Sunteți pe pagina 1din 8

Herbert Wachsberger

DEL FENÓMENO ELEMENTAL ALA EXPERIENCIA ENIGMÁTICA1

El término experiencia enigmática designa un hecho de la psicosis todavía no introducido bajo este
nombre en el campo freudiano pero del que queda constancia en Lacan por medio de términos aproximativos
que podemos observar en diversos momentos de su enseñanza: en su artículo para la Enciclopédie française
designa como la fase fecunda del delirio aquella en que «los objetos, transformados por una extrañeza
inefable, se revelan como shocks, enigmas, significaciones" (1); en su tesis doctoral de medicina anota el
«carácter enigmático» de las experiencias iniciales que han determinado el delirio (2); en su tercer seminario
público observa que el enigma producido por cierto fenómeno de automatismo mental sólo había quedado
realmente formulado por la afirmación de la iniciativa del otro (diferenciado del Otro) (3); en su escrito sobre
la psicosis, el «vacío enigmático» que afecta la significación queda aislado como un factor de intuición
delirante. (4)
Hay que reinsertar en su contexto las ocurrencias sobre esta significación problemática. Del proceso
según Jaspers a la función de la palabra, de las leyes de la palabra a las del lenguaje (5), Lacan efectúa un
recentramiento que de entrada requiere la «inserción del inconsciente en el lenguaje» (6) y luego unas
redefiniciones posteriores del inconsciente. El fenómeno elemental, que en un principio interesa en esas
elaboraciones, será finalmente abandonado en beneficio de la experiencia enigmática. Esta es al menos la
tesis que aquí vamos a poner a prueba.
La «Cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis» da su justo lugar a la experiencia
enigmática' pero no es una conclusión; hay que leer este escrito iluminándolo con la «Presentación» de Lacan
de las Memorias del presidente Schreber8 y con algunas consideraciones ulteriores sobre Joyce.
Estos avances, contrastados por saltos, no pierden nunca el hilo de su ambición: captar en el fenómeno
psicótico «el fenómeno más depurado» en el que aflora la estructura de la que es el índice.

La época de los fenomenólogos

Con ocasión de su tesis doctoral (9), Lacan se encuentra con la principal corriente doctrinal de su época: la
tendencia de aislar los trastornos elementales de la psicosis siguiendo la hipótesis de una lesión originaria, anterior
al delirio, reconocida como «hecho primordial» (10), Grundstórung (11), «experiencia delirante originaria o
primaria", «trastorno generador» del delirio". La tesis del hecho psicótico primario desempata las teorías que

1
conciben el delirio como continuidad de la personalidad anterior y aquellas que lo sitúan como consecuencia de
una ruptura, una perturbación o de una «subducción de la personalidad» .(14)
Se considera que la noción de proceso psíquico"(15), inicialmente aceptada por Lacan, tomada del proceso
orgánico y trasladada a la actividad mental, da cuenta de esta alteración por principio definitiva de la vida mental.
El fenómeno elemental (16) condensa en sí todos estos hechos. Es primario e inicial, sin causa exterior; los
factores que determinan las psicosis quedan expresados en él; está al comienzo de su desencadenamiento; en
cambio es menos seguro, a juzgar por ciertas reacciones afectivas secundarias y deducciones racionales, que el
delirio se organice y se fije en una relación orgánica con este fenómeno. Su carácter de irrupción, parasitario,
heterogéneo con respecto a la personalidad lo acerca a los fenómenos del pensamiento xenopático propio al
automatismo mental o a los del síndrome de la acción exterior.
La tonalidad enigmática, muy inspirada en la aproximación fenomenológica jaspersiana a los hechos de la
psicosis («los acontecimientos significan algo, pero no significan nada preciso») y que Lacan atribuye al fenómeno
elemental, ya la habían retenido numerosos autores como un fenómeno propio a la paranoia: antes de Jaspers,
Margulies (17) había señalado la perplejidad, la inquietud indeterminada, el sentimiento de catástrofe cercana, una
tonalidad de angustia, como signos de una perturbación inaugural situable en la esfera de los afectos. Tiling (18), al
principio de sus intentos de esclarecer del tema, había constatado una angustia indefinible y confusa o el
sentimiento de estar apretado. Después de Jaspers, Westerterp (19) insistirá en la modificación primaria extraña
del entorno.
La certeza del sujeto de que el fenómeno se dirige a él personalmente --«una certeza subjetiva notable»,
escribía Jaspers- había sido aislada por Clemens Neisser (20) bajo el nombre de experiencia de significación
personal (Eigenbeziehung) como un síntoma primario de la paranoia.(21)
Los rasgos clínicos del fenómeno elemental permitirán a Lacan considerar las interpretaciones, los estados
pasionales, las ilusiones de la memoria, las intuiciones etc. como fenómenos elementales e igualmente, en lo que
concierne su caso Aimée, los sentimientos de transformación del ambiente moral, los sentimientos de extrañeza,
del ya visto y la adivinación de pensamientos.
En el fenómeno elemental queda resumida la estructura mental anómala propia a la psicosis misma. (22)
Pero este fundamento quedó impreciso y el prudente «x mórbido» de Lacan, si bien hacía referencia al proceso
jaspersiano, prometía otras elaboraciones.

