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Capuchino
Cantad Eucaristía
Cuaderno eucarístico de
himnos y poesías para la veneración
de la Santísima Eucaristía
Tu hijo
Amores de Eucaristía
Para abrir este Cuaderno Eucarístico quiero evocar a Francisco de Asís. El Señor le
había dado una entrañables devoción a la Eucaristía, y a todo lo que rezumara Eucaristía.
Lo primero, los sacerdotes. Y las iglesias, y los vasos sagrados. Nos escribió en su
Testamento, entre tantas cosas bellas: Y estos santísimos misterios sobre todas las cosas
quiero que sean honrados, reverenciados y colocados en lugares preciosos. De su pluma
salieron unas pocas cartas; el número mayor, aunque no las más extensas, las que hablan de
la Eucaristía.
¿Qué es la Eucaristía para un cristiano? El Amor de los amores.
Nos acercamos a la Eucaristía con palabras de amor, pidiendo belleza en nuestras
expresiones para cantar un misterio que ha sido y será, hasta al vuelta del Señor, el deleite
de los siglos.
Expliquemos las intenciones y modos que laten en el origen de este florilegio de poesía
eucarística. Son todos estos poemas ofertas de oración en torno a la Eucaristía. Veámoslo
por partes.
VI. Sacerdotales
La siguiente sección es de diversas composiciones aglutinadas con un título común:
Sacerdotales.
Hay un poema para el primer beso que da el sacerdote al altar, antes de iniciar la
celebración eucarística; hay otro para el último beso, cuando se retira y ha dicho, el diácono
o él, Ite, Missa est. Este momento poético nos lo sugirió la liturgia malabar, cuando el
sacerdote, al abandonar el altar, se dirige a él con una oración preciosa y nostálgica.
Podríamos intentar otros versos de sacristía, de preparación o de acción de gracias.
Recordemos a nuestro beato Diego José de Cádiz (1743-1801), en aquellas décimas que de
joven leímos en un “cartón” en las paredes de una galería conventual:
El amor de Dios avisa
al Ministro del Altar
se ponga a considerar
que no hay devoción con prisa.
Diga espacio la Misa;
mire que las Misas son
viva representación
de su muerte y de su afrenta,
y ha de dar estrecha cuenta
del fruto de su Pasión.
Los otros poemas son poesías sacerdotales, que se han estilado tanto en nuestros
conventos, con ocasión de ordenaciones y aniversarios.
Apéndice
Añadimos también un Apéndice, el cual lleva su propia introducción.
***
Al poner el lazo a este ramillete de poesía, ha venido el recuerdo de mi padre. A él se lo
dedico. Fue un cristiano de verdad, Labrador y de la Adoración Nocturna. Pero la
adoración nos lleva a las obras de caridad. Él era miembro muy activo de las Conferencias
de San Vicente de Paúl. Para morir recibió solemnemente el santo Viático, y le decía al
Párroco, don José Yagüe:
- Don José ¿cuándo se va a separar el alma del cuerpo para ver a Dios?
Un día, sin saber nada, en el Manual de Adoración Nocturna de España (1983) vi unos
himnos: Luz mensajera de gozo (p. 131), Te diré mi amor, Rey mío (p. 229), En el
principio de todo (p. 235), De Dios nace la gloria y a Dios vuelve (p. 236), Al fin será la
paz y la corona (p. 263), La tumba abierta dice al universo (p. 276), Estaba al alba María (p.
277). Eran míos...No, pensé: Eran, más bien, del adorador Rufino Grández García.
***
Esto es, hermano, hermana del mismo Banquete, lo que quería compartir.
La vida de una clarisa capuchina está toda ella, día a día, centrada en la Eucaristía, que
tiene la gracia de celebrar cada mañana. Poner todos los medios a nuestro alcance para la
celebración serena, sabrosa, compenetrada de la Misa de cada día es el corazón de nuestra
vida contemplativa.
