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Interkulturelle Kommunikation I

Elisa Narváez García


IMAGEN DEL INMIGRANTE EN LA
LITERATURA DE POSTINTEGRACIÓN
ALEMANA
Cronograma de clases
Semana Clase Fecha Contenido Temas
Información práctica sobre el curso.
1 1 18 de octubre Presentación del curso
Introducción a la comunicación intercultural.
Semiotic modes and discourse: generating hypotheses
2 2 25 de octubre Taller/Actividad for empirical research
John Bateman (University of Bremen, Germany)
Elementos y características de la cultura
4 3 08 de noviembre Cultura y comunicación
Elementos y características de la comunicación
Universalismo vs. Particularidad
5 4 15 de noviembre Modelos culturales
Identidad/Otredad. Nosotros vs. los Otros.
6 5 22 de noviembre La otredad
Otredad en la traductología.
Gender intercommunication,
7 6 29 de noviembre
sociological approaches MA. Sara Boughedir
Republicanos vs. Demócratas
8 7 06 de diciembre La otredad en la política
Chavismo vs. Oposición
América Latina. La raza cósmica. Civilización y
9 8 13 de diciembre Contacto o dominación
barbarie.
Estereotipos y racismo
10 9 20 de diciembre Análisis crítico del discurso
Dr. Iria Bello
Conquista de América, historia Distintas formas y perspectivas de contacto:
11 10 10 de enero
ejemplar del encuentro. Amor, conquista y conocimiento (Todorov 2007).
Preguntas y métodos para el
12 11 17 de enero análisis de la comunicación
intercultural
Imagen del inmigrante en la literatura de
13 12 24 de enero Imagología
postintegración alemana
El traductor y la mediación
14 13 31 de enero
cultural
15 14 7 de febrero Examen final
Alemania multicultural
A mediados de los años cincuenta, el gobierno alemán impulsó la llegada de
mano de obra extranjera para la reconstrucción de una nación devastada tras
la Segunda Guerra Mundial. La llegada de los Gastarbeiter es el primero de los
tres grandes movimientos migratorios que llegan a Alemania. La segunda ola
es producto de los problemas políticos atravesados por algunos países de
Europa del Este, Asia y América Latina. El tercer flujo surge como
consecuencia del reforzamiento de las relaciones entre Rusia y la República
Democrática Alemana (Schumann 2005).
Según el portal alemán de estadísticas, para 2009 la población alemana
estaba constituida por 82 millones de habitantes, de los cuales 7,2 millones
eran ciudadanos extranjeros y 8 millones eran alemanes con antecedentes
migratorios, lo que quiere decir que para ese entonces ya vivían en Alemania
más de 15 millones de personas de origen extranjero (Brückner 2008). Lo que
correspondía a 18,4 % de la población total del país, es decir, uno de cada seis
habitantes era inmigrante o hijo de inmigrantes (Schumann 20005).
Literatura de la migración alemana
A partir de los rasgos que han ido caracterizando esta literatura desde sus
inicios, se ha propuesto dividir este fenómeno literario en tres etapas:

i. la Gastarbeiterliteratur, que va desde la llegada de los Gastarbeiter en


1955 (aunque comienza realmente con la aparición de sus primeros
escritos a principios de los sesenta) hasta mediados de los años setenta;
ii. la literatura de la consternación, ubicada cronológicamente entre
mediados de los años setenta y principios de los noventa;
iii. la literatura de la postintegración, que va desde mediados de los
noventa y sigue hasta nuestros días.
Literatura de la migración alemana
Cada una de las fases de esta literatura está relacionada con la generación
que la produce:

i. los Gastarbeiter constituyen la primera generación, ellos son los


primeros inmigrantes en llegar, los que han dejado su tierra, los que no
conocen la cultura alemana, los que no hablan alemán;
ii. sus hijos, nacidos o no en Alemania, son la segunda generación, ellos
contrastan la cultura de sus padres que está aún próxima con la del país
en el que ahora viven, están en contacto más o menos directo con las
dos culturas, son el punto de encuentro, la transición entre estos dos
mundos; finalmente,
iii. la tercera generación, la primera que nace en Alemania, no conoce más
que por referencias o vacaciones la tierra de sus padres, y, por esta
razón, se siente muchas veces más cercana a la cultura alemana que a la
de sus abuelos.
Lengua de escritura
Estas etapas se diferencian entre otros aspectos por el uso que hacen de la
lengua alemana y las razones que motivan ese uso. No es sino hasta mediados de
los setenta que los inmigrantes, en su segunda generación, empiezan a sustituir
por el alemán sus lenguas maternas, usadas hasta entonces como lenguas de
escritura (Ruiz Sánchez 2004); lo hacen sobre todo por dos razones:

i. lo conocen lo suficiente como para expresarse en ese idioma,


ii. para ser leídos por más ciudadanos de esa sociedad en la que son minoría.

