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Capitulo 165: Mejorar el sueño

Autores:
• Jorge Díaz Sáez
o Correo: jorsae@cajamar.es
o Titulación académica: Diplomado en Enfermería
o Centro de Trabajo: Servicio de Tocoginecología del Hospital
"La Inmaculada" Huercal-Overa. Almería. España
• Antonio José Ibarra Fernández
o Correo: aibarra@aibarra.org
o Titulación académica: Diplomado en Enfermería
o Centro de Trabajo: Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos y
Neonatales. Hospital Torrecárdenas. Almería. España
Resumen:
El sueño de los niños suele ser vivido por los padres como
algo problemático, especialmente debido a las expectativas
creadas por conocidos, familiares, publicaciones pseudo-
científicas… En primer lugar repasaremos de forma muy
somera los conceptos básicos sobre el sueño de los bebés-
niños. Comentaremos los peligros de los métodos de terapia
conductista, añadiremos algunos consejos generales y
consejos para los que trabajan en unidades neonatales. Para
terminar indicar algunos consejos para profesionales y padres
de cara a intentar mejorar ensueño de sus bebés-hijos.
Mejorar el sueño
Conceptos básicos y generales sobre el sueño de los
bebés niños
• Dormir es un proceso evolutivo que se va
adaptando a las necesidades del ser humano. Un
recién nacido no duerme igual que un niño, ni éste igual
que un adulto; ni un adulto igual que un anciano, porque
cada edad reclama unas necesidades diferentes.
• Nadie puede enseñar a un niño a dormir: Los bebés
ya saben dormir desde antes de nacer. No dependen de
que nadie les enseñe. El dormir es una necesidad vital.
Por eso la naturaleza ya nos prepara para hacerlo incluso
antes de nacer.
• El recién nacido (y anteriormente el feto) nace con
dos fases diferenciadas de sueño: Sueño activo
(muy parecido a lo que será el sueño REM) y sueño lento
(que dará lugar a las diferentes fases de sueño: I, II, III y
IV).
• Aproximadamente alrededor de los 7-10 meses de
vida ya han aparecido todas las fases del sueño,
aunque su periodicidad y duración aún son diferentes del
adulto. Recordemos que hasta los 4 años aún suelen
realizar una pequeña siesta.
• No será hasta los 5-6 años en que tendremos un
sueño bastante parecido al adulto: Un solo periodo
nocturno, sin siestas, y de una duración entre 8-10
horas.
• Tanto niños como adultos tenemos despertares
nocturnos. La única diferencia es que nosotros ya
dominamos la técnica de volver a dormirnos. Nuestros
hijos aún no. Pero lo harán algún día por ellos mismos.

Vemos a continuación la tabla siguiente con los porcentajes


de sueño que podría dormir su hijo por el día (entre las 9 y las
21h.) o por la noche (entre las 21 y las 9 h.)

EDAD HORAS SUEÑO DIURNO SUEÑO


NOCTURNO
0-2 50%. Varias
50 %. Varias secuencias
meses 12-16 secuencias a lo
a lo largo del día.
largo de la noche.
3-6 30-40%. 60-70%.
10-15
meses Varias siestas. Varios despertares.
6-9 20-25%. Dos (o 3) 75-80%
11-14
meses siestas: mañana y tarde. Varios despertares.
9-12 15%. Dos siestas más 85%. Son posibles
10-13
meses reducidas. varios despertares.
12-18 15%. Dos siestas, pero 85%. Son posibles
10-13
meses tendencia a una. varios despertares.
18- 36 90% Son posibles
9.5-12 10%. Una siesta.
meses varios despertares.
3a4 0-10%. Se pierde la 90- 100% Reducen
8- 12
años siesta. los despertares
4 a 6 100% Despertares
8-11 0% ya no hay siesta
años eliminados.

