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SimMan en la

UDP, a la

vanguardia de la enseñanza
médica
El simulador humano de última tecnología

KARLA ESTHER PEÑA TEQUEN


USMP – Facultad de Medicina Humana

Informática Médica
INDICE
INDICE...............................................................................................................................2
SimMan en la UDP, a la vanguardia de la enseñanza médica El simulador humano de
última tecnología

.............................................................................................................................................3
INTRODUCCION..........................................................................................................3
SimMan: ‘echando a perder se aprende'.........................................................................6
Relevancia de simuladores en universidades .................................................................8
Tipos de simuladores.....................................................................................................10

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Informática Médica
SIMMAN EN LA UDP, A LA VANGUARDIA DE LA
ENSEÑANZA MÉDICA EL SIMULADOR HUMANO DE
ÚLTIMA TECNOLOGÍA

INTRODUCCION

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Cuando éramos niños y jugábamos a ser doctores, nuestros pacientes
eran muñecas o los juguetes de nuestras hermanas, hoy esos juguetes son más
sofisticados y son capaces de respirar, de infartarse y hasta de quejarse. Son
modelos robotizados de última generación que permiten a los estudiantes de
Medicina ensayar sin afrontar las consecuencias de una emergencia médica.

Sobre esta nueva forma de practicar la medicina responde a una disminución en el


número de enfermos dispuestos a ofrecerse como conejillos de indias. El Dr.
Miguel Bustos, académico de la Facultad de Ciencias de la Salud UDP
http://www.udp.cl/salud/index.htm , cuenta que “la cantidad de pacientes que
están dispuestos a ser utilizados para que los médicos ejerciten en ellos ha
disminuido considerablemente durante estos últimos treinta años. Esto se ha
visto incrementado con la publicidad de las negligencias médicas que terminan
en la muerte de un paciente o en un daño irreparable. En Chile, según cifras del
Colegio Médico, mueren unas 5 mil personas al año porque los profesionales
que los atendieron no supieron cómo reaccionar. Según el Journal of the
American Medical Association http://jama.ama-assn.org/ , en Estados Unidos
cada año mueren cerca de 195.000 personas debido a errores médicos
potencialmente evitables.

En este nuevo escenario, las Escuelas de Medicina se han visto obligadas a buscar
nuevas formas para mejorar el entrenamiento de sus futuros profesionales
tanto en el manejo de situaciones clínicas graves, como en la correcta
utilización de los recursos para la óptima asistencia al paciente. En Europa,
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España fue pionera en la utilización de un simulador humano, que
permite a los estudiantes de medicina realizar sus prácticas médicas sin el
temor a equivocarse. “No es lo mismo que un paciente real, pero cada vez se
están haciendo simuladores más modernos y parecidos a un ser humano”, dice
Bustos.

Durante Mayo del 2007, la Facultad de Ciencias de la Salud, siguiendo el accionar de


las facultades de Medicina de universidades de prestigio internacional, presentó
a la comunidad académica y estudiantil el SimMan, un símil del cuerpo humano
desarrollado por la compañía de origen noruego Laerdal, que permite reproducir
técnicamente, en un ambiente similar al real, múltiples situaciones y técnicas de
soporte vital básico y avanzado, así como desarrollar habilidades individuales o
de grupo en la atención a enfermos.

Con este modelo, y como si estuvieran practicando en un paciente real, los


estudiantes de salud de la UDP tienen acceso a un maniquí que tiene una
cabeza de intubación realista con lengua flexible, cartílago arytenoide, epiglotis,
cuerdas vocales, tráquea, árbol bronquial, esófago y pulmones. Está preparado
para ser sometido a múltiples técnicas de ventilación, exhalar CO2, mostrar
signos de respiración espontánea (movimiento de pecho, exhalación de aire por
la boca, sonido, etc.), ofrecer una frecuencia de respiración variable, obstrucción
faríngea, edema de lengua, trismus, laringoespasmo, limitación cervical de
movimiento, reducción de la capacidad pulmonar, distensión estomacal,
pneumotórax en diversos lugares o impedir la intubación o la

ventilación. Otro dato relevante, es que el SimMan es capaz de reproducir más


de 2.500 variaciones de ritmos cardíacos, con distintos tipos y frecuencias de
extrasístoles. Asimismo permite la desfibrilación semiautomática o manual, la
monitorización cardíaca y marcapasos transcutáneo. La presión sanguínea se

