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DEPORTES › A TREINTA AÑOS DE LA FINAL CONTRA HOLANDA EN LA QUE ARGENTINA GANO
EL TITULO MUNDIAL
DEPORTES INDICE
país DE LA RIBERA
Salen en aviones desde La Boca
Por Facundo Martínez
Pasaron tres décadas desde aquel 3-1 a Holanda, con dos goles de RACING JUEGA EN CORDOBA CONTRA
Kempes y uno de Bertoni, un éxito logrado digna y legítimamente en la BELGRANO POR LA PROMOCION
Hasta el Chango hará fuerza
cancha que la dictadura militar manchó de sangre, como todo lo que
tocaba, salpicándolo para siempre. PRIMERA SEMIFINAL DE LA EUROCOPA
Como turcos en Alemania
Kempes celebra, Bertoni va a buscar la Por Esteban Bayer
Por Juan José Panno pelota al arco; Suurbier y Krol quedaron
tirados. Es el 2-1 para Argentina. VASALLO ARGÜELLO, CALLERI Y DULKO
SIGUEN ADELANTE EN WIMBLEDON
Fragmento de “La música que quiero”, un poema del periodista Carlos Imagen: AFP No comen vidrio, ni pasto
Ferreira. A TREINTA AÑOS DE LA FINAL CONTRA
HOLANDA EN LA QUE ARGENTINA GANO
“De la casa tejida sale el dueño, EL TITULO MUNDIAL
El éxtasis del fútbol, la agonía del
país
piso su área, invado sus dominios, Por Juan José Panno
pecho
y empiezo a oír la música que
quiero.”
Kempes había jugado el segundo tiempo de aquel partido del ’74 contra la
Naranja Mecánica, en Gelsenkirchen. Entró por René Houseman en el inicio
del segundo tiempo. Y tocó la pelota tanto como Ubaldo Matildo Fillol, que
integraba el plantel, pero estaba afuera... Los tres sufrieron en el pellejo
propio la vergüenza del baile y del 4-0 que no fue el doble porque los
holandeses bajaron de revoluciones, para ellos el campeonato seguía. A
este cronista le tocó también padecer aquella goleada. No tocaron la pelota
ni Kempes, ni Houseman, ni Wolff, ni Carnevale, ni Balbuena y siguen los
ni.
La primera llegada hasta el arco holandés fue un remate de Ayala desde
lejos, a las manos del arquero Jongbloed sobre la mitad del segundo
tiempo. Alguna vez contó Roberto Perfumo que, con el partido 2-0, el
arquero Daniel Carnevali se apuró para ir a buscar una pelota que se había
ido afuera y él le sugirió que hiciera tiempo. “Pará, loco, tranquilo –le dijo–
que éstos nos van a hacer media docena.”
Cuatro años después de aquello, Argentina disputó la final del Mundial
contra casi los mismos jugadores holandeses. Parecía mentira. En el
medio pasó que César Menotti se hizo cargo de la Selección. El Flaco
jerarquizó al equipo nacional. Convenció a los deprimidos futbolistas locales
de que con una buena preparación física podían jugar de igual a igual con
los europeos y hacer pesar la superioridad técnica; logró darle contenido a
la idea de que la Selección era la prioridad Nº 1; entrenó a fondo; hizo
amistosos contra los más pesados; llevó a la Selección por todo el país,
convocó a jugadores de distintos equipos; se bancó las críticas
despiadadas (como Basile hoy, como Bielsa ayer) de quienes no aceptaban
ni su estilo de juego ni su manejo con la prensa y logró el objetivo de armar
una selección competitiva. Los jugadores, acaso por primera vez en la
historia después del desastre de Suecia sentían orgullo de ser convocados
para el seleccionado. Eso sigue hasta hoy.
Jugaba con cuatro defensores, sostenía todo el andamiaje con Gallego
parado delante de la línea de cuatro, pendulaba con la movilidad de Ardiles
y atacaba con dos wines bien abiertos: Bertoni o Houseman y Ortiz. Un
delantero centro, un referente de área como dicen ahora, Luque; y Kempes,
líbero de toda la cancha, inclasificable polifuncional capaz de arrancar de
bien atrás para llegar hasta lo más profundo de las defensas rivales.
