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ISRAEL Y EL REINO DE
DIOS
Por Mario A Olcese Sanguineti
También es interesante descubrir que hay otro personaje singular en el NT que era
justo y que esperaba igualmente algo. Su nombre era José de Arimatea, un
discípulo discreto de Jesucristo. De él el evangelista Marcos dice: “José de Arimatea,
miembro noble del concilio, que también esperaba el reino de Dios, vino y entró
osadamente a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús” (Marcos 15:43). Y más adelante los
discípulos de Jesucristo exclamarían: “Pero nosotros esperábamos que él era el que había
de redimir a Israel...” (Lucas 21:24).
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precisamente de una era dorada para Israel y los gentiles, una época en donde
Israel y las naciones gozarían de una paz y justicia duraderas, un tiempo de
refrigerio y de prosperidad nunca antes vistas. Es decir, un Edad en donde Israel
sería una nación segura, fértil, gloriosa, próspera y de mucha bendición para todos
los pueblos de la tierra.
2
¿QUÉ PARTE DE LA PROFECÍA DE ISAÍAS 61 CUMPLIÓ JESÚS
EN SU PRIMERA VENIDA?
En Isaías 61:1-11 el profeta predice la salvación de Sión, pero como dice William
Mac Donald en su Old Testament Digest, (Extracto del Antiguo Testamento):
“Sabemos que el Señor Jesús es el orador acá porque el citó los versos 1 y 2ª en la sinagoga
en Nazaret y añadió: ‘hoy esta Escritura se ha cumplido ante vuestros oídos’ (Lucas 4:16-
21). El fue ungido con el Espíritu Santo en su bautismo y su ministerio terrenal se
relacionaba con el anuncio de las buenas noticias de salvación a los pobres, a vendar a los
quebrantados de corazón, proclamar libertad a los cautivos y la apertura de la cárcel (u
ojos) de aquellos que estaban presos. El finalizó la cita con las palabras ‘a proclamar el año
de la buena voluntad de Jehová’ porque lo que seguía, ‘el día de la venganza de nuestro
Dios’ no se cumpliría sino hasta su segunda venida” (1). Este importante detalle debe
ser tomado en cuenta seriamente por el “hiper-preterismo”, pues esta escuela de
interpretación bíblica sostiene que Cristo básicamente cumplió todo lo prometido
en las profecías del AT en el año 70 DC con la destrucción del templo y la ciudad
de Jerusalén. Sin embargo, aquí vemos que Jesús enseña otra cosa muy diferente.
En el año 70 DC no se cumplió nada de lo dicho en los versos 2b-11 de Isaías 61.
Veamos de que tratan estos versos:
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verso 9 se profetiza que las naciones reconocerán que los israelitas son un linaje
bendito de Jehová. Esta parte de la profecía difícilmente se ha cumplido ya. Sólo
basta con preguntarles a los árabes si ellos reconocen que los israelíes son un linaje
bendito de Jehová, y con toda seguridad la respuesta serán un rotundo no al
unísono.
Toda esta información dada por el profeta Isaías ya estaba disponible cientos de
años antes que Jesús naciera como hombre mortal, y sin embargo nuestro Señor no
la leyó en la sinagoga en Nazaret. Es evidente, por tanto, que estas profecías
mesiánicas no se cumplieron cabalmente en el pasado. Pero como Dios no miente,
él las va a cumplir plenamente cuando llegue el tiempo para los restauración de
todas las cosas. Mientras tanto, el pueblo Hebreo seguirá viviendo en tribulación y
peligros hasta que su Salvador, el Mesías, regrese para completar su salvación y
darles su parte dentro de su reino milenario. Esta participación involucra también
para todos salvos de entre los gentiles. Por fin veremos a una Jerusalén
completamente segura, feliz y pacífica. Será una era maravillosa en donde el
mismísimo Hijo de Dios gobernará el mundo desde esta antiquísima ciudad amada
por árabes, cristianos y judíos. Recién entonces se cumplirán las palabras de Isaías
32:1: “He aquí para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio”.
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