I
LA CELEBRACIÓN DIARIA DE LA EUCARISTÍA
La Liturgia de la Palabra. El sacerdote que preside la Asamblea del Señor tiene esta
próxima tentación: poner alma y vida en la Palabra, en una buena homilía (con el sutil
peligro de lucirse). Y nos parece que una buena Misa es una misa con una buena homilía:
fervorosa y sólida en el conocimiento bíblico, y espontáneamente... un tanto larga.
Esto es un error. Es importantísima la liturgia de la Palabra bien preparada, pero no es
lo más importante, aunque le concedamos el mayor tiempo de la celebración.
II
La adoración de la Eucaristía fuera de la Misa
Estribillo
¡Queremos ver a Jesús!,
a ti, Jesús, Luz y Vida,
que eres comida y bebida,
oh Señor a quien amamos.
¡Queremos ver a Jesús!
Estrofas
1
Es memoria Jesús y presencia,
es manjar y convite divino,
es la Pascua que aquí celebramos
mientras llega el festín prometido.
¡Oh Jesús, alianza de amor,
que has querido quedarte escondido,
te adoramos, Señor de la gloria,
corazones y voces unidos!
2
Nos invita Jesús a su cena,
a sentarnos con él, como hijos;
él bendice y da gracias al Padre,
3
Al banquete que Dios nos regala
vengan pobres, enfermos, tullidos,
que en la mesa que el Hijo preside
los humildes serán preferidos.
¡Oh Jesús, Evangelio del Padre,
del Espíritu Santo el Ungido,
al unirnos a ti que te entregas,
con los hombres queremos unirnos!
4
Cada vez que comemos del Pan
y del cáliz bebemos el Vino,
anunciamos que un mundo más bello
se prepara y construye con Cristo.
¡Oh Jesús, sacramento viviente,
y semilla del Reino traído,
desde el santo Misterio en que habitas
haznos fuertes y fieles testigos!
5
Mar adentro en el nuevo Milenio,
naveguemos con él sin peligro,
que en el cielo intercede y nos ama,
Sacerdote por todos los siglos.
¡Oh Jesús inmolado en la cruz,
mediador, oblación, sacrificio,
por tu sangre eres paz de los hombres
y promesa de nuestro destino!
6
Una Madre escogida en la tierra
engendró de su cuerpo a este Hijo,
y al misterio pascual fue asociada
por la gracia de Dios Uno y Trino.
¡Santa Virgen María, agraciada,
esperanza del hombre afligido,
tú nos llevas con mano amorosa
al abrazo y encuentro con Cristo!
DIDASCALIA
Técnica de composición
El autor ha querido imaginarse que está en medio de una gran multitud reunida en torno
a Jesús Eucaristía, y allí, como uno más de la multitud, sintiéndose Iglesia, expresa su amor
al Señor, alaba, adora y suplica cantando.
El himno es en su estilo afectivo y narrativo, directamente oracional y con una clara
intención didáctica, al proclamar la fe en la Eucaristía. Dejamos a un lado el carácter
“heroico” y “triunfalista” de los himnos profanos. Queremos que el himno sirva no para
exaltar los ánimos, sino para glorificar a Cristo, y activar el amor de nuestro corazones a la
Eucaristía, sacando las conclusiones de amor a los demás que de ella se deriva. Queremos
situarnos en el corazón de la Iglesia.
Las estrofas, según las bases acordadas, están construidas con versos decasílabos,
acentuados en la tercera, sexta y novena. Recordemos que es la métrica de sílabas y acentos
empleada en el Himno Nacional mexicano [Mexicanos, al grito de guerra]. Cada estrofa se
compone de ochos versos, divididos en dos partes. Los primeros cuatro versos son de
carácter preferentemente narrativo: narran lo que es la Eucaristía. Los cuatro siguientes son
más bien oracionales.
(Observación. En la primera estrofa, el poeta se permite leer el trisílabo “alianza” como
cuatrisílabo “ali-anza”; si esta licencia pareciera incorrecta, se puede cambiar el verso: oh
Jesús, que en alianza de amor / has querido quedarte escondido).
La estrofa última, conforme al carácter tradicional de la himnodia litúrgica, es
doxológica.