Uno de los estudios más relevantes –publicado hace ya más


de veinte años- para comprobar cuantas horas duermen los
niños es el de Anders. Filmó a dos grupos de niños de dos y
nueve meses Según atestiguan las filmaciones sólo el 15 %
de los niños de dos meses y el 33 % de los de 9 meses
durmieron de forma continua sin despertarse desde las 12 a
las 5 de la madrugada. Y a esas 5 horas se les definió como
dormir de un tirón. Sólo el 6 % de los de 2 meses y el 16 % de
los de 9 meses dormían 10 u 11 horas seguidas. Se establece
una definición de sueño normal arbitraria y que sólo la cumple
el 15 % de los niños normales y de ahí se saca la falsa
conclusión de que todos los que no la cumplen tienen
problemas de sueño.(Comentado en: Bésame mucho. Cómo
criar a tus hijos con amor. C. González. Ed. Temas de hoy.
2003, pp. 160-162)
· Hay que saber diagnosticar con precisión cada
trastorno del sueño. Cada tipo de problema tendrá un
abordaje diferente. Desconfíe de métodos que sirven para
todo. Se pueden dan errores de diagnóstico.
Básicamente se tratan de: error en la interpretación del
comportamiento del bebé, falta de información sobre lo que
es normal a cada edad, falta de sincronía entre los horarios de
los padres y el de los niños, y hacer de lo normal un problema
sembrando la alarma ante cosas normales.
• Antes de pensar que su hijo duerme mal,
compruébelo. La información está para eso. Busque
información contrastada sobre lo que es normal a cada
edad.
• Intente ponerse muchas veces en la situación del
niño. ¿Qué puede necesitar? ¿Qué querrá? Mire la vida
con ojos de niño. No malinterprete sus peticiones.
• Los horarios que hacemos (y que intentamos que ellos
sigan) no son los más adecuados. Muchas veces la falta
de sincronía entre las obligaciones de unos y los
derechos del otro son el único y real motivo de conflicto.
• Llevamos miles de años sin “métodos para dormir niños”
y nunca ha habido mayores problemas con ellos. Todos
acababan durmiendo. Y todos acabaran durmiendo
algún día. No se deje influenciar por alarmismos.
• Los niños pequeños suelen seguir un horario de 25
horas en lugar de 24. Por eso a veces les cuesta
acostarse y por eso presentan alteraciones horarias.
• Debido a referentes externos e internos, los niños
acaban siguiendo un horario de 24 horas por si
solos. El seguir algunas rutinas y mostrarles cuando es
de día y noche con claridad, puede ayudarle en muchos
casos, aunque no siempre.
Algunos comentarios sobre los métodos-técnicas de
terapia conductista
Muy difundidos (en España el libro de Estivill: Método
Estivill. Duérmete niño. Ed. Plaza y Janés. 1995;, en EE.UU el
de Ferber: Solucione los problemas de sueño de su hijo. Ed.
Medici. 1993) estos métodos, conviene aclarar algunos
conceptos:
1. No hay diferencia de éxito entre los métodos que
enseñan a dormir a base de dejar llorar mediante una
tabla y los que simplemente dejan llorar. Si la hay
cuando se aplica a niños menores de 18 meses o a los
de 60 meses
2. Los métodos de adiestramiento no enseñan a dormir, tan
solo provocan un shock emocional que altera en el
menor los niveles de las principales hormonas que
regulan nuestras emociones y, además le demuestran
que no vale la pena quejarse porque nadie le
responderá. Por eso funciona mejor en niños pequeños,
ya que son los que tienen más posibilidades de shock.
3. Las secuelas más importantes de estos métodos a corto,
medio y largo plazo son: trastornos de ansiedad,
depresiones, indefensión aprendida, trastornos del
apego, trauma por estrés agudo y síndrome se estrés
post-traumático.
4. Estas alteraciones son reparables, pero son irreversibles.
Puede que no se note, pero nunca será igual.
5. Las alteraciones pueden quedar enmascaradas y no salir
hasta la vida adulta.
6. No deberían usarse los fármacos en los problemas de
sueño infantiles. Muchas veces se consigue incluso el
efecto contrario.
Señalar que la Asociación Española de Pediatría en un
reciente articulo, dice al respecto: “Las técnicas de terapia
conductista de condicionamiento del sueño son difícilmente
compatibles con la lactancia materna; deberían reservarse a
niños con enfermedades del sueño, no estando probadas ni su
eficacia, ni su repercusión psicológica a largo plazo” (La
lactancia materna. Cómo promover y apoyar la lactancia
materna en la práctica pediátrica. Recomendaciones del
Comité de Lactancia de la AEP. MT Hernández Aguilar y J
Aguayo Maldonado. An Pediatr (Bar) 2005;63(4):340-56)