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puede tomar de manera automática, auscultada o palpada. El brazo
izquierdo permite la auscultación de los sonidos de Korotkoff sincronizados con
el pulso.

SimMan: ‘echando a perder se aprende'

“Dentro de la gama de los simuladores, el SimMan es el más sofisticado, más


completo y realista que existe”, señala Roberto Urzúa, gerente general de
Hospitalia, empresa encargada de realizar aportes en el ámbito de la salud.
Este simulador llega a estados tan avanzados que se pueden simular diversas
complicaciones como edemas de lengua, de glotis, trismos y espasmos.

El escenario en el que se desenvuelven estas situaciones es controlado a través de


un software dirigido por un tutor debidamente entrenado. En función de la
respuesta que vaya dando el alumno, el programa va registrando los distintos
parámetros: electrocardiograma, pulso y tensión arterial, respiraciones,
saturación de oxígeno, temperatura, auscultación de sonidos cardíacos,
respiratorios y abdominales, entre muchos otros.

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Para Jorge López Jaramillo, Director del Centro de Simulación de la Facultad de


Medicina de la Universidad de Antioquia (Colombia)
http://medicina.udea.edu.co/ el uso del SimMan es un complemento ideal en la
formación del personal de salud. La simulación dinámica que se debe dar en la
etapa final del proceso de formación, “incrementa las destrezas y habilidades,
mejora la permanencia del conocimiento, conduce a una mejor actitud del
educando frente al tema estudiado, reduce los costos finales de aprendizaje,
requiere menor tiempo para adquirir la destreza, no genera reacción adversa al
uso del simulador y abre un espacio para proyectos de investigación”.

Gracias a simuladores como el SimMan, que en Chile hay tres -en la Facultad de
Ciencias de la Salud de la UDP, en la FACH y en RCP Corp-, los docentes
tienen la oportunidad de crear una gran variedad de escenarios a sus alumnos,
con distintos grados de dificultad, para que estos vayan solucionando
complicaciones que se van produciendo durante una intervención. “Nosotros
vamos imponiéndoles diferentes tareas, sin aviso, para ver cómo se
desenvuelven en los determinados casos”, comenta el Dr. Miguel Bustos.

Además, hace especial énfasis en que una de las mayores virtudes que ofrecen los
simuladores es la oportunidad de volver atrás. El hecho de que a uno se le
permita realizar un procedimiento cuantas veces sea necesario, hace que el
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alumno comprenda sus errores y vea los problemas que le causaría
a un paciente real. “SimMan puede quejarse y hasta morir, en caso de que no
sea bien tratado”, señala.

En los últimos años ha disminuido enormemente el número de pacientes que


aceptan que alumnos los usen como “conejillos de indias”.  Ante esta
situación, los simuladores aparecen ser la mejor opción. Se trata de maniquíes
de tamaño real, con la tecnología necesaria para desplegar miles de escenarios
catastróficos para que los profesionales de la salud puedan practicar sin
problemas. En este escenario,  la UDP se convierte en la primera casa de
estudios chilena en contar con el SimMan, un moderno simulador humano, el
más sofisticado de Sudamérica.

En Chile sólo existen tres prototipos: en la Facultad de Ciencias de la Salud de


la UDP, en la FACH y en RCP Corp.

