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Breve reflexión sobre el conocimiento

Fecha Lunes, 24 noviembre a las 21:00:00


Tema Opinión
Opinión
Michael A. Galascio Sánchez (*)

• Pero, ¿qué significa conocimiento en términos de la sociedad moderna? Algunos


sumidos en el mundo tecnológico dirían información. Aunque yo, preferiría erudición,
aprendizaje y saber. De ahí, se puede deducir la inteligencia en contraposición a la
ignorancia

¡Que amplio es este tema! ¿No? Sin embargo, se trata de una


aproximación. No en vano según el mito, Heracles escribía en las columnas
de Hércules en Gibraltar "Nec plus ultra". "No más allá". Interpretado
literalmente, señalaba los límites del mundo conocido. En esa época, el
último extremo de lo conocido. No obstante, también señalaba la existencia
de otra dimensión, que muy bien puede extrapolarse al conocimiento. ¡Hay
algo más, detrás de las fronteras que nos han marcado!

Sin embargo, comencemos a hilar desde los elementos más comunes. ¿Qué es el
conocimiento? Según algunos, es el hecho de conocer algo. Estar familiarizado, comprender a
través de la experiencia o el estudio. Es advertir. Quizás se trata de una combinación de
distintos procesos como percibir, descubrir y aprender. ¿Pero qué? Tal vez, algo muy
específico, como pasa en los tiempos modernos. ¡Todos condenados a las especialidades!
¡Limitados! ¡Encasillados! En ésta línea, Herbert Spencer decía que la ciencia es un
conocimiento organizado.

Pero, ¿qué significa conocimiento en términos de la sociedad moderna? Algunos sumidos en el


mundo tecnológico dirían información. Aunque yo, preferiría erudición, aprendizaje y saber. De
ahí, se puede deducir la inteligencia en contraposición a la ignorancia.

Curiosamente esta palabra en inglés (knowledge) es herencia de la mitología Celta, haciendo


referencia a aquellos que buscan conocimiento e implicando una cierta percepción esotérica y
metafísica, ya que éste conocimiento, según ellos, era inspirado y no adquirido.

Según el diccionario de Inglés Oxford, el conocimiento se define como: "la maestría y


habilidades adquiridas por una persona a través de la experiencia o la educación; la
comprensión teórica y práctica de una materia". Como segunda definición: "lo que se sabe
sobre un determinado campo; hechos e información y finalmente, estar al tanto o familiarizado
a través de la experiencia con algún hecho o situación.

Como se puede observar en las definiciones del diccionario Oxford y las demás que
encontrarán en otros, es que no hay una definición universalmente aceptada. Aunque, si
podemos afirmar que la "experiencia" se menciona en la gran mayoría de las mismas. Por lo
que, el conocimiento plantea un proceso cognitivo complejo que implica la percepción, el
aprendizaje, la comunicación, asociación de ideas y el razonamiento.

No obstante, ¿es suficiente tener conocimiento? ¿Es garantía de fiabilidad? Es posible que no
sea del todo fiable, porque el conocimiento sobre algo puede ser erróneo, impreciso. Por éste
motivo, aparecen métodos para intentar saber si esas cosas que aprendemos, descubrimos
pueden utilizarse en el establecimiento de unas creencias estables. De ahí, el método
científico.

¿A que fuentes debemos recurrir en busca del conocimiento? Ciertamente, la literatura es una
de las mayores fuentes de conocimiento del nuestro universo conocido. Ésta, despierta nuestra
curiosidad, nos abre puertas. Nos hace reflexionar, valorar los datos, buscar evidencia a favor o
en contra de nuestras teorías, realizar alguna hipótesis, sacar alguna conclusión, estimula el
razonamiento deductivo e incluso puede hacer que adoptemos o rechazos un sistema filosófico
de vida.

Una vez adquirido el conocimiento en sus diferentes dimensiones y grados, ¿cómo


compartirlo? En la antigüedad se transmitía a través de representaciones simbólicas,
ideogramas, cuentos, mitos, narraciones, manuscritos, la palabra y otros métodos.

En este punto, el problema de compartir el conocimiento es el de siempre. ¡La perdida de


poder! Por éste motivo, muchos ofrecen conocimiento parcial para que la mayoría siempre
tenga que estar acudiendo a unos pocos. En este sentido, el manejo de la información nacida
en la década de lo años noventa busca comprender en qué manera el conocimiento es creado,
utilizado y compartido dentro de las organizaciones. La importancia de ésta teoría, es el hecho
de que lo sucedido dentro de la organizaciones se puede extrapolar a la sociedad en general.
Por eso, no es de extrañar, que hace muchos años comenzara a llamarse "Sociedad de la
Información".

