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¿Y el peatón?

Cali, hecha para los carros


Tomado del periódico El País – Septiembre 26 de 2006

La Sociedad Colombiana de Arquitectos señala que en la ciudad


no hay un kilómetro de andén en buen estado. Las ventas
ambulantes, la ocupación por carros, el deterioro y la estrechez
son algunos de los problemas más críticos del espacio público
peatonal.

Es llamada la Sucursal del cielo. La tierra de mujeres hermosas Los andenes dejaron
y de grandes deportistas. Su brisa vespertina y alegría de ser utilizados por
desbordante son envidiables. los peatones caleños y
se convirtieron en
Pero en la ciudad atravesada por siete ríos, inspiradora de poetas espacios para botar
y músicos, el caminante no tiene camino y, como en el poema escombros, basuras o
de Machado, debe hacerse camino al andar. ubicar ventas
informales.
En otras palabras, la ciudad no está construida para los peatones. Esta escena se repite
en muchos barrios de
Pese a que ha dado grandes pasos con la construcción del la ciudad.
Masivo Integrado de Occidente, MÍO, Cali está rezagada en Ernesto Guzmán Jr .I
comparación con urbes como Bogotá, Neiva, Manizales, El País
Cartagena y Paipa, en la recuperación del espacio público
peatonal.

Según estudios, existe un déficit cuantitativo de espacio público de 3,54 metros


cuadrados por habitante.

El indicador de ley nacional y el estándar internacional es de 15 metros cuadrados por


ciudadano.

“Los caleños no tenemos la posibilidad de disfrutar el paisaje porque simplemente no hay


andenes por dónde hacerlo”, dice Juan Carlos Vallecilla, presidente regional de la
Sociedad Colombiana de Arquitectos.

Según él, las únicas áreas caminables son el Paseo Bolívar, algunos tramos del centro,
como la zona histórica, y las avenidas del Río y la Sexta.

En el resto del perímetro urbano, lo que predomina es el deterioro o recorridos


transitables que no están conectados con unos con otros.

Vallecilla sostiene que la carencia de andenes es de tal magnitud que estos espacios de
disfrute colectivo han sido sustituidos por los centros comerciales.
“La gente prefiere esos lugares porque allí encuentra senderos y bancas, además de
seguridad. Hasta hace unos años los caleños teníamos la cultura de la calle, pero ésta se
perdió por la falta de espacio físico”, expresa Vallecilla.

Para el arquitecto Benjamín Barney, el problema es de orden y coordinación por parte la


Administración local.

“Los caleños no utilizamos el medio de transporte elemental que es caminar. Pero en esta
ciudad, cada cual jala por su lado. Planeación Municipal es una oficina con cada vez
menos capacidad para actuar, cuando debía ser la más importante”.

Vallecilla, por su parte, considera que la ideología técnica de los funcionarios públicos ha
estado basada en el vehículo y no en los elementos más importantes que son los peatones
y los ciclistas.

Igualmente, coincide en que la recuperación del espacio colectivo es un asunto de


coordinación de recursos.

“Siempre se dice que no hay plata, pero resulta que el Dagma le mete la mano a los
parques, la CVC y Metrocali invierten otros dineros, sin que haya una política clara sobre
el tema”.

Otro punto importante, añade Vallecilla, es definir la competencia de los agentes públicos
y quién hace el control.

Doce entes municipales y descentralizados tienen relación con el espacio público, pero
las competencias están fraccionadas y no hay un doliente.

Esa orfandad también se refleja en que desde el 2003 existe un Plan Especial del Espacio
Público, que a la fecha no ha sido aprobado por el Concejo.

Además, a su modo de ver, las autoridades son muy laxas en los controles y en el
cumplimiento de la reglamentación.

Entretanto, la directora de Planeación Municipal, Fabiola Aguirre, insiste en que, con el


proyecto del MÍO, la ciudad está ganando en metros cuadrados.

Según Metrocali, el proyecto habilitará más de 460.000 metros cuadrados de entorno


caminable.

La señora Aguirre sostiene que ciudades como Bogotá, que cuentan con recursos
económicos, han podido desarrollar un plan maestro sobre la temática.

“Tener unos buenos andenes también es responsabilidad de los ciudadanos. Nadie se


pone a pensar en ese pedacito que hace parte de la continuidad de una manzana”, expresa.
Para el catedrático y politólogo Guido Hurtado, el tema no sólo es un asunto estructural y
de ornato, sino que está relacionado con la convivencia.

