Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
I. CONFIDENCIALIDAD MÉDICA
3. MARCO LEGAL
Vistos los diferentes tipo de S.M. diremos que en nuestro País, su encuadre
jurídico está contemplado básicamente en 2 legislaciones, la Ley 17.132
artículo 11 del Ejercicio de la Medicina y por el Código Penal Argentino en su
artículo 156, que establece penas de multa e inhabilitación especial a todo
aquel que por su estado, oficio, profesión o empleo tuviera noticia de un hecho
y lo revelare sin justa causa. La doctrina especifica claramente que cuando se
1
viola el S.M. la Ley quiere evitar la divulgación y la publicidad, pero lo
esencialmente punible es la revelación, dar conocimiento, aunque sea a una
sola persona sin justa causa y su sustento es la armonía en la interpretación de
normas específicas fundamentadas en tres pilares:
c) Justa causa, elemento del que se vale el ente social para exigir o autorizar la
revelación del S.M en determinadas circunstancias (Secreto Médico Relativo).
La justa causa también es aplicable para no revelar cuando las normas
establezcan la utilización del Secreto Médico Absoluto.
2
tiene además el deber de denunciar los enfermos en estadio IV dentro de las
48 horas de confirmado el diagnóstico . Certificados médicos en los casos de
infortunios laborales (Ley 24557 de Riesgos de trabajo)
3
la integridad física que conozcan al prestar los auxilios de su profesión , salvo
que los hechos conocidos estén bajo el amparo del secreto profesional..." .
Sólo con el fin de generar una sana discusión dentro del ámbito médico legal y
sin intención de abrir juicios de opinión, conviene que el médico práctico
también conozca que los profesionales y funcionarios podrán ser acusados por
encubrimiento cuando no observen las normas vigentes que imponen penas
según lo indicado por el art. 277 del Código Penal ya que el mismo, podrá
considerarse un testigo calificado. Así mismo el art. 244 del Código de
Procedimiento Penal indica que deberán abstenerse de declarar los hechos
conocidos a través de su profesión, bajo pena de nulidad los ministro de culto,
los abogados, procuradores y escribanos, los médicos, farmacéuticos y demás
auxiliares del arte de curar, los militares y funcionarios públicos sobre secretos
de Estado a menos que sean liberados de la imposición de guardar secreto.
5. COMENTARIOS
Sin perjuicio de lo antedicho, el médico deberá tener presente aún ante los
Tribunales de Justicia, si sus declaraciones deben preservar ciertos datos o
cuando con su silencio se diera lugar a un perjuicio al propio paciente u otras
personas, o un peligro colectivo . Esta obligación de secreto y la modulación de
sus excepciones, cuando lo prevea la Ley, se extienden también a los centros
asistenciales donde se custodia la historia clínica.
4
En tal sentido, queda implícito que las mismas (historia clínica original), sólo
podrán ser retiradas de la institución por mandamientos judiciales en sobres
cerrados, en perfecto estado y no transparentes, con una inscripción que
señale claramente que lo allí contenido es confidencial y secreto. De esta
forma, el custodio de la documentación deberá firmar y sellar el sobre con un
agregado que señale la protección y las penas que indica el artículo 156 del
Código Penal.
El médico debe de guardar secreto por todo aquello que el paciente le haya
confiado, lo que haya visto, haya deducido y toda la documentación producida
en el ejercicio de su profesión, y procurará ser tan discreto que ni directa ni
indirectamente nada pueda ser descubierto . Con acierto, se establece
preservar la confianza social hacia la medicina y se precisa claramente que la
autorización del paciente a revelar un secreto, no obliga al médico a tener que
hacerlo.
5
El derecho a la confidencialidad que tiene todo paciente es la única garantía
para la defensa de su intimidad. Si en todas las profesiones debe existir el
secreto profesional, es en medicina donde éste adquiere un grado de máxima
sensibilidad ya que el médico no sólo es depositario de las más íntimas
manifestaciones del cuerpo sino también junto al sacerdote, las del alma.
Como colofón y ante todo lo expuesto, queda claro que la falta de discreción
médica revela una situación que además de ser lastimosamente impropia, pone
de manifiesto algo mucho más triste aún: La depreciación de lo que en otro
tiempo ha tenido un valor muy elevado, desvirtuando la mística de la relación
médico paciente y un profundo desconocimiento por la ética y las leyes que
regulan nuestra profesión.
El secreto médico está estrictamente regulado por las leyes penales, las leyes
civiles, y la deontología médica. Sin embargo, existen excepciones permitidas y
una amplio rango de complicaciones que provocan incertidumbre.
Lamentablemente el profesional de la salud se ha acostumbrado a vivir en la
contradicción de tener que defender el secreto profesional y a la vez estar
obligado a violarlo con cierta frecuencia.
6
sanitaria como pacientes o como profesionales, los términos del debate deben
ser redefinidos.
