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Cuando hace ya un año me propusieron dar esta charla, el tema que se me pedía
era “espiritualidad de San José de Calasanz”, la charla iba enfocada a descubrir el
camino recorrido por Calasanz para dar respuesta a Dios e incidir en los elementos que
configuraron su espiritualidad.
Sin embargo en abril de este año y tras una charla por parte del EPP con los
profesores que realizan la FIP del colegio de Alcalá me decido a cambiar el enfoque de
la charla por completo. Se nos demanda en aquella reunión una formación mucho más
práctica y adaptada a la realidad concreta del día a día con los chavales y es desde aquí
donde nace esta nueva visión del tema a presentar.
«Si indagamos que entendían por espiritualidad los grandes autores espirituales
cristianos, en vez de definiciones, encontraremos descripciones diversas; todas válidas,
todas correctas, pero parciales en sí mismas debido a que proviene de experiencias
personales. Toda espiritualidad es personal.
En esta perspectiva, la espiritualidad cristiana es histórica. Es decir, se realiza en
tiempos y lugares bien delimitados y pone de relieve determinados valores evangélicos
que, en aquella concreta situación, inspiran el camino mas adecuado para el
seguimiento de Cristo»1
1
El carisma de José de Calasanz p.52
Espiritualidad y pedagogía del educador calasancio 2
Como de alguna definición hay que partir y puesto que toda espiritualidad es
personal me atrevo a dar yo mi propia definición (que para eso doy la charla). La
espiritualidad es una forma de mirar, es aprender a mirar como Dios mira y ver la
realidad descubriendo en ella al Jesús concreto que a cada uno se nos presenta según la
vocación recibida.
Esta nueva forma de mirar ha de configurar nuestra vida entera de modo que en un
proceso de conversión permanente vayamos identificándonos progresivamente con esa
imagen de Jesús que se nos presenta como camino.
2
Cf. Constituciones de Calasanz nn. 16-25
Espiritualidad y pedagogía del educador calasancio 3
Lo primero es pues conocerse, o mejor dicho, saber mirarse como Dios nos
mira. Descubrir en nosotros el “barro” que Dios tiene que moldear y el “diamante” que
tenemos que dejar brillar. Conocer y reconocer nuestras limitaciones y nuestros dones
para poder ofrecernos en verdad a los chavales movidos por el Amor que nos habita y
no por otras motivaciones.
Dice Calasanz en sus constituciones: «como la tarea que traemos entre manos
es de tanta trascendencia y exige personas dotadas de gran caridad, paciencia y otras
virtudes, habrá que considerar con gran atención quienes deben ser admitidos y
quienes deben ser excluidos del ejercicio de nuestro ministerio. Pues si no se procede
con gran discernimiento en la selección y admisión de los novicios (digamos hoy
futuros educadores calasancios) y no se les da una formación muy esmerada, nuestra
Obra, como cualquier otra por santa que sea, se desmoronará»3.
Calasanz habla de un ministerio dado por Dios, es algo que acogemos más que
escogemos. La educación es una vocación, no todo el mundo vale para educar, hay que
sentirse llamado a ello, hay que Amar a los chavales y hay que creer en lo que se hace,
si esto no se da uno nunca será un buen educador, será un “técnico” en la materia que
imparte y en el mejor de los casos logrará transmitir conocimientos a los chavales pero
no les educará, no sabrá sacar de ellos lo mejor de sí mismos y no les acompañará en la
aventura de hacerse personas.
Descubrir al otro como llamada, estar más en función del otro -de mis
alumnos- que de mí mismo. El hecho de "vivir la vocación de educador" no se reduce a
las horas en que se está físicamente con los alumnos o en función de ellos. Se origina
una manera de ser que alcanza todas las situaciones en que la persona del educador se
encuentra. Su actitud de escucha se proyecta, no sólo con sus alumnos, sino con su
familia, su comunidad, con aquellos a quienes trata a diario. El educador que ha
asumido su profesión como una vocación, ya no "hace" de educador, sino que "es"
educador.
Esta forma de mirar transforma mi modo de ver a los chavales, cada uno de ellos
se convierte ahora en Jesús para mi y es a Jesús a quien tengo que aprender a ver en
ellos. El chaval no es objeto en la educación sino sujeto de ella y para cada educador
cada chaval ha de ser fuente de gozo, de compromiso, de ilusión, de alabanza, de
esperanza, de fe y de Amor. Cada chaval es Jesús mismo que me sale al encuentro,
esperando que yo responda a la llamada que El me hace para ser feliz y para traer “el
Reino”.