1
Tomado de Revista Freudiana No. 13 . Editorial Paidós, Barcelona, 1995.
2
De las leyes de la palabra a las leyes del lenguaje

Al reconocer los fenómenos de la psicosis como fenómenos de lenguaje, Lacan modifica su doctrina.
Por obsoleto, sustituye el proceso por la estructura y de ello resulta una nueva definición del fenómeno
elemental: es elemental como lo es la hoja en la que se capta la estructura misma de la planta (23) El fenómeno
tiene estructura de lenguaje. El sentido, que había estado en el centro de la exposición de Lacan sobre la causalidad
psíquica, (24) queda abandonado en beneficio del significante. La personalidad cede su lugar al sujeto en tanto
sujeto del significante.
El valor clínico del fenómeno elemental varía en la medida en que avanza la doctrina. Si en el estatuto del
proceso era esencial, queda eclipsado luego por la importancia que Lacan da a los momentos fecundos y al
conocimiento paranoico que los estructura , (25) puesto que vuelve a encontrar un lugar en el campo del lenguaje
cuando queda definida su relación con el significante y precisada su inserción en la relación del sujeto con el Otro.
No es una definición definitiva ya que es tributaria del desplazamiento de las posiciones del sujeto en su vínculo
con el Otro: primero como Otro del reconocimiento luego de la palabra –es en este momento en que el
fenómeno elemental se convierte en paradigma del hecho psicótico- y finalmente como Otro del lenguaje, que
es el toque de difuntos del fenómeno elemental cuya ausencia se constata en la «Cuestión preliminar...».
Estas etapas precisan el estatuto de la precariedad del Otro en la psicosis: desfallecimiento del Otro
(como Otro del reconocimiento u Otro de la palabra) en el Seminario III: Las psicosis; la falta del Otro (como
Otro del lenguaje) por el hecho de la forclusión significante, en la «Cuestión preliminar...».
En este escrito, las alucinaciones se ponen en el primer plano de los fenómenos de la psicosis. Partiendo
del texto que ofrecen, Lacan las divide en fenómenos de código relativos al Otro y fenómenos de mensaje que
acentúan el polo del sujeto.
A los fenómenos de código a los que pertenecen las alucinaciones de la Grundsprache de Schreber, Lacan
añade los fenómenos intuitivos (26), esas «experiencias delirantes primarias» estudiadas por Jaspers
(significaciones inmediatas o transformaciones de la significación habitual de las cosas, intuiciones súbitas,
experiencias sin contenido adecuado), de las que se había servido para su semiología de los fenómenos
elementales. ¿Permitirían los fenómenos intuitivos ahora dar cuenta de lo que Lacan trataba de captar hasta
entonces por medio del fenómeno elemental y que no resistió al análisis lingüístico de los fenómenos de la
psicosis? Efectivamente, desde el Seminario III: Las psicosis hasta la «Cuestión preliminar...» se modificaron las
coordenadas de la incidencia del significante en el hecho psicótico en paralelo con una revisión del estatuto del
Otro.
3
Dos tipos de fenómenos «en los que se diseña el neologismo» se estudian en el Seminario III: la intuición
delirante a la que la plenitud del neologismo le da su carácter de experiencia colmante, y la fórmula
estereotipada que contrasta por su plenitud, su abuso. Los dos tienen como efecto un detenimiento en «la
significación como tal» que se puede atribuir al significante. Los efectos de significación de los que éste es
responsable esclarecen su estatuto y su incidencia en el fenómeno. Aislado de su cadena, puro sin-sentido, le
carga su peso al neologismo, le confiere su densidad: el significante constituye el enigma del que es la palabra.
Esta presencia del significante en lo real, por la falta del Otro, produce efectos de significación; significación
sufrida, referida de entrada a ella misma; luego se puede reducir a otra significación: así se encuentra la palabra
del enigma, que comporta un sentimiento de comprensión inefable de una experiencia inédita; a continuación
