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MENOPAUSIA Y OSTEOPOROSIS

Desde la publicación del capítulo de Menopausia y osteoporosis en la entrega III de PROFAM 2ª


edición, se han producido cambios relevantes, a la luz de diversos trabajos de investigación,
básicamente en el enfoque terapéutico de la osteoporosis. El presente texto está dirigido a
actualizar el tratamiento y el manejo de esta entidad prevalente.

El objetivo de PROFAM es brindar a sus alumnos herramientas sencillas, accesibles y actualizadas


de la problemática prevalente en atención primaria, por lo tanto nos vemos en la obligación de
acercarles en este formato la información que complementa y reemplaza a la brindada en dicha
entrega III.

Generalidades de la osteoporosis

La osteoporosis es una enfermedad muy importante en los ancianos y en las mujeres


posmenopáusicas. La consecuencia más temida de esta entidad son las fracturas, dentro de las
cuales la que tiene más impacto sobre la salud es la fractura de cadera (o de cuello de fémur). Las
fracturas vertebrales ocupan el segundo lugar en importancia clínica produciendo dolor y
deformidad.

Con respecto a la información sobre la osteoporosis a la que accede la población, es sabido que es
de calidad variada. Habitualmente, somos los médicos los que informamos a nuestros pacientes
sobre sus problemas de salud: les decimos cuando tienen que vacunarse, cuando deben tomar un
antibiótico, etc. Sin embargo, con la osteoporosis esto no sucede. La mayoría de las mujeres
recibe información proveniente de alguna amiga o de algún medio de comunicación. Es muy
frecuente que en los medios gráficos de comunicación aparezcan artículos sobre la osteoporosis y
sus temibles consecuencias.

Los médicos no somos los únicos que informamos a nuestras pacientes sobre la osteoporosis.
Ellas reciben gran cantidad de información de los medios de comunicación que no siempre está
bien seleccionada o que no puede ser extrapolada a cada caso particular.

Cambios en la evaluación diagnóstica

Si bien las causas más frecuentes de densitometría (DMO) anormal o de fracturas son la
osteoporosis posmenopáusica y la senil (las llamadas tipo 1 y 2), hay que tener en cuenta en la
valoración de una paciente con osteoporosis, las causas secundarias (muy raras) como el
hipertiroidismo, el síndrome de Cushing, el uso crónico de corticoides, el hiperparatiroidismo, el
hipogonadismo, algunas neoplasias, el síndrome de mala absorción, los trastornos renales o el
mieloma múltiple. No hay acuerdo entre los expertos de que estrategia diagnóstica utilizar para
descartar osteoporosis secundaria. Nosotros recomendamos hacerlo mediante el interrogatorio, el
examen físico y, eventualmente, análisis de laboratorio. No obstante las pacientes con
osteoporosis secundaria siempre se benefician con un tratamiento antirresortivo,
independientemente del tratamiento de su enfermedad de base.

Cambios en el rastreo de la osteoporosis

La Fuerza de Tareas Americana (USPSTF) plantea las siguientes recomendaciones de rastreo


(recomendación grado B): a) Mujeres mayores de 65 años de edad; b) Mujeres luego de los 60
años si tienen riesgo aumentado de osteoporosis.
Con respecto al grupo de mujeres menores de 64 años sin factores de riesgo para osteoporosis
(ver abajo) hay insuficiente evidencia a favor o en contra para recomendar el rastreo
(recomendación grado C).

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Hay otras indicaciones de rastreo que son más discutidas; algunos expertos plantean rastrear a las
mujeres con evidencia radiológica de osteopenia encontrada como hallazgo accidental en una
radiografía y a las mujeres menores de 60 años con factores de riesgo para osteoporosis (ver
abajo).

Factores de riesgo para osteoporosis: a) Dependientes: son los factores que afectan
directamente la densidad ósea valorada por DMO (ya por sea por hipoestrogenismo, déficit de
absorción de calcio, aumento de la resorción ósea, etc.) y que a su vez favorece al desarrollo de la
osteoporosis. Por ejemplo: menopausia precoz (antes de los 45 años), amenorrea secundaria
prolongada, hipogonadismo primario, terapia con corticoides (más de 5 a 7.5 mg de metil
prednisolona por día durante un año o más), anorexia nerviosa, síndrome de malabsorción,
hiperparatiroidismo, insuficiencia renal crónica, mieloma múltiple, hipertiroidismo, inmovilización
prolongada, artritis reumatoidea, trasplantes, tratamiento crónico con heparina e
hiperprolactinemia. b) Independientes: son los factores que se asocian directamente a la
osteoporosis, independientemente de la DMO; son: 1) Baja densidad mineral ósea como hallazgo
en una DMO sin otro antecedente; 2) Tabaquismo severo; 3) Fracturas de extremidad inferior del
radio, columna o cadera; 4) Antecedente familiar de primer grado de fracturas de columna o
cadera; 5) Peso menor a 52 kilos (algunos autores consideran un índice de masa corporal menor
de 20 kg/m2 y otros, un peso actual menor del que tenía la mujer a los 25 años).

