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En esencia, podría decirse que no estás solo allí dentro. Existen dos aspectos
diferenciados
de tu ser interno. El primero eres tú, la conciencia, el testigo, el centro de tus
intenciones deliberadas; y el otro es ese personaje que observas. El problema es
que la parte observada no calla nunca. Si pudieras librarte de ella, aunque solo
fuera por un momento, la paz y serenidad resultantes serían las mejores vacaciones
que has disfrutado en tu vida.
«Mira esto. Está arruinando mi vida. Estoy tratando de vivir una existencia
pacífica y
significativa, pero me siento como si estuviera sentado encima de un volcán. Esta
voz interior
puede decidir salirse de madre, cerrarse en banda u oponerse a lo que esté
ocurriendo en
cualquier momento. un día le cae bien alguien y al día siguiente no hay nada que
haga esa
persona que le parezca bien. Mi vida es un caos porque a esta voz que vive aquí
conmigo le
encanta hacer un melodrama de todo». Cuando has visto esto y aprendes a no
identificarte
con tu compañero de habitación, estás preparado para liberarte.
Te aliviará saber que no eres la primera persona que tiene este problema. Hay
muchos que
te han precedido y que se han encontrado exactamente en esta misma situación.
Muchos de
ellos buscaron la guía de quienes habían llegado a dominar este campo del
conocimiento, y
recibieron enseñanzas y técnicas que, como el yoga, se crearon para ayudar en este
proceso.
En realidad, el yoga no se reduce a tener un cuerpo saludable, aunque también logra
esto. El
yoga tiene que ver con el conocimiento que te permitirá salir de tu aprieto, el
conocimiento
que puede llevarte a la libertad. Cuando tu prioridad en la vida sea alcanzar la
libertad, verás
que existen prácticas espirituales que pueden ayudarte a lograrlo. Estas prácticas
consisten
esencialmente en aquello a lo que dedicas tu tiempo con el fin de librarte de ti
mismo. En un
momento dado te darás cuenta de que tienes que distanciarte de tu psique. Esto se
logra
estableciendo la dirección de tu vida en tus momentos de lucidez, sin dejar que la
inestable y
vacilante mente te disuada luego de lo que hayas decidido. Debes darte cuenta de
que tu
voluntad es más fuerte que tu hábito de escuchar esa voz. No hay nada que no puedas
hacer.
Tu voluntad tiene supremo poder sobre todo ello.
¿quién ve cuando tú ves?, ¿quién oye cuando tú oyes? ¿quién es el que observa los
sueños?, ¿quién ve la imagen reflejada en el espejo?, ¿quién está teniendo todas
estas experiencias? Si intentas dar respuestas honestas e intuitivas, dirás
simplemente: «Yo. Soy yo. Yo soy ese que está aquí experimentando todo esto». Y
esta es la mejor respuesta que puede darse.
Tú eres el sujeto que está mirando los objetos, de modo que no hace falta que
repasemos uno tras otro cada uno de los innumerables objetos del universo para
concluir que no eres ninguno de esos objetos. Podemos generalizar fácilmente
diciendo que, si eres el que está mirando algo, entonces tú no eres ese algo que
miras.
De modo que, inmediatamente y de manera vivamente sentida, sabes instantáneamente y
de una vez todo lo que no eres: no eres nada del mundo externo; tú eres el que está
ahí dentro mirando hacia fuera, a este mundo externo.
¿no es cierto que hay momentos en los que no tienes experiencias emocionales, y
entonces sientes quietud interna? En esos momentos tú sigues estando allí; pero de
lo que eres consciente en esos instantes es de un silencio lleno de paz. Llegará un
momento en el que comenzarás a darte cuenta de que tanto el mundo externo como el
flujo de emociones internas consisten en cosas que vienen y van, mientras que tú,
el ser que experimenta todas esas cosas, permaneces allí dentro inmóvil y
permanentemente consciente de cualquier cosa que suceda ante ti, ya sea
externa o interna.
¿Quién está percibiendo esos pensamientos? ¿No eres tú, acaso? ¿No eres tú quien
escucha tus pensamientos ahí dentro? ¿Acaso no eres tú quien es consciente de la
existencia de los pensamientos? De hecho, ¿no es cierto que no puedes librarte de
ellos? Si
tienes un pensamiento que no te gusta, ¿puedes hacer que se vaya? La gente lucha
continuamente con los pensamientos, pero ¿quién es ese que es consciente de los
pensamientos y quién es el que lucha con ellos? Una vez más, date cuenta de que
tienes una
relación sujeto-objeto con tus pensamientos. Tú eres el sujeto, y los pensamientos
son
simplemente un objeto más del cual puedes ser consciente.
Entonces te das cuenta de que no eres quien pensabas. Ni siquiera eres un ser
humano. Lo
que sucede es que simplemente estás observando a un ser humano. Instalado en tu
propio centro de conciencia, empezarás a tener experiencias profundas. Serán
experiencias profundas e intuitivas de la verdadera naturaleza de Ti Mismo.
Descubrirás que eres inmensamente amplio. Cuando empieces a explorar la conciencia
en vez de quedarte atrapado meramente en la forma, te darás cuenta de que tu
conciencia parece pequeña y limitada, debido solamente a que la enfocas en objetos
pequeños y limitados.