Consejos Generales
1.- LACTANCIA MATERNA: -Si la madre ha decido darle pecho a
su bebé-niño, además de las múltiples ventajas tanto para
ella como para su hijo, le ayudará adormir por dos motivos:
• La leche materna contiene L-Triptófano, un aminoácido
que ayuda a la conciliación del sueño
• El hecho de la succión tiene efecto relajante además del
contacto piel con piel, los latidos del corazón de la
madre…
Además la prolactina que se libera al succionar el bebé-niño
facilita el sueño de la madre (además sabemos que por la
noche se libera más cantidad de prolactina en las tomas)
Sobre la lactancia materna hay libros muy interesantes y
prácticos, tan sólo señalar alguno:
• Asociación Española de Pediatría (2004). Lactancia
materna: una guía para profesionales. Monografías de la
AEP nº 5. (puede bajarse de Internet en
http://www.aeped.es/lactanciamaterna/libro1.htm)
• Carlos González (2004). Manual práctico de lactancia
materna. ACPAM
• La Liga de la Leche Internacional (1993). El arte
femenino de amamantar. Ed. Diana (su página web es
muy interesante:
http://www.lalecheleague.org/LangEspanol.html)

2.- COLECHO: Si puede es mejor dormir con el bebé-niño en la


misma cama. Comentar las normas de la Academia
Americana de Pediatría respecto al colecho (dormir el bebé
acompañado) o al dormir en una cuna (¿Afecta compartir la
cama el riesgo de SMSL -Síndrome de Muerte Súbita del
Lactante-?" Academia Americana de Pediatría -Task Force on
Infant Positioning and SIDS-, Pediatrics (ed. esp.) Vol. 44, núm.
2, Agosto 1.997, p. 147 y Cambios de conceptos sobre el
síndrome de muerte súbita del lactante: implicaciones para el
entorno y la posición del lactante para dormir”, Task Force on
Infant Positioning and SIDS (AAP), Pediatrics (ed. Esp.) vol 49,
núm. 3, 2.000, pp. 187-194):
• no usar un colchón blando
• que el bebé duerma en decúbito supino
• evitar el uso de superficies blandas
• no colocar bajo el niño edredones, mantas, almohadas,
colchas u otros materiales blandos similares
• quien comparte la cama no debería fumar ni consumir
sustancias como alcohol o drogas que pudieran alterar el
despertar
• los lactantes deben ser colocados para dormir en una
posición distinta al decúbito prono. El decúbito supino
(completamente boca arriba) confiere el menor riesgo y
es el preferido. Sin embargo, aunque dormir en decúbito
lateral no es tan seguro como dormir en decúbito supino,
también tiene un riesgo significativamente inferior que
el decúbito prono. Si se utiliza la posición en decúbito
lateral, los cuidadores deben ser advertidos para colocar
hacia delante el brazo que queda abajo, a fin de reducir
la probabilidad de que el niño se desplace hacia la
posición en decúbito prono.
• Los lactantes no deben ser puestos a dormir sobre
colchones de agua, sofás, colchones blandos u otras
superficies blandas.
• Hay que evitar materiales blandos en el entorno en que
duerme el lactante. No se deben colocar bajo un niño
que duerme materiales u objetos blandos como
almohadones, edredones o forros. Aquellos objetos que
puedan contener aire (almohadones, forros, juguetes
rellenos,...) deben ser mantenidos alejados del entorno
en que duerme el niño. También pueden ser peligrosas
las ropas de cama laxas, como mantas y colchas. Si hay
que usar mantas, deben ser fijadas al colchón de la cuna
de modo que la cara del lactante tenga pocas
probabilidades de quedar cubierta por la ropa. Una
posibilidad es hacer la cama de manera que los pies del
niño alcancen los pies de la cama (“pies con los pies”),