1. RESPONSABILIDAD
7
atiende a un paciente con HIV que con un paciente con hepatitis infecciosa, el
48% cree que la infección del HIV es posible durante la manipulación de
muestras, a pesar de las precauciones. Una encuesta realizada entre médicos
de cuidados primarios reveló que el 50% no trataría personas con HIV positivo
si tuviera posibilidad de elección, y aproximadamente un tercio estuvo de
acuerdo en que no era su responsabilidad tratar a pacientes con SIDA. La
Comisión Nacional sobre SIDA de 1990 informó que el porcentaje de dentistas
que deseaban tratar a pacientes HIV positivos creció del 21% en 1986 a
apenas el 31% en 1988. Hartley informó que más de la mitad de estos
dentistas que atenderán a pacientes infectados consideran que es adecuado
cobrar un arancel adicional en estos casos.
Leyendo estas estadísticas uno esperaría un alto nivel de cumplimiento con las
precauciones universales. Sin embargo, esto no ocurre. Koska informó que es
difícil obligar al cumplimiento de las precauciones. Baraff y Talan concluyeron,
sobre la base de un estudio realizado en UCLA Medical Center que
"actualmente existe un bajo nivel de cumplimiento con las políticas de
precauciones universales". Una vez desarrollado e implementado un programa
para tal fin, informaron que la educación intensiva puede ofrecer solamente un
pequeño aumento en el cumplimiento a corto plazo, y ningún efecto sobre la
información general sobre el riesgo a largo plazo. Hammon et al. concluyeron
en su estudio que, aún en las prácticas invasivas, existe menos del 40% de
cumplimiento. Las razones que explican este incumplimiento incluyen
ignorancia u olvido de las pautas, o falta de tiempo para implementar las
mismas. Resultados similares se han obtenido entre dentistas, entre los cuales
la adhesión a las prácticas de control de la infección recomendadas es
infrecuente.
Uno podría preguntarse por qué, si es que existe una preocupación seria ante
la posibilidad de contagio, se toman tan pocas precauciones, aún después de
haber recibido información al respecto. En parte la respuesta se debe a la
disponibilidad de recursos, y este tema debe ser explorado. Sin embargo, los
recursos no son la única explicación. La respuesta tal vez pueda encontrarse
en el fenónemo de negación adaptativa.
Los riesgos asociados con la infección del HIV no se pueden negar tan
fácilmente. Contrariamente a lo que sucede con otras infecciones, el riesgo de
contagio del HIV desafía las estrategias tradicionales de tolerancia tanto en
pacientes como en los profesionales de la salud. Esto es así aún cuando existe
información que confirma que el riesgo es menor o igual a cualquier otro riesgo
posible en esa situación. Las explicaciones en este caso varían y ya han sido
8
analizadas en la literatura. También podría ser que la negación, como
mecanismo para tolerar riesgos en el ámbito de la salud, se ha convertido en
un hábito tendiente a exigir riesgo cero. Si se insiste en que el cuidado de la
salud debería estar libre de riesgos, no habría incentivos para tomar
precauciones a fin de minimizar riesgos, que son fácilmente prevenibles, ni
para aceptar riesgos atemorizantes, aunque sean remotos.
Además de admitir que existen riesgos, ser responsable significa aceptar cuál
es la cuota de responsabilidad de cada uno a la hora de minimizar riesgos.
Esto significa, por supuesto, conocer dónde residen los riesgos de exposición e
infección y cómo minimizarlos. Por ejemplo, si sabemos que el 80% de todos
los casos de exposición peligrosa a sangre infectada es mediante agujas, y que
un tercio de estos casos se produce al volver a tapar las agujas, el
relativamente bajo riesgo de infección puede reducirse no tapando las agujas.
La prevención en esta instancia corresponde más al trabajador de la salud que
al paciente, quien no está en condiciones de practicar precauciones universales
y cuya condición de HIV positivo podría provocar discriminación si tomara
estado público.
Sin embargo, a menos que las políticas institucionales fomenten y faciliten las
precauciones universales, será muy poco lo que puedan hacer los empleados.
Por ejemplo, el 50% de los contagios por agujas incorrectamente descartadas
corresponde a personal de mantenimiento. Si no existen políticas que protejan
a estos trabajadores será imposible reducir el riesgo de exposición o infección
en el ámbito médico. Llegamos a la conclusión de que gran parte de la
responsabilidad de minimizar riesgos o prevenir exposiciones está dentro de la
industria de la salud en su conjunto. El riesgo puede minimizarse a este nivel
definiendo con más precisión cuáles son las fuentes de riesgo, mejorando los
equipamientos, los procedimientos y brindando información en cada caso.
9
reducirse permitiendo una mayor permanencia en los quirófanos de modo tal
que puedan tomarse todas las medidas precautorias. Si se aumenta el cuerpo
de enfermería, que ostenta el 60-75% de los casos de infecciones debido a
objetos cortantes, se reducirá el riesgo de exposición de cada uno de ellos a
pacientes infectados. Esto es cierto principalmente en ámbitos que atienden
una gran población de enfermos HIV positivos. Las políticas de organización de
horarios también pueden reducir el riesgo. Un informe indicó que la presión de
tiempo es la razón por la cual solamente se vuelve a tapar una aguja de cada
tres, a pesar de las recomendaciones en este sentido.
