SÁBADO, 3 ENERO 2009
Mariano Aguirre
El año del nuevo mundo
A la libertad
medida que se agrava la crisis
financiera hay una confluencia
entre economistas y analistas de
la política internacional: los pri-
meros dicen que el mundo neoliberal lle-
ga a su fin y que es necesario regresar a la
regulación estatal, acuerdos globales y
controles. Los segundos indican que hay
cambios profundos y nos adentramos en
un sistema multipolar. Dos factores serán
relevantes en este escenario: el papel de
Estados Unidos y las consecuencias de la
crisis en los 50 países más frágiles.
La intersección entre el mundo que se
derrumba y el que emerge es la llegada a
la Casa Blanca de Barack Obama. Hecho
político que paradójicamente anida espe-
ranza en el cambio,
realismo ante el he-
cho de que su gobier-
no no podrá hacer to-
do e incertidumbre
ante la recesión y el
impacto sobre pro-
ductividad, empleo,
vivienda y servicios.
El año 2009 será el
primero del reconoci-
miento sobre el nue-
vo papel de Estados
Unidos en el mundo.
Incluso Obama, con
su retórica del lideraz-
go positivo luego de
la desastrosa era
Bush, reconoce los lí-
mites. Los indicado-
res de producción, co-
mercio, inversiones,
demografía y peso
geopolítico muestran
que Estados Unidos
deja de ser la única su-
perpotencia global. China, la Unión Euro-
pea, India, Brasil y Rusia son ya potencias
regionales y algunos de ellas con alcances
progresivamente mundiales. Estados Uni-
dos será uno entre varios. Fareed Zakaria,
autor de The post American world, escribe
que es un nuevo mundo y que “no volvere-
mos a un sistema dominado por un puña-
do de países noratlánticos”.
Pese a su poderío militar, Washington
tendrá serias dificultades para enfrentar
solo situaciones como la guerra en Afga-
nistán, la crisis violenta en Pakistán o el
conflicto palestino-israelí. El Gobierno de
M. AGUIRRE, director del Norwegian Peacebuilding
Centre (Noref), Oslo
Remei Margarit
Un día tras otro
A
esa extraña especie que somos
los humanos le gusta vivir bajo
fórmulas: dos y dos son cuatro,
a esta acción se le aplica esta re-
acción, a esta emoción le corresponde
otra de sentido contrario, etcétera. Y va
resultando que la vida no es así, la tozuda
vida no es así, porque en la mayoría de las
veces, dos y dos suman cinco, las fórmu-
las no sirven al ser aplicadas en el vivir y
las emociones andan revueltas unas con
otras. Así de difícil. Parecería que somos
una amalgama de sensaciones, emociones
y pensamientos que algunas veces coinci-
den entre ellos y otras muchas divergen;
ello en el mismo individuo. O sea, que a
veces, yo diría que bastantes, la guerra se
libra dentro de cada uno, a favor y en con-
tra de algún suceso o sentimiento; da
R. MARGARIT, psicóloga y escritora
O PINIÓ N
George W. Bush fue un intento desespera-
do y coercitivo de limitar el cambio social
y las libertades en Estados Unidos al tiem-
po que buscaba dinamitar el sistema mul-
tilateral. Liderazgo mediante la fuerza
que estuvo simbolizado por la guerra de
Iraq, Guantánamo, Abu Graib y el recha-
zo al acuerdo de Kioto.
En el verano del 2008 Moscú mostró
en Georgia y Osetia del Sur los límites de
Washington y de los aliados de la OTAN.
En el 2009 veremos que Estados Unidos
no puede gestionar sin ayuda la salida de
Iraq, las tensiones regionales en Asia sud-
oriental, más las relaciones con Rusia, ne-
gociar con Irán y armonizar la lucha con-
tra el cambio climático con el modelo
energético actual. Tampoco Washington
tendrá la última palabra sobre la dictadu-
ra de Mugabe en Zimbabue o el envío de
fuerzas internacionales a la República De-
mocrática de Congo y a Darfur que solici-
ta el secretario general de la ONU. En es-
tos casos Washington será un actor más
en negociaciones entre los actores loca-
les, potencias y organismos regionales, la
ONU y otros países con peso geopolítico o
diplomático. En Europa muchos añoran
que Estados Unidos vuelva a mandar para
no tener que asumir responsabilidades,
pero eso es cosa del pasado.
Mientras los jugadores de bolsa globa-
les pierden los fondos de otros y se mar-
chan a sus casas con fortunas blindadas,
igual que sea exterior o interior, porque lo
que se lleva dentro acaba emergiendo ha-
cia fuera. Y cabría la posibilidad de pen-
sar que las personas que llevan un monto
considerable de guerra interior terminen
apuntándose a alguna guerra exterior, sea
del tipo que sea.
Se buscan fórmulas para aprender a vi-
vir y resulta que no las hay, que cada uno
tendrá que componérselas como sea y
con lo que tiene, porque la realidad es tan
cambiante que no permite repetir patro-
nes en situaciones que parecen similares
pero que no lo son. Un día tras otro, eso es
lo que hay y con lo que habrá que contar;
el esfuerzo cotidiano de coger al vuelo las
circunstancias a que la vida nos enfrenta,
sin paliativos, tal cual se dan. Cualquier
intento de formatear la realidad está desti-
nado al fracaso, porque la realidad se aca-
ba imponiendo siempre. Claro que a ve-
se pierde de vista el impacto terrible que
tiene la crisis en países del Sur: aumento
del precio de los alimentos, la caída de los
envíos de remesas de los emigrantes des-
de el Norte hacia el Sur (debido a que hay
menos empleo), menos fondos para ayu-
da al desarrollo, disminución de los pre-
cios de sus materias primas y destrucción
de empleo tanto formal como precario.
