?.
Necesitaban el mismo tipo de información pero de otra manera. Y
lo que me imagino es que la otra forma de obtenerlo fue por el
olfato y el oído. El oído es muy importante, ya que tenemos unos
modelos muy buenos. Entre los animales vivos tenemos a los
murciélagos que utilizan la ecolocalización en lugar de la vista. En
vez de ver, emiten unas señales de sonar y reciben el eco, y se
sabe que pueden construir el mundo con tanto detalle como
nosotros lo hacemos a través de la vista. La noción que yo tengo,
y la que tenía, es que lo que sucedió cuando los primeros "reptiles-
como-mamíferos" hicieron la transición a mamíferos hace 200
millones de años o más, es que desarrollaron además del sentido
de la vista de los reptiles, un sentido olfativo, y sabemos que ese
sistema olfativo era muy eficiente, y además desarrollaron un
sistema auditivo excelente, y sabemos que ese sistema auditivo
era también muy bueno por los restos que han quedado de los
pequeños huesos del oído. También tenemos pruebas de cómo
cambió la forma del cráneo, ya que en los reptiles los huesos que
eran parte de la mandíbula, y en los mamíferos los huesos del
cráneo, se convirtieron en los huesecillos del oído.
Eduardo Punset:
Tú has estudiado la evolución del cerebro humano concentrándote
sobre todo en las supuestas ventajas del cerebro grande con
relación al peso del cuerpo. Pero: ¿cuáles son las desventajas?.
Déjame que te haga una pregunta que quizá no se encuentre en

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los libros de ciencia: unos amigos míos -neurólogos- me han dicho


que la depresión es una enfermedad mental que sólo les sucede a
las personas que tienen la capacidad de pensar sobre sí mismos
en el pasado y en el futuro. En otras palabras: sólo se pueden
deprimir los humanos porque tienen un gran cerebro, un exceso
de cerebro.
Harry J. Jerison:
Eso es cierto por lo menos en una teoría con el nombre de Crowe,
que es un científico de Londres, que ha construido toda una teoría
que parte de la noción de que el origen de la esquizofrenia debe
buscarse en la evolución de los cerebros más grandes. Creo que el
tema principal - y para mí está en la evolución del lenguaje- es el
hecho de que en nuestro cerebro tenemos un crecimiento
comparable al crecimiento de hace 200 millones de años de
reptiles a mamíferos, cuando necesitaban el olfato y el oído en
comparación a cuando sólo necesitaban la vista. En el caso de la
evolución humana, en realidad de la evolución hominoide, en
todos los linajes de homínidos, desde el australopitecus en
adelante, hemos necesitado una información que nos
proporcionara una imagen mejor del mundo que nos rodea, un
mapa mejor del mundo, y en particular un mapa de tal tamaño
que pudiera contener unos cuantos kilómetros cuadrados, en lugar
de unos pocos metros cuadrados. Yo veo en ello el agrandamiento
del cerebro humano. Esto fue cuando el cerebro tenía el tamaño
de un chimpancé -o quizás un poco más grande- y el papel de la
evolución del lenguaje fue principalmente para conocer un mundo,
más grande y más amplio. Desgraciadamente cuando se conoce
mejor el mundo, también nos vamos conociendo mejor a nosotros
mismos y cuando te conoces a ti mismo, es posible que no te
gustes tanto. Por lo tanto creo que la tesis de la esquizofrenia, la
depresión, de los desordenes bipolares, podría estar fundada en
este conocimiento mejor de uno mismo. Es muy complejo. Por
ejemplo, en el saber que vamos a morir, el conocer la existencia
de la muerte es un gran impulso en la vida humana. No creo que
exista ningún otro animal que conozca la existencia de la muerte,
y éste es el motivo por el que tenemos el cerebro medio. Éste nos
proporciona el conocimiento, pero también el conocimiento para
poder mantener esta conversación que me parece es muy
interesante.

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