Con tres de punta o con dos, con Valencia, Villa o Larrosa en la cancha,
daba lo mismo: Kempes siempre encontraba su lugar en el mundo y
resultaba vital para el equipo y letal para los rivales. La columna vertebral:
Passarella-Gallego-Kempes se completaba con Fillol. El Pato conservaba
en el arco lo que los demás construían con paciencia arriba. La Selección
pasó la primera fase, asimiló el impacto de la caída contra Italia y atravesó
el camino hacia la final, ya con Kempes en el mejor nivel. La historia es
conocida: 2-0 a Polonia con una primera atajada de Kempes para evitar que
la pelota entrara y una segunda volada de Fillol en el penal e Deyna;
empate con Brasil, goleada a Perú. Punto y aparte.
Aquella goleada a los peruanos estará eternamente bajo sospecha. No hay
pruebas fehacientes del arreglo, pero sí datos cruzados que hacen pensar
que el almirante Lacoste y sus secuaces se movieron para asegurarse de
que los peruanos no ofrecieran demasiada resistencia. Lo que está claro es
que si hubo algo turbio no partió de los jugadores ni del cuerpo técnico. Y
también es innegable que la Selección estaba en condiciones de hacerle
los goles que necesitaba. Los peruanos habían llegado a este partido
después de perder 3-0 con Brasil y 1-0 con Polonia. Anímicamente caídos,
recordaban que un par de meses antes, en Lima, Argentina había ganado
fácil, más allá del 3-1 final. Demasiados elementos para suponer que ese
equipo supermotivado necesitara de oscuras ayudas.
Treinta años pasaron desde la final que Argentina ganó digna y
legítimamente en la cancha. Treinta años sin que Kempes tuviera todo el
reconocimiento que se merecía por lo que hizo en la cancha. Treinta años
de una final que la terrible dictadura militar manchó de sangre, como todo lo
que tocaba.
“Cuánto bailamos en aquellos
días,
qué dulce fue el mareo del
engaño.
Cuántas ganas de ignorarlo todo,
de creer que había vuelto
indigno y torpe:
aquellos cadáveres volviendo
al lecho de los ríos,
canturreando una canción de
olvido
Y nosotros allí.
sudorosas,
con el mundo al revés,
hechos pelota”.
Permalink:
http://www.pagina12.com.ar/diario/deportes/8 -106637 -2008 -06-25.html
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Miércoles 25
Junio 2008 En Clarín Buscar
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El contexto político y económico en el mundo en
Aquella final del Mundial 78 junio del 78
Por: Waldemar Iglesias y Oscar Barnade Reportaje| El País de España entrevista a
Claudio Morresi
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1. Una chica denunció que fue secuestrada y
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5. Hubo caos vehicular en Panamericana por
un choque en cadena
Hace treinta años, bajo el cielo del Monumental, un estadio entero tiraba papelitos y 6. Racing se juega todo en Córdoba
gritaba el gol de Daniel Bertoni, el tercero de la final frente a Holanda. Ese estallido 7. El contexto político y económico en el
resultaba también la certeza del primer título mundial en la historia del fútbol
argentino. Sucedía todo eso en el contexto de un país de dolores y horrores mundo en junio del 78
cotidianos; el de la última dictadura, el de los desaparecidos, el de la 8. Hieren a balazos a un policía durante un
desesperación de familias deshechas. La alegría pública y futbolera era también la intento de robo
máscara de la Argentina cruel.
9. Números futboleros
10. Un nene de 10 años sufrió un corte en su
A apenas un kilómetro del escenario de la celebración deportiva, estaba la Escuela cara al ser atacado por tres compañeras en
de Mecánica de la Armada (ESMA), el centro clandestino de detención más grande Córdoba
de la última dictadura. Detrás de ese muro había lo único que podía haber: silencio o
un puñado de contradictorios gritos de gol. "Y algunos kilómetros más allá, los
aviones arrojaban a los prisioneros vivos al fondo del mar" , agrega Eduardo
Galeano, en su relato El Mundial 78 , del libro Fútbol a sol y sombra .