El estribillo está motivado por una frase eslogan. “¡Queremos ver a Jesús!”, que puede
tener singular fuerza convocatoria. La métrica es diferente: octosílabos. Son cuatro versos,
rimando sólo el segundo y tercero. El verso de arranque, “¡Queremos ver a Jesús!”, se
repite tras el cuarto verso, como recapitulación, especie de “leit-motiv” de los sentimientos
que provocan el himno.
Contenido espiritual
El estribillo. El estribillo toma literalmente la frase evangélica que hallamos en san
Juan: “Queremos ver a Jesús” (Jn 12,26), título de la primera parte del mensaje preparado
COMUNIÓN
Procesionales de Comunión
Estribillos
Procesionales de Comunión
Primer estribillo
Dulzura de los cielos en la tierra,
del hombre peregrino Eucaristía:
Jesús, festín de amor y de ternura,
a ti llegamos, llenos de alegría.
Segundo estribillo
Acércate, mi santa Madre Iglesia,
y goza como esposa del banquete;
Jesús te ha embellecido y te alimenta
porque eres tú su amor y su deleite.
Tercer estribillo
Vayamos juntos, todos invitados,
vestidos con su gracia y hermosura;
Jesús es quien invita y se nos da,
y el cielo venidero nos anuncia.
Cuarto estribillo
Tú eres Dios manjar, así creído,
mi Dios bebida, Dios mi todo mío:
mi yo divino, en ti, Jesús, fundido,
amor sin fondo, amor enloquecido.
MISTERIO DE LA COMUNIDAD
El corazón es inmenso
(Canto de comunión sobre el asombro ante la eucaristía, según «Ecclesia de
Eucha-ristia, 5, 6, 48»)
El corazón es inmenso
y se abre hasta lo infinito;
más grande la Eucaristía,
la Encarnación por los siglos.
¡Dios mío, rendido adoro,
La Trinidad se presenta
en sacrificio eucarístico;
la historia termina aquí
y aguarda el final destino.
¡Dios mío, rendido adoro,
con tierno, con dulce asombro!
Mi corazón representa
a Clara que comulgaba,
cuerpo y alma estremecida,
las lágrimas la bañaban.
Te he recibido, Jesús,
en uno los dos estamos;
déjame, pues, derramar
los sentimientos que traigo.
Te he recibido venido
del seno del Padre Santo,
traído por el Espíritu
como divino regalo.
Y cuando yo te comulgo,
te comulgo a ti encarnado,
comulgo divinidad,
la Biblia me he comulgado.
Yo te comulgo, Jesús,
tú eres Dios sacramentado:
mi pasado y mi futuro,
en tu cuerpo está contado.
El corazón se dilata
donde tú te has dilatado,
comunión del universo
por tu cuerpo consagrado.
Jesús de mi corazón,
soy tú por ti cobijado;
yo soy mi debilidad
y en ti yo soy tu milagro.
II
La casa del perfume
Oh Jesús, yo de rodillas
con mis labios y mejillas
beso y adoro tus pies:
y aquí a tus plantas me ves
desde el misterio en que brillas.
III
Historia y silencio
IV
Nocturno
V
Clara ante la Eucaristía
Y Clara se estremecía
al recibir al Señor,
porque un divino temblor
alma y cuerpo poseía,
y en llanto se deshacía.
VI
La Eucaristía, gozo del Padre
VII
Jesucristo, Palabra del Padre
Cantinela de adoración
1
Tu presencia infinita
se hace un suave latido,
nos envuelve en su nube
y caemos cautivos,
dulcemente adorando,
oh Señor Jesucristo.
2
Nuestros ojos se pierden
en la luz suspendidos:
3
En silencio sagrado
yo te adoro y te miro,
y no pienso ni hablo,
a tu pecho respiro;
y me estoy cobijado
y te siento conmigo.
4
Ser y estar todo uno,
ser contigo yo mismo:
en la santa unidad,
verme en ti sumergido;
y adorar con dulzura,
Sacramento dulcísimo
5
Tú eres tú frente a mí,
creador y destino,
y me haces ser yo,
reflejado en tu abismo:
oh mi Dios, soy tu imagen,
de la arcilla venido.