La falta de ideas y decisiones por parte
de los países más ricos en la Asamblea Ge-
neral de la ONU y en la reunión del G-20
(el G-8 más potencias emergentes y algu-
nos de la OCDE) en septiembre y en no-
viembre mostraron la carencia de una vi-
sión estratégica por parte del Norte, mien-
tras que Brasil, India y otros tratan de ga-
ASTROMUJOFF
nar espacio para defender sus intereses,
no totalmente coincidentes con la última
periferia del Sur.
En este momento de transición es im-
portante que Estados Unidos, Europa y
otros países industrializados recuerden
que cuanta más pobreza y desigualdad ha-
ya en la periferia más graves serán los pro-
blemas para todos. El dilema económico
no debería centrarse sólo en cómo salvar
las empresas y bancos del Norte, sino tam-
bién en cómo lograr que los nuevos y vie-
jos actores del poder multipolar asuman
un plan común contra el impacto de la cri-
sis en los más pobres. Un plan que requie-
re replantearse los modelos de crecimien-
to y comercio hasta ahora vigentes.c
ces, discernir la realidad del propio deseo
resulta complicado, aunque se puede
aprender; poner los pies sobre la tierra
que hay y caminar con una cierta pruden-
cia para no darse demasiados trompazos.
La vida no es un camino de rosas, tan sólo
es real. Hay cosas que ocurren que nos
son accesibles y otras que no nos lo son, y
saber diferenciarlas ya forma parte de la
sabiduría.
Pero ocurre que con esa educación ma-
chacona del “querer es poder” se levantan
expectativas falsas, porque no siempre se
puede con lo que se quiere y el resultado
termina siendo un sentimiento de defrau-
dación constante. El sabio es aquel que se
entera de hasta dónde puede llegar con su
esfuerzo posible y lo acoge como su tra-
yecto personal, válido y significativo. Un
día tras otro, así se dibuja la única vida de
cada cual.c
LA VANGUARDIA 21
Francesc-Marc
Álvaro
Passola,
E
rmengol Passola, fallecido
anteayer, creyó tanto en el
futuro que se dedicó a fabri-
carlo con perseverancia
cuando esta tarea era más difícil,
arriesgada y dura. Durante los años
de la dictadura este empresario, mece-
nas y agitador cultural dedicó tiempo
y recursos a luchar por la libertad. Iba
a escribir “por Catalunya” pero no se-
ría lo bastante preciso, y menos en es-
te momento. Porque quiero destacar
algo que se ha olvidado con mucha ra-
pidez: luchar por Catalunya era lu-
char, también y sobre todo, por la li-
bertad y la democracia. Que nadie
pierda esto de vista.
Passola se multiplicó en mil fren-
tes, siempre poniendo en valor la cul-
tura y la creación. El movimiento de
la nova cançó, por ejemplo, debe mu-
cho a gentes como Passola. La resis-
tencia de una parte de la sociedad ca-
talana (no toda, por supuesto) contra
el genocidio cultural planificado por
el franquismo es una gran historia eu-
ropea en favor de la libertad, que si-
gue asombrando por su singularidad.
De ahí que haya sido tan complicado,
por citar una noticia reciente, conse-
Passola se multiplicó
en mil frentes, siempre
poniendo en valor
la cultura y la creación
guir la devolución de los documentos
arrebatados “por derecho de conquis-
ta” en 1939. Los recientes libros me-
morialísticos de Albert Manent (La re-
presa. Memòria personal, crònica
d'una generació 1946-1956) y de Joan
Triadú (Memòries d'un segle d'or) ilus-
tran de modo detallado este largo
combate librado con y desde las pala-
bras, en unas condiciones que las ge-
neraciones posteriores no podemos
imaginar. Aquello sirvió para evitar la
destrucción de una cultura y una len-
gua. Sin aquellos resistentes, como los
mencionados Passola, Manent y Tria-
dú, entre otros, hoy no tendríamos po-
lítica catalana alguna, ni el precario
paisaje del que un programa como Po-
lònia hace una parodia tan certera co-
mo demoledora. Cuando la caricatura
se impone a la realidad es que lo exis-
tente tiene un grave problema. Al-
guien debería reflexionar sobre ello.
El sueño de los que hicieron de Ca-
talunya y la libertad una sola causa
confluyó también con el sueño de una
Europa que se levantó contra la tira-
nía atroz. En este sentido, vale la pena
leer, en el último número de la revista
Sàpiens, la entrevista a Martí Torrent,
militante del partido Estat Català, que
fue uno de los cerebros de la red de
jóvenes que, durante la Segunda Gue-
rra Mundial, espiaron a los nazis en
Barcelona para ayudar a los aliados.
Torrent, que finalmente fue detenido
y que nunca antes había hablado de
sus actividades clandestinas (“porque
no me lo habían preguntado”, expli-
ca), se lanzó a aquella peligrosa aven-
tura “para cambiar las cosas del país”.
Desgraciadamente, los aliados deja-
ron a Franco en su sitio y Torrent y
tantos otros, como el fallecido Passo-
la, tuvieron que seguir adelante, du-
rante décadas, con todo en contra. En
favor de Catalunya y la libertad, o vice-
versa. Que lo retengan también más
allá del Ebro, si no es pedir mucho.c