con las mantas cogidas en el colchón de la cuna y
llegando sólo a la altura del tórax del lactante. Otra
posibilidad es utilizar las ropas para dormir sin nada que
cubra el bebé.
• Compartir la cama o dormir conjuntamente puede ser
peligroso en determinadas circunstancias. Como
alternativa a compartir la cama, los padres pueden elegir
colocar la cuna del niño cerca de su propia cama, para
permitir una lactancia materna más cómoda y un mayor
contacto con los padres. Si una madre decide tener al
niño durmiendo en su cama para darle lactancia
materna, hay que asegurarse de cumplir las
recomendaciones mencionadas (evitar la posición en
decúbito prono, evitar las superficies blandas o las
cubiertas laxas y evitar el atrapamiento al mover la
cama con respecto a la pared y otros muebles, evitando
también camas que presentan posibilidades de
atrapamiento). Los adultos (aparte de los padres), niños
y otros hermanos deben evitar el compartir la cama con
un lactante. Los padres que eligen compartir la cama
con sus hijos lactantes no deben fumar ni utilizar
sustancias como alcohol o fármacos que dificulten el
despertar. El consenso del Grupo de trabajo es que no
hay suficientes datos como para concluir que compartir
la cama bajo condiciones cuidadosamente controladas
sea realmente peligroso o claramente seguro.
• Se recomienda un cierto tiempo “boca abajo” mientras
el bebé está despierto y observado por razones de
desarrollo psicomotor y para evitar el aplanamiento de la
zona occipital.
La asociación Española de Pediatría en uno de sus últimos
artículos (La lactancia materna. Cómo promover y apoyar la
lactancia materna en la práctica pediátrica. Recomendaciones
del Comité de Lactancia de la AEP. MT Hernández Aguilar y J
Aguayo Maldonado. An Pediatr (Bar) 2005;63(4):340-56, se
puede obtener de forma gratuita) dice respecto al colecho:
”Para la mayoría de las madres, dormir en la misma
habitación facilita el amamantamiento y favorece el descanso
materno; además de ser una práctica segura que disminuye el
riesgo de muerte súbita del lactante. Pueden utilizarse como
consejos el folleto gráfico de UNICEF (UNICEF UK Baby
Friendly Inititive con la Foundation fot the Study of Infant
Deaths. Dormir en la misma cama con el bebé. Disponible en:
http://www.babyfriendly.org.uk/pdfs/spanish/sharingbed_spani
sh.pdf)
Señalar las múltiples ventajas del colecho –además de los
comentados:
• ayuda al bebé-niño a pasar de una fase a otra del sueño
al sincronizarse con la respiración de su madre
• favorece que la madre pueda continuar durmiendo
mientras alimenta a su hijo de noche
• favorece que el bebé-niño apenas se despierte cuando
reclama su alimento
• favorece la regulación de la temperatura corporal por la
noche
En un estudio realizado en 186 sociedades no industriales,
los niños duermen en la misma cama que sus padres en el 46
por ciento de estas culturas; en otro 21 por ciento, lo hacen
en cama aparte, pero dentro del mismo cuarto que sus
padres. En otras palabras: en el 67 por ciento de las culturas
actuales, los niños duermen en compañía de otros. Más
significativo es que en ninguna de esas 186 culturas tienen un
dormitorio aparte antes de superar, por lo menos, el primer
año de edad. En otro estudio que abarca 172 sociedades,
todos los niños de todas las culturas dormían acompañados
por lo menos algunas horas por la noche (Citado en: Nuestros
hijos y nosotros. Meredith F. Small. Ed. Vergara. 1999. Todo el
capitulo 4 es muy clarificador pp. 141-170)