6
La quietud sabe a amor,
es paisaje divino;
navegamos sin tiempo,
hasta hallar el principio;
y el principio era el Padre,
y con Él era el Hijo.
7
Al principio el Espíritu
era el fuego escondido:
en Hogar increado
era amor de Dios trino;
era brasa y ternura
el amor siempre vivo.
8
Dios eterno encarnado
9
¡Oh ternura inefable,
oh mi Dios pequeñito,
que te bastan tan solo
unos granos de trigo:
yo me gozo y te adoro
con los ojos bien fijos!
10
El amor sin palabras
llega a ti en mi suspiro;
sin palabras te encuentro,
y te escucho en lo íntimo:
oh mi Dios más adentro
que mi yo de mí mismo.
11
Oh mi Dios, a quien veo,
con los ojos sencillos,
eres luz que se enciende
en mi rostro encendido;
y te digo un secreto:
yo te amo, amor mío.
12
Yo te amo, Jesús,
y a tu pecho me arrimo;
yo te beso y te como,
mi manjar exquisito;
de pecado y mentira
librame, compasivo.
13
Dame el don de mirarte
y expresar mi gemido,
pecador que yo soy,
mas de amores herido:
oh Jesús, pan sabroso,
oh Jesús, dulce vino.
15
Dios corone su amor
con la paz por los siglos,
y los cielos y tierra,
con los hombres unidos,
todos juntos cantemos
al Amor eucarístico. Amén
Estribillo
¡Oh santo, Santo, Santo,
Jesús Eucaristía!
Estrofas
Presencia pura,
Jesús Eucaristía,
florida Pascua,
recién amanecida,
la Iglesia adora
y en ti sus ojos fija.
Coloquio suave
y mano que acaricia;
el mundo hermoso
refleja tus pupilas
y el rostro herido
tu paz nos comunica.
Estás creando,
amando y dando vida,
estás aquí,
Señor de la otra orilla,
oh pulso humano
Presencia augusta,
de Dios que nos respira,
estás manando,
torrente de agua viva,
verdad sin mancha,
salud, sabiduría.
Presencia y gloria,
anhelo y dulce dicha,
la Iglesia exhala
la voz de ti aprendida:
¡amado seas,
amor que nos convidas! Amén.
El Sol de la Eucaristía
(Ante el Santísimo expuesto en la Custodia)
El Sol de la Eucaristía
brilla con rayos de oro;
reina el silencio en el templo,
habla Jesús suave y hondo.
El tiempo y la eternidad
son abrazo milagroso;
los ángeles y la Iglesia
cantan aquí coro a coro.
Mi corazón universo
(Solista)
Adoremos en silencio
lo que no alcanzan los ángeles.
No fue a la estirpe celeste
a quien vino a visitarles;
su tienda puso en la tierra
y se hizo hermano de sangre.
(Solista)
(Schola)
(Schola)
Cantad Eucaristía
(Para la procesión del Corpus Christi)
Concédenos un regalo,
al vernos juntas y unidas:
que el amor de hermana a hermana,
destile desde la herida
que en tu costado fue abierta:
¡Gracias por la Eucaristía!
Este Himno figura en la Liturgia de las Horas, en la Fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote.
(Laudes)
Saludo
Despedida
Este himno fue compuesto como fin de unos Ejercicios Espirituales dados a un
grupo de jóvenes sacerdotes en el Seminario Diocesano Guadalupano de
Cuautitlán.
Celebrar la Eucaristía
de gozo y fervor transido,
y gustar de tu Palabra
como el manjar exquisito:
para ser buen sacerdote
humildemente te pido.
Acoger y perdonar,
yo pecador muy contrito,
y dar a todos tu paz
que en la cruz has conseguido:
para ser buen sacerdote
humildemente te pido.
Sacerdote y capuchino
desde el ara del Señor:
¡como el Siervo, servidor,
y hasta la Cruz, tu destino!
Capuchino y sacerdote
en oblación día a día:
ser regalo y diaconía
sin pretender que se note.
***
Sacerdote y capuchino
orante junto al sagrario,
y jamás un funcionario
al alzar el pan y el vino.