Este ser “cooperadores de la verdad” implica ser testigos de este estilo de vida
que proponemos para nuestros chavales, necesitamos gente que crea en este ideal y que
lo viva, sólo así podremos transmitirlo a nuestros chavales. Los chicos de hoy están
saturados de “conocimientos” pero les faltan modelos de referencia que les enseñen que
se puede vivir en el Amor. Para Calasanz el testimonio del maestro forma parte de la
didáctica. El primer elemento educativo es la presencia (el modo de vestir, de escuchar,
de hablar...) lo primero es estar y después vendrá el enseñar.
La palabra más repetida por Calasanz es “diligencia”, no sólo es hacer las cosas
bien, eficazmente, sino que va al significado etimológico y une sus dos significados:
amar y escoger traduciendo este testimonio como amor preferencial. El maestro muestra
ante el alumno Amor de Padre (no romper la relación con el alumno, no murmurar de
ellos, buscar y apoyar la interna inclinación, tener “autoridad”....). «Sepa que, cuando
los alumnos ven amor de padre en el maestro e interés de su aprovechamiento, van con
gusto a la escuela»4. Calasanz refiere esta paternidad a Dios, Amar como Dios, Amar en
cada niño a Dios mismo: «Procure con toda diligencia llevar la escuela que le sea
encomendada. Y si tiene amor, no digo al Instituto, sino a Dios y a sí mismo, se
ingeniará para aprender lo que no sabe a fin de hacer bien a los pobres o para hablar
mejor, a Cristo en los pobres»5.
Pero este testimonio que debemos dar a los muchachos no puede hacerse ni
desde arriba ni lejos de ellos. Nuestro lenguaje, nuestras acciones, nuestra entrega debe
hacerse entre ellos procurando hacerse uno con los muchachos (Calasanz diría
“abajarse a los muchachos” y Don Bosco “amar lo que aman los jóvenes”). Tenemos
que ser cercanos a ellos, conocer sus sueños y sus fracasos, la realidad maravillosa que
Dios va manifestando en ellos (encarnación viva del Amor de Dios en una generación
concreta) así como el sinsentido de tantas vidas sin Dios. Es con ellos y entre ellos
donde hemos de manifestar el Amor de Dios para que ellos se descubran Amados por
4
Carta de Calasanz del 3-12-1633
5
Carta de Calasanz del 12-2-1639
Espiritualidad y pedagogía del educador calasancio 5
Por último esta forma de mirar transforma la concepción y la imagen que tengo
de la escuela. La escuela se convierte en germen de una nueva sociedad, en modelo de
fraternidad. La Escuela como lugar de ensayo de un “mundo nuevo” que es posible
vivir aquí y ahora.
Una escuela capaz de responder a la doble finalidad para la que fue creada por
Calasanz: «Esta misión educadora tiende a la formación integral de la persona. De
modo que nuestros alumnos amen y busquen siempre la verdad, se comprometan, como
cristianos responsables del Reino de Dios, en la construcción de un mundo más
humano y mantengan un estilo de vida que sea coherente con su fe. Así, progresando a
diario en la libertad de los hijos de Dios, logren un feliz transcurso de toda su vida y
alcancen la salvación eterna»6.
Una escuela donde les llegue a los alumnos la propuesta de la comunidad. «La
nota distintiva de la escuela católica es crear un ambiente en la comunidad escolar
animado por el espíritu evangélico de libertad y caridad»7. Una escuela que se
estructure y plantee como lugar de encuentro, de convivencia, de escucha, de
6
Constituciones de la Orden de las Escuelas Pías nº 86
7
Gravissimun Educationis 8
Espiritualidad y pedagogía del educador calasancio 6
Bajando a lo concreto
Pedagogía calasancia (como hacer esto posible): opciones y criterios de actuación del
educador calasancio
«...no faltará la ayuda del Señor, sobre todo si ahí atienden con caridad a los niños
pobres, enseñándoles con toda diligencia las letras y el santo temor de Dios».9
«quien no tiene vocación para los niños pobres no la tiene para las Escuelas Pías».
8
Espiritualidad y pedagogía de San José de Calasanz p. 73
9
Carta de Calasanz el 30-6-1628
Espiritualidad y pedagogía del educador calasancio 7
La opción por los pobres, tan manifïesta en los orígenes de las Escuelas Pías, no era
sólo un rasgo característico sino el motor que las puso en movimiento y que daba
sentido a todos sus proyectos. Recuperar la opción por los pobres implica un cambio de
mentalidad para pasar de una actitud asistencial, que ha caracterizado la época anterior,
a una actitud más profética, que requiere informarse, denunciar, colaborar con los que
combaten la pobreza, plantear rupturas con las instituciones sociales injustas, cambiar
estructuras que nos alejan de los pobres... la educación para la justicia como eje
transversal de todo el programa educativo.