Algunos sostienen que la protección del staff no es en ningún caso una razón
apropiada para efectuar estudios a fin de verificar si el paciente está infectado,
mientras que otros sostienen que sí es apropiado, y sin que sea necesario
obtener el consentimiento del paciente. La práctica de preguntar en primer
lugar al paciente es fomentada por las políticas que le otorgan al trabajador la
opción de comenzar el tratamiento con AZT con la condición de que si decide
no hacerlo, no podrá reclamar por daños causados por el ámbito laboral si en el
futuro adquiere la condición de seropositivo.
5. CONCLUSIÓN
10
La razón principal de la confidencialidad médica es ganarse la confianza del
paciente, cuya información es esencial para asegurar un diagnóstico sensato y
un tratamiento eficiente. Y aunque la justificación por estas causas puede
resultar mucho menos que absoluta, existen quienes sostienen que la
obligación del médico es absoluta, por lo tanto ausente de toda
discrecionalidad.
El secreto profesional médico cubre aquello que por razón del ejercicio de la
profesión se haya visto, oído o comprendido y que no es ético o lícito revelar,
salvo que exista una causa justa y en los casos contemplados por
disposiciones legales.
Clara está la importancia del sigilo profesional del médico para garantizar el
derecho a la intimidad de las personas dentro de un entorno social. Es apenas
elemental que la persona humana, como dueña única de su existencia, decida
qué exterioriza de su ser, que en el caso de enfermedades susceptibles de
tratamiento quirúrgico y por razones de salud, se ve prácticamente en la
obligación de hacerlo. Esas revelaciones, lógico es, no pueden darse a conocer
por el cirujano. Obligación moral y legal de contenido universal, pues basta leer
el juramento heredado de la cultura griega.
De acuerdo con este autor se requieren varias condiciones para que exista
violación del secreto profesional:
11
• Que el infractor tenga una profesión u oficio.
• Que el asunto se haya conocido con motivo del ejercicio profesional,
aunque no tenga nada de confidencial.
• Que el médico cause algún perjuicio o pueda causarlo con la revelación
de lo secreto, no obstante tener la obligación de guardarlo.
• Que se haga con plena conciencia (Delito) o inadvertidamente (Falta)
“La estructura del secreto ofrece un cuadro en el que destaca una persona que
confía a un determinado profesional una información que no puede trascender
por fuera de esa relación o que le permite conocer e inspeccionar su cuerpo, su
mente o sus sentimientos más recónditos, todo lo cual se hace en razón de la
función social que desempeña el profesional y a través de la cual se satisfacen
variadas necesidades individuales. En el ámbito de la relación profesional,
depositado el secreto o conocida la información o el dato por parte del
profesional, el sujeto concernido adquiere el derecho a que se mantenga el
sigilo y este derecho es oponible tanto frente al profesional como frente a las
personas que conforman la audiencia excluida. Correlativamente, el profesional
tiene frente al titular del dato o información confidencial, el deber de preservar
el secreto….el profesional, a su turno, tiene el derecho de abstenerse de
revelar las informaciones y datos que ingresan en el reducto de la discreción y
la reserva."
Bibliografía
12
2. Basile Alejandro: Fundamentos de Medicina Legal y Deontología y
Bioética. Capítulo 2: Los Derechos de los Médicos. Ed. El Ateneo 3ra
edición . Pag.30-34, 1999.
3. http://www.cgcom.org/not_omc/ Manifiesto en defensa de la
confidencialidad y el secreto médico
4. http://www.zonapediatrica.com/Zonas/Bioetica/secretomedico.html.La
revelación del secreto médico es daño moral y una intromisión a la
intimidad.
5. Urrutia AR, Urrutia DM, Urrutia CA, Urrutia GA: Responsabilidad Médico
Legal de los Cirujanos. Cap 3 Deberes y Derechos de las Partes.
Ediciones Héctor Macchi, Buenos Aires. Pag 77-84, 1995.
6. http://www.paideianet.com.ar/sm.htm
7. John F. Tuohey."Moving from Autonomy to Responsibility in HIV-Related
Healthcare.Cambridge Quarterly of Healthcare Ethics (1995), 4, 64-70.
Printed in the USA. Copyright 1995 Cambridge University Press.
8. Helio Pereira Dias."Bioethics: Implications for Medical Practice and
Deontologic and Legal Standards in Brazil", . Bulletin of PAHO 24 (4),
1990, p 491-503.
9. Weiss BD.Confidentiality Expectations of patients, physicians, and
medical students, Jama 1982 247,2695-2697
10. Aurelio Castillo Garcia. El Secreto Medico. Cuadernos de Bioética
1996/2
202-208.
13