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Primer error:
Idealización
Pocos fenómenos son tan usuales en la mocedad como los espejismos del amor. Tal vez
llegues a casarte creyendo que estás enamorado, como los peregrinos del desierto que,
hambrientos y sedientos, pueden llegar a convencerse de que a unos metros hay un
oasis o un pueblo. Ves un espejismo cuando Idealizas. Has perdido los estribos por
alguien que ni siquiera conoces bien, lo miras acercarse y sientes cómo te flaquean las
piernas y te tiembla el corazón. Ves al príncipe o a la princesa de tus sueños encarnado
en esa persona, pero sólo se trata de una creación tuya; le atribuyes cualidades y
virtudes que por lo común está muy lejos de tener; quisieras que fuera como lo has
imaginado y te empeñas en que es así, pero todo lo has inventado tú. Sí detectas el
error racionalizas diciendo que tú te encargarás de cambiar a su pareja; al empeñarte
en hacerla a tu modo sólo conseguirás incomodarla, desarrollarás inseguridad en ella,
temor al rechazo, disminución de su autoestima y finalmente no sólo no la cambiarás
sino que terminarás haciéndola perder las cualidades que inicialmente te gustaban de
ella. El amor ideal destruye el corazón, por que no existe,¿Te das cuenta?
No es cierto que en algún sitio recóndito hay para ti un compañero exacto, una pareja
única, una media naranja. Estas ideas son poesía, romanticismo impráctico: Miles de
personas viudas logran un segundo matrimonio feliz. El amor verdadero no se crea a
solas ni se da por que sí. Se construye entre dos personas afines y maduras que se
conocen y se aceptan como son. Se afianza con el servicio, con el constante deseo de
darse sin condiciones y crece permitiéndole a ambos independencia, libertad,
autonomía. Encontrarlo no es pues sacarse la lotería. Hay que luchar por él .El amor se
siembra, se riega , se cultiva y se cosecha. El que no esté dispuesto a trabajar no lo
tendrá nunca. Así que ten cuidado si supones que mágicamente cupido está tocando
las puertas de tu corazón. Tal vez se trate de una idealización, de un espejismo...Y
créeme, no hay nada más doloroso que despertar a una realidad terrible cuando es
demasiado tarde.
Segundo error:
Premura pasional