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Sistema Universitario Ana G. Méndez


Universidad Metropolitana
Recinto de Aguadilla

El PERDÓN

Tayrí Pérez
Jeileen Santiago
Ramona Roldán
Angélica Méndez

Tabla de Contenido

Introducción

1 pág.

Contenido

13 pág.

Conclusión

14 pág.

Bibliografía

16 pág.

Apéndice

24 pág.
Introducción

Ni si quiera el significado de la palabra perdón es sencillo ya que

éste es sin lugar a dudas uno de los temas más duros y más difíciles en

la vida del ser humano. Hasta no hace mucho tiempo, muy pocas

personas se interesaban demasiado por el perdón e incluso era visto

como un acto mayormente irritante ya que estaba muy relacionado

con directrices religiosas que parecían destinadas sobre todo a

resignar a las víctimas. Muchas personas aún piensan que además de

que el perdón es un tema bastante difícil, es también un acto duro de

obtener y de llevar a cabo y que consume mucho tiempo. El perdón es

una palabra a la cual se le ha dado distintos significados e

interpretaciones debido a las distintas formas de pensar que tiene el

ser humano basado en cada experiencia vivida por el mismo.

Hoy día son muchos los estudiosos y las personas que han ido

descubriendo el gran valor de perdonar y el gran beneficio a la salud

que éste implica. Se ha descubierto científicamente y se ha

comprobado que el perdón cuenta con grandes beneficios tanto para la

salud física, psicológica y espiritual del ser humano. Al ser la

investigación sobre los efectos del perdón una disciplina relativamente

nueva en la ciencia, no existen aún modelos rigurosamente


contrastados. No obstante, han surgido algunos conceptos que los

psicólogos han detectado como elementos que están presentes en el

proceso de perdonar.

El Perdón

“El perdón es como una venda que se coloca sobre una herida. Sin ella, la herida

crece”, Solo aquella persona capáz de reconocer sus propios defectos, errores, desaciertos

y sus peores zonas oscuras, es capáz de perdonar a otra persona, sin tantos malabares.

Muchos creen que es más fácil montarnos en la cumbre de la soberbia y creer que nadie

sufre más que yo. Es más fácil preparar mentalmente todas y cada una de las

justificaciones de porqué le retiramos el saludo, del porqué le dejamos de hablar, del

porqué nunca más volveremos a confiar en ella o en él.

Para poder empezar a perdonar es bueno apartarse durante algún tiempo, es decir, dejar

de pensar durante algún tiempo en aquella persona o acontecimiento. Eso no significa

dejar algo por hacer sino más bien tomarse unas vacaciones. Eso evita que nos agotemos

y nos permite fortalecernos de otra manera y disfrutar de otras felicidades en nuestras

vidas. Apartarse es una buena práctica que nos prepara para la renuncia al cobro de la

deuda que más tarde acompañará al perdón. Dejar la situación, el recuerdo, el asunto

tantas veces como sea necesario. No se trata de pasar algo por alto sino de adquirir

agilidad y fortaleza para poder distanciarnos del asunto. Apartarse quiere decir ponerse
de nuevo a tejer, a escribir, ir a aquel océano, aprender o amar algo que nos fortalezca y

distanciarnos del asunto durante algún tiempo. Es una actitud acertada, buena y

saludable. Las lesiones del pasado acosarán mucho menos al ser humano si éste le

asegura a la psique herida que ahora le aplicará bálsamos suavizantes y más adelante

abordará toda la cuestión de la causa de aquellas lesiones.

La segunda fase es la de la tolerancia, entendida en el sentido de

abstenerse de castigar, de no pensar ni hacer ni poco ni mucho. Tolerar

quiere decir tener paciencia, soportar, canalizar la emoción.

Abstenerse de hacer comentarios, de comportarse con hostilidad o

resentimiento. El hecho de abstenerse de aplicar castigos innecesarios

fortalece la integridad de la acción y del alma. Tolerar equivale a

practicar la generosidad.

Olvidar significa arrancar de la memoria, negarse a pensar, en otras

palabras, soltar de la memoria. Practicar el olvido consciente,

negándonos a evocar las cuestiones molestas, negándonos a recordar.

El olvido consciente significa abandonar deliberadamente las

obsesiones, distanciarnos voluntariamente y perder de vista el objeto

de nuestro enojo, no mirar hacia atrás y vivir en un nuevo paisaje,

crear una nueva vida, y unas nuevas experiencias en las que pensar.

