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Parashá - 22/07/2005

PARASHAT MATOT
Botín de guerra
Matot´´, plural de la palabra hebrea ``maté´´, es el nombre de nuestra parashá de esta semana, pues ella
comienza con las palabras ``Y habló Moisés a los jefes de las tribus (`matot´) para los hijos de Israel,
diciendo´´ (Bamidbar-Números Cap.30 Vers.2).
Curioso fenómeno; esta palabra M-T-H que se lee ``maté´´ (habría que escribirla ``mateh´´) y que significa por
una parte ``tribu´´ como en el nombre de nuestra parashá, pero a veces sólo es un ``palo´´ o una ``vara´´.
Como por ejemplo en el relato de la destinación de Moisés por D´´s como dirigente del pueblo de Israel, donde
leemos que ``el Eterno dijo (a Moisés): ¿qué es esto (que tienes) en tu mano¿´´, y dijo Moisés: un ``maté´´,
una ``vara´´ (Shemot-Exodo Cap.4 Vers.2). Es esa vara que al echarla Moisés al suelo se convirtió en una
serpiente, y al tomar a ésta por la cola, volvió a su estado de ``maté´´ o ``vara´´.
Quizás el vínculo entre ``maté´´-``vara´´ y ``maté´´-``tribu´´ está en que la vara que empuñaba el jefe de la
tribu era el símbolo de su autoridad (fálico, dirían los sicoanalistas), y por eso más tarde pasó de ser
significado ``vegetal´´ a uno más simbólico de mando. Así como en español hablamos hoy del ``bastón de
mando´´ que usan simbólicamente los mandatarios de diversos países. O el cetro que usaban (o siguen
usando) algunos reyes en el mundo.

...
En el segundo capítulo de nuestra parashá (Bamidbar-Números Cap.31) leemos la secuela de lo que ocurrió
en la parashá del sábado pasado, donde mujeres de Moab y Midián procuraron seducir a dirigentes de Israel
mediante un libertinaje sexual, a adorar a los ídolos en que ellas mismas creían.
Poe eso D´´s ordenó a Moisés: ``¡Toma la venganza de los hijos de Israel de los midianitas!´´ (Cap.31 Vers.2);
después Moisés -le dice el Eterno- habrás de morir: ``Te reunirás a tu pueblo (íbid).
Rashí pregunta en su comentario: ¿por qué la acción punitiva de Israel va dirigida sólo contra Midián y no
también contra Moab? (ya que fue Balak, el rey de Moab, quien había recurrido a los servicios del mago
Bileam con el fin de maldecir a los hijos de Israel, y en el episodio de la seducción sexual colectiva, el pueblo
comenzó a prostituirse con las hijas de Moab, según cuenta el Cap.25 Vers.1.
Rashi da varias respuestas posibles, y una de ellas apunta a que de Moab habría de descender Rut, la
famosa moabita que adoptó la religión de Israel y se integró a nuestro pueblo, y que fue, más tarde, bisabuela
del rey David.
Para la guerra contra Midián, cada tribu debió contribuir con 1.000 hombres para el éjercito, y esta fuerza
militar de 12.000 soldados logró una victoria completa contra los midianitas. Mataron a los cinco reyes de
Midián (Vers.8), uno de los cuales era Tzur, el padre de esa mujer Kozbi (que Pinjás, el nieto de Aarón,
atravesó con la lanza), según nos hace recordar Ibn Ezra.
``Y también a Bileam, hijo de Beor -el mago- mataron con la espada´´ (Vers.8). Y desde el momento que los
reyes eran cinco, podemos deducir que se trataba de algo así como ``jefes´´ o ``caciques´´ de tribus, nada
más. Y por ser Midián un pueblo relativamente pequeño y quizás desunido, las tropas de Israel, esos 12.000
hombres todavía inexpertos en guerras, lograron vencerlos. Moab -agreguemos- ya era un adversario de un
calibre mucho mayor.

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De la expedición contra Midián, las fuerzas de Israel llegaron de regreso con un rico botín de guerra. ``Los
hijos de Israel tomaron prisioneros a las mujeres de Midián, y a sus niños, y a todos sus animales, y a todo su
ganado, y a todos sus bienes´´ (Cap.34 Vers.9). Ibn Ezra explica que ``sus bienes´´ se refiere al oro, a la
plata, al cobre, al hierro y a las ropas.
Y un poco más adelante, en este mismo capítulo, el sacerdote Eleazar da orden de pasar por fuego a todos
los objetos de metal confiscados -a los cuatro que aquí menciona Ibn Ezra, se agregan el estaño y el plomo-
para purificarlos. Y lo que no puede ser purificado pasándolo por fuego, debe ser lavado en agua (según el
Vers.23). Una especie de desinfección general de todos los objetos apresados en la guerra.
Y los soldados mismos que regresaron del combate, también deben quedar siete días afuera del campamento
de Israel, ``vosotros y vuestros prisioneros´´ (Vers.19). ``Y toda ropa, objeto de cuero, tela de cabra o utensilio
de madera, debéis purificar´´ (Vers.20).
De todo esto ya podemos deducir cuán grande era el botín de guerra capturado de los midianitas.
De los prisioneros tomados, sólo dejaron con vida a las niñas ``que no conocían acostarse con varón´´
(Vers.18), o sea, las que estaban vírgenes; ``dejadlas con vida, para vosotros´´ (íbid), quizás para que os
sirvan de criadas, o como esposas para vuestros esclavos.