“Es claro que los espacios amplios ayudan a bajar la agresividad, generan pertenencia y
mejoran la calidad de vida”.

Invasión de ventas

Más de 4.872 vendedores informales y estacionarios ocupan el espacio público en el


centro de la ciudad.

La mayoría está ubicada en las calles 12, 13 y 14 entre carreras 1 y 10.

A lo largo de estas cuadras, ventas de ropa, calzado, discos y otros productos impiden la
movilidad de los transeúntes.

La Calle 11 entre carreras 3 y 4, que fue peatonalizada, está saturada de un centenar de


lustrabotas, escribientes y vendedores de minutos de celular, quienes fueron trasladados a
ese lugar cuando se desarrolló la recuperación de la Plaza de Cayzedo en septiembre del
año pasado.

“Ese espacio que se hizo para la lúdica se dejó ocupar”, expresa Ignacio Guerrero,
presidente de la Sociedad de Mejoras Públicas.

Esta problemática también es palpable en el entorno de la Clínica Rafael Uribe Uribe, de


Unicentro (sobre la Calle 5) y en la Avenida Tercera Norte, entre otros.

Además, según un censo del Municipio, cerca de 500 establecimientos comerciales


irrespetan el entorno público, ubicando sillas en la acera o carritos de comidas rápidas.

Ocupación de carros

Al deterioro de las aceras por la falta de mantenimiento, se le suman los daños causados
por la ocupación de carros.

En las avenidas Sexta, Tercera Norte, Cañasgordas y Estación, la Calle 9 con carreras 24
y 26, a los ciudadanos no les queda de otra que caminar por el carril de los automóviles.
“Esta es una ciudad donde uno no puede caminar dos cuadras, a excepción del Paseo
Bolívar, sin que los andenes estén ocupados por los carros. Le toca a uno bajarse a las
calles”, manifiesta el arquitecto Benjamín Barney.

Reitera que la ciudad está diseñada para los automotores particulares y un poquito para el
transporte público. “No hay nada para los peatones”.
En la capital vallecaucana circulan cerca de 400.000 automotores, entre carros, buses y
colectivos, y cerca de cien mil motocicletas.

El arquitecto Juan Carlos Vallecilla añade que un problema es el concepto cultural


arraigado entre los caleños de que hay que llegar con el vehículo hasta la puerta del sitio
donde se dirige.

“Mucha gente hace eso. Monta el carro en el espacio público porque creen que debe ser
así, y aunque a los caleños les parezca extraño hay que hacer lo contrario”, concluye.

Estrechez y deterioro

con frecuencia el peatón encuentra a su paso andenes agrietados, desnivelados y


estrechos.

Aparte de que no cumplen las especificaciones técnicas, no hay uniformidad entre ellos.
Una muestra de ello se observa en la Avenida Sexta, entre las calles 22 y 25, y en el
interior de los barrios San Vicente, San Nicolás y San Antonio.

“No tenemos ni un kilómetro de andenes que esté en buen estado. Hay unos que son tan
estrechos que escasamente por ellos caminan dos personas. Tienen 90 centímetros o un
metro de ancho”, expresó Juan Carlos Vallecilla, presidente regional de la SCA.

Vallecilla indicó que en los años 70 los urbanizadores construyeron esos andenes
angostos que no quedaron bien edificados y hoy están erosionados.

Fuera de eso, en las últimas tres décadas la Administración Municipal le ha permitido a


cada propietario de un inmueble elegir el material con el cual construir el andén a su
gusto.

“Por eso uno encuentra en un mismo sector que hay espacios con cerámica, mármol o
granito. No se puede pretender que los particulares hagan andenes correctos. Eso no
permite que la ciudad sea armónica”, agregó el arquitecto.

En definitiva, afirma que a esta parte del espacio público es a la que menos se le invierte
y menos dimensión se le da.

Sin pavimentar y sin continuidad

No hay una estadística real del metraje lineal total de andenes existente en Cali.

Como lo sostiene el arquitecto Vallecilla, las áreas peatonales no han tenido dolientes y
han quedado a merced del abandono.

Hay sectores como El Refugio, Pance y el Distrito de Aguablanca, donde ni siquiera hay
zonas pavimentadas para la circulación de personas, pese a que hay inmuebles alrededor.