La Selección Argentina era un equipo con futbolistas destacados, con un estilo de
juego que reivindicaba la mejor tradición del fútbol argentino y con una ventaja
grande: ser local. Empezó con dos victorias calcadas : 2-1 a Hungría y 2-1 a Francia.
La caída ante Italia (0-1) obligó al traslado desde Núñez hacia Rosario. Entonces,
apareció la gran figura del Mundial: Mario Kempes. Hizo los dos goles en el 2 -0 ante
Polonia y otro par en el partido más polémico del Mundial: el 6 -0 a Perú. En el medio,
un inmenso Ubaldo Fillol garantizó el cero en el empate contra Brasil.
El 21 de junio, Argentina enfrentó a Perú, en Arroyito, con la certeza de que debía
golear por al menos cuatro goles para disputar la final. Se trató y se trata de un
partido interminable , rodeado de mil versiones y rumores jamás comprobados:
sobornos e incentivos directos a jugadores, un acuerdo entre los dos Gobiernos de
facto (el de Videla y el de Francisco Morales Bermúdez), presiones de las más altas
autoridades y varios etcéteras afines.
Cuatro días después, se jugó la final, ya de regreso en Buenos Aires. El rival era
Holanda, finalista en Alemania 1974. No contaba con su estrella mayor: Johan Cruyff.
Su ausencia en Argentina -más allá de especulaciones sobre un rechazo a la
organización- la explicó hace poco: "Fue por motivos familiares". Sin embargo,
Holanda jugó de igual a igual en un partido muy emotivo. Kempes puso el 1 -0 en el
primer tiempo. Nanninga empató a ocho minutos del final. Rensenbrink pegó un tiro
en el palo cuando quedaba casi nada. Pero llegó el alargue, y con él, los goles de
Kempes y de Bertoni, frutos de una generosidad ofensiva irrompible. También los
gritos. Ese bullicio que no dejaba escuchar los alaridos de los desesperados.
13:00 Los argentinos somos unos negativos cada vez que hacemso
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Miércoles 25
Junio 2008 En Clarín Buscar
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Eduardo murió algunos años después en forma súbita por la rotura de un aneurisma cara al ser atacado por tres compañeras en
cerebral. Siempre sospechamos que fue la huella de aquellas palizas en cautiverio. Córdoba
Recuerdo también otra estocada brutal de esa tarde, cuando el tiempo reglamentario
del partido se escapaba hacia el alargue. Fue el tiro en el palo de Rensenbrink, que
estuvo a un par de centímetros de pulverizar el sueño futbolero argentino. El
suplementario resultó tremendo: pura tensión hasta los goles de Kempes y de
Bertoni. Gritaba como desaforado esos goles en la cara del colega brasileño que,
atónito, sólo me respondía con una fingida sonrisa y los pulgares en alto. Videla
también gritaba esos goles y levantaba sus pulgares: sentí que se me abrían las
puertas del Cielo en medio del infierno. Recuerdo que al finalizar el partido, con un
mar de banderas agitadas y los alaridos atronadores del "dale campeóóóón, dale
campeóóóón" de la muchedumbre, golpeé el pupitre con violencia y me largué a
llorar. Pensé en Carlos y en Nicolás. Y seguí llorando sin consuelo. No era sólo por
emoción futbolera, en esas lágrimas también cabían la bronca y las certezas: nunca
más los podría volver a ver. Con Nicolás, que había muerto el 1ø de junio, justo el día
de la inauguración del Mundial, tuve una primera reparación con la llegada de
Gimena, mi hija menor, en 1980 y, mucho después, con la de mis dos nietitos, Luna
y Tobías. Con Carlos no hubo revancha. El es hoy memoria y emblema familiar del
horror de la dictadura, pero se hizo bandera eterna en mi suegra, Pepi Solanes, una
de las Madres de la Plaza, que ya no está. Nunca había escrito esto. Me lo debía.
Entonces tenía sólo 25 años y, claro, sabía lo que pasaba (DYN).