Capuchino y sacerdote
con tres votos consagrado
con tres clavos bien clavado,
que el amor puro es tu dote.
Sacerdote y capuchino:
ser menor entre menores,
como el Varón de dolores,
que amando mostró el camino.
***
Sacerdote y capuchino:
¡qué hermosa fraternidad,
qué bella minoridad,
por el mundo peregrino!
El Evangelio delante
nos guíe a todos unidos,
y en un abrazo fundidos...
¡ven conmigo, caminante!
CAPUCHINAS SACRAMENTARIAS
Y OTRAS CELEBRACIONES
Tú eres el milagro
Jesús Eucaristía,
secreto que adoramos,
estás entre nosotras, cobijadas
las sienes junto al pecho enamorado:
Tú eres el milagro.
Tu cuerpo enaltecido
es pan sacramentado;
Jesús, festín de mis amores,
conviérteme en tu cuerpo inmaculado:
Tú eres el milagro.
Tu sangre derramada
es fuente en tu costado;
embriáganos de amor, del Santo Espíritu,
Señor, que con nosotros te has quedado:
Tú eres el milagro.
Pasión sacramentaria,
presencia a nuestro lado,
condúcenos, pastor, por tu vereda,
muy juntas, junto a Ti, en tu rebaño:
Tú eres el milagro.
Nacida de tu costado,
fui por tu sangre lavada;
por eso vengo ante ti,
con mi capa blanca.
Tres Himnos para la celebración del 125 aniversario del inicio de las Hermanas
Clarisas Capuchinas Sacramentarias bajo la inspiración de la Madre María
Ana Bernáldez (21 abril 1879 - 21 abril 2004)
Estribillo
A los pies de Jesús Eucarístico
ensalzado en su trono de amor,
de una madre guardemos memoria,
que al altar de Jesús nos guió.
Estrofas
A los pies del Amor adoremos,
sumergidas en Dios sin palabras,
y escuchando el latido de Cristo,
día y noche el amor se haga brasa.
De rodillas al mundo abracemos
como Dios lo ha abrazado y lo abraza;
que la sangre purísima caiga
por la tierra cual lluvia de gracia.
Estribillo
¡Dios es amor!,
amor al Amor rindamos,
y en torno al altar unidas
la fiesta y la acción de gracias
por Cristo al Padre ofrezcamos:
¡Dios es amor!
Estrofas
Iglesia de Eucaristía
(Canto de comunión)
Estribillo
Iglesia de Eucaristía,
nacida del Pan y el Vino,
goza en el santo banquete,
canta el amor infinito.
Estrofas
Aquella tarde de amor
Jesús al Padre bendijo:
toda la historia latía
en el latido del Hijo,
y toda fue consagrada
por Cristo en su sacrificio.
Cristianos iluminados
en el arcano divino;
aquí la fe recibida
madura en fruto dulcísimo,
porque Jesús en su pecho
cual suyos nos ha asumido.
Himno compuesto con motivo del centenario del monasterio de San José y
Santa María de Guadalupe, de las Clarisas Capuchinas Sacramentarias, en
Azcapotzalco, México, D.F. (28 diciembre 2002).
No le veáis solitaria
en sus horas de capilla,
que el cielo y la tierra anilla
la oración sacramentaria.
Te adoramos en silencio,
Dios presente día a día:
tú eres el Dios con nosotros,
Encarnación siempre viva;
tú eres la fidelidad,
la fuente de toda dicha.
Adéntranos en la fe,
la luz que en la noche guía,
y hasta la Pascua sagrada
conduce la travesía.
Regazo de pecadores,
dulzura y sabiduría,
oh Madre amada, regalo
del Hijo cuando moría.
Para las Esclavas del Santísimo y de la Inmaculada con motivo del XXV
aniversario de la muerte de su Fundadora María del Rosario del Espíritu Santo
Lucas Burgos (+ 5 enero 1960).
Estribillo
¡Oh Jesús, fontana viva,
que brota en la comunión,
a tu abierto corazón
un alma llega, cautiva!