Lo que sucede con la tercera generación es distinto: ellos escriben en alemán


porque, en la mayoría de los casos, esta lengua se ha convertido en su propia
lengua; la lengua de sus padres no la dominan, es la otra lengua. Su situación es
compleja: sus nombres y sus orígenes los alejan de “lo alemán”; la distancia
geográfica, y sobre todo el desconocimiento de la cultura y el idioma de sus
padres, los alejan de la otra patria. Culturalmente parecen vivir entre la nada: tan
ajenos a lo alemán como a lo que se pensaría “propio”.
Imagología según Pageaux
La imagología literaria es un abordaje multidisciplinario al
análisis de la imagen del extranjero en la literatura. Los estudios
imagológicos tienen múltiples implicaciones históricas, sociales y
culturales, sin dejar fuera la parte literaria. Un estudio
imagológico bien llevado es una conjunción equitativa de
aspectos sociales y literarios, en la que no se exagera el peso del
texto aislado de su contexto histórico y cultural, ni se reduce el
texto literario a un “inventario de imágenes del extranjero”
(Pageaux 1994: 102).
Imagología según Pageaux
Toda imagen parte de la toma de conciencia de la existencia de
un yo y un aquí en relación con un otro y un allá; es la expresión
de la diferencia entre dos realidades culturales, “es la
representación de una realidad cultural mediante la cual el
individuo o el grupo que la ha elaborado (o que la comparte, o
que la propaga) revela y traduce el espacio cultural e ideológico
en el que se sitúa” (Pageaux 1994: 103). La expresión de las
identidades y alteridades que existen en el seno de ese conjunto
social y cultural es lo que entendemos como imaginario social y
es, a través de las imágenes que en él se representan, que
podemos entender las maneras en las que una sociedad “se ve,
se define, se sueña a sí misma” (Pageaux 1994: 104).
Imagología según Pageaux
La imagen del extranjero es un lenguaje acerca del otro, está formada por “los
fundamentos y los mecanismos ideológicos sobre los que se construyen la
axiomática de la alteridad y el discurso del otro” (Pageaux 1994: 105). Ella
trasmite una cierta imagen del yo, pues esta es a su vez la negación del otro,
que es, al mismo tiempo, la prolongación y el complemento del yo. Así pues
“al decir el Otro lo niego y me digo a mí mismo” porque “la imagen del Otro
revela las relaciones que establezco entre el mundo (espacio original y
extranjero) y Yo” (Pageaux 1994: 106).
La imagen es un lenguaje simbólico a través del cual puede decirse y pensarse
una sociedad como hecho cultural, así pues, es una representación que
puede ser sometida a análisis semióticos. Su función es “decir” las relaciones
interétnicas e interculturales que tienen lugar en las sociedades a partir de lo
que una parte de ella dice y mira de otra que es mirada.
Niveles constitutivos de la imagen
La palabra es el reflejo del otro, está compuesta por “el arsenal nocional,
afectivo, en principio común al escritor y al público lector” (Pageaux 1994:
111). Las palabras no son todas iguales, hay palabras clave y palabras
fantasma, “semas virtuales”, también hay palabras procedentes del país que
mira, insertas en la descripción del país mirado, y palabras del país mirado
que entran en el espacio de los que miran. Estudiar las palabras sirve
entonces para caracterizar las culturas de ambos países. Ellas nos adentran en
sus imaginarios sociales. Las palabras que entran sin traducción en realidades
ajenas a la propia son un elemento claro de la alteridad y a su vez puentes
que acercan dos realidades.
El análisis en este nivel está atento al uso de la palabra, a las repeticiones, a
