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EMMANUEL LÉVINAS
En Noms propres Editions Fata Morgana Montpellier, 1976
Traducción:
Patricia Bonzi Moas,
2003
PAUL CELAN
Del ser al otro
Hacia el otro
Ocurre que Paul Celan –al que, sin embargo, Heidegger supo
celebrar con ocasión de una de sus estadías en Alemania[1]- nos habla de
la poca comprensión que tiene hacia cierta lengua que instaura el mundo en
el ser, significante como el fulgor de la physis de los presocráticos. Ya
que compara una lengua tal a un camino tan bello en la montaña donde, a la
izquierda, florece el martagón salvaje, florece como en ninguna otra parte
y, a la derecha, se alza la campánula, y donde el Dianthus Superbus,
clavel espléndido, se alza no lejos de allí... lengua no para ti y no para
mí – pues yo le pregunto para quién, entonces, ella ha sido concebida, la
tierra, no es para ti -digo yo- que ella ha sido concebida, y no para mí –
una lengua de siempre, sin Yo y sin Tú, nada sino Él, nada sino Eso,
¿comprendes?, Ella simplemente, eso es todo. [2] Lengua de lo neutro.
Ocurre, entonces, que para Celan el poema se sitúa precisamente
a nivel pre-sintáctico y pre-lógico (¡como es, por supuesto, de rigor hoy
en día!) pero, también, pre-develante: en el momento del puro tocar, del
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puro contacto, del tomar, del estrechar, que es, tal vez, una manera de
dar hasta la mano que da. Lenguaje de la proximidad por la proximidad, más
antiguo que aquél de la verdad del ser –al que, probablemente, porta y
soporta-, el primero de los lenguajes, respuesta precediendo la pregunta,
responsabilidad por el prójimo, haciendo posible, por su para el otro,
toda la maravilla del dar.
La trascendencia
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La poesía - conversión en infinito de la mortalidad pura y de la letra
muerta [12] La paradoja no está sólo en la aventura infinita de una letra
muerta, está en la antinomia en la que se desarrolla el concepto mismo de
trascendencia, salto sobre el abismo abierto en el ser, al que la
identidad misma del que salta le inflinge un desmentido ¿No es, acaso,
necesario morir para trascender contra-natura e incluso, contra-ser? ¿O es
necesario, a la vez, saltar y no saltar? A menos que el poema permita al
yo separarse de sí mismo. En términos de Celan: descubrir un lugar donde
la persona, al asir su yo como extraño a sí misma, se libere. [13] A menos
que el poema, que va hacia el otro, vuelto, frente a él, prolongue su
éxtasis, se agrave en el entretiempo. En términos de Celan, muy ambiguos
por cierto, persista en los confines de sí mismo. A menos que el poema,
para persistir, postergue su acuidad. En términos de Celan: a menos que el
poema se revoque...se llame y se traiga de vuelta, incesantemente, a fin
de poder persistir desde su Ya-no-más a su Siempre-todavía. Pero, por ese
siempre-todavía, el poeta no conserva, en el paso hacia lo otro, su
soberanía orgullosa de creador. En palabras de Celan: el poeta habla desde
el ángulo de inclinación de su existencia, desde el ángulo de inclinación
donde la creatura se enuncia... quien lo escribe (quien escribe el poema)
se revela a él dedicado [14]
¡Singular de-sustanciación del yo! Hacerse todo entero signo,
tal vez sea eso[15] ¡Tregua de los gloriosos remilgos de creador! ¡Que nos
dejen tranquilos con el poiein y otras bagatelas!, escribe, aun, Celan a
Hans Bender. Signo hecho al otro, apretón de manos, decir sin dicho,
importantes por su inclinación, por su interpelación, antes que por su
mensaje, importantes por su atención. Atención como pura plegaria del
alma, de la que habla Malebranche, con tantas sonoridades imprevistas en
la pluma de Walter Benjamin: receptividad extrema, extrema donación,
también. Atención, modo de conciencia sin distracción, esto es, sin poder
de evasión por obscuros subterráneos. Plena luz proyectada no para ver las
ideas, sino para impedir la fuga. Sentido primero del insomnio que es la
conciencia, rectitud de la responsabilidad, anterior a todo aparecer de
formas, de imágenes, de cosas.
Salida hacia el otro hombre ¿es una salida? Un paso fuera del
hombre, pero que se sostiene en una esfera dirigida hacia lo humano,
excéntrica [17]Como si la humanidad fuera un género que admite al interior
de su espacio lógico –de su extensión- una ruptura absoluta, como si yendo
hacia el otro hombre, se trascendiera lo humano, hacia la utopía. Como si
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la utopía fuera, no el sueño o el premio de una errancia maldita, sino el
claro donde el hombre se muestra: ... claridad de la utopía... ¿Y el
hombre? ¿y la creatura? - En esa claridad [18]
En la claridad de la utopía…
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escribe: ... la tierra se plegó en la altura, se plegó una y dos y tres
veces, y se abrió en el medio, y en el medio hay agua, y el agua es verde
y el verde es blanco, y el blanco viene de más arriba aún, de los
glaciares… [20]
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[9] Ibid., p. 193
[10] Ibid., p. 187
[11] Trascendencia por la poesía, ¿es esto serio? Sin embargo, es un rasgo
distintivo del espíritu o del racionalismo moderno: Al lado de la
matematización de los hechos, mediante el remontar a las formas, el
esquematismo –en el sentido kantiano del término- de los inteligibles,
mediante el descenso a la sensibilidad. Controlados en lo concreto,
impuros, los conceptos formales y puros resuenan (o razonan) de otro modo
y cobran nuevas significaciones. Exponer las categorías del entendimiento
en el tiempo fue, por cierto, limitar los derechos de la razón, pero,
también, fue descubrir una física al fondo de la lógica matemática: La
idea abstracta de sustancia se ha vuelto principio permanente de la masa y
la idea vacía de comunidad se ha vuelto principio de interacción
recíproca. En Hegel las figuras de la dialéctica ¿no se dibujan acaso de
manera vigorosa ‘figurando’ en la historia de la humanidad? -- ¿La
fenomenología husserliana no es una manera de esquematizar lo real en los
horizontes insospechados de la subjetividad sensible? Así como la lógica
formal puede ser referida a la concreción de la subjetividad, el mundo de
la percepción y de la historia, en su objetividad, se acusa de abstracción
-cuando no de formalismo- y se vuelve hilo conductor para descubrir los
horizontes de sentido donde va a significar con una verdadera
significación. Leyendo la reciente obra sobre la Psicosis, curiosa y
bella, de Alphonse de Waelhens, para el cual ni Husserl ni Heidegger
tienen secretos, tuvimos la impresión que el freudismo no hace sino
restituir lo sensible fenomenológico –que sería aún lógico o puro en sus
imágenes, en sus oposiciones, en sus convergencias y en sus iteraciones- a
una especie de sensibilidad última en la que, especialmente, la diferencia
de sexos, determina las posibilidades de un esquematismo sin el cual las
significaciones sensibles serían tan abstractas como lo era la idea de
causa fuera de la sucesión temporal antes de la Crítica de la Razón Pura.
Todo un drama se esconde entonces en las combinaciones del matemático y en
el juego de los conceptos del metafísico, ¡la crítica de la razón pura
continúa!
[12] Le Méridien, in Strette, p. 195
[13] Le Méridien, in Strette, p. 188
[14] Ibid.., p. 191
[15] Simon Weil es capaz de decir: Padre, arranca de mí este cuerpo y este
alma para hacerlo todo por ti y no dejar subsistir de mí, sino este mismo
desgarro eternamente.
[16] Le Méridien, in Strette, p. 192.
[17] Ibid.., p. 185.
[18] Le Méridien, in Strette, pp. 193-194
[19] Doch Kunst ist Eröffnung des Seins des Seiendes [Sin embargo, el
arte es patentización del ser del ente], Heidegger, Einführung in die
Metaphysik, p.101. El editor de Noms propres pone ‘Erfahrung’ por
‘Eröffnung’, no sabemos si esto es una errata o quizá el producto de una
cita ‘de memoria’ de Lévinas. (N.T)
[20] Entretien dans la Montagne, in Strette, pp. 172-173.
[21] Le Méridien, p. 197.
[22] Ibid.., p. 193
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[23] Le Méridien, p. 197.
[24] Ibid.., p. 193