Estrofa 1ª
Sedienta Samaritana,
por el Amor conquistada,
cinco maridos tuviste,
pero ninguno te amaba;
cinco maridos errantes
y cinco espadas clavadas,
y el sexto que te posee
tampoco sacia tu alma:
cinco maridos tuviste,
pero ninguno te amaba.
Estribillo
¡Oh Jesús, fontana viva,
que brota en la comunión,
a tu abierto corazón
un alma llega, cautiva,
Estrofa 2ª
Estrofa 3ª
De su frente y de sus ojos
una voz suave manaba:
Por ti he venido, mujer,
para mí del todo amada;
yo conozco tus caminos,
tu hermosura mancillada,
esposa, la más preciosa,
por verte necesitada:
por ti he venido, mujer,
para mí del todo amada.
Estribillo
¡Oh Jesús, fontana viva,
que brota en la comunión,
a tu abierto corazón
un alma llega, cautiva!
Estrofa 4ª
Si el don de Dios conocieras:
la Palabra que te habla;
si la hora del amor,
la vieras en mí llegada;
tú misma te lanzarías,
sedienta de fuego y gracia,
yo te daría, y te doy,
el agua que tú buscabas:
tú misma te lanzarías,
sedienta de fuego y gracia.
Estribillo
¡Oh Jesús, fontana viva,
que brota en la comunión,
a tu abierto corazón
un alma llega, cautiva!
Estrofa 5ª
Dame, Señor, mi Mesías,
tu corazón que me sana,
tú que con ojos divinos
me acogiste perdonada,
Estribillo
¡Oh Jesús, fontana viva,
que brota en la comunión,
a tu abierto corazón
un alma llega, cautiva!
Estrofa 6ª
Oh Jesús, el agua viva,
oh Jesús, Pascua anhelada,
muestra tu rostro divino
a tu Iglesia rescatada;
oh Jesús, Hijo del Padre,
amor que la tierra abrasa,
oh Jesús del Santo Espíritu
Eucaristía adorada:
oh Jesús, el agua viva,
oh Jesús, Pascua anhelada
Flor de harina
A las hermanas que trabajan en la confección del Pan Eucarístico para las
parroquias y otras iglesias de la diócesis.
De la hermosa creación
eres tú santa primicia,
el Espíritu divino
te ha escogido y te acaricia,
has de ser su Sacramento
como el seno de María.
Y estas manos que te amasan
y estos ojos que te miran,
VIÑETAS EUCARÍSTICAS
Cordero divino
(Cántico de comunión)
Podemos leer la Sagrada Escritura, historia de amor de Dios con sus hijos, iluminados
por este punto terminal que es la Eucaristía. En el momento supremo de su vida Jesús alaba
al Padre, le da gracias por la obra que desde la creación del mundo el Dios Creador y Padre
ha realizado, y se ofrece en la oblación de su vida. El Padre devuelve el don de amor de su
Hijo en el convite pascual del Pan y el Vino, y de esta manera la Encarnación se prolonga
en el Historia hasta la vuelta del Señor.
Con esta visión del todo podemos recuperar los detalles. El primer sacrificio fue el
sacrificio de Abel, aceptado por Dios. Aquel cordero inmolado era al mismo tiempo el
signo del sacrificio de Abel inocente y el presagio del Sacrificio del Hijo. La viñeta
eucarística de Fray Gabriel Chávez de la Mora, OSB, al representarnos al Cordero
inmolado, Cordero sumiso, sobre una piedra que anuncia el Calvario y la tumba del
Resucitado nos lo está diciendo. Es lo que queremos interpretar en este cántico, concebido
como Cántico de comunión.
Cordero Divino,
Jesús Eucarístico,
como Hijo del Padre
hoy te recibimos.
Estrofas
La leña, la Cruz,
carbón encendido,
del Gólgota y tumba
la piedra era indicio.
Abel ofrecía
su don escogido,
y Dios se gozaba
del puro y sencillo.
Aquel holocausto
de aroma exquisito
se hacía plegaria
de dulce sonido.
Oh blanco Cordero,
en sangre teñido,
heraldo de Cristo,
Cordero sumiso.
Cordero inocente,
hermoso y purísimo,
tu sangre nos limpie
de todo delito.