los indicadores del tiempo y demarcadores de lugares, a los onomásticos, a la
adjetivación, a los procesos de comparación, a la presencia de notas
explicativas, así pues: a todo lo que “permite un sistema de equivalencias (en
el sentido neutro del término) entre el Otro y Yo” (Pageaux 1994: 112).
Niveles constitutivos de la imagen
¿Quién habla y desde dónde? La imagen es un vocabulario de la
representación. El yo enunciador articula en el texto el tema, los motivos, las
imágenes del otro de una manera particular; esa manera de tramar el texto y
las caras del otro es lo que Pageaux señala como el segundo nivel constitutivo
de la imagen: las relaciones jerarquizadas.
Pageaux propone diferenciar en primera instancia las dos grandes estructuras
del texto que se oponen: por una parte el yo-narrador-cultura de origen y, por
otra, el otro-personaje-cultura representada. Del mismo modo, es necesario
reconocer las principales unidades temáticas y las secuencias en las que se
reúnen los elementos catalizadores de la imagen del extranjero. Esta parte del
análisis se apoya en el método estructuralista, fundamental, según el autor,
para comprender cómo funciona el texto.
Las relaciones jerarquizadas tienen que ver, pues, con la disposición de los
elementos en el texto. Responde a preguntas como: ¿cuáles son los
elementos que proporcionan información sobre la imagen del extranjero?, y
¿cuáles son sus catalizadores?
Niveles constitutivos de la imagen
En este nivel se analiza el marco espaciotemporal del relato. Por un lado, los
procedimientos de organización espacial, ¿cómo es visto el espacio del
extranjero por el yo y por el otro? Y por otro lado, los procedimientos de
organización temporales, que inquieren sobre la existencia de la mitificación
del tiempo histórico y/o narrativo, sobre la manera en la que se da, en la
imagen, la oposición entre lo lineal e irreversible y lo cíclico y reversible.
Este segundo nivel constitutivo de la imagen, que está atento a todo lo que es
la línea de participación y relación entre el yo y el otro, identifica los
elementos clave para la construcción de la imagen del extranjero dentro de la
narración. Este nivel toma en cuenta la elección de personajes masculinos y/o
femeninos y sus orígenes. Lo que procura es destacar “el sistema de
clasificación diferencial que permite la formulación de alteridad, a través de
pares de oposiciones que harán que se fusionen naturaleza y cultura”
(Pageaux 1994: 116).
Niveles constitutivos de la imagen
El tercer y último nivel constitutivo de la imagen es el argumento. En él, la
palabra y las relaciones jerarquizadas se reafirman con fuerza. El texto se sale
del texto y se comunica con la manera en la que fue producido para
responder a preguntas como ¿qué es lo que se dice y lo que se calla de la
cultura del otro? La imagen del argumento es la representación “de un
“diálogo” entre dos culturas a través de la puesta en escena del extranjero,
que es también una formalización estética y cultural” (Pageaux 1994: 117).
La imagen del extranjero está inmersa en todo el argumento de la obra, tiene
un significado social y cultural que se forma a partir de algunos rasgos
seleccionados en respuesta a intereses personales e ideológicos del escritor.
Ellos son pues la representación que hace el autor de una parte de la realidad
y no una copia de ella. Pageaux señala que, para determinar si hay
correspondencia entre lo literario y lo sociocultural, así como también para
entender la función del texto, es indispensable contrastar la obra con su
situación de enunciación y con la historia, sin dejar fuera las mentalidades.
Niveles constitutivos de la imagen