Consejos para las personas que trabajan en unidades


neonatales
1. Promover y estimular todas aquellas acciones
encaminadas a que bebés y madres pasen el mayor
tiempo juntos (ver el tema nº Programa canguro)
2. Ayudar a los padres a que expresen y manifiesten sus
sentimientos e instintos respecto al bebé. Integrarlos en
los cuidados y decisiones respecto al bebé-niño. El
trabajar de forma conjunta con los padres va a mejorar
la evolución y en su caso, curación del bebé-niño. Los
resultados del método canguro así lo demuestran (ver
tema del programa canguro)
3. El bebé-niño es una persona y como tal tiene sus
derechos. Pensemos a veces si esto yo se lo haría a otra
persona o me gustaría que me lo hicieran a mi. En
ausencia de los padres somos sus cuidadores y como
enfermeros no debemos olvidar que somos expertos en
administrar cuidados. ¡Hagámoslo!
4. Los bebés-niños no hacen las cosas para fastidiar.
Escuchémoslos, observemos sus gestos… Podemos
llegar a saber lo que quieren y lo que les pasa
5. Ayudar a los padres a ponerse en contacto con grupos
de apoyo bien de la lactancia materna, de crianza… que
les pueden ser de gran ayuda y apoyo (el listado de
grupos de apoyo a la lactancia materna en España en
www.aeped.es/lactanciamaterna/grupos.htm en la
sección de lactancia materna, las páginas
www.suenoinfantil.com y www.dormirsinllorar.com
pueden ser de gran ayuda)
6. Fomentar que los padres abracen, besen, mimen,
acaricien… a su bebe siempre que puedan y deseen
7. Adaptar las unidades a las necesidades y derechos del
bebé-niño y no al revés
8. La mejor acción o cuidado basado en la evidencia es tan
importante como un gesto cariñoso, un abrazo, una
palabra amable…