Que nuestros centros educativos sean lugares donde no sólo se hable del pobre sino,
sobre todo, se dé la palabra al pobre, se le escuche y dejemos que nos interrogue, se
transmita y amplifique su voz para que pueda llegar desde la escuela a otros sectores
sociales.
Se oyen quejas frecuentes de lo blandas y frágiles que son las nuevas generaciones.
Se tiende con frecuencia a preservar a los menores de cualquier dificultad, con lo que no
se les prepara para las inevitables pruebas de la vida. Educar para lo difícil implica
enseñar a cambiar de actitud antes las dificultades, aprendiendo a afrontarlas forma
positiva. Una dificultad puede ser vista también como una ocasión de crecimiento y
superación.
Por otra parte, sabemos que la vivencia de los valores evangélicos, así como de
otros auténticos valores humanos, implica a menudo un ir contracorriente que requiere
personas que saben afrontar las tensiones y el conflicto. Tenemos en Jesús el modelo de
alguien “bien educado en lo difícil”, basta pensar en la experiencia pascual. Calasanz es
para nosotros otro ejemplo de fortaleza que nos anima a la fidelidad en medio de las
dificultades.
«Procure con toda diligencia llevar la escuela que le sea encomendada. Y si tiene amor,
no digo al Instituto, sino a Dios y a sí mismo, se ingeniará para aprender lo que no
sabe a fin de hacer bien a los pobres o para hablar mejor, a Cristo en los pobres».10
10
carta de Calasanz el 12-2-1639
Espiritualidad y pedagogía del educador calasancio 8
Estos valores, principios y horizonte religioso están presentes en cada uno, están
implícitos en la naturaleza de las personas. Si educar significa, etimológicamente,
“extraer”, “sacar”, es porque estas realidades tienen una raíz que ya existe en el corazón
de cada educando, aunque no sean conscientes de ello. Educar consiste en sacar a la luz
el ‘Jesús’ que existe en cada uno. Convicción que no hay que rebajar ni “descafeinar” en
ningún caso.
Todo educador o es animador vocacional o ¿qué hace?. Hay que clarificar cual es
el concepto de persona que tenemos y en consecuencia ver posteriormente cómo
educamos y evangelizamos para conseguir ese tipo de persona y no otro. Si hay un don
al comienzo de la vida del hombre, que lo constituye persona, entonces cada uno será
plenamente el mismo sólo si se realiza en la perspectiva del darse, será feliz a
condición de respetar esta naturaleza suya. Podrá hacer la opción que quiera, pero
siempre en la lógica del don; de lo contrario se convertirá en un ser en contraste consigo
mismo.
Nuestra labor no puede consistir en poner en marcha los recursos para que el
muchacho decida lo que nosotros deseamos o pretendemos, sino más bien, ensanchar
los deseos y pretensiones del muchacho para que se descubra en plenitud y poner los
medios para que en cada muchacho se haga posible un dialogo vivo y creciente entre la
palabra de Vida que ya lleva escrita en su interior como proyecto de Dios y su propio
proyecto existencial. Hay que aprender a mirar a cada muchacho como Dios nos mira y
ver en su interior toda la fuerza que Dios ha puesto en cada uno, esa es la semilla que
hay que acompañar y amar para que llegue hasta donde Dios la ha llamado.
Para educar en la vocación no se trata de estar catequizando todo el día, hay que
saber potenciar las habilidades humanas y dones personales como instrumentos
Espiritualidad y pedagogía del educador calasancio 9
Hay a menudo un auténtico cisma entre lo que se sabe, lo que se dice y lo que se
vive. El problema de la fragmentación existencial es constantemente señalado como
algo seriamente preocupante en las generaciones actuales. No sé si en nuestros procesos
educativos ponemos suficiente atención por ayudar a unificar a la persona. Se trata de
ayudar a descubrir que la identidad se adquiere en la relación, no en la autoafirmación.
Que es dándose y amando como se "es". Sólo realizando la experiencia se comprende.
Integrar convicciones con la vida diaria. Unificar la vida es el verdadero proceso
educativo. Cuando se vive desde el rol no se puede amar de verdad. Es necesario vivir
desde el fondo de la persona.