Esta clase de olvido no borra el recuerdo, pero entierra las emociones

que lo rodeaban.

Hay muchos medios y maneras de perdonar una ofensa a una persona,

una comunidad o una nación. Conviene recordar que el perdón


definitivo no es una rendición. Es una decisión consciente de dejar de

guardar rencor, lo cual significa perdonar una deuda y abandonar la

determinación de tomar represalias.

La verdadera curación y el perdón sincero se dan cuando logramos dar a las dolorosas

experiencias del pasado una perspectiva objetiva, comprendiendo que ya no las necesitas

como excusa para protegernos nuevamente de las viejas heridas. Ser capáz de perdonar es

un regalo para uno mismo. No sólo beneficia a la persona perdonada sino también a la

que perdona.

Al no perdonar, la persona dañada está encadenada a la persona que le hizo el daño y

mientras no la perdone, no podrá sustraerse al poder que el ofensor y la ofensa tienen

sobre ella. El no poder perdonar provoca un estado de flujo de emociones negativas que

obstruye el camino de la energía hacia proyectos más constructivos. Algunas veces el

daño una vez perdonado, puede servir para contribuir al crecimiento de una relación.

El perdón no tiene por qué hacer desaparecer inmediatamente el dolor asociado a la

ofensa. Se cree comúnmente que las personas a las que aún les duele la ofensa no han

perdonado de verdad. Esto no es cierto. Una cosa es el dolor y otra son los sentimientos

de rencor y venganza.

Es importante considerar que algunas de las cualidades necesarias para perdonar son la

humildad, la empatía, la valentía, la integridad, la sinceridad, la honestidad, la

espiritualidad, el sentido comunitario, el amor, la bondad, la gratitud y otras virtudes

igual de importantes. Todas ellas, atributos de las personas fuertes, no de las débiles. El

perdón, ante los ojos del herido, aparece como una debilidad moral si no como una

ridícula e injusta exigencia.


El perdón es el bisturí invaluable que corta el cordón umbilical que nos une con el dolor y

lo alimenta, manteniéndolo vivo. El perdón no es lo que atentó contra nuestros intereses.

Son el rencor, el resentimiento y el odio quienes atentan contra nuestros propios intereses.

Perdonar los agravios que sufrimos nos libera del sufrimiento y nos hace otra vez dueños

de nuestra vida. Por eso el perdón es superior y más beneficioso que la venganza, sobre

todo en aquellos casos en que es más difícil perdonar porque se involucra nuestro orgullo

y sentimientos más queridos. El perdón, consciente y maduro, no ignora las causas que

movieron a uno y a otro, sino que por sobre todos los motivos, pone el fin superior de la

felicidad y bienestar. La incapacidad de perdonar, también tiene efectos dañinos.

Quien no puede perdonar manifiesta en el tiempo un vida apagada en él mismo,

consumiéndose en su rabia, perdiendo el sueño, trastornando la digestión hasta por

ejemplo, ulcerarse o incluso volverse delicados hasta la hipertensión. Muchos de los

síntomas cardiacos y digestivos, las disfunciones del descanso y la pérdida del deseo

conyugal, la hosquedad en el trato con los demás e incluso la pérdida del empleo o

relaciones sentimentales provienen de la ira acumulada en quien no es capáz de perdonar.

La falta de posibilidad de perdonar tiene un costo muy alto para la salud. Hay pruebas

contundentes que demuestran que un enojo no expresado o contenido, y un perdón que no

se dá o no se pide, nos vuelven más vulnerables a enfermedades.

La producción de hormonas y su consecuente beneficio sobre nuestro cuerpo y espíritu,

estarán a nuestro alcance en la medida en que seamos capaces de superar los problemas

que se nos presenten en nuestras vivencias diarias. Esto es: cambiar nuestro mal humor

por el buen humor; la tristeza por la alegría; el resentimiento por el amor; los

pensamientos negativos por los positivos; la frustración por la confianza; el desánimo por

la esperanza; la rabia por la risa; el temor por la fe y la oración; y el deseo de venganza


por el perdón. Si logramos producir esos cambios en nuestra integralidad corporal-

espiritual, las endorfínas aflorarán en abundancia y sin costo o esfuerzo alguno, para

reforzar nuestro sistema inmunológico y de tal manera afianzar una buena salud integral.