Sin embargo, regresando al comienzo de la reflexión existe ese límite. Que como dice la
tradición Hindú existen dos tipos de conocimiento: El "conocimiento" (Paroksha Guyana) y el
conocimiento obtenido de los libros (Aporoksha Guyana)

Dentro de la dimensión religiosa se encuentra en el Antiguo Testamento el Árbol del


conocimiento del Bien y del Mal. Según el catolicismo uno de los siete regalos del Espíritu
Santo es el conocimiento. Así que, el conocimiento adquiere un significado dependiendo de la
dimensión en la que se encuentre, aunque en todas sea de suma importancia.

No obstante, esta reflexión no sería completa si no tuviese la perspectiva de personajes


considerados como destacados en diversas áreas del "saber". Quisiera comenzar con Lucio
Anneo Séneca quién decía que "La naturaleza nos ha dado las semillas del conocimiento, no el
conocimiento mismo." Ciertamente, es una afirmación interesante e invitación a la
investigación. En esa dirección, John Locke, manifestaba que "La noción que a través de los
sentidos adquirimos de las cosas exteriores, aunque no sea tan cierta como nuestro
conocimiento intuitivo, merece el nombre de conocimiento". Es curioso que Séneca hablara de
"las semillas" y Locke de "nuestro conocimiento intuitivo". ¿Significará que el conocimiento se
encuentra dentro de nosotros? Un amigo árabe me decía que "la semilla tiene dentro de sí,
toda la información necesaria para desarrollarse. Cuanto iba a crecer, cuantos frutos daría y
cuando moriría. Así mismo, es el Ser humano". Pero, ¿cómo acceder a ese banco de datos?

En época más cercana a la nuestra, Sorcha Carey, señalaba que "No hay que confundir nunca
el conocimiento con la sabiduría. El primero nos sirve para ganarnos la vida; la sabiduría nos
ayuda a vivir". Por otro lado, Aristóteles se refería al conocimiento en otros términos, cuando
decía que: "La inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, sino también en la destreza de
aplicar los conocimientos en la práctica." Karl Popper en cambio, más frío y según algunos,
realista en el análisis, subraya que "nuestro conocimiento es necesariamente finito, mientras
que nuestra ignorancia es necesariamente infinita". Un pensamiento que sugiere limitaciones a
la inteligencia del hombre.

John Boyle O'reilly, poeta y novelista irlandés concluyó que: "la llave del éxito es el
conocimiento del valor de las cosas". Pero quizás uno de los pensamientos que más ha calado
en mí, ha sido el siguiente de John Dewey, quién afirmó y con razón que "el conocimiento no
es algo separado y que se baste a sí mismo, sino que está envuelto en el proceso por el cuál
se sostiene y se desenvuelve la vida."

Todo esto, está muy bien dentro del ámbito teórico. Con todo, en la sociedad actual, éste tipo
de "saber", aunque fundamental cimiento de la estructura social misma, ha pasado a un
segundo plano porque no interesan los "libre pensadores". No hay espacio para quién discurre
de modo distinto, si bien se habla de "tolerancia" e "integración" al tejido que conforma ésta
humanidad en sus diversos modos de agrupación, ya sea comunidad, familia, corporación
municipal y los innumerables sistemas que la relación humana pueda producir.

Finalmente, aquel que tenga conocimiento; conocimiento verdadero y desee sobrevivir en ésta
"sociedad", deberá ser egoísta y no compartir todo su alimento con aquellos que hambrientos
de poder, que sólo buscan saciar sus ansias de rédito personal y esconder detrás de la cortina
de la marginación, a quienes en realidad producen las ideas que mueven el engranaje en que
vivimos. Por regla, nadie debería compartir una idea con quién no tiene capacidad para
valorarla. Es como explicarle la teoría cuántica a un niño. ¡Lo menos que puede hacer es
reírse! Tampoco debemos presentar ideas a quienes carecen de la ética suficiente como para
admitir que esa iluminación, no es propia. Por éste motivo, comprendo perfectamente que
existan aquellos constructores libres que desean edificar en nuestra sociedad, pero sin
someterse a un sistema que exprime el intelecto ajeno.

(*) Licenciado en Ciencias Políticas, doctorando en Psicología de la Salud y Clínica

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