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"Los asesinos utilizaron nuestra Más leídas Más recomendadas Más
proeza" 1.
comentadas
Una chica denunció que fue secuestrada y
También Larrosa hizo referencia al contexto de aquel entonces. "El Mundial sólo duró
un mes, de los 7 años que duró la dictadura. Y en ese tiempo, casi todas las
personas que no tenían conocidos desaparecidos, desarrollaban sus actividades
con normalidad, como lo hicimos nosotros", expresó. En tren de ampliar la visión de
sus compañeros, Olguín manifestó que "el cuestionamiento principal surge porque
ganamos esa Copa. Si hubiéramos quedado afuera, como en el 82, no se hubiera
dicho nada. ¿O alguien escuchó cuestionar la participación en el Mundial de
España? Y ahí sí, todos sabíamos que estábamos en guerra". Así, para redondear el
tema inevitable, la nube que sobrevuela siempre al recuerdo de aquella
consagración, Villa resumió el sentimiento de los cuatro ex futbolistas en relación al
genocidio que se desarrollaba mientras se jugaba el Mundial: "Después de tanto
tiempo, tenemos la certeza de que algo así no puede repetirse nunca más. Nunca
más".
Y entonces sí, se habló de fútbol, del fútbol que pregonó históricamente Menotti,
plasmado en una campaña que los cuatro consideran "revolucionaria". Según Fillol,
"hubo un antes y un después de la era Menotti en la selección argentina, por su
proyecto, que aún sigue vigente en la AFA, aunque él esté lejos, y por el aporte de un
tipo fundamental en esta historia, que fue el profe Ricardo Pizzarotti, el hombre que
nos exigía en la preparación física, nos protegía y nos preparaba, todo al mismo
tiempo". Por su parte, Olguín destacó que aquel proceso iniciado por Menotti, en
1974, "transformó la mentalidad del futbolista argentino, y además cambió el ritmo
de juego que había en el país, muy lento en comparación al europeo". También
identificado con esa línea futbolística, Villa agregó que "como el fútbol es un juego,
hay que jugarlo. Yo de chico, jugué al fútbol, pero de grande también. Por eso,
respeto muchísimo a Menotti". Y Larrosa completó el concepto: "Quizá, hay gente que
pretende ganar un partido, o abrirlo, a través de una pelota parada. No era nuestro
caso. Nuestra estrategia defensiva era que el rival no tuviera la pelota, porque esa
era nuestra prioridad, la pelota".
Una vez culminada la conferencia, fue invitado al escenario de la sala Pablo Neruda,
en el Paseo La Plaza, Víctor Dell'Aquila, el hincha inmortalizado por el fotógrafo de El
Gráfico Ricardo Alfieri (padre), quien congeló para siempre la imagen de "El abrazo
del alma": entre la euforia de los festejos por aquella victoria ante Holanda en el
Monumental, el 25 de junio de 1978, este hombre se acercaba para incorporarse a
un abrazo entre Fillol y Alberto Tarantini, a pesar de haber padecido a los 12 años la
amputación de sus dos brazos. Recibió una camiseta en nombre de Deportea,
firmada por los jugadores, y con su emoción, se fue el aplauso final.
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Números futboleros Más leídas Más recomendadas Más
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08:55
1. Una chica denunció que fue secuestrada y
violada en Floresta
Primera fase:
Grupo I:
Grupo II:
Grupo III:
Grupo IV:
Segunda fase:
Grupo A:
Grupo B:
Tercer Puesto:
Brasil 2 - Italia 1.
Final:
Argentina 3 - Holanda 1.
Posiciones finales:
1) Argentina
2) Holanda
3) Brasil
4) Italia
5) Polonia
6) Alemania Occ.
7) Austria
8) Perú
9) Túnez
10) España
11) Escocia
12) Francia
13) Suecia
14) Irán
15) Hungría
16) México
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- Algunos autores señalan que se gastaron unos 520 millones de dólares en la
organización del Mundial, mientras que otros investigadores aseguran que la cifra
fue de 700 millones de dólares, un monto diez veces superior al previsto
inicialmente.
-Con el equipo de Menotti consagrado campeón, Videla habló en la cena de clausura
efectuada en el Plaza Hotel: "El pueblo argentino no reniega de su presente y vive con
alegría, diría yo, con heroica alegría, la posibilidad de un futuro promisorio".