Comerán y sobrará
Comerán y sobrará,
porque es regalo del cielo,
y el Dios de todo consuelo
toda hambre saciará,
toda sed apagará.
Mírame en el sacramento:
que la tierra y firmamento,
podrán romperse y pasar,
pero yo desde el altar
yo seré siempre tu Adviento.
El pan de la Encarnación
- Cena, Cruz, Resurrección -
es este Pan de Verdad,
que da la inmortalidad
y es Pascua del corazón.
El amor es unidad
El amor es unidad,
si es el amor de la Cena;
la Iglesia se siente llena
de Espíritu y Caridad,
amada en la Trinidad.
El fuego ya preparado
El fuego ya preparado,
y el hijo sobre la leña,
del cielo vino una seña:
Abraham, lo he visto atado
ya no lo quiero inmolado.
En vela le aguardaré
En vela le aguardaré
con mi corona de esposa,
con la azucena y la rosa
y el aceite de la fe
y el amor que le entregué.
Es el Señor, solo Él
Es pelícano divino
Es Pelícano divino
Jesucristo en el Sagrario.
Detrás del monte Calvario
el corazón peregrino
busca el fulgor matutino.
Es tu memoria, Señor
Es tu memoria, Señor,
y tú serás cotidiano.
El secreto del arcano
será diálogo de amor
y brindis al Redentor.
Virgen de la Eucaristía,
oh dulce Virgen María,
al vuelo de tu canción
enséñanos la oración
de la Iglesia, día a día.
Sálvanos en la tormenta
Sálvanos en la tormenta,
oh mi Dios Sacramentado,
porque el mar se ha desatado,
y la fe que nos sustenta
temblorosa se amedrenta.
Se postraron y adoraron
Se postraron y adoraron
los tres venidos de Oriente,
ante Él rindieron su frente,
y mirando contemplaron:
lo besaron y lo amaron.
Si yo en la montaña fuera
Si yo en la montaña fuera
cierva del salmo sedienta
se hiciera mi cornamenta
alas que yo quisiera
para mi planta ligera.
El agua de mi deseo
manando en Jesús la veo,
y alado corro al convite
que en la Cruz hizo el envite
y allí está, vida y trofeo
epíclesis de la amada,
susurro de su llamada,
agua de fecundidad,
lazo de la caridad,
ven, ven, ven...: ¡es la alborada!
Su corazón es la fuente
Su corazón es la fuente
y el agua, agua divina,
agua pura y cristalina,
agua que se hace torrente
Toda la fe se resume
Toda la fe se resume
en una proclamación:
Cruz, Muerte y Resurrección:
la Cruz el pecado asume,
la tumba es luz y perfume.
Toda la fe desemboca
en mis labios y en mi boca
pues la santa Eucaristía
es el final que quería
el Muerto, Vivo en la roca.
Venerable Sacramento,
de portentos el portento,
la verdad de cuanto existe,
luz del ciego, paz del triste,
aquí está y es mi sustento.
Un sacrificio un altar
Un sacrificio, un altar,
un único Mediador,
un solo Dios, un Amor,
Y adentro, en el corazón,
amanece una oración:
Oh Señor de la Unidad,
dóname tu misma paz,
quítame mi división.
En este Apéndice quisiera recordar que en mis papeles de poesía hay también versos
escritos en los años de estudiante. Ahora dejo este recuerdo para memoria.
En tiempos pasados se vivía con enorme fervor la ordenación sacerdotal de los
compañeros de Colegio. Era el Día grande del Colegio, más que ningún otro, mucho más,
sin comparación, que el día de la profesión perpetua. Entre otros homenajes se les hacía una
velada, y en ella no podía faltar la Poesía a los nuevos Sacerdotes, o en la revista sacerdotal
que se editaba. Todo ello, luego de las nuevas Constituciones (1968) dio un viraje total. En
los nuevos modos, el ser sacerdote es algo aditivo al ser Hermano, porque el “ser hermano”
es lo principal, el eje de nuestra vida. Y actualmente la Orden camina por esta sensibilidad.