Cuando habla de las mentalidades, se refiere, partiendo de Vovelle (1982), a


la relación que existe entre las condiciones objetivas de la vida de los
hombres y la manera subjetiva en la que ellos cuentan y viven sus vidas. Estas
representaciones mentales son de gran importancia. Duby (1971), por
ejemplo, sostiene que la manera en la que los individuos sienten o entienden
sus posiciones dentro de la sociedad, la que los lleva a actuar de una manera
u otra, obedece más bien a la imagen que ellos hacen de sus propias vidas y
no a sus condiciones económicas reales. Estas imágenes de sí mismos
participan en la construcción de la historia, de la misma manera en la que la
imagen del extranjero lo hace.
Representación del otro
La representación del otro juega un papel importante dentro de la sociedad.
Así como un texto puede llegar a ser un objeto cultural específico,
instrumento de comunicación simbólica, la imagen del otro sirve para mostrar
las cosas de otro modo. En el plano individual, describir al otro es una manera
de autodefinirse; en el plano colectivo, una forma de entender una sociedad.
De esta manera la representación del otro cumple una función social y
cultural.
Esta representación puede darse de distintas formas. Dependiendo de la
actitud del yo en relación con el otro, de cómo se den los intercambios entre
uno y otro, ya sean unilaterales o bilaterales, unívocos o recíprocos, Pageaux
habla de manía, fobia, filia o cosmopolitismo.
Representación del otro
En la primera actitud, la manía, se considera la realidad extranjera superior, la
imagen que se tiene de la cultura extranjera es un espejismo del que se toma
todo; la manía es sinónimo de aculturación. En el caso de la fobia,
encontramos una realidad extranjera inferior a la propia, la imagen de la
cultura de origen es, también en este caso, un espejismo, pero uno del que se
rechaza todo; la fobia representa la muerte simbólica del otro. En estos dos
casos solo pueden darse falsas relaciones e intercambios, ya que en ellos la
cultura extranjera es “un lugar de reconocimiento y no de conocimiento”
(Pageaux 1994: 121). La tercera actitud, y única forma de intercambio real, es
la filia, una especie de encuentro de la fobia con la manía; en ella, la realidad
cultural extranjera es percibida de forma positiva y ocupa, además, un lugar
dentro de la cultura que mira, la cultura de acogimiento, también percibida
positivamente. El cuarto y último caso que propone Pageaux es el de
unificación o cosmopolitismo; en él las rupturas dentro de las culturas y entre
ellas van perfilándose en nuevos conjuntos que terminan propiciando
intercambios unilaterales.
Procedimiento de análisis
Antes de abordar el análisis imagológico, es necesario desarmar esta crónica
hasta llegar a sus estructuras más profundas. Primero se hace un inventario
de los personajes que viven en Alemania y de las acciones realizadas por
ellos, incluido el narrador. Esto constituye la esfera de acción de los
personajes (análisis funcional, Greimas 1987). Igualmente se toma nota de los
epítetos usados por el narrador para caracterizar a los personajes (análisis
cualificativo, Greimas 1987). Este último nivel también está compuesto por
adjetivos que se desprenden de la transformación de las informaciones del
nivel funcional en rasgos sobre la fisonomía moral de los personajes. Esto
sirve de guía y de paso previo a los dos primeros niveles del análisis
imagológico.
También es necesario definir la oposición que estructura el relato: la del yo y
el otro, ya que es sobre ella donde se construye la imagen de los inmigrantes.
Esta oposición es el punto de partida del estudio propuesto por Pageaux, si
bien forma parte del segundo nivel de análisis.
Procedimiento de análisis

