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Con la vacuna de la viruela, empleada por primera vez por Jenner en el año de 1796,
se inició un camino de impacto trascendental para la utilización de antígenos como
agentes inmunizantes frente a las infecciones transmisibles causantes de altas tasas
de morbilidad y de mortalidad.
Durante las pasadas décadas, y a pesar de que las estrategias disponibles para el
desarrollo de vacunas eran muy limitadas, se disponía de vacunas eficaces y seguras
que hasta este momento continúan cumpliendo bien con sus cometidos.
Es evidente que se necesita disponer de vacunas mejoradas, cada vez más seguras,
más eficaces, de costos económicos aceptables y más fáciles de aplicar (más sencillas
tales como de administración oral), pero también aquellas que prevengan y protejan
de las enfermedades frente a las cuales todavía no se ha encontrado ningún agente
inmunizante.
Hasta hace pocos años, no existía una base científica sólida para esperar lograr
vacunas que indujeran las respuestas inmunitarias deseadas tales como las
específicas, representadas por diferentes isotipos de inmunoglobulinas. Sin embargo,
ya se dispone de determinados adyuvantes que contribuyen a conseguir aumentar la
potencia inmunógenas de estructuras específicamente adecuadas para conseguir
algunas respuestas selectivas, y los avances en tecnologías modernas, hacen menos
difícil el descubrimiento de nuevos agentes inmunizadores. En estos comienzos del
siglo XXI, casi podríamos decir, que se ha llegado al momento de disponer de técnicas
de preparación de antígenos frente a todos los agentes infecciosos, y que la dificultad
consiste en identificar la protección que confieren y la potencia cuantitativa de inducir
la respuesta del sistema inmunitario de una forma correcta, sin efectos indeseables ni
complicaciones de ninguna especie. Frecuentemente necesitamos utilizar antígenos
que induzcan respuestas de inmunidad celular específica a la vez, que anticuerpos
que controlen la infección.
- Valorar mejor las respuestas inmunitarias, bien sea la humoral, la celular o ambas,
cuando se pueden originar.
- Sus estructuras en general, son más simples: representan a un solo epítopo para los
receptores de estímulo de los linfocitos B, o para los determinantes antigénicos de los
linfocitos T.
En algunos casos tales como el de los rinovirus, que desarrollan una importante
variación antigénica, es extraordinariamente difícil encontrar una vacuna que sea
eficaz frente a la infección causada por ellos; Por otra parte, cuando los receptores
son antigenicamente homogéneos, es posible diseñar un anticuerpo que se fije
fuertemente al receptor, previniendo de esta forma la infección. Las vacunas anti-
idiotipos, en estos casos, al menos teóricamente, podrían inducir respuesta
inmunitaria que imitara al receptor, y se uniera al agente infeccioso en el sitio de
fusión de ellos, y así sucede en muchos casos.
En desarrollo En investigación
Vacuna antihepatitis B
Vacuna antialergia
Campylobacter Helicobacter
Cytomegalovirus Chlamydia sp
Sin embargo, aunque hace mucha falta para la formulación de vacunas que estimulen
sus respuestas, aun no se dispone de ningún adyuvante que active específicamente el
sistema Th1, que haya sido aceptado o aprobado por las autoridades sanitarias
competentes; Solamente se dispone de las sales de aluminio para las soluciones
acuosas, y del complejo de Freund MF-59 para las emulsiones. Cuando se descubra,
se avanzará mucho en el logro de vacunas más eficaces frente a muchas infecciones,
se avanzará mucho en el logro de vacunas más eficaces frente a muchas infecciones,
especialmente las de las mucosas.