Por Juan Ignacio Jabbaz Periodista Web 

Relevancia de simuladores en universidades

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Las universidades le están dando mucha importancia al hecho de adquirir
simuladores para ponerlos a disposición de sus alumnos, ya que han
comenzado a ver la importancia que estos tienen en la formación de un buen
profesional. “Hay mucha efervescencia en implementar laboratorios de
simulación donde SimMan siempre debe estar junto a otros mecanismos de
enseñanza”, advierte Urzúa.

Pese a que es evidente el deseo que tienen las escuelas de salud por hacerse cargo
de modernas salas de simulación, también hay que recorrer un largo camino
para saciar estos objetivos, a parte de los costos económicos que estos
cambios traen. Según Urzúa para hacerlo de buena manera, se debe introducir
la “simulación en la malla curricular y perfeccionar el aprendizaje de creación de
escenarios por parte de los profesores”.

Daniel Gaete, estudiante de Medicina de quinto año de la Universidad de Chile,


comenta que en su casa de estudios se utilizan sólo simuladores estáticos. “Los
utilizamos para realizar intubaciones y reanimación, pero todo lo demás lo
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hacemos con pacientes reales. Practicar en pacientes reales es muy
bueno, pero tener la posibilidad de equivocarse, volver a intentarlo y buscar
específicamente dónde estamos fallando es inmejorable”.

Los alumnos de Medicina de la UDP coinciden en que gracias al SimMan han logrado
bajar la tasa de error y lo que es mejor, pueden medir en qué tienen mayor o
menor dificultad, es decir, dan espacio a una enseñanza más personalizada.
“Esta metodología permite formar profesionales más seguros, ya que tenemos
la posibilidad de practicar mucho, lo que con pacientes reales es muy difícil.
Además, es posible volver atrás cuando algo no sale bien, analizarlo con el
profesor y poder llegar a la solución o tratamiento correcto”.

Tipos de simuladores

Según Urzúa, también representante de Laerdal en Chile, existe una extensa


variedad de simuladores que los expertos dividen específicamente en dos
grupos: maniquíes y simuladores dinámicos. “La gran diferencia entre
simuladores estáticos y los dinámicos está en la posibilidad que tiene el
estudiante o médico de relacionarse –hasta el punto que sea posible- con el
paciente, en este caso el simulador”.

Los simuladores estáticos no interactúan con los alumnos que practican en él, por lo
que adolece de una de las principales características que deberá enfrentar el
médico con sus pacientes, la relación con ellos. “El hecho de que no haya
ningún grado de retroalimentación hace que la única forma de que el estudiante
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sepa si está realizando de buena manera su trabajo sea gracias a la
tutoría de un profesor. Los maniquís son utilizados en los primeros años de
estudio, cuando los alumnos comienzan a familiarizarse con el cuerpo
humano”, señala.

Según Urzúa, los expertos coinciden en que existe un ciclo que se debe cumplir en la
educación de los alumnos de las carreras del ámbito de la salud. “En un
principio se deben preparar los estudiantes teóricamente en base a lo que digan
los libros y los profesores capacitados para esto. Superada esta etapa se deben
dar los primeros pasos prácticos en simuladores estáticos. Luego, teniendo los
conocimientos y las habilidades, hay que someterlos a la toma de decisiones,
que es un acto esencial en los profesionales de salud, allí nosotros
proponemos el uso de algún simulador dinámico que permita interactuar y
resolver un problema de verdad”, continúa Urzúa.

En esta misma línea, Adriana Correa Arango, Coordinadora del Laboratorio de


Simulación de la Universidad Pontificia Bolivariana (Colombia), que también
cuenta con simuladores, coincide en que la utilización de los simuladores debe
ser el último paso en la educación de un alumno. “El error más grande que se
podría cometer al usar simuladores, es considerarlo como única metodología de
aprendizaje sin que se acompañe de una lectura previa individual y en grupo,
así como el posterior trabajo sobre el paciente real, que nunca será
reemplazado”, argumenta.

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