En otros casos, donde hay lotes baldíos o zonas verdes tampoco hay andenes. Y en otras
situaciones, en una misma cuadra ocurre que hay unos cuantos trechos de aceras
construidos.

De otro lado, los andenes son usados por los indigentes como dormitorios en el centro,
especialmente en las calles 5 y 9 y la Avenida Sexta.

El arquitecto paisajista Guillermo Pulecio señala que la ciudad dejó de ser caminable
también por el déficit de árboles.

De acuerdo con los estimativos del Dagma, esa estadística supera los 150.000 ejemplares
naturales.

“Las urbanizaciones han acabado con la vegetación. El MÍO tampoco está supliendo esa
necesidad porque los árboles sembrados son muy pequeños, entonces las personas
prefieren no caminar porque los andenes están desprotegidos de naturaleza”, asegura
Pulecio.

Trampas mortales

“A veces caminar por Cali es encontrarse con trampas mortales. Las cajas de contadores
de energía se las roban, quedan hierros mal cortados que se transforman en lancetas o
dejan huecos peligrosos”, acota María del Pilar García, presidenta de la Sociedad
Colombiana de Arquitectos Paisajistas. No es raro encontrar postes de energía mal
ubicados, escombreras, basuras, avisos publicitarios y excrementos de mascotas que se
interponen en la movilización de los ciudadanos. Estos elementos se ‘comen’ el lugar que
le corresponde a la comunidad.

“Como no hay un respeto hacia el espacio público, las aceras pasan a ser muladares.
Desde el más encopetado hasta el más humilde de los sectores puede padecer esta
problemática”, afirma Jaír Llanos, del Comité Ambiental de la Comuna 2.

Sumado a ello, algunos dueños de viviendas se apropian del entorno y extienden sus
antejardines o el tamaño de sus casas más de lo permitido por la ley. Hacen arreglos sin
tener en cuenta la estética del lugar o la normatividad.

Como se observa en la foto, en la Calle 1 con Carrera 43, un propietario construyó


encima del anden casi que negando el paso a las personas en una vía de alto flujo
vehicular, rodeada de colegios y locales comerciales.

La voz de la calle

- “Cali cuenta con buenos andenes, pero la gran mayoría están invadidos por los
vendedores o por los carros y motos que se estacionan sobre ellos, sin importar la
seguridad del transeúnte que transita por el lugar”. María del Socorro Bolaños, ama de
casa.

- “Uno puede ver que muchos andenes se encuentran deteriorados o invadidos de


escombros. Esto sucede en gran parte de la ciudad y los peatones ya no tienen espacio,
entonces uno está expuesto al tránsito de los carros”. Walter Pantoja, trabajador.

- “Desde un tiempo para acá, los andenes de Cali están deteriorados. O están invadidos
por las motos y los carros que los usan como parqueaderos, como por ejemplo el andén
de la Carrera 4 entre calles 14 y 15”. Blanca Montoya, empleada.

El espacio público

Mientras que en Bogotá hay un Departamento Administrativo de Defensoría del Espacio


Público, en Cali no hay ni siquiera un proyecto para fortalecer los andenes.

El artículo 3 de la Constitución establece que el espacio público lo comprenden los bienes


de uso público como son aquellos cuyo uso pertenece a los habitantes del territorio
nacional, destinados al disfrute colectivo (vías, plazas y parques).

También están incluidos los elementos arquitectónicos, espaciales y naturales de los


inmuebles de propiedad privada que por su naturaleza, uso o afectación satisfacen
necesidades de uso público (antejardines, fachadas y cubiertas).

Según los arquitectos, el tamaño mínimo de un andén debe ser de cuatro metros de ancho.

La intervención del espacio público debe tener la autorización de la Subdirección de


Ordenamiento Urbanístico.

Mientras que Bogotá cuenta con el Departamento Administrativo de Defensoría del


Espacio Público, en Cali no existe una política sobre la construcción de andenes.

Ese departamento capitalino tiene incluso una red de amigos que defienden el espacio
público y denuncian las irregularidades.

El Plan Especial del Espacio Público contiene varias estrategias y 1.300 proyectos de
intervenciones de pequeños parques y proyectos de consolidación de avenidas, parques y
plazas arborizadas.

Las denuncias se pueden dirigir a los teléfonos 6617055 y 6617061.

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