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Pero después leemos algunas leyes más, relativas al reparto del botín de guerra.
``Y dividirás el botín por la mitad (repartiéndolo) entre los que lo apresaron en la guerra, y entre toda la
comunidad´´ (íd. Cap.31 Vers.27). Porque se parte del principio que quienes no salieron a la guerra, en cierto
modo también colaboraron en ella, pues se quedaron en el campamento, cuidando la retaguardia.
O como lo expresó algunos siglos más tarde David, al regresar victorioso (y con mucho botín) de una de sus
guerras, ``como la parte del que salió a la guerra (debe ser) la parte del que se sentó (en casa) sobre los
utensilios (para cuidarlos); juntos deben repartirse (cada uno, una mitad´´ (Primer Libro de Samuel, Cap.30
Vers.24).
Y además, Moisés también establece que de ese botín debe hacerse una contribución al santuario:
``Elevaréis (por tomaréis) un `méjes´ (contribución) para el Eterno, de los hombres que salieron al ejército, un
ser vivo de cada 500 (o sea, un 0,2%) de los humanos, de los vacunos, de los burros y del ganado menor
(ovejas y cabras)´´ (Bamidbar-Números Cap.31 Vers.28).
Y este ``méjes´´ o contribución (hoy día, en hebreo moderno, usamos el término para ``impuestos de
aduana´´) ``lo darán a Eleazar el sacerdote, como ofrenda del Eterno´´ (íd. Vers.29).
De la otra parte del botín, ``de la mitad de los hijos de Israel, tomarán uno, `ajuz´ (`tomado´) de cada 50 (o
sea, un 2%) de los humanos, de los vacunos, de los burros y del ganado menor, de todos los animales, y los
darás a los levitas que guardan el servicio en el santuario del Eterno´´ (Vers.30).
Este uno , ``ajuz´´ (de la raíz A-J-Z, tomar en la mano con energía), ``tomado´´ de cada 50, dio en hebreo
moderno la palabra que usamos para decir ``por ciento´´. Si por ejemplo hablamos de un 40%, ``arbaim
ajuzim´´, aludimos a ``40 tomados´´ de un conjunto de 100 unidades.
Como corolario de estas disposiciones -que sentaron un antecedente para el futuro, como vimos en el ejemplo
de David- ``hizo Moisés y Eleazar el sacerdote, tal como lo ordenó el Eterno a Moisés´´ (Vers.31).
Y ahora sigue el inventario del botín de guerra conquistado de los midianitas: 675.000 cabezas de ganado
menor (ovejas y cabras), 72.000 vacunos, 61.000 burros y los seres humanos, 32.000 mujeres, que todavía
``no se habían acostado con varón´´ (Vers.35). Significativo de la época, que ovejas, vacas y burros figuren
en la enumeración antes que las mujeres.
``De todos los animales´´ que figuran en el Vers.30, después de que ya se mencionó a ``los vacunos, los
burros y el gando menor´´, señala Ibn Ezra que el texto puede aludir con esta expresión a los camellos.
Y después, en el reparto respectivo (cuyas cifras precisas nos trae el resto del capítulo: cuánto fue la mitad de
cada una de las partes, y cuántos los animales que recibieron los sacerdotes y los levitas), observa Ibn Ezra
que no se mencionan cifras del reparto de esos ``otros animales´´, los quizás camellos, porque puede ser que
ellos hayan sido pocos.

...

Y después de este reparto ``impuesto´´ a los hijos de Israel (de ahí viene la palabra española ``impuesto´´),
todavía siguió una contribución voluntaria, de los jefes y oficiales que habían salido a la guerra al frente de las
tropas: ``Y se acercaron a Moisés los comandadntes de los miles del ejército, los jefes de miles y los de
centenas (o sea: centuriones), y le dijeron a Moisés: `Tus siervos (nosotros) hemos censado a los soldados
que estaban en nuestras manos, y no falta ni un hombre de ellos´´´ (Vers.48-49).
Y como sacrificio el Eterno por haber regresado todos sanos y salvos de la guerra, cada uno que encontró
objetos de oro, y sigue la enumeración de cinco tipos de joyas diferentes en el Cap.50. Según lo explica
Rashi, son aros de los pies, de las manos -brazaletes, los llamaríamos hoy-, aros de las orejas, anillos y
``kumaz´´, una joya con forma de órgano sexual femenino que usaban las mujeres midianitas, quizás como
amuleto para lorgar fertilidad (nos permitimos agregar nosatros), ``todos esos objetos de oro queremos
ofrendarlos al Eterno´´.
Moisés y Eleazar recibieron en sus manos esta ofrenda, ``y fue todo el oro de la ofrenda que elevaron (por
entregaron) al Eterno: 16.750 shékels (Vers.52). Ninguna bagatela, si tomamos en cuenta, tal como ya lo
hemos mencionado varias veces en esta sección, que en la Antiguedad bíblica el shékel era una unidad que
equivalía a unos 10 u 11 gramos.
Por Heriberto Haber

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