quedará vaciado de su significación.
En la «Cuestión preliminar...», la toma en consideración del texto (el de las alucinaciones) y ya no del
fenómeno (el neologismo) modifica el contorno de los efectos de significación. No es tanto la presencia del
significante en lo real, su «alta tensión», lo que se prueba en primer lugar sino su ausencia en el Otro. De modo
que el sentimiento enigmático ya no depende de la realización de un significante fuera de la cadena sino del
descompletamiento de una cadena provocado por el encuentro de una ausencia significante en el Otro. Se trata
del efecto equívoco significante que atraviesa las significaciones comunes, cebo de un «eso quiere decir»
intransitivo, de una significación no conseguida, un vacío enigmático, s0, grado cero de la significación, más bien
doblado por un «eso quiere decir alguna cosa»» significación de la significación, s(s0)- donde se ancla la certeza
del sujeto de estar implicado con su ser en ese fenómeno. La interpretación delirante, que llama a desprender
de la sombra una figura del Otro, encuentra su misma condición en la estructura de la psicosis.
Se habrá constatado que el fenómeno intuitivo y el neologismo, juntados en el Seminario III, se
dispersan en dos registros, pertenecen a tiempos diferentes. El fenómeno intuitivo, inaugural, revela la falla de la
estructura, esta «lesión primaria» (Minkowski) sospechada por los psiquiatras, el hecho mórbido inicial que ya
no se denomina fenómeno elemental. El neologismo, a su vez, sigue su propio destino, se vacía de su «alta
tensión» y se hunde en un mero canturrear: una deflación que precipita a algunos sujetos en un esfuerzo
desenfrenado de creación significante. La experiencia enigmática está informada por la estructura, pero
comporta una dimensión diacrónica (27): efecto de significación, significación de significación, invención
neológica-«una especie de plomo» en el discurso del sujeto (28) -que detiene la significación.
Los ejemplos que Lacan da como apoyo del fenómeno elemental experimentan esta revisión que la
«Cuestión preliminar...» aporta al Seminario III; así por ejemplo la creencia delirante del «asesinato de las almas
que causa perplejidad», (29) este hecho que Schreber no comprendía y al que por eso atribuía con certeza su
entrada en la psicosis; el término neológico Seelenmord, que había indexado para formular el momento
4
informulable de su caída en la psicosis, se ha convertido retroactivamente en el index del encuentro inaugural de
los efectos de la forclusión, es decir de este agujero de la significación fálica, que se escribe F0. Una experiencia
ciertamente enigmática afectada por una significación de la muerte que se infiltra en la certeza y que desembocará
en un daño, «un desorden provocado en la articulación más íntima del sentimiento de vida en el sujeto».(30)
La palabra de insulto, «cerdo», sin embargo, localiza e identifica un fenómeno no inaugural, evidentemente
secundario con respecto a la experiencia primaria en la que el sujeto ha sentido lo indecible de los efectos de la
elisión fálica y de la catástrofe subjetiva que aquella prefiguraba. Con referencia a ésta, el insulto es una reedición
atenuada.
En su comentario, Lacan hace perceptible el efecto libidinal de la cojera significante en el lugar del Otro y la
defensa correlativa a ésta por parte del sujeto: «En el lugar donde el objeto indecible es rechazado en lo real, se
hace escuchar una palabra». (31) La «intención de rechazo», de Verwerfung en el sentido freudiano y el encuentro
enigmático con este goce sólo serán conceptualizados después de que Lacan haya dado su «continuación
completa» a la «Cuestión preliminar...» situando al dios de Schreber como el Otro que goza de su ser pasivizado.
(32) En la experiencia de goce en tanto experiencia enigmática," la plenitud de la invasión de goce acentúa aún mas
el vacío de la significación.