Hay que superar los roles preestablecidos y las relaciones oficiales, buscar una
atención personalizada que salga de los esquemas trillados, dando la oportunidad para
encuentros personales entre profesores y alumnos al margen del aula. Potenciar las
tutorías en este sentido. Lo académico se vuelve formativo sólo si está fecundado por
una verdadera relación personal que proporciona confianza, libertad para el
intercambio, capacidad de diálogo…
Transformar la sociedad
Hoy es imprescindible reunirnos para dar respuesta y ser capaces de una "lectura
crítica de la realidad" ("ver-juzgar-actuar"). El punto de partida será siempre la
situación real que están viviendo los destinatarios: una lectura transformadora. Desde
ella la comunidad de docentes se preguntará por la eficacia de las estructuras, los
programas, los métodos,… que se están utilizando, y decidirá el cambio, la renovación,
la creación... de lo que se considere oportuno.
Todo depende de la idea que se viva sobre todo en el claustro acerca de qué tipo
de sociedad es el mejor, bueno, conveniente, posible, esperable... Porque en muchos
Espiritualidad y pedagogía del educador calasancio 10
casos nos encontraremos con claustros para los que el tipo de sociedad a construir no es
asunto que preocupe; en otros, que el tipo de convivencia es el conocido, habitual, el
posible, el de la competencia en la libertad individual; y los habrá para quienes el
objetivo es construir otro tipo de comunidad en medio del pueblo de los hombres.
Amor
tiene que hacerse menos “minus” “minister” (servidor). Este ser servidor se realiza en
una pedagogía del Amor por cada chaval, un Amor que se entrega y que es capaz de
ver en los chicos la semilla del hombre nuevo llamado a ser .
Un Amor que se concreta en una pedagogía del uno a uno, para cada chaval que
es distinto y único. «En cada hombre en alguna forma comienza el mundo; que cada
encuentro puede transformar una vida y que, en última instancia, somos resultado de
quienes nos han mirado a los ojos y al alma, nos han dado la mano para tenernos de pie
o para arrodillarnos, para avanzar con valor o para retroceder con humildad. Nadie
somos lo que somos, sino lo que se nos posibilita o permite ser. Nadie venimos de
donde venimos ni vamos adonde vamos, sino en la medida en que alguien ante nosotros
se nos hace camino abierto o flecha que indica, palabra que alienta o advertencia que
intimida»11. No se trata de hacer cosas excepcionales, sino de vivir de forma
extraordinaria lo ordinario, tratando de vivir todo, hasta las cosas más insignificantes,
con una intensa calidad de amor, y concretando este amor en cada chaval, en cada
encuentro , en cada gesto.
Calasanz concretará en la escuela este modo de amor por parte del educador:
pedirá que tengamos un trato recíproco de dignidad, que sirvamos a Jesús en los niños,
que con nuestro amor les hagamos atractiva la escuela (esto dice casi todo), insistirá en
el "abajarse a los niños" y en atender a los más pobres (hoy...). Y todo ello como
respuesta al amor de Dios, como fruto de este amor y al modo de Jesús. ¿Cómo separar
espiritualidad de ministerio calasancio?
Testigos
11
Memorial para un Educador p. 45
Espiritualidad y pedagogía del educador calasancio 12
Dado que autoridad procede del latín “auctor” (hacer crecer) estar convencidos
de que la autoridad procede del amor. Sólo el que hace crecer a los otros, dando la vida
por ellos, adquiere una autoridad que permite corregir, delimitar, marcar líneas, orientar.
Los niños carecen de modelos familiares y sociales respecto a los valores que se
les pretende educar. Vivimos la esquizofrenia entre el ideal/teórico y lo real/cotidiano.
Los niños adquieren con facilidad el reflejo de creer en unos valores que no se
practican, al igual que hacen sus mayores. La consecuencia pedagógica es que, aunque
se les propongan verbalmente una gama de valores o principios, los niños carecen de
experiencia de los mismos como valiosos, porque no llegan a experimentarlos como
tales; no encuentran apoyo social, que proporcione consistencia y validez social a la
propuesta y lo van a comprobar en cuanto vayan al colegio; y, finalmente, entran en ese
juego de la aceptación de valores o principios que deben ser creídos, porque todos
parecen creer en ellos, y los mayores, con su autoridad, así se los proponen, pero que no
cuentan para la vida cotidiana, y se reducen a meros ideales tendenciales, hacia los que
no se sabe cómo dar pasos concretos. Y suele ocurrir que, cuando llega la etapa crítica
de la adolescencia, los jóvenes se desprenden de ese universo de valores que han
aceptado sólo superficialmente, sin verdadera personalización, junto con sus actitudes
infantiles o incluso se revuelven críticamente hacia ellos, denunciando la falta de
autenticidad. ¿Cómo promover y defender criterios, principios de conducta, valores que,
después, no sólo carecen de apoyo social explícito en la vida diaria, sino que, además,
con frecuencia son combatidos por actitudes, modos de conducta y contravalores que
desde la publicidad y los “medios” se defienden o promueven como las vías decisivas
para la felicidad y el éxito social?
