CONAPRED (Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación), la OPS (Organización Panamericana de la Salud), el ONUSIDA (Programa Conjunto de las Naciones Unidas para la lucha contra el Sida) y el CONASIDA (Consejo Nacional para la Prevención y Control del VIH/SIDA), inicia una campaña nacional en contra de la homofobia.
Creo que no podía ser más oportuno y
relevante su lanzamiento. Vivimos en un momento histórico en que el ser humano es cada vez más consciente de su derecho a elegir todo aquello que lo define como un ser único, en un mondo globalizado que tiende a la uniformidad. Todos nacemos diferentes. De las diferencias surge la pluralidad, y de ésta, la riqueza de una sociedad. Así como debemos defender la diversidad cultural de los pueblos como fuente de riqueza para éstos, debemos defender el derecho de cada individuo de elegir de manera informada, ideología, religión, vocación y preferencia sexual, la elección tal vez más íntima y personal del ser humano. Si queremos que nuestra democracia evolucione, crezca y se fortalezca, debemos ser respetuosos de todos aquellos a quienes los prejuicios definen como “diferentes”, usando el término de forma peyorativa. La integridad de un ser humano viene de ser fiel a sí mismo, en sus diferencias.
Es importante notar que, históricamente, son los regímenes totalitarios los
que ven las diferencias en el ser humano como una amenaza y las reprimen como si atentaran contra la integridad de la sociedad. En realidad lo único que atenta contra ésta es la ignorancia porque nutre los prejuicios, fomenta el rechazo y el odio y alienta la hipocresía.
La intolerancia es un virus temible. Su prevención debe iniciarse desde la
infancia en el hogar. Por eso es tan importante que esta ca mpaña aborde el tema de la familia. Yo puedo decir con orgullo que en mi hogar jamás escuché un comentario homofóbico. Las preferencias sexuales de las personas se veían como eso, como preferencias a las que tenemos derecho y no como “desviaciones” de la norma. Y gracias a ese ambiente de libertad y de respeto tuve la fortuna de conocer de cerca a muchos seres humanos maravillosos: Javier Villaurrutia, gran poeta y el mejor amigo de mi padre, Salvador Novo, un ser único que desde niña me impactó con su personalidad fascinante y su lucidez…, Carlos Pellicer, que cada año nos invitaba a su casa a ver su hermosísimo nacimiento y a tantos otros hombres y mujeres homosexuales que enriquecieron no sólo mi ámbito familiar, sino a la cultura de nuestro país. Así he educado a mi hija y así también ella a las suyas, mis nietas. Esto me hace pensar con tristeza cómo la intolerancia y los prejuicios empobrecen a tantos seres humanos desde el hogar.
La homofobia está siempre ligada a la oscuridad, al miedo y a lo irracio nal.
La única forma de contrarrestarla y superarla es informando, educando, demostrando que la descalificación nos empobrece cuando la ejercemos contra otros sin razón. Tendríamos que descalificar a los corruptos, a los hipócritas, a quienes lucran con el poder. Pero no a quienes ejercen su libertad y con toda honestidad deciden ser fieles a sí mismos.