Esto abona a nuestra salud, bienestar, paz y tranquilidad espiritual, tan necesarias para ser

felices.

En una investigación efectuada por el “Proyecto perdón” en E.U. se reclutó a 259 adultos

que participaron por seis semanas en sesiones para aprender a perdonar. Los resultados

mostraron que el 70% de ellos redujo su sensación de dolor emocional y el 27%

disminuyo síntomas físicos de estrés como dolor de espalda, insomnio y malestar de

estómago. Además el 15% experimentó una baja en el impacto de estrés. Durante otro

estudio, se examinó a 20 personas con una relación estable con sus parejas y otros 20

sujetos que mantienen problemas no resueltos con sus cónyuges: estos últimos mostraron

altos índices de cortisol, hormona asociada con una respuesta anormal del sistema

inmune que en el largo plazo debilita las defensas del organismo.

Un beneficio anexo de perdonar es que permite mantener amistades: los solitarios tienen

peor estado de salud física y mental con capacidades de desarrollarse positivamente.

Perdonar implica no dejar controlar la hostilidad y el odio. Al liberar de estos

sentimientos, la reducción del estrés en el organismo lleva a una serie de beneficios

físicos y psicológicos. No solo la presión sanguínea, sino que el sistema inmune mejora la

susceptibilidad a infartos cardiacos y cerebrales decae, disminuye la necesidad de

medicamentos e incluso la vida sexual se refuerza.

Algunos beneficios del perdón lo son; que mejora la salud, previene el cáncer, provee

más energía, mejora las relaciones ya sean personales o sociales, brinda más libertad y

crecimiento espiritual o sea nuestro corazón se abra y deja que el señor obre en nosotros.
Además, tiene otras ventajas beneficiosas como lo es la reducción del dolor crónico,

reducción de trastornos cardiovasculares, reducción de la conducta violenta, incrementa

la esperanza y alivia los niveles de depresión y ansiedad.

Como casi todo lo que nos sucede en la vida, también en esto la culpa la tiene "mamá".

Por ella, podemos o no pedir perdón y perdonar. "Hay dos tipos de maternidad

problemáticos“. La que perdona todo automáticamente, y así le enseña al niño que todo

le está permitido, que no hay límites y que no importa lo que haga, ella siempre lo amará

y lo perdonará. Incluso cuando el niño se transforma en un delincuente ella dirá que es

una víctima, que es un buen chico, que la culpa es de la sociedad, de las circunstancias.

Una madre así le quita a su hijo la experiencia y el aprendizaje del perdón. Por otra parte,

en el extremo contrario, está la madre a la que no le importa cuánto su hijo se arrepienta,

corrija errores y se disculpe, ella no olvida y no perdona. Ella repetirá una y otra vez

cuánto lo conoce y otro tipo de frases negativas. Un niño de una madre así no tiene

acceso a la vivencia del perdón porque su madre, su principal imagen, no lo perdona.

Incluso si él logra reparar, eso tampoco lo va a liberar de culpas porque de todos modos

se sentirá culpable.

El perdón significa que usted se quiere a sí mismo y no quiere quedarse atascado

viviendo en una situación incómoda con esos malos sentimientos; entonces usted perdona

el error, abandona esa situación y sigue adelante disfrutando la vida plenamente.

Perdonar aumenta la benevolencia y el amor hacia alguien que ha sido injusto. Perdonar

no es lo mismo que reconciliarse. La reconciliación exige que dos personas que se

respetan mutuamente, se reúnan de nuevo. El perdón es la respuesta moral de una persona

a la injusticia que otra ha cometido contra ella. Uno puede perdonar y sin embargo no

reconciliarse.
En una parte del Padre Nuestro, Dios nos dice: “perdona nuestras ofensas así como

nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. Perdonar, es una decisión que deja en

libertad tu corazón, y deja limpia toda herida, la amargura en ti ya no reinará. No fuimos

hechos para odiar, sino para amar. En general, el proceso de perdón se ve posibilitado

cuando la persona manifiesta en todo sentido, una actitud de apertura para conocerse a sí

misma y a los motivos conscientes e inconscientes que la impulsaron a actuar, para

perdonar o nó, porque después de todo el perdón es una decisión personal, una acción

voluntaria, que jamás puede ser forzada.