Consejos para mejorar el sueño de los bebés-niños


Partir del principio de que todo niño sano acabará
durmiendo algún día. Empezar los siguientes consejos como
pronto a partir de los seis meses. La idea es probar a regular
el sueño, sin lágrimas, sin forzar, respetando en todo
momento el ritmo del bebé-niño. Son los padres los que
tienen el problema, no el bebé-niño. Lo indicaremos en
algunos pasos:
Paso 1
Si usted va a intentar que su hijo siga un horario (adecuado
a la edad del niño) piense que tendrá que hacerlo usted
cada día: no vale hoy una cosa y mañana otra, porque si no
el niño seguirá haciendo lo que hacia. Piense que la repetición
es una forma de aprendizaje. A parte, dele tiempo. Por mucho
que repita una cosa, hay niños que lo pillan antes y otros más
tarde. Cuando evalúe los progresos del niño, evalúe su
implicación en ellos.
Paso 2
Una vez en sintonía, vamos a intentar que se duerma
rápidamente. Es la conciliación del sueño.
Para que un niño pueda conciliar el sueño con más facilidad
(se considera normal hasta 15 ó 20 minutos. Si su hijo ya lo
hace puede pasar a otro punto o revisar este por si acorta
este período).
Revise el ambiente del niño: todo debe llamar al sueño.
Intente que el nivel luminoso no sea muy alto (busque luces
tenues), que el ruido esté bajo de decibelios (no es la hora de
escuchar rock) y que la actividad de las personas de la casa
sea relajada.
Este punto es difícil puesto que la mayoría de los adultos, a
la que llegamos a casa tenemos por la noche, tenemos gran
cantidad de cosas a hacer y coinciden en el momento del
sueño de los niños.
También debemos vigilar la temperatura. Un exceso de calor
dificulta la conciliación del sueño.
Paso 3
Con los niveles ambientales bajos busque algo que le guste
a su hijo para dormir (mecer, pecho, cantar, contar un cuento)
y hágalo con tranquilidad. Lo único que pretendemos es que
el niño vea el momento de dormir como algo agradable.
¡Hágaselo agradable! Pero también busque algo que sea
agradable para usted. Si su hijo tiene dos años, el mecerlo en
brazos puede resultar pesado para usted. Cámbiele poco a
poco esta forma de relajarse por otra. Si es mayor de dos
años utilice el lenguaje y pídale qué quiere y explíquele
porque a usted no le va bien y pacten otra cosa.
En los pequeños, como no hablan, deberá modificar esa
actividad poco a poco.
Paso 4
No todas las técnicas funcionan a la misma edad:
puede contarle un cuento antes de acostar a su recién nacido
(y seguro que le gusta) pero no es una técnica efectiva para
dormirle a tan corta edad, Lo es mucho más el acunamiento.
Mire la edad de su bebé y elija. A modo de ejemplo les
diremos que en los niños pequeños suele funcionar todo
aquello que le recuerde el útero materno ( estar en brazos,
envolverlo en una tela firmemente, mecer, cantar,
compañía...) y por eso también les funcionan algunos
artilugios de la industria moderna. Se supone que los
humanos, por el hecho de andar erguidos y tener un cerebro
más grande que nuestros antepasados, nacemos unos tres
meses antes. Esa expulsión prematura del bebé hace que
necesite, sobre todo durante el primer trimestre (e incluso
hasta el segundo), como una continuidad del útero en donde
estaba. Cualquier cosa que le relacione allí, servirá para que
se sienta bien.
Una vez que pasa este periodo (tercer trimestre hasta el
año y medio) necesita sentirse seguro y relajado. La
compañía, seguido de algún rítmico balanceo o canto, es lo
más frecuente en la mayor parte de sociedades a estas
edades. No es un buen momento para introducir cambios
bruscos en el niño.
Poco a poco va creciendo. A partir de los dos años
normalmente tan solo necesita compañía de sus seres más
queridos. Y seguramente los balanceos y cantos se habrán
terminado. Y a partir de los tres años esta compañía no tendrá
que ser limitada a los cuidadores más cercanos, sino que
podrá ser de un hermano. Las camas de hermanos funcionan
muy bien en este periodo. Si tienen un hijo mayor póngalo a
dormir con el pequeño en la misma cama (si esta es grande)