La primera etapa del análisis imagológico parte del nivel cualificativo de


Greimas. Adjetivos, nombres y sobrenombres son considerados. Se busca
explicación a la selección de una palabra en detrimento de otra para
referirse a unos y a otros. ¿Cuáles son las palabras que se usan para
definir al otro?, ¿cuáles definen al yo?
En esta parte del análisis se establecen relaciones entre lo que se dice de
los personajes en el texto y lo que esto puede significar fuera de él. Se
presta atención a las palabras elegidas por el autor para nombrar las
realidades de los personajes, así como también al peso que otorgado a
cada una ellas. Se observa, por ejemplo, el número de veces que aparece
una palabra determinada, la presencia o ausencia de nombres propios, los
sobrenombres usados para referirse a tales o cuales grupos, etc.
Procedimiento de análisis
El nivel de las relaciones jerarquizadas se fija en la distribución de los
elementos dentro de los relatos, parte de algunas nociones narratológicas de
Genette (1989) y del nivel funcional de Greimas (1987). Toma en cuenta las
estrategias discursivas privilegiadas por el narrador. Si el nivel anterior se
enfoca en la palabra, este pone el foco en la frase y la estructura de los
párrafos; responde preguntas relacionadas con la forma y orden de las
informaciones ofrecidas y sus posibles implicaciones. Se observa cómo son
representados y percibidos los espacios; plantea preguntas como: ¿cómo son
retratados los espacios del yo y del otro?, ¿qué valores se asocian a estos
lugares?, ¿cómo se relaciona el espacio exterior con el espacio interior de
unos y otros?, ¿existe relación entre lo geográfico y lo psíquico?, entre otras.
Procedimiento de análisis
En el argumento se suman todos los pasos previos, lo que permite
describir la imagen literaria del inmigrante contenida en el relato
estudiado. En él son considerados los aspectos relacionados con las
situaciones de enunciación del texto, es decir, las situaciones histórico-
culturales que rodean al relato y aportan informaciones para su mejor
comprensión.
Para completar la descripción de la imagen literaria de los inmigrantes, a
partir de la manera en la que se dan los intercambios en los relatos, se
determina la actitud desde la cual se construye esta imagen, lo que
permite señalar si existe un (re)conocimiento del otro.
Finalmente, se rastrean en cada uno de los niveles de constitución de la
imagen del extranjero, los indicios que permiten hablar de un sistema de
valores y visión de mundo compartidos, a partir de lo cual es verificable la
existencia de una conciencia de pertenencia al grupo entre los inmigrantes
en Alemania retratados en el cuento estudiado.
Suleyman und Salieri
Seis personajes: el actor de Smolensk y un turco, protagonistas de la historia;
la esposa del actor, su hijo, su cuñado y un director de teatro, personajes
secundarios. Personajes globales: árabes, judíos, chinos, turcos, extranjeros.
El narrador habla de “mi amigo”, pero no participa activamente en la historia
relatada. Emite juicios sobre la situación de los inmigrantes en Alemania y
sobre el carácter de su amigo actor, pero se mantiene fuera del relato, es un
narrador intra-heterodiegético (Genette 1989). Los juicios que emite forman
parte de su fisonomía moral, no de su esfera de actividades.
El actor ruso podría ser percibido como un personaje denso, ya que a primera
vista su fisonomía moral y su esfera de actividades son contradictorias; sin
embargo, debe considerarse que estas contradicciones son producto del
alcohol que ingiere guiado por el director de la compañía de teatro para la
que trabaja. Esto borra toda contradicción, de manera que se trata de un
personaje chato. El narrador no ofrece informaciones suficientes del resto de
los personajes ni de sí mismo que permitan caracterizarlos según su grado de
complejidad.
Construcción de la alteridad
En los estudios de la alteridad, la imagen del otro parece siempre
corresponder a la del extranjero, de hecho, autores como Pageaux
(1994) utilizan de forma intercambiable estos dos términos. De
acuerdo con Augé (1996), la imagen del otro se construye en un viaje
de ida y vuelta, en el que el investigador se moviliza al país del otro,
aprende de él y vuelve a su país de origen para, desde ahí, describir a
ese otro de allá. Por su parte, Pageaux (1994) sostiene que toda
imagen parte de la toma de conciencia de la existencia de un yo y un
aquí en relación con un otro y un allá.

Sin embargo, en este relato, el yo nos habla desde la alteridad, es un


extranjero en un aquí (Alemania) que ha hecho suyo, pero que es al
mismo tiempo el lugar del otro.
Construcción de la alteridad
La gran oposición que determina estos relatos no se construye en un viaje
completo, porque el yo es un inmigrante. En este sentido hay un par de
aspectos que considero pertinente resaltar:

i) el otro histórico se ha apropiado del papel del yo tradicional;


ii) la formación de la imagen se hace desde el lugar del otro y no desde el
lugar del yo.