¿Hacia una clínica diferencial de la experiencia enigmática?

La intuición delirante cuyas formas fueron designadas por la psiquiatría clásica: ideas de relación, delirio de
suposición (34), delirio de significación (35), interpretaciones groseras,(36) sólo se había tomado en consideración
en el cuadro de la paranoia. ¿Puede observarse la experiencia enigmática, que las sobrepasa, también en la
esquizofrenia?
Las crisis de irrealidad que aparecieron en Renée (37) a la edad de cinco años permiten esbozar una
respuesta. Sólo al cabo de algunos meses su experiencia de modificación de la realidad (pérdida de significación de
los objetos circundantes y de la armonía de esos objetos entre ellos, emancipación de cada objeto, sentimiento de
artificialidad etc.) se resolverá en una convicción delirante: el viento adquiere una significación particular para
Renée que supone que es portador de un mensaje que hay que adivinar, y pronto capta esta significación: el viento
trata de hacer saltar a la tierra. La experiencia inicial es la de una realidad profundamente transformada,
fragmentada, opaca, donde cada objeto, careciendo de una medida común con los otros, resulta reducido a su
esqueleto significante, sin-sentido absoluto que resolverá una significación abstracta en la que no se puede cernir
ni al Otro, como denominador común de las significaciones, ni al sujeto, en el que ninguna creencia (en el sentido
5
de la significación personal) deja su huella. Las psicosis esquizofrénicas comportan momentos de angustia inefable,
de incomprensibilidad del presente, en los que revolotea la idea de una muerte próxima, pero no se constata,
como en la paranoia, el foco de una creencia delirante en una figura del Otro.

NOTAS

1. J. Lacan, Les complexes familiaux dans la formation de l'individu (1938), Navarin, Paris 1984, p. 80.
2. J. Lacan, De la psychose paranoiaque dans ses rapport avec la personnalité (1932) suivi de
Premiéres écrits sur la paranoia, Seuil, Paris 1975, p.147.
3. J. Lacan, Le Séminaire, livre III: Les psychoses, 1955-1956, Seuil, Paris 1981, p.220.
4. J. Lacan, «D'une question préliminaire á tout traitement possible de la psychose» (1959), en:
Écrits, Seuil, Paris 1966, p.538.
5. J.-A. Miller, «Scansion dans l'enseignement de Lacan», curso del 2 de diciembre 1981 (inédito).
6. J. Lacan, «De nos antécédents», en: Écrits, op. cit., p. 71.
7. J.-A. Miller, «De la nature des semblants», curso del 4 de diciembre 1991 (inédito).
8. J. Lacan, «Présentation aux Mémoires d'un névropathe», en: Cahiers pour l'analyse, n°5, 1966, pp.
69-72.
9. J. Lacan, De la psychose paranoiaque dans ses rapports avec la personnalité, op. cit. 10. J.-J.
Moreau, dit Moreau de Tours, Du hachish et de Paliénation mentale (1845), reprint 1970, t. II, p. 100.
11. J. Berze y H.W. Gruhle, Psychologie dei Schizophrenie. Monographien aus dem Gesamtbereich dei
Neurologie und Psychiatrie, Springer, Berlin 1929, p.66.
12. K. Jaspers, Psychopatologie générale, trad. francesa de la 3a. ed.(1922), Librairie Féliz Alcan, Paris
1938, pp. 86 y 87.
13. E. Minkowski, «Contribution á l'étude du syndrome d'automatisme mental», en: Annales médico -
psychologiques, n°85 (Serie 12, G), Paris 1927, pp.104-119.
14. E. Minkowski, «Du symptome au trouble générateur» (1928), reimpreso en: Cahiers du groupe
Brançoise Minkowska, diciembre 1965.
15. K. Jaspers, op. cit.