Drogas para la prevención de la osteoporosis

El principal cambio es que se dejó de utilizar TRH como droga de primera elección para la
prevención de la osteoporosis por sus efectos adversos y colaterales (ver luego). Actualmente solo
se indica esta terapia en algunas mujeres con menopausia precoz.
Los bifosfonatos aparecen como una alternativa válida, aunque la evidencia no es suficiente.

Tratamiento de la osteoporosis: principales modificaciones

Indicaciones de tratamiento farmacológico:


a) DMO con T score de –2.5 SD (desvío estándar).
b) DMO con T score de –1 a –2.5 con dos factores de riesgo independientes.
c) Mujeres posmenopáusicas con varios factores de riesgo independientes (aún sin realizar DMO).

El principal cambio con respecto al tratamiento de la osteoporosis es el inherente a la indicación


de TRH (terapia de reemplazo hormonal). Hasta el año 2002 la TRH era el tratamiento de primera
elección en la mujer posmenopáusica para la prevención de enfermedades cardiovasculares, para
los síntomas vasomotores del climaterio y para el tratamiento de la osteoporosis. En vista a la
aparición de los primeros ensayos clínicos randomizados (en los últimos años) el paradigma de la
indicación de TRH sobre el cual estaban basados los textos y las recomendaciones se han
modificado sustancialmente.

En lo que se refiere al tratamiento y prevención de la osteoporosis, la TRH ha dejado de ser el


tratamiento de elección. Por lo tanto debido a que existen otros tratamientos eficaces (por ejemplo
los bifosfonatos) no se justifica mantener la indicación de TRH.

Como dijimos estos cambios han ocurrido en relación a los últimos trabajos de investigación. En
1998 se publicó el estudio HERS (el primer ensayo clínico randomizado de TRH) que demostró un
aumento en los eventos cardiovasculares y tromboembólicos en las pacientes con enfermedad
coronaria (EC) establecida.
El primer concepto que cambió es que la TRH no debe indicarse en mujeres con EC establecida
(prevención secundaria) ya que aumentaría el riesgo tromboembólico sin otorgar ningún beneficio
adicional.

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Posteriormente se publicó el estudio llamado Women´s Health Initiative (WHI), que evaluó la
TRH en la población general de mujeres posmenopáusicas. Este estudio mostró un aumento
significativo en el riesgo de cáncer de mama a partir del tercer año de seguimiento.

Es importante destacar que los eventos ocurridos en esta población fueron muy infrecuentes y
que, aunque en términos relativos el exceso de riesgo pueda aparecer impactante, el exceso de
riesgo absoluto individual es pequeño. Con relación al estudio, la estimación del impacto
absoluto nos dice que por cada 10.000 mujeres expuestas a la TRH combinada por año, el
riesgo atribuible a la TRH será de 7 eventos cardiovasculares, 8 cánceres de mama invasivos, 8
accidentes cerebrovasculares y 18 eventos tromboembólicos. Si trasladamos estos datos a la
práctica diaria implicaría que las mujeres que hoy están recibiendo TRH desde hace algunos
años van a tener un muy pequeño aumento de riesgo de eventos adversos.

De acuerdo a los resultados del HERS, (TRH en prevención secundaria) y del WHI, (TRH en
prevención primaria), la TRH se asocia con un aumento del número de eventos cardiovasculares y
trombóticos y un aumento de la incidencia de cáncer de mama. Los eventos cardiovasculares
aparecen durante el primer año de tomar TRH y el riesgo de cáncer de mama se incrementa luego
de los tres años de recibirla. Si bien el impacto clínico es pequeño, el impacto poblacional (por lo
que significa la enfermedad cardiovascular y el cáncer de mama en la población de mujeres) es
importante.