Un redescubrimiento que ha aportado enormes valores, pero que ha dejado en sordina
aspectos de grande realidad espiritual, que, sin duda, tienen que ser repensados, y acaso
reconducidos. La figura de Fr. Pío de Pietrelcina adquiere todo su esplendor en el misterio
del Padre Pío de Pietrelcina: intercesión, expiación, reconciliación. Me remito a los tres
himnos “sacerdotales” que por él compuse: Oficio de lectura (Humilde Padre Pío clavado
en Cruz con Cristo), Laudes (La Cruz pascual ha hundido sus raíces), Vísperas (El Hijo es
holocausto de obediencia). No hemos tenido todavía en la Orden el momento espiritual
oportuno para reflexionar sobre el mensaje que nos da nuestro hermano Padre Pío, que
llevó en vida, en el altar y el confesonario, las llagas de Jesús Crucificado.
Recuerdo de aquellos tiempos de estudiante la composición que brindé, lleno de
emoción, a mis compañeros de dos cursos anteriores a mí, los que fueron ordenados en
marzo. Quisiera recuperarla, si existe...
Por contra, me ha venido a la memoria el recuerdo de un Poeta, cercano a mi sangre,
el P. Jerónimo Lecumberri (1915-1996), capuchino, hermano de mi madre. En sus años
jóvenes fue un exquisito poeta, y siempre muy buen escritor. Compuso bastantes poesías a
sus compañeros sacerdotes, con motivo de la ordenación. Y luego componía también versos
para celebrar las efemérides de las Bodas de Oro o de las Bodas de Plata Sacer-dotales, por
ejemplo, para mi hermano Roque (1992). Cuando él mismo celebró las Bodas de Oro
Sacerdotales, toda la familia se volcó hacia él, porque era muy queredor. Yo canté estas
Bodas en versos festivos, recontando su vida y andanzas. No son versos para este Cuaderno
Eucarístico.
Pero sí me place traer acá unos versos que él compuso al mes siguiente de su
ordenación sacerdotal, y que fueron publicados en nuestra revista de divulgación religiosa
Verdad y Caridad (Pamplona). Es de lo más fino y bello que compuso - no en vano fue
aquel momento - en sentimientos espirituales y en calidad literaria. Lo traigo, más allá de
referencias personales, evocando el estilo de espiritualidad sacerdotal que se vivía en mi
Provincia religiosa y en el ambiente.
El perfume sagrado del óleo sacerdotal ungió mis manos de suavidad en una mañana de
mayo, limpia como los ojos y la frente de María... Y en otra mañana -mañana rúbea de
Pentecostés-, en mi Primer Sacrificio, sentí la caridad del Divino Espíritu, del color de mis
vestes litúrgicas.
...No os extrañe que el ánfora tibia de mi alma rezume bálsamos de compasión, y que
entre las flores de mi heredad crezcan las rosas benditas del amor y del sentimiento. Yo
quiero que hasta mis versos sean siempre lenguas de amor.
Dedicatoria...........................................................................
Pórtico..................................................................................
Guía eucarística para una clarisa capuchina....................
II. Comunión
Presentación: El canto procesional hacia la Eucaristía.....
2 .Estribillos (Procesionales de comunión).......................
MISTERIO DE LA CENA
3. Fue Cena de la Pascua aquella Cena..............................
4. Jesús bendito alzó los grandes ojos................................
5. Comedme en este pan y uníos todos...............................
MISTERIO DE LA COMUNIDAD
6. Jesús es sacrificio sobre el ara........................................
7. La Iglesia lo recuerda, viviente memorial......................
8. El cuerpo es oblación en el Espíritu...............................
MISTERIO GERMEN DEL MUNDO
9. El pan hace a la Iglesia, que es banquete........................
10. Honrad la libertad con bella fiesta................................
11. Con fe de Pascua firmes confesamos...........................
VI Sacerdotales
32. Por el Sumo y Eterno Sacerdote (En las Bodas de Oro de un Sacerdote)
Apéndice
83. Venid a mí ( P. Jerónimo de Salinas)...........................
Índice alfabético.............................................................
Índice general..................................................................