o juntando dos camas o dos colchones si estas son pequeñas.
A partir de los cuatro años o cinco podrán dormir separados
(aunque mejor si comparten la habitación con alguien, como
habitaciones de hermanos etc..) y tan solo necesitaran un
cuento para dormir.
Estas técnicas son orientativas según la edad del niño.
Usted adáptelas al suyo. Nadie mejor que usted sabe lo que a
su bebé le relaja más.
Paso 5-
Con el niño durmiéndose más rápidamente, podemos pasar
a los despertares.
Muchos padres cuentan que apenas los dejan en la cama se
despiertan. Eso es así por dos razones: la primera es por la
vigilancia. A la que notan que alguien no está se alteran sus
funciones vitales y surge la alarma que le permite sobrevivir.
Evidentemente a los 5 años esto ya no pasa, es frecuente en
niños muy pequeños (menores de 1 año). En los más mayores
se da por ansiedad.
La segunda razón se da porque, al conciliar el sueño (niños
mayores de 7 meses) primero pasamos por fases muy ligeras
de sueño, en las que nos podemos despertar fácilmente. Por
eso notan los cambios cuando los dejamos en la cuna. Así
que, o nos esperamos a que estén en fase profunda a los
acostamos en sitios en donde noten los menores cambios. Los
niños son seres sociales, a veces duermen mejor en medio del
ruido de las actividades normales de la casa que alejados en
otra habitación.
También hemos de recordar los despertares fisiológicos:
Aquellos que todos tenemos cada noche ( unos 9). Poco a
poco irán aprendiendo a controlarlos.
Intente evaluar cual de ellos define mejor a su hijo. A veces
el hecho de dejarlo dormir cerca de donde transcurre la vida
de la familia es bastante. En otros casos esperar a que esté
más profundamente dormido. Y en el caso de los despertares
fisiológicos, esperar que aprenda o intentar minimizarlos con
los consejos del paso 12.
Paso 6
Cuando el niño se despierte, atiéndalo pronto. ¿Se
acuerdan de cómo ayuda a sentirse seguro el tener a alguien
que nos responda? Dormir y seguridad van de la mano: el
niño para dormir necesita estar seguro. El rechazo a dormir se
da porque hay una interrupción de sus actividades y una
separación de sus padres, que aunque no sea física (porque
hay padres que duermen con sus hijos), ellos intuyen que algo
pasa ahí.
Si su hijo se despierta por la noche y no es lactante,
repita la rutina de inducción al sueño que tan buenos
resultados le ha dado en el paso 4.
Si su hijo se despierta por la noche y es lactante, dele
el pecho. Aunque no sea por hambre (si es por hambre aún
con más razón) le ayudará a conciliar el sueño rápidamente a
él y a usted.
Se sabe que los niños que toman pecho y duermen con sus
madres se despiertan por media, un poco más que los que no
lo toman y no duermen con ellas, pero que sus despertares
son de menor duración. Por eso muchas madres siguen
amamantando por la noche: “puede que el niño reclame el
pecho, pero casi no me entero”.
Y…¿Por qué los lactantes que duermen con mamá se
despiertan más? Suponemos que el olor de la leche (o de la
madre) o la simple presencia de su progenitora activan en el
niño señales. El niño responde a esas señales con un: “bueno
ya que estoy aquí voy a mamar un poquito.”
Para estos casos, hay autores que recomiendan que el niño
duerma acompañado, pero al lado del padre. En este caso, el
niño se siente igual de acompañado pero no reclama tanto
pecho (recuerde que tan solo es para niños mayores de 6
meses) y, cuando se despierte por la noche reclamando su
alimento, puede traspasarlo a su madre con solo desplazarlo
en la cama..
Paso 7
Si su hijo se despierta por la noche y no es lactante,
repita la rutina de inducción al sueño que tan buenos
resultados le ha dado en el paso 2.
Intente no pasar de un paso a otro hasta no tener adquirido
el anterior o al menos hasta notar una mejora significativa.
Por ejemplo en un niño que le cuesta dormir más de una hora,
no hace falta que se duerma en 15 minutos para pasar al
siguiente paso, tan solo que lo haga en la mitad de tiempo.
Eso sí, no dé ese paso como adquirido completamente y siga
evaluándolo.

