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Porque como el
cuerpo sin espritu
est muerto, as
tambin la fe sin
obras est muerta
(Santiago 2:26)
Debo vivir una vida llena de buenas obras para poder ser salvo.
Esta declaracin es falsa, pues
no puedo alcanzar la salvacin
obedeciendo la Ley; nadie podr
ser salvo por sus buenas obras.
Nos salv, no por obras de
justicia que nosotros hubiramos
hecho, sino por su misericordia,
por el lavamiento de la
regeneracin y por la renovacin en
el Espritu Santo (Tito 3:5)
Debemos recordar que la obediencia a la Ley es un regalo que Dios nos da.
Solo por Cristo podemos ser justificados, santificados y glorificados.