Debido a que las indicaciones de la TRH han cambiado, es probable que el médico de atención
primaria se encuentre ante pacientes que según los criterios anteriores tenían indicado comenzar
una TRH y que, a la luz de la nueva evidencia, ahora la tienen contraindicada, o bien la están
recibiendo desde hace muchos años. Es probable que el médico se pregunte: ¿Qué hacer con las
pacientes que se encuentran realizando una TRH?
En este punto es donde el médico debería evaluar cuál fue la indicación de la terapia de
reemplazo, y cuánto tiempo hace que la esta recibiendo.

El médico de atención primaria debería suspender la TRH en las pacientes con enfermedad
coronaria o con un riesgo cardiovascular global aumentado y, también, en las mujeres que estén
recibiendo TRH desde hace más de 5 años.

En las pacientes que no toleran ningún bifosfonato, en las mujeres con menopausia precoz o en
las mujeres con síntomas de vasomotores durante la menopausia y que no tenga
contraindicaciones para recibir TRH (antecedentes de cáncer de mama o endometrio, enfermedad
hepática, antecedentes de enfermedad tromboembólica), pueden iniciar un tratamiento hormonal y
este debe limitarse a 3 ó 5 años como máximo, ya que a partir de los 5 años aumenta el riesgo de
cáncer de mama invasivo.

Una vez planteado el cambio sustancial en cuanto a la indicación de TRH, comentaremos


algunos cambios con respecto al tratamiento farmacológico de elección.

a) Bifosfonatos

Cada vez se cuenta con mayor evidencia sobre la eficacia del alendronato en el tratamiento de la
osteoporosis; este ha demostrado ser eficaz para disminuir el riesgo de fractura de cuello de fémur,
de muñeca y de vértebras.

Los bifosfonatos forman parte de un grupo de drogas sobre las que más se ha investigado en los
últimos años. Su eficacia en el tratamiento de la osteoporosis ya ha sido demostrada,
constituyéndose en el tratamiento de primera línea.

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b) Risedronato: es otro de los análogos del pirofosfato y al igual que el alendronato presenta
acción antiresortiva. A pesar de ser de muy reciente aparición, demostró disminuir el riesgo de
fracturas (vertebrales y de huesos largos) en pacientes con antecedente de fracturas vertebrales
no traumáticas previas. Se diferencia del alendronato ya que casi no presenta efectos adversos
(igual al placebo). La dosis usual es de 5 mg/día y, al igual que el alendronato, debe acompañarse
con calcio .

El risedronato parece ser tan eficaz como el alendronato pero con menos efectos adversos.

c) Raloxifeno
Últimamente se han desarrollado derivados sintéticos que intentan lograr los efectos beneficiosos
de la TRH evitando los riesgos de los estrógenos. A este grupo de derivados sintéticos con acción
estrogénica parcial se los denomina moduladores selectivos de los receptores de estrógenos o
SERM. Ellos ejercen una acción estrogénica en el sistema óseo, en el metabolismo lipídico y en la
coagulación inhibiendo la acción en los órganos de la reproducción (mama y útero). El más
conocido es el raloxifeno.

El raloxifeno es un modulador selectivo de los receptores estrogénicos logrando producir los


efectos beneficiosos de los estrógenos en los lípidos y en el hueso, evitando los del endometrio y
la mama. Fue aprobado en EE.UU. en 1997 para su uso en el tratamiento de la osteoporosis. Su
uso sólo fue evaluado en mujeres postmenopáusicas con osteoporosis aunque se están realizando
estudios para evaluar su efecto sobre el riesgo cardiovascular.

El raloxifeno es un derivado sintético de acción estrogénica parcial o SERM. Presenta efecto


estrogénico sobre el sistema óseo, sobre el perfil lipídico y sobre la coagulación, con un efecto
antiestrógeno sobre el tejido mamario y el endometrio. Está aprobado su uso para el tratamiento de
la osteoporosis en mujeres postmenopáusicas.

El estudio MORE (Multiple Outcome of Raloxifene Evaluation) evaluó el efecto del raloxifeno sobre
la densidad ósea en mujeres con osteoporosis vertebral. En este estudio randomizado, el
raloxifeno redujo las fracturas vertebrales (0.6% en grupo raloxifeno comparda con 1.4% en el
grupo placebo) y mejoró la densidad ósea en la densitometría mineral ósea (DMO) y redujo los
niveles de colesterol total y LDL. El número necesario para tratar (NNT) fue de 123.