El país del yo no está presente, no es aquí, sino allá. El país del otro, por el
contrario, presente, es el aquí, esa realidad compartida por el nosotros que
conforman los inmigrantes (cuyo país de origen no es uno solo) y por los
otros, es decir, los alemanes.
Nivel léxico
La palabra incluye el idioma en el que esta es escrita. Las obras de la post-
integración son escritas en alemán, idioma que no siempre es (y que de
hecho no lo es en este caso) la lengua materna del autor. Nos encontramos
pues ante un yo que hace a un lado su lengua para escribir en la del otro.
Pageaux señala que utilizar palabras de la lengua del otro es una manera de
acercarse a esa otra cultura, así pues la elección de Kaminer es una evidencia
de su profundo interés de acercarse a los otros con los que convive.
Encontramos un término en ruso. No es usado por los personajes para
referirse a realidades de sus países, es el nombre de la compañía de teatro
para la que trabaja el protagonista del relato, Nostalgia. Si partimos del hecho
de que cada palabra tiene una intención, Kaminer tenía razones para usar
esta palabra en esta lengua. Kaminer resalta esta palabra en el relato no solo
por decirla en ruso, sino por enunciarla en un contexto depurado de nombres
propios.
El nombre del relato guía la lectura. Da una idea sobre lo que podría tratarse
el texto o de lo que podría esperarse de él. Así pues, no solo guía la lectura
sino también la reflexión.
Nivel léxico: Suleyman
‘Suleyman’ no es mencionado ni una sola vez en el texto.
Significa ‘paz’, ‘pacífico’, ‘harmlos’, uno de los pocos adjetivos con que el narrador califica al actor
ruso. Este nombre corresponde a ‘Salomón’, el más importante de los reyes hebreos (Castellón
1990), aquél que pidió sabiduría y fue dotado de ella.
En un contexto turco remite es al sultán otomano Suleyman el magnífico. Este emperador llevó a
su imperio a su época de oro. Bajo su mandato el imperio extendió sus dominios hasta territorios
que hoy corresponden a Austria. Los Suleyman Pasha aportan más a la interpretación de este
relato:
El primero de los Suleyman Pasha fue un príncipe enviado por su padre a ayudar a los bizantinos a
liberar la ciudad de Tesalónica, tomada por los serbios. Su victoria significó para los turcos el
establecimiento definitivo del lado europeo del Helesponto (Creasy 1854). El segundo de los
Suleyman Pasha fue un distinguido militar turco que en la guerra turco-rusa comandó la armada
del Danubio (Hozier 2005). El tercer Suleyman Pasha fue un militar francés del ejército de
Bonaparte que luchó en Rusia, Alemania y otros países europeos. Se convirtió al islam y ayudó a
la conformación del ejército egipcio (Richmond 1977 y Brown 2006). El primer Pasha nos hace
pensar en que los turcos llegaron a Europa para quedarse, el segundo sitúa a los turcos como
enemigos del pasado de los rusos, el tercero representa la reconciliación entre lo occidental y lo
musulmán.
El turco de este relato tendría un poco de todos estos personajes. Es pacífico, rico como Salomón
(insistencia en el Mercedes, no objeta la cantidad de dinero que recibe), es vencido (el daño
sufrido por su auto), pero como se interesa por el otro, lo ayuda, y hace nacer una amistad.
Nivel léxico: Salieri
El nombre ‘Salieri’ sí es mencionado en el relato.
Antonio Salieri fue un compositor italiano de finales del siglo XVIII y principios
del siglo XIX, vivió gran parte de su vida como inmigrante en Austria.
Actualmente es mejor conocido por su supuesta rivalidad con el gran
compositor austríaco Mozart que inspirara el drama “Mozart y Salieri”
(Pushkin 1958), pieza que no solo es citada en el relato, sino que es
fundamental para el desenvolvimiento de los hechos narrados.
Salieri fue maestro de los más grandes compositores alemanes del siglo XVIII,
Beethoven y Schubert, entre otros, pero no alcanzó la fama de ninguno de
ellos. En el drama de Pushkin, Salieri es presentado como el “italiano
amargado” que se opone al y acaba con el “genio alemán” personificado en
Mozart. Esta obra representa pues la oposición entre lo germano y lo
extranjero, donde lo primero es percibido positivamente y lo segundo
negativamente. Este aspecto sirve para equilibrar la concepción negativa de lo
alemán que en este relato en particular invita a los inmigrantes a refugiarse
en los otros extranjeros.
Nivel léxico: Smolensk
Smolensk, ciudad rusa, ubicada entre San Petersburgo y Moscú. Por su posición
estratégica, a lo largo de la historia ha enfrentado los deseos expansionistas de
occidente y ha sido escenario de importantes batallas. En el siglo XIX, durante
las expediciones napoleónicas, fue destruida por completo (Academia de las
Ciencias de la U.R.S.S., ACURSS, 1963); en el siglo pasado, durante la Segunda
Guerra Mundial, se enfrentó a los nazis en la Batalla de Smolensk que se tradujo
nuevamente en la destrucción casi total de la ciudad (Carnaghan 2007).
Smolensk es además asentamiento de una ruta de comercio que va desde el
mar Báltico hasta la antigua Constantinopla (Carnaghan 2007). Napoleón,
