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La imagen más nítida, clara e inconfundible del Dios inaccesible

hemos de buscarla en la imagen atribulada y atormentada


de cualquier ser humano en situación de necesitar ayuda y compasión

Mateo 25, 31-46


XXXIV Tiempo Ordinario –A-
Jesús Rey del Universo.
Último domingo del Año Litúrgico
y del ciclo –A-
La fiesta de Cristo-Rey del Universo fue instaurada
por Pío XI el 11 de marzo de 1925. Corrían en Europa aires
anticlericales y republicanos. Se pretendía seguramente con
la fiesta afirmar la soberanía de Cristo y de la Iglesia en todas
las esferas de la vida humana.
El Concilio Vaticano II modificó y rehabilitó el auténtico
sentido de esta Festividad, despojándola de toda nostalgia
de poder y triunfalismo mundano.

Fue tal vez mirando y rezando a su Rey como un grupo de obispos, al concluir
el Concilio Vaticano II, se decidió a formular, entre otros, estos compromisos:
“Renunciamos para siempre a la apariencia y a la realidad de la riqueza,
especialmente en los ornamentos, colores brillantes, galas ricas, insignias de
materia preciosa, etc. Rehusamos ser llamados por los nombres y títulos que
significan grandeza y poder, Eminencia, Excelencia, Monseñor.
Preferimos ser llamados con el nombre evangélico de Padre”. ...
31
Cuando venga el Hijo del hombre en su gloria con todos sus ángeles, se sentará en su
trono de gloria. 32 Todas las naciones se reunirán delante de él, y él separará unos de
otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, 33 y pondrá las ovejas a un lado y
los cabritos al otro

Esta parábola, exclusiva de Mateo, está dirigida


a una comunidad que se va relajando
ante el retraso de la venida del Señor,
que creían inminente.
No cuenta cómo ni cuándo será el final
sino cómo piensa, cómo valora Dios,
qué es lo definitivamente importante para Él.
No habla de la vida futura sino de la vida eterna
que, por ser eterna, ya ha comenzado.
Tenemos la ventaja de conocer de antemano
las preguntas del examen:
¿qué has hecho ante quien tiene hambre –no sólo
de pan-, tiene sed –no sólo de agua-,
es inmigrante, está desnud@ –no sólo de vestido-,
enferm@, en la cárcel, prisioner@ –de la
injusticia, desprecio, desánimo, sufrimiento...-?.
En concreto, si hemos sabido imitar la actitud
de entrega, ayuda, liberación y servicio de Jesús.
34
Entonces el rey dirá a los de un lado: «Venid, benditos de mi Padre, tomad
posesión del reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. 35
Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era
forastero, y me alojasteis; 36 estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me
visitasteis; en la cárcel, y fuisteis a verme».

Lo fundamental es vivir como propias las necesidades de l@s demás,


que su felicidad se identifique con la nuestra, su alegría con nuestras sonrisas,
sus problemas con nuestras lágrimas, su dolor con nuestra tristeza,
su hambre con nuestra escasez. Ejercer la misericordia. Destilar ternura.
Como Jesús.
Siempre acierta quien acude a atender, socorrer y ayudar a quien lo necesite.
37
Entonces le responderán los justos: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y
te alimentamos; sediento y te dimos de beber? 38¿Cuándo te vimos forastero y te
alojamos, o desnudo y te vestimos? 39¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y
fuimos a verte?». 40 Y el rey les responderá: «Os aseguro que cuando lo hicisteis
con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis».

A MÍ ME LO HICISTEIS es la síntesis definitiva, la respuesta clara a todas


nuestras preguntas. Nos dice también cómo es Dios.
Dios es Padre/Madre.Todo lo que se hace a los hijos e hijas se hace al Padre/Madre.
Todos los padres y madres saben que es así.
Al Padre no se le ve, pero a los hijos se les ve, los hijos necesitan, a los hijos se les
puede a servir. Ése es el único servicio que el Padre necesita.
41
Después dirá a los del otro lado: «Apartaos de mí, malditos, id al fuego
eterno, preparado para el diablo y sus ángeles. 42 Porque tuve hambre, y no me
disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; 43 fui forastero, y no me
alojasteis; estaba desnudo y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me
visitasteis».

La última palabra no la tienen quienes se reparten el mundo, ni la fuerza del dinero


ni la de las armas. La última palabra es la de Jesús, pastor, maestro, guía, médico,
liberador. Él es aquí el protagonista y no juzga con criterios humanos
sino con los suyos, los criterios de Dios: la compasión y acogida a l@s más débiles.
No se nos piden cosas difíciles ni extraordinarias. Jesús nos tranquiliza
al asegurarnos que el Padre se fija en lo elemental y concreto
de nuestra vida cotidiana, en lo que está a nuestro alcance: el agua, el pan,
la compañía, la compasión, la solidaridad... para quien lo necesite.
44
Entonces responderán también éstos diciendo: «Señor, ¿cuándo te
vimos hambriento o sediento, forastero o desnudo, enfermo o en la cárcel,
y no te asistimos?». 45 Y él les responderá: «Os aseguro que cuando
dejasteis de hacerlo con uno de estos pequeños, también conmigo dejasteis
de hacerlo».

No es condición indispensable ser conscientes de que se está construyendo el Reino.


Podría hacernos otras "preguntas de examen": si hemos rezado, si hemos hecho
penitencia, si pertenecemos a la Iglesia y, dentro de ella, a alguna asociación
o comunidad religiosa, si hemos acaparado muchos títulos y nombramientos,
si hemos hecho milagros...
Pero no, lo que real y definitivamente cuenta es la actitud de amor o indiferencia
hacia cualquier ser humano necesitado.
46
E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.

“Se abrirán los pozos de eternos fuegos, se hundirán en ellos innumerables


herman@s nuestr@s, y nosotr@s, l@s just@s, nos iremos a cantar alabanzas al
Señor sin sentir la menor compasión, ni echar de menos a nadie; más aún, el Padre y
el Hijo serán felices con nosotr@s por toda la eternidad sin que les preocupe nada
la suerte de tod@s l@s demás hij@s”.
¿Dónde ha quedado el corazón del Padre, la compasión de Jesús, el trabajo de
salvar, la omnipotencia de Dios/Amor, su infinita misericordia?.
¿No creemos que el Padre es Todopoderoso?
¿Nos sentimos tentad@s y atraíd@s, una vez más, a reducir a Dios al terreno de
nuestra justicia?. ¿Es ése el Dios de Jesús?
Padre nuestro que estás y reinas en el cielo,
que estás también y quieres reinar en la tierra;
ayúdanos a ser y vivir como herman@s.
Que tu nombre sea bendito, santificado, respetado;
que tod@s te conozcan,
y que nosotr@s te demos a conocer en nuestra vida.
Que venga tu Reino:
que venga la justicia, la solidaridad, la paz;
que nadie muera de hambre, ni de sed, ni de odio;
que nadie sea explotad@, oprimid@,
que nadie sea excluid@, marginad@, discriminad@.
Que venga tu Reino, tu Espíritu,
y se adueñe de nuestros corazones
y empiece en ellos a reinar con fuerza,
para que nos empeñemos ya en hacer tu voluntad
en la tierra, como se hace en el cielo;
para que anticipemos ya en el suelo
el reino de solidaridad que hay en el cielo. AMÉN

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