Intervención de Enfermería Según NIC 4974: Mejorar el


sueño
Definición: facilitar ciclos regulares de sueño y vigilia.
Actividades:
• Determinar el esquema de sueño / vigilia del paciente.
• Incluir el ciclo regular de sueño / vigilia del paciente en
la planificación de cuidados.
• Explicar la importancia de un sueño adecuado durante el
embarazo, la enfemedad, las situaciones de estrés
psicosocial, etc.
• Determinar los efectos que tiene la medicación del
paciente en el esquema de sueño.
• Observar / registrar el esquema y número de horas de
sueño del paciente.
• Comprobar el esquema de sueño del paciente y observar
las circunstancias físicas (apnea del sueño, vías aéreas
obstruidas, dolor / molestias y frecuencia urinaria) y / o
psicológicas (miedo o ansiedad) que interrumpen el
sueño.
• Enseñar al paciente a controlar las pautas de sueño.
• Controlar la participación en actividades que causan
fatiga durante la vigilia para evitar cansancio, en exceso.
• Ajustar el ambiente (luz, mido, temperatura, colchón y
cama) para favorecer el sueño.
• Animar al paciente a que establezca una rutina a la hora
de irse a la cama para facilitar la transición del estado
de vigilia al de sueño.
• Facilitar el mantenimiento de las rutinas habituales del
paciente a la hora de irse a la cama, indicios de presuelo
y objetos familiares (para los niños su manta / juguete
favorito, ser mecidos, chupete o cuento; para los adultos
leer un libro, etc.), si procede.
• Ayudar a eliminar las situaciones estresantes antes de
irse a la cama.
• Controlar la ingesta de alimentación y bebidas a la hora
de irse ala cama para determinar los productos que
faciliten o entorpezcan el sueño.
• Ayudar al paciente a evitar a la hora de irse a la cama
los alimentos y bebidas que interfieran el sueño.
• Ayudar al paciente a limitare1 sueño durante el día
disponiendo una actividad que favorezca la vigilia, si
procede.
• Enseñar al paciente a realizar una relajación muscular
autogénica u otras formas no farmacológicas de
inducción del sueño.
• Disponer / llevar a cabo medidas agradables: masajes,
colocación y contacto afectuoso.
• Fomentar el aumento de las horas de sueño,, si fuera
necesario.
• Disponer siestecillas durante el día, si se indica, para
cumplir con las necesidades de sueño.
• Agrupar las actividades para minimizar el número de
despertares; permitir ciclos de sueño de al menos 90
minutos.
• Ajustar el programa de administración de medicamentos
para apoyar el ciclo de sueño / vigilia del paciente.
• Instruir al paciente y a los seres queridos acerca de los
factores (fisiológicos, psicológicos, estilo de vida,
cambios frecuentes de turnos de trabajo, cambios
rápidos de zona horaria, horario de trabajo
excesivamente largo y demás factores ambientales) que
contribuyan a trastornar el esquema del sueño.
• Identificar las medicaciones que el paciente está
tomando para el sueño.
• Fomentar el uso de medicamentos para dormir que no
contengan supresor(es) de la fase REM.
• Regular los estímulos del ambiente para mantener los
ciclos día-noche normales.
• Comentar con el paciente y la familia técnicas para
favorecer el sueño.
• Proporcionar folletos informativos sobre técnicas
favorecedoras del sueño.
Bibliografía consultada
• Dormir sin lágrimas (2006). Rosa Jové. Ed. La esfera de
los libros
• Felices sueños (2002). Elizabeth Pantley. Ed. McGraw-Hill
• El bebé más feliz del barrio (2003). Harvey Karp. Ed.
Integral
• Glick, 0.). (1992). Interventions related to activity and
movement. In CM. Bulechek & J.C. McCloskey (Eds.),
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North America, 27(2), 541-554.
• Guyton, A. (1991). Textbook of medical physiology (8th
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• McFarland, G.K., & McFarlane, EA. (1997). Nursing
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• Prinz, P., Vitiello, M., Raskind, M., et al. (1990). Ceríatrics:
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• Schibler, K.D., & Fay, S.A. (1990), Sleep promotion. In
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Saunders.
• Treatment of sleep disorders of older people. (1990).
National Institutes of Health Consensus Development
Conference, 8(3), 1-22.
Agradecer a Rosa Jové, psicóloga, la revisión del
texto y el haberme permitido “tomar prestados”
textos –principalmente el capitulo 1 y 5- de su libro
Dormir sin lágrimas (2006) de Ed. La esfera de los
libros

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