impresionado por la valentía de los rusos, envió desde esta ciudad un mensaje
de paz a Alejandro I, que no recibió respuesta (ACURSS 1963). En el relato, el
matrimonio franco-ruso resuelve el conflicto entre franceses y rusos.
El conflicto entre Rusia y Alemania es distinto y es percibido de otro modo en
este relato: no hay reconciliación sino temor. En Smolensk, los nazis cubrieron
cada pulgada de la tierra de cadáveres, según relata en su diario un coronel ruso
(Ergang 1958). Después de esta victoria, Hitler estaba seguro de haber acabado
con la Armada Roja. En esta guerra, Francia y Rusia se alían para vencer a los
alemanes como el actor ruso se alía con la actriz francesa para enfrentar a los
alemanes a quienes teme. Para esta familia la justicia alemana es una amenaza:
la deportación del ruso representa un ataque directo a su hogar.
Nivel de las relaciones jerarquizadas
Sencillez de la prosa. En la crónica se encadenan frases cortas y directas. No se busca
seducir con palabras pomposas ni oraciones recargadas. Sorprende con frases claras y
sencillas. El estilo, parco y sobrio, está aderezado con una ironía sutil. La economía de
recursos da relieve a la historia y a sus personajes.
El narrador describe una situación y postula una hipótesis que comprueba por medio de
una anécdota de la que él no forma parte: los debates de la prensa dejan una huella
(situación), la discusión sobre la xenofobia acercó a los extranjeros en Alemania
(hipótesis). Un actor ruso chocó el auto de un turco y este en lugar de llevarlo a la policía,
lo protegió y desarrollaron una amistad (anécdota).
Hay una oposición clara entre el extranjero y el alemán indefinido, amenaza latente.
Los personajes masculinos están más desarrollados y son más numerosos. Encontramos
una pareja en la que de cierta manera se invierten los roles de género: el actor ruso y su
esposa. La actriz es presentada como una mujer activa, decidida, mientras que su marido
es visto como un ser pasivo y tranquilo que se deja llevar. Él conduce sin licencia el auto
de su esposa, choca y ella paga y toma la responsabilidad de los daños que él ocasiona.
El factor socioeconómico tampoco parece jugar un papel importante. Se insiste en el
hecho de que el turco conduce un Mercedes. Este aspecto puede ser tomado como una
marca de prosperidad económica, pero no contamos con ejemplos de situaciones
contrarias con las que comparlas.
Nivel del argumento
La lengua materna de Kaminer no es su lengua de escritura, lengua de la que no sabía ni una palabra
antes su llegada a Alemania en 1990 (Broder 2000). Kaminer (2001) confiesa que no estudió alemán
en una academia sino que lo aprendió en la calle y con ayuda de la televisión, por lo que cuando
habla “debe parecer un rústico.” Sin embargo, decide escribir en este idioma.
Broder (2000) afirma que este autor “escribe en alemán para lectores y oyentes alemanes”, Kaminer
(2006), por su parte, ante la pregunta de por qué escribe, admite que: “Como escritor y periodista
estaba interesado en un gran público lector, pero siempre he desconfiado de los traductores. Y en
Alemania, a pesar de todas las olas de inmigrantes, con distancia, sigue siendo el alemán el único
idioma que es entendido y leído por la mayoría.”
Kaminer sostiene que nunca ha pretendido ser un artista del lenguaje, que para él “el idioma es solo
una herramienta, un martillo que me ayuda a tender puentes de entendimiento con otros” (2006).
Así pues, lo importante en sus textos es lo que comunican. La elección del alemán es una marca de
posición que deja claro a quién quiere hablarle, pero esto debe ser bien entendido. Kaminer les habla
a los habitantes de Alemania, sin importar sus orígenes. Al hacer esto reúne en una lengua al yo y al
otro, o más bien evidencia una unión que ya existe. El autor parece sugerir el nacimiento de una
nueva Alemania o, tal vez, simplemente sugiere la necesidad de plantearse al país de forma que
incluya verdaderamente a todos: los “llamados alemanes” y todas las generaciones de inmigrantes
que hacen vida en este país y del alemán su lengua común.
La división entre lo alemán y lo “no-alemán es franqueada por un espacio e idioma compartidos. Las
fronteras entre los inmigrantes de distintos orígenes, que también se encuentran en estos dos
aspectos, están, no obstante, mucho más diluidas, son mucho más flexibles.
¿Desde qué actitud es construida la
imagen de los inmigrantes?
Los personajes alemanes aparecen desdibujados: son una amenaza en el aire. En líneas generales, la opinión sobre
ellos es negativa. La actitud de los protagonistas parece bastante fóbica. El narrador, por su parte, critica la
banalización en los medios alemanes de temas tan importantes como la xenofobia, discutido y abandonado, sin
encontrar solución, ni plantearse siquiera hacerlo. Critica desde la ironía, recurso ambiguo que le permite, en cierto
modo, distanciarse de la situación. Al mismo tiempo, de nuevo con cierta distancia (no se incluye), aplaude el hecho
de que los extranjeros residentes en Berlín se