Así como una planta necesita de la luz solar para crecer, nosotros

también necesitamos del perdón para poder crecer espiritualmente.

Cuando albergamos pensamientos negativos, nos alejamos del amor.

Puede que nos hayamos sumido en el pasado debido a una

circunstancia que parece impedir nuestro avance. Cuando soltamos

eso, reconocemos que Dios está a cargo. Pero ¿cómo podemos hacer

esto? Al dirigirnos a Dios en oración y meditación, permitimos que su

amor fluya en nosotros y de nosotros por medio de nuestras palabras y

acciones. El perdón nos sana en mente y cuerpo.

“Cuando alguien se comporta de forma ofensiva o daña a los demás, la

conciencia percibe que hay un problema, e inmediatamente se

produce un desequilibrio entre el corazón, el alma, la mente y el

cuerpo”, Al considerar el perdón como una virtud se sabrá entonces

que no se trata de un acto o fenómeno aislado, sino que por el

contrario, se trata de un logro conseguido como meta, que llega

después de involucrarse y disponer de emociones y pensamientos que


trabajan en pro de obtener un bien o beneficio emocional y

terapéutico. El perdón es sinónimo de maduréz espiritual. En el tiempo

que nos tardemos en perdonar a nuestro ofensor eso indicará cuan

maduros en el amor de Dios somos realmente.

A medida que perdonamos, permitimos que el amor divino nos libere de las cargas de

negatividad y nos inspire. De este modo, el amor de Dios nos ilumina plenamente y las

sombras de duda y temor son destituídas. La armonía se restablece una vez más y

nuestras relaciones personales pueden continuar en paz.

Perdonar sinceramente en ocasiones puede resultar heroico. Aquellos que se han quedado

sin nada por haber sido despojados de sus propiedades, los prófugos y cuantos han

soportado el ultraje de la violencia, no pueden dejar de sentir la tentación del odio y de la

venganza. La experiencia liberadora del perdón puede ser vivida también por un corazón

herido, gracias al poder curativo del amor, que tiene su primer origen en Dios-Amor.

La biblia también nos habla del perdón: 2 Corintios 2:5 “Si alguno ha

causado tristeza, no me ha entristecido sólo a mí, sino en cierta

medida (para no exagerar) a todos vosotros”. 6 “Basta ya para dicha

persona la reprensión de la mayoría”. 7 “Así que, más bien, debierais

perdonarle y animarle, para que no sea consumido por demasiada

tristeza”. 8 “Por lo tanto, os exhorto a que reafirméis vuestro amor

para con él”. 9 “Porque también os escribí con este motivo, para tener

la prueba de que vosotros sois obedientes en todo”. 10 “Al que

vosotros habréis perdonado algo, yo también. Porque lo que he

perdonado, si algo he perdonado, por vuestra causa lo he hecho en


presencia de Cristo”. 11 “Para que no seamos engañados por Satanás,

pues no ignoramos sus propósitos”.

Mateo 6:12 “Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros

perdonamos a nuestros deudores”. 13 “Y no nos dejes caer en

tentación, mas líbranos del mal”. “Porque tuyo es el reino, el poder y la

gloria por todos los siglos. Amén”. 14 “Porque si perdonáis a los

hombres sus ofensas, vuestro Padre celestial también os perdonará a

vosotros”.

Mateo 18:21 “Entonces Pedro se acercó y le dijo: Señor, ¿cuántas

veces pecará mi hermano contra mí y yo le perdonaré? ¿Hasta siete

veces?” 22 Jesús le dijo: “No te digo hasta siete, sino hasta setenta

veces siete”. Lucas 17:3 “Mirad por vosotros mismos: Si tu hermano

peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale”. 4 “Si siete veces al día

peca contra ti, y siete veces al día vuelve a ti diciendo: "Me

arrepiento", perdónale”.

La inmensa alegría del perdón, ofrecido y acogido, sana heridas aparentemente

incurables, restablece nuevamente las relaciones y tiene sus raíces en el inagotable amor

de Dios”. ¡Pedir perdón se torna necesario!, porque nos libera de ataduras que nos amarga

el alma y enferma el cuerpo. El perdón es una declaración que puedes y debes renovar a

diario. Muchas veces la persona más importante a la que tienes que perdonar es a ti

mismo por todas las cosas que no fueron de la manera que pensabas.