6
16. Lacan dice haber retomado el «fenómeno elemental» de Clérambault, en el que sin embargo no
es fácil descubrir este término, al menos en el volumen que reúne sus textos; en éste se encuentra, en
cambio, un «fenómeno primordial», un «trastorno inicial», un «trastorno molecular del pensamiento
elemental». Por otro lado, el «fenómeno elemental» está presente en Jaspers, op. cit.
17. A. Margulies, «Die primäre Bedeutung der Affekte im ersten Stadium der Paranoia», en:
Monatsschrift für Psychiatrie und Neurologie, n°10, 1901, pp.265-288.
18. T. Tiling, «Zur Paranoiafrage», en: Psychiatrische Wochenschrift, n°43, 1902, pp.432435 y n°44,
1902, pp.442-445.
19. M. Westerterp, «Prozess und Entwicklung be¡ verschiedenen Paranoiatypen», en: Zeitschrift für
gesamte Neurologie und Psychiatrie, n°91, 1924, pp. 259-380.
20. C. Neisser, «Erörterungen über Paranoia vom klinischen Standpunkte», en: Centralblatt für
Nervenheilkunde und Psychiatrie, n°15, 1892, pp.1-20.
21. Sobre este punto véase F. Sauvaget, «Histoire des phénoménes élémentaires. A propos de la
signification personelle», en: Ornicar? n°44, 1988 (París), pp.19-27.
22. J. Lacan, «Exposé général de nos travaux scientifiques», en: De la psychose paranoiaque..., op.
cit., p.401.
23. J. Lacan, Le séminaire, livre 111, op. cit., p.28.
24. J. Lacan, «Propos sur la causalité psychique», en: Écrits, op. cit. 25. Ibid.
26. J. Lacan, «D'une question préliminaire...», op. cit., p.538.
27. De acuerdo con la observación de J.-A. Miller de que una ordenación clínica, una estructura, debe
permitir la inscripción del factor temporal, en: «De la nature des semblants», curso del 3 de junio 1992
(inédito).
28. J. Lacan, Le séminaire, livre 111, op. cit., pp.43-44. 29. Ibid., p.343.
30. J. Lacan, Écrits, op. cit., p.558. 31. Ibid., p.535.
32. J. Lacan, «Présentation», op. cit.
33. C. Soler, «L'expérience énigmatique du sujet: de Schreber á Joyce», (exposición en la Sección
clínica de París, 22 de abril 1992), en: La Cause freudienne, n° 23.
34. La incertidumbre perpleja, las dudas delirantes (Tanzi) caracterizan esta variedad del delirio de
interpretación según P. Sérieux y J. Capgras, Les folies raisonnantes. Le délire d'interprétation, Marseille
1909, Lafitte Reprints, 1982, p. 168.
35. K. Jaspers, op. cit., p.89.

7
36. 1. Meyerson, P. Quercy, «Des interprétations frustes», en: Journal de psychologie normale et
pathologique, n°17, (1920), pp.811-822.
37. M.-A. Sechehaye, Journal d'une schizophréne, PUF, París 1969 (1a ed. 1950). Traducción: Angela
Ackermann

S-ar putea să vă placă și