Hay que evitar que se caiga en esa trampa pedagógica (que los jóvenes aprenden
enseguida) que consiste en que todo ese mundo de valores y principios son realidades
para creer, pero no para vivir, sirven como ideales utópicos, pero no para la vida
cotidiana. Es una llamada a la coherencia en el sentido de ser testigos, de vivir
Espiritualidad y pedagogía del educador calasancio 13
comprometidos para que el anuncio del mensaje sea creíble. Y por esta unidad
existencial entre Palabra y Vida, entre decir y hacer, nuestra experiencia es para muchos
creíble y convincente, provoca profundos cambios en la existencia personal, por eso
pone en acción en muchas personas un verdadero proceso educativo.
Fraternidad
«Crear lazos», le dice el zorro al Principito, para explicarle cómo se fragua una
amistad. Para ello se necesita... ¡tiempo! «¿Qué hay que hacer? —dijo el Principito—.
Hay que ser muy paciente —respondió el zorro—. Te sentarás al principio un poco lejos
de mí, así, en la hierba. Te miraré de reojo y no dirás nada. La palabra es fuente de
malentendidos. Pero, cada día, podrás sentarte un poco más cerca...». Queremos
formar comunidad, y con este buen deseo podemos caer en el error inicial del
Principito, cuando el zorro le pidió que le domesticara: «Bien lo quisiera —respondió el
Principito—, pero no tengo mucho tiempo. Tengo que encontrar amigos y conocer
muchas cosas». Abramos entonces “espacios comunitarios” y comencemos a crear
lazos: Lazos de comunión entre las personas que, al principio sólo materialmente,
coincidimos en torno a la misión educativa. Lazos que nos permitan sentirnos
humanamente reconocidos, aceptados, queridos...Lazos que provoquen nuestra
responsabilidad compartida en la misión ante las necesidades de los jóvenes...
Dado el ambiente social contrario; dado que todo mensaje, para ser creído y
aceptado debe apoyarse no sólo en la credibilidad de la propuesta, no sólo en la
credibilidad de la persona que lo propone, sino en un ambiente social que lo confirme,
la posibilidad de comunicar valores y criterios depende de la constitución de una
Comunidad Educativa, como sociedad alternativa que confirme la viabilidad de la
propuesta pedagógica. “pedagogía de comunidad”. El sujeto último del ministerio
calasancio trasciende al educador individual: se educa sobre todo por inmersión y por
eso es la comunidad educativa el sujeto, mejor aún si hablamos de la comunidad
Espiritualidad y pedagogía del educador calasancio 14
Se llega a una Escuela con Sentido cuando vivimos en una escuela que construye
Comunidad, es la condición o requisito definitivo, lo único que puede de verdad
garantizar cualquier relectura de los Programas escolares: todo depende de qué idea se
tenga sobre la vida de relación y qué vida de relación viva el educador.
Estos son los criterios, opciones, horizontes a los que queremos llegar. Nuestra
tara es sembrar (y quizás algunos frutos no nos tocará recogerlos a nosotros), no
importa tanto el resultado final como el trayecto que nos acerca a él. Sobre todo porque
en la educación el trayecto nos construye y nos plenifica al tiempo que construye a los
chavales si de verdad lo vivimos con vocación. Nos deben de mover las ganas de viajar,
no las de llegar: «Si sales para hacer el viaje a Ítaca, debes pedir que el camino sea
largo»12. Feliz viaje a todos y todas. «Que Jesús Maestro forme en todos nosotros
verdaderos y válidos educadores» (Chiara Lubich).
12
Cavafis, “el Viaje a Ítaca”.
Espiritualidad y pedagogía del educador calasancio 15
Bibliografía
Para los que aún no estéis cansados de leer ahí van algunas sugerencias que a mi me
“inspiraron” a la hora de hacer la charla. Muchas son ponencias o documentos de
trabajo de diferentes encuentros o cursos pero merecen la pena, si no podéis
conseguirlos no dudéis en pedírmelos en jangelbeltran@terra.es.