Cuántas veces en nuestra vida diaria de pareja mal interpretamos acciones o palabras, o

no entendemos reacciones absolutamente justificadas, que luego resulta que aceptamos


fueron consecuencia de una omisión o actuación involuntaria, pero errada de nuestra

parte. ¿Qué sería de la relación si quien comete el acto erróneo no tuviera el valor y la

nobleza de aceptar humildemente su error y solicitar la disculpa o el perdón? Lo menos

que se podría esperar sería una acumulación de sentimientos de frustración y desencanto,

que cuando llegaran a su máximo extremo, al explotar, producirían graves problemas,

inclusive poner en riesgo la estabilidad familiar. Siendo así, en tales situaciones la

actuación inteligente, solidaria y si se quiere de autoprotección, lo es precisamente la

palabra salvadora del perdón, acompañada del sincero propósito de enmienda, que

conlleva el compromiso interno de evitar repetirlas.

Cuando usted decida perdonar de una vez a alguien, es indispensable que lo confiese con

su boca, no piense en el perdón, hable el perdón, no importa que usted este solo de una

llamada telefónica, de una carta, de un correo electrónico o una tarjeta de disculpa y

dígale desde adentro de su corazón: “Yo te lastimé en aquella ocasión, con esto y con esta

otra situación, te pido que me perdones” o viceversa. El perdón es un mecanismo para

que nuestro corazón sane de las heridas, para que nuestra alma brille, para que nuestra

vida vaya en aumento, para que usted y yo podamos desarrollar este potencial que

poseemos y que nadie nos puede quitar nunca.

“Yo perdono pero no olvido” y pensamos seriamente que si no

olvidamos, es debido principalmente a que realmente no hemos

perdonado, no es indispensable que olvidemos para perdonar, se

puede perdonar y estar consciente del daño que se hizo, pero he

decidido que ya no me va a afectar nunca más en mi vida.

Dentro de la escuela de la vida, el perdón es una de las materias más

difíciles de aprender. Consideramos que guardar rencor es más fácil y


más seguro, ya que esto impide que las personas que en algún

momento nos hicieron daño, nos vuelvan a lastimar. Nada está más

lejos de la verdad. Sólo basta perdonar para darnos la oportunidad de

vivir en libertad. Es necesario antes de perdonar a los demás, aprender

a perdonarnos a nosotros mismos. Dejar de atormentarnos por lo que

hicimos o dejamos de hacer. Elimina la culpabilidad de tu esquema de

vida y en su lugar saca provecho de tus errores aprendiendo de ellos y

no volviéndolos a cometer.

Mientras no podemos cambiar el pasado, podemos aprender y crecer

de nuestras experiencias. Una vez que estemos en paz con nosotros

mismos, veremos que es más fácil hacer frente a otros y abrir las

líneas de comunicación que anteriormente se habían cerrado debido a

un malentendido.

Perdonar es un camino que elegimos y del cual nos responsabilizamos.

Podemos inyectar a nuestro niño interior los recursos de seguridad y

amor con los que no cuenta para perdonarse a sí mismo y a otros;

ayudarle a sanar sus heridas para que las costras que aun queden, se

borren y aprenda a ser feliz aquí y ahora. “La persona más difícil de

perdonar es la que puede enseñarnos las mejores lecciones”. La

sensación que sentimos los seres humanos al perdonar es cuando nos

acordamos del frio del invierno pero no lo sentimos por que ya ha

llegado la primavera, es una comparación muy significativa. Si con

humildad aceptamos que hemos actuado incorrectamente y


solicitamos una disculpa; ¿Qué mayor demostración de amor e interés

por la relación que reconocer el error y solicitar perdón? ¿Quién podría

negarse a concederla, máxime en el caso de una persona que convive

con nosotros y que también nos ama? ¿No fue acaso eso lo que quiso

significar Jesús cuando enseñó que hay que ir a reconciliarse con el

hermano antes de la ofrenda? ¿No es acaso el mejor hermano quien

comparte contigo todos los días de tu vida y no es acaso la mejor

ofrenda el amor? Los beneficios del perdón han sido desvelados por la

ciencia muy recientemente, aunque las organizaciones religiosas los

han pregonado a lo largo de la historia de la humanidad.

Pocas cosas pueden causar más placer que el perdonar; pocas

acciones del hombre pueden producir mayores energías positivas que

la acción de perdonar. Decir “te perdono” –dos palabras, nueve letras–

puede transformar dos vidas o más. Escoger un día –una mañana o

una noche quizá– y reflexionar a partir de eso que sentimos contra

alguien –una amiga, un vecino, un hermano, un compañero de trabajo–

puede constituir un buen comienzo para ejercitarnos en el perdón

como fuerza espiritual liberadora.

Hay en el perdón una fuerza espiritual liberadora que genera en lo más

hondo de nuestro ser una inexplicable sensación de paz interior, de

agradable sensación de libertad que hace renacer en nosotros las

ganas de amar y de reiniciar la vida.


Aquel que vive alimentando el sentimiento de venganza muere

lentamente y en torno a él lo trágico exhibe su feo rostro. El que

perdona está mucho más cerca de la felicidad que el vengativo y

siempre le rodea la paz y el amor. No existiría vida social o vida

familiar si no existiera el perdón. El perdón permite que la experiencia

vivida adquiera un nuevo significado para las personas implicadas.

Estemos conscientes que siempre lastimamos a quienes nos aman,

creemos un mundo mejor donde reinemos todos como buenos

hermanos en las manos del señor. Dejemos que el perdón sea la llave

que nos abra la puerta de la felicidad.

Conclusión
Aunque tú hagas a un lado las faltas que has cometido, el

cerebro no olvida, y es fácil equivocarse o tomar la dirección incorrecta

cuando se trata del perdón. Quizás porque hacemos de él un simple

acto de voluntad, en lugar del resultado de un aprendizaje; el cual será

fácil o difícil, dependiendo del proceso de la persona que pretende

perdonar. Esto nos lleva a identificarnos con Cristo que sufre en la cruz

por nuestros pecados. Él soporta el dolor por nosotros. Nosotros

hacemos lo mismo por los demás después de haber sido perdonados.

El perdón es la clave de todo los problemas de la vida, nos limpia como

seres, nos hace personas nuevas. Todos hemos sido perdonados en

algún momento de nuestra vida y también hemos pedido perdón. Pero

al hacerlo nos damos cuenta que somos seres nuevos y funcionales,

que a veces ni notas que la tienes, una vida hermosa y llena de

espíritu sano que el único ser que nos puede ayudar a conseguir es el

Señor Jesucristo nuestro Dios y salvador.

Examinar nuestros recuerdos con compasión y comprender que esas

situaciones dolorosas de nuestro pasado aunque fueron desagradables,

nos dejaron una gran enseñanza y nos hicieron ver y pensarsobre las

cosas de otra manera. Vivir el presente y entender que el tiempo no

retrocede es una regla para sentirse libre y disfrutar de cada momento

que nos regala la vida. Dios odia el pecado y no puede tolerar ver

como es de horrible. Por lo tanto, pecados que no hemos confesado

nos separan de Dios y dañan nuestra relación con él. El no perdonar a


otros nos separa de Dios, pero también rompe nuestras relaciones con

otras personas. Porque Dios odia el pecado, el precio del perdón es

alto. Las escrituras lo dicen. Perdonar no cuesta nada…

Bibliografía

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Warren, R. (2003). “Una vida con propósito” (2da Ed.).

California: Editorial Vida.

Apéndice
¿Necesitas Perdonar?

___1. ¿Le ha contado su historia más de dos veces a la misma persona?


___2. ¿Recuerda mentalmente los sucesos más de dos veces al día?
___3. ¿Le habla a la persona que lo agravió, a pesar de no tenerla
presente?
___4. ¿Se ha propuesto contar la historia de su molestia sin alterarse?
___5. ¿La persona que lo lastimó es el personaje central de su historia?
___6. ¿Al contar su historia se acuerda de otras cosas dolorosas que le
han sucedido?
___7. ¿Se concentra su historia en su dolor y en lo que perdió?
___8. ¿Hay un villano(a) en su historia?
___9. ¿Se ha propuesto no volver a contar su historia y luego rompe la
promesa?
___10. ¿Busca a otras personas con problemas parecidos para
contarles su historia?
___11. ¿Su historia sigue igual con el paso del tiempo?
___12. ¿Ha revisado los detalles de su historia para constatar que sean
precisos?
*****Si respondió afirmativamente a cinco de las primeras 11
preguntas, o respondió NO a la pregunta 12, hay buenas
probabilidades de que su historia sea de rencor. Pero no pierda la
esperanza. Una historia se puede cambiar tan fácil como se creó.
El Tesoro del Perdón

El programa consta de:

• INSTRUCTIVO, para llevarte pasó a paso y durante el tiempo que


necesites durante este proceso de transformación y crecimiento
personal.
• INTRODUCCIÓN AL CONCEPTO DEL KARMA y como funciona,
porqué es necesario y cómo puedes usarlo a tu favor.
• HISTORIA INTERACTIVA en la cual descubrirás cuales son las
lecciones más importantes que has escogido vivir en tu vida
presente y el papel que juegan aquellas personas que te cuesta
trabajo perdonar.
• CUADERNO DE TRABAJO, esta es la parte más importante de
todo el programa ya que es con esta serie de preguntas y
respuestas que se llega al perdón, es en este proceso en el cual
la mente se abre mas a la comprensión y desata las emociones
guardadas, para llegar a perdonar de una manera eficaz, limpia y
profunda (con espacio para 20 sesiones).
• VISUALIZACION "LIBERACIÓN DEL NIÑO INTERIOR". Los
psicólogos concuerdan en que nuestro hemisferio izquierdo del
cerebro, el llamado niño interior por ser la parte que maneja
nuestras emociones, juega un papel muy importante en el
proceso del cambio corporal y mental.
• MANUAL DE TERAPIAS DE LIBERACIÓN EMOCIONAL. Este manual
explica y te enseña a utilizar esta nueva y maravillosa técnica de
acu presión diseñada como herramienta para liberación
emocional. Erradica esos bloqueos energéticos del cuerpo que
inhiben al sistema inmunológico, mental y emocional. Estas
técnicas se aplican en hospitales en Estados Unidos y clínicas de
medicina alternativa u holística, han permitido sanar en muchos
casos a personas que estaban a punto de ser amputadas y
algunas otras enfermedades como diabetes, cáncer, depresión
crónica, etcétera.

***Como podrás ver es un programa muy completo, el cual te


permitirá lograr un cambio fenomenal en tu vida, en la forma como te
ves a ti mismo y a los demás. Date tiempo para ti mismo, ámate y
regálate este tesoro del perdón, tú lo mereces. "Nada ni nadie te
puede dar este regalo, solamente tú" Para recibir tu programa solo
tienes que escribirnos y solicitar información a:
olivia@laboratoriodesuperacion.com e inmediatamente recibirás un
correo con todas las instrucciones para adquirirlo. Esperando que esta
herramienta te sea de utilidad, me despido enviándote un cordial
saludo. Olivia Reyes
“Myrka perdonó a su esposo”
"Contamos con el apoyo de Dios", dijo

La pareja decidió dejar


atrás el incidente de
violencia doméstica
ocurrido ayer.
Univisión Online

28 de Agosto de 2008

MIAMI- En un desenlace inesperado, Myrka Dellanos perdonó a su esposo, Ulises


Daniel Alonso, por la agresión física que sufriera por parte de éste el día de ayer.

"Como muchas parejas, hemos pasado por uno de esos momentos que nadie quiere que
ocurra. Pero cuando pasan, son una especie de invitación a reflexionar sobre lo que de
verdad queremos", dijo la ex conductora de Primer Impacto en un comunicado oficial
emitido a través de la agencia de representación artística Latin World Entertainment.
"Deseamos que esta relación prospere"
"Tanto mi esposo como yo estamos totalmente enfocados y deseosos que esta relación
prospere", prosiguió Dellanos en el comunicado.

Ayer martes, el cubano Ulises Daniel Alonso fue arrestado en la ciudad de Miami, por
agredir físicamente a su esposa. Aunque fue abierto un proceso penal en su contra,
Alonso salió horas después pagando una fianza de $3,000.
"Como creyentes, sabemos que contamos con el apoyo de Dios en este
proceso", añadió Myrka, quien contrajo matrimonio con Alonso en una
boda secreta a principios de abril pasado.

"Esperamos que los medios entiendan esta situación y respeten


nuestra privacidad y la de nuestras familias", enfatizó, para finalizar
agradeciendo "a todos por sus oraciones y buenos deseos”.

Según reveló el expediente del caso, el incidente en realidad ocurrió el


pasado 9 de agosto. Dellanos denunció la agresión ese mismo día y,
aunque se le pidió a Alonso comparecer de inmediato ante la ley,
recién ayer se presentó ante las autoridades.

La pareja lleva apenas cinco meses de un matrimonio que llamó


poderosamente la atención de los medios, sobre todo por la notable
diferencia de edad entre ambos: Myrka es 16 años mayor que él.
La Verdad (El Perdón)
"Seguramente la mano del Señor no es muy corta para salvar, ni su
odio es sordo para oír, pero tus iniquidades te han separado de tu Dios;
tus pecados han hecho que El oculte su rostro de ti para no oír." (Isaías
59:1-2)

"El que cubre una ofensa promueve el amor, pero el que la divulga,
aparta al amigo." (Proverbios 17:9)

Los Requisitos del Perdón

• Sacrificio. Hebreos 9:22 dice que "sin el derrame de sangre, no


hay perdón." En el Antiguo Testamento, el sacrificio de un
cordero sin mancha era requerido para satisfacer la ira de Dios.
Jesús, el hijo sin pecado de Dios, murió en la cruz y se convirtió
en el sacrificio final del pecado. Jesús compró nuestro perdón
cuando murió en la cruz.
"Porque Cristo murió una sola vez por los pecados, el justo
por los injustos para llevarnos a Dios." (1 Pedro 3:18a)
"En El tenemos redención por su sangre, el perdón de
pecados según las riquezas de su gracia." (Efesios 1:7)
• Perdonando a otros. Otro requisito para el perdón de nuestros
pecados es que perdonemos a otros. 1 Corintios 13:5 dice que el
amor verdadero no guarda rencor." Recuerda que Proverbios
17:9 dice que un amigo verdadero nos perdonara. Dios también
requiere que perdonemos a otros para recibir Su perdón.
"Porque si perdonas a los hombres sus ofensas, tu padre
celestial también te perdonara. Pero si no perdonas a los
hombres sus ofensas, tampoco tu padre te perdonara tus
pecados." (Mateo 6:14,15)
"Sean amables y misericordiosos, perdonándose unos a
otros, así como Dios también les perdonó a ustedes en
Cristo." (Efesios 4:32)
• Confesión del Pecado. Debemos de admitir nuestros pecados
a Dios si queremos que nuestra relación con el sea restaurada
completamente. Volviendo a examinar nuestra necesidad por el
perdón, vemos que los pecados que no hemos confesado nos
separan de Dios. Confesión es la manera de restaurar nuestra
relación con nuestro Señor, recuerda que es para nuestro propio
beneficio que confesamos nuestros pecados para volver al Señor
porque El es fiel aun cuando nosotros no somos fieles. (2 Timoteo
2:13).
"Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para
perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad."
(1 Juan 1:9)
• Arrepentimiento. Nosotros debemos decidir que queremos
cambiar, para rechazar nuestros pecados.
"Por tanto así dijo el Señor, Si te arrepientes, yo te
cambiare para que puedas servirme.'" (Jeremías 15:19a)
Los Resultados del Perdón

• Felicidad. Cuando conocemos el perdón de Dios, somos


bendecidos (felices).
"Bienaventurado aquel cuyo traspaso ha sido perdonado, y
su pecado cubierto. Bienaventurado es el hombre a quien
el Señor no culpa de iniquidad, y en cuyo espirito no hay
engaño." (Salmo 32:1,2)
• Dios escoge no mantener nuestros pecados en contra de
nosotros. Otro resultado del perdón de Dios es que el no guarda
notas de nuestros pecados, no los mantiene en contra de
nosotros. Porque la sangre de Cristo cubrió nuestros pecados,
Dios escoge olvidarse de ellos.
"Yo, yo soy el que borro tus rebeliones, por amor de mi
mismo, y no me acordare de tus pecados." (Isaías 43:25)
• Dios elimina nuestros pecados. "Es posible que nuestro Señor
nos mire sin ver nuestro pecado porque cuando nos perdono, El
alejó nuestras rebeliones así como esta de lejos el este del
oeste." (Salmo 103:12)
• Nos podemos perdonar. Cuando hemos sido perdonados, nos
podemos perdonar y seguir con nuestras vidas.
"Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado;
pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda
atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la
meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo
Jesús." (Filipenses 3:13,14)

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