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¿YA SE ME NOTA?

Haber pasado recientemente casi un mes cuidando y compartiendo con una querida
amiga que está embarazada por primera vez, me trajo muchos recuerdos.

Ella estaba finalizando su tercer mes de embarazo y no lo estaba pasando nada de


bien. Algunas mujeres, que han pasado por la experiencia de ser mamás, podrán
entender perfectamente de que se trata todo esto. El resto, o sea todos los
hombres y las solteritas, tendrán que usar su imaginación para entender lo que voy
a relatar.

Al quedar embarazada, nuestro cuerpo sufre una verdadera revolución, no solo física
sino también mental y emocionalmente.

La progesterona y los estrógenos (unas hormonas lokas…) se vuelven más locos de


lo normal e inician funciones y cambios revolucionarios.
Comienzan los primeros síntomas, la falta de menstruación (alerta No. 1), después
viene la confirmación médica, el sueño, en ocasiones algo de mareo o las nauseas.
Se agudiza el olfato, los sentidos y nos ponemos muy sensibles… (algunas medio
mañosas, pero no todas… jejeje)

En el interior de nuestro cuerpo, algo "ajeno" a nosotras comienza hacer de las


suyas.
Literalmente, se apodera de un espacio y comienza a desarrollarse día a día en él,
provocando cambios no solo internos sino externamente visibles.

El corazón late más rápido, la sangre corre más rápido, debe irrigar lugares que
antes no existían. Incluso nuestro centro de equilibrio ¡¡ se desplaza !!

En nuestra mente cuesta creer que hay un nuevo ser viviendo y creciendo dentro de
uno. Es algo sencillamente inexplicable, aunque el doctor se desviva tratando de
hacerlo, nos parece increíble, ¡¡es un milagro!!

De pronto no podemos seguir usando la misma ropa, finalmente "se nos nota" la
guatita (pancita). La ropa del diario se cambia por una nueva.
Dejamos de hacer cosas que antes la verdad no importaba mucho o nada si las
hacíamos. Cuidamos nuestra alimentación, también lo que escuchamos (porque nos
afecta emocionalmente), cuidamos y protegemos nuestro cuerpo, porque hay
alguien que puede salir "perjudicado" o dañado, ¡¡ ya no estoy sola !! Esa criaturita
es testigo de todo lo que digo, reconoce mi voz, los latidos de mi corazón, percibe
cuando estoy feliz o cuando estoy triste.
Día a día nos informamos de cómo va esta criaturita, le sacamos "fotitos"
(ecografías), le conversamos y aunque no lo hemos visto, lo conocemos y le
amamos con todo el corazón.

Creo que podría seguir páginas y páginas describiendo esta espectacular


experiencia. En mi caso la experimente 3 veces y debo decir que son de las épocas
más espectaculares que he vivido.

Pero…¿y que tiene de espiritual todo esto?


Cuando conversábamos con mi amiga sobre lo que ella estaba experimentando en
carne propia, al estar embarazada e ir pasando por todas estas y otras facetas vino
a mi mente un pensamiento increíble, aunque loco, pero increíble.

Cuando tú, yo, el vecino de la esquina o un chinito al otro lado del mundo recibe a
Jesús en su corazón, sucede algo muy parecido a lo que te acabo de compartir.

Generalmente solemos "espiritualizar" excesivamente las cosas y creo que es por


esa razón que nos cuesta mucho trabajo "aterrizar", ver o creer, cómo algo de tipo
espiritual pueda tomar forma o literalmente cobrar vida en nosotros.

El perfecto amor de Dios siempre ha estado disponible para cada uno de nosotros.
En su mente estuvimos desde siempre (difícil de creer ¿no?, pero es así).

Cuando el amor de Dios nos alcanzó, nos dimos cuenta, entre otras cosas, que
somos pecadores y que nada de lo que hagamos podrá salvarnos. Entonces Jesús
nos invita a abrir nuestro corazón para vivir en el.

Bueno, pues aunque suene loco, descabellado y poco "académico", personalmente


creo que algo "similar" a un embarazo comenzó a operarse en nuestro interior,
cuando Dios, el Espíritu Santo, anidó en nosotros.

Cuando el Espíritu Santo, (que no es aire que anda revoloteando por allí…), que es
una persona, la tercera persona de la Trinidad anida en nuestro corazón, de
inmediato comienza a gestar una serie de cambios que literalmente transforman
nuestra vida. En algunos casos es muchísimo más rápido y evidente que en otros,
pero eso no es culpa del Espíritu… somos nosotros los "necios" que no le damos
"chance" que nos cambie, tal como desea hacerlo.

Si bien no "engordo" físicamente, "se me nota" un cambio. Mi mente cambia, mis


sentimientos cambian, no estoy sola nunca más. Me cuido de lo que hago, lo que
como, lo que digo, a los lugares donde voy, las personas con las que me junto, las
cosas que escucho, etc. etc. , porque tomo conciencia que ahora hay alguien que
está en mi y quiero cuidarlo a toda costa.

Con tranquilidad en casa lee cuidadosamente todo el capitulo de Colosenses 3, pero


ahora quiero resaltar algunos versículos de ese maravilloso pasaje, pon atención:

1-2 " Dios les dio nueva vida, pues los resucitó juntamente con Cristo. Por eso,
dediquen toda su vida a hacer lo que a Dios le agrada. Piensen en las cosas del
cielo, donde Cristo gobierna a la derecha de Dios. No piensen en las cosas de este
mundo.

¿Y entonces cómo debo vivir ahora?


5… den muerte a todos sus malos deseos . . .
9… porque ustedes ya han dejado la vida de pecado
10 y ahora viven de manera diferente. En realidad, ustedes son personas nuevas,
que cada vez se parecen más a Dios su creador, y cada vez lo conocen mejor".

Bueno, y ahora después de leer esto… ¿cómo estamos por casa? ¿"Se te nota" el
cambio o sigues siendo un "agente secreto", que pasa inadvertido?. O
¿sencillamente nadie nota el cambio que has tenido y nadie siquiera "sospecha" que
eres cristiano?
Señor, ayúdanos a hablar menos y escucharte más. A hacer menos cosas
aparentemente muy "cristianas" y quedarnos quietos para conocerte más. A
permitir que tu Espíritu haga una transformación total en nuestras vidas para
parecernos cada día más a Ti y ojalá sin abrir siquiera la boca… Permitir que ¡El
olor fragante de Cristo pueda percibirse a lo lejos, estemos donde estemos ! AMEN

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