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8. LA METAFORA DEL JUEGO EL USO INTUITIVO DE LA METAFORA DEL JUEGO En escritos anteriores (Selvini, 1985; Selvini Palazzoli y otros, 1985) hemos sablado, tanto de metdfora como de modelo del juego, arriesgandonos a inducir alguna confusién. Hoy en dia, a diferencia de lo que suced{a antes, no tenemos 2 ninguna intenci6n de definir lo que entendemos por “juego”. En efecto, sobre @i“juego” no hemos adheridoa teoria alguna ni pretendido elaborarla, Lo hemos sonsiderado, en cambio, una metéfora y como tal sdlo puede seguir siendo una ‘smazen intuitiva e indefinida. Nuestro objetivo es otro: consiste en definir cada sez mejor los tipos de procesos que llevan a un sujeto a actuar psicéticamente. ‘=e una palabra, tratamos de construir modelos de los procesos psicoticos de la ‘pmilia. Por “modelo” se entiende, por lo general, la formalizacién o la manifes- seein (segiin las distintas disciplinas y sus lenguajes) de una explicacién ‘Seatifica. En este sentido, se trata de un sin6nimo de “teoria cientifica”, Ha sido, pues, un error de nuestra parte hablar de modelo del juego en el sentido de teoria cientifica de los juegos humanos. Nuestro interés y nuestro emto de partida ha sido elaborar una teoria local (es decir, delimitada y ‘=mporaria) mas adecuada que las ya existentes para comprender (y por consi- ‘guenie tratar) las conductas humanas definidas como psicosis. Con este objeto @iizamos, en el pasado, el modelo sistémico. Wl Simult4neamente con la creciente insatisfaccién clinica por los métodos =msddjicos, a la que nos hemos referido en el capitulo 1, se fue acentuando siemés en nosotros un malestar similar, progresivo y silencioso, con respecto a ‘= torias sistémicas. Y por eso, aunque sigamos profesando nuestra fe sistémi- = Semos comenzado a pensar fundamentalmente en términos de juego. Sin sshergo, no nos hemos referido a las teorias de juego existentes (por ejemplo, = von Neumann o los fragmentos de Bateson y Jackson) para adoptarlas 162 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA como nuestras premisas tedricas, y mucho menos para construir nuestra “teoria general de los juegos humanos”. Recurrimos a la met4fora del juego para sugerir intuitivamente, mediante la expresiOn “juego familiar”, aquelio que sugieren las expresiones juego politico, juego financiero, juego de poderes, juego de equipo, etcétera. Se trata, pues, de un uso intuitivo e informal de la met4fora del juego, con la finalidad de producir asociaciones, semejanzas y lenguajes aptos para encuadrar de modo mas inmediatamente inteligible los fenédmenos que nos interesan. UN LENGUAJE DE LAS RELACIONES HUMANAS El término “juego” genera asociaciones inmediatas con las ideas de grupo, equipo, individuos (jugadores), posiciones (mando, soldado, ataque, defensa, etcétera), estrategias, tActicas, movidas, habilidad, altemaci6n de turnos (y consiguientemente secuencia temporal). Tenemos asi la posibilidad de disponer de un lenguaje muy ligado a las relaciones interpersonales, en cuanto cambios de conducta. Palabras como embrollo, instigacién, amenaza, promesa, seduc- ci6n, viraje, cooperacién, ganar, perder, dar jaque, son palabras muy ligadas ala necesidad de describir vicisitudes interhumanas. Ademéas, no se trataen absoluto de términos de la jerga, porque forman parte del patrimonio lingilistico de cualquier persona y son, por tanto, de facil comprensién para los propios pacientes. El juego consiste en cambios de conductas concretas entre personas, en tanto que muy a menudo el lenguaje sistémico induciaa confusién porque hablaba de otra cosa: de componentes electrénicos, de sustancias quimicas, de mecanismos, de astros, de férmulas matemdaticas, de organismos biolégicos elementales, etcétera. La metdfora del juego pone en marcha una cadena de metdforas. Remite, por ejemplo, al concepto clave de estrategia. Este término es de origen militar y remiteasu veza un conflicto en el que es importante el engafo, etcétera. Pensar en funcién de juego nos ayuda, pues, a plantear algunos conceptos fundamentales para nuestro campo de reflexién. Pensemos en binomios de concepios opuestos-complementarios como: individuo/sistema, cooperacién/ conflicto, autonomia/dependencia, conservacién/cambio. Son conceptos clave pata el estudio de los procesos interactivos, que no podian encontrar una colocaci6n clara en la dimensién del lenguaje sistémico. Tomemos, por ejemplo, el binomio cooperacién/conflicto. Es evidente que en todo juego la dimensidn cooperativa (observar las reglas para perseguir el fin } Hay unnotorio paralelismo entre este cambio de lenguajey el abandono de Ja actitud reticente frente a los pacientes (véase el capitulo 14, punto “El problema de la reticencia”). LA METAFORA DEL JUEGO. 163 comin de jugar) y la conflictual (competencia) estén entrelazadas indisoluble- mente. La familia es una microorganizacién basada en la cooperaci6n para fines comunes (bienestar, apoyo reciproco, educacién de los hijos, etcétera). La negociacién de las modalidades de esa cooperaci6n implica necesariamente, para el egocentrismo fisiolégico de cada uno de los individuos, el surgimiento deconflictos. En efecto, todo individuo puede aspirar a la negociacién que le sea més favorable, tanto con respecto a su posicién dentro del grupo especifico de pertenencia en cuestiOn (por ejemplo, la familia nuclear), como en lo que se refiere a los distintos grupos de los cuales es miembro (por ejemplo, la familia extensa, el contexto laboral, el contexto del tiempo libre). Pensar en funci6n de juego genera un nuevo lenguaje e implica asi una serie intuitiva de parangones con distintos tipos de juegos. También los juegos convencionales (individuales o de equipo) pueden constituir una fuente conve- niente de analogias. Naturalmente, el parang6n nunca equivale a una identifica- cién, puesto que las diferencias entre la historia de una familia y una partida de ajedrez son macrosc6picas. CONEXION ENTRE RAZONAMIENTO SISTEMICO Y ESTRATEGICO La metafora del juego resulté muy adecuada para integrar las reglas generales de la interaccién de los jugadores (razonamiento sistémico-holistico) con las movidas de los individuos (razonamiento estratégico). En efecto, en la idea de juego convencional son ya evidentes intuitivamente: a) el principio irrevocable de alternacién de los turnos (porque el juego, como el didlogo, se estructura en la alternacién de las intervenciones individuales y no en su simultaneidad)*; b) la aceptacién por los jugadores de las reglas que lo rigen, con el fin de reducir la incertidumbre de las movidas; c) el! mantenimiento de la posibilidad de disponer, respetando las reglas, de una ampliaopcién de movidas que, garantizando en el juego aspectos de imprevisibilidad, dejen espacio para lzaparicién de la habilidad y la inteligencia estratégica de los jugadores, que son quienes confieren identidad a la partida. En realidad (nos referimos siempre a los juegos convencionales), una vez explicado un juego dado, definido genéricamente por el uso de algunos aparatos y por la adopci6n de algunas reglas (tenis, fatbol, etc.), dicho juego sélo se identifica especfficamente por la secuencia de las intervenciones altemadas de cada jugador, hasta el punto que su desarrollo secuencial puede ser descrito verbalmente (pensemos en el relato de un partido de fiitbol por radio). Por eso, wm juego es siempre el producto de las intervenciones alternadas de los jugado- 2 En este sentido, aconsejamos leer el espléndido trabajo de Kaye (1977).

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