El raloxifeno no induce la proliferación endometrial en el útero aunque se necesita de más estudios


para decidir si no induce estimulación endometrial o cáncer de endometrio. Aparentemente,
tampoco produciría proliferación de células del tejido mamario, pudiendo ser una alternativa para
mujeres con osteoporosis y riesgo aumentado de cáncer de mama. La dosis usual es de 60 mg por
día en una toma diaria en cualquier momento (EVISTA, envase por 28 comprimidos de 60 mg, $57;
LOXIFEM, envase por 28 comprimidos de 60 mg, $51) acompañada con calcio (500 mg/día) y
vitamina D (400-600UI de colecalciferol). Los efectos adversos más comunes son calores o
sofocos y calambres en miembros inferiores. Aunque raro, el efecto adverso más importante fue un
pequeño incremento en la tasa de eventos tromboembólicos.

El raloxifeno aparece como una buena alternativa para mujeres postmenopáusicas con
osteoporosis y riesgo aumentado de fracturas es quienes la TRH está contraindicada o que
presentan intolerancia a los bifosfonatos. Demostró ser efectivo para reducir las fracturas
vertebrales (no hay datos sobre la reducción de las de fémur) , el colesterol y el colesterol LDL
como también para incrementar la densidad ósea en la DMO.

d) Nuevas drogas

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El ranelato de strontium es una droga evaluada pero que aparentemente no ofrece beneficios
adicionales respecto del alendronato, y sólo se publicó un trabajo que se realizó contra placebo y
no contra alendronato u otro bifosfonato conocido. Otra droga es el ácido zaledrónico, que se
esta investigando como una variante para las pacientes que tienen intolerancia oral, pero por ahora
se evaluaron puntos finales intermedios (porcentaje de cambio en la densitometría). Por el
momento no hay evidencia suficiente para recomendarlas.
.

Conclusiones respecto al tratamiento de la osteoporosis

1) La TRH dejó de ser el tratamiento de elección para las mujeres con osteoporosis.

2) El tratamiento actual de elección son los bifosfonatos. El alendronato es el más conocido y


ofrece seguridad por 10 años de uso.

3) Si bien la TRH es efectiva para la prevención y tratamiento de la osteoporosis, su indicación se


limita a pacientes con menopausia precoz y a pacientes con síntomas vasomotores durante la
menopausia. La duración del tratamiento no debería exceder los 5 años, realizando control
mamario anual con mamografía.

Nuevas recomendaciones para la prevención y el manejo de la osteoporosis

En las pacientes con osteopenia diagnosticada por DMO (T score entre -1 y -2.5), se debería
indicar calcio y reforzar pautas preventivas (actividad física, evitar el tabaco y el alcohol). En las
pacientes que además presentan dos factores de riesgo independientes se recomienda comenzar
con bifosfonatos.

En las pacientes con osteoporosis diagnosticada por DMO (T score menor a -2.5) sin evidencias
de fractura, además de reforzar las pautas preventivas, indicar calcio y vitamina D, deben recibir
tratamiento con 10 mg por día, o, 70 mg semanales de alendronato.

En las pacientes con fractura vertebral y de cadera el tratamiento farmacológico es indispensable


y se recomienda usar bifosfonatos (estos mostraron reducir la incidencia de nuevas fracturas
vertebrales).

En las pacientes con varios factores de riesgo sin DMO el médico estaría autorizado a realizar
tratamiento con bifosfonatos.

Cambios en la evaluación del tratamiento de la osteoporosis

Es frecuente observar una disminución de la densidad ósea en la DMO al año de comenzado el


tratamiento. Este hallazgo no implica que el tratamiento instaurado sea ineficaz. Además en estos
pacientes se observa que si se continúa el tratamiento con el mismo fármaco se produce
posteriormente un incremento de la densidad ósea.
En base a estos datos no se recomienda cambiar de fármaco ante un resultado desfavorable en
una DMO al año de comenzado el tratamiento, y se sugiere monitorear a las pacientes cada dos
años con DMO.

Parece que el tiempo óptimo para evaluar la efectividad del tratamiento para la osteoporosis es con
DMO cada dos años.

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Nuevo algoritmo final
Recomendaciones universales

1) Dieta con aporte de vitamina


D y calcio de acuerdo a la
edad y momento de la vida
2) Actividad física
3) Suspensión del tabaco

Mujeres
postmenopausicas Mujeres
premenopáusicas

Evaluar: factores de riesgo


para osteoporosis e
indicaciones de DMO

Hacer DMO
>65 años Ofrecer bifosfonatos
Osteopenia
60-64 si FR+

Osteoporosis

6
Indicar calcio en forma
farmacológica
Vitamina D No
toler
a

¿Antecedentes de
cáncer de mama?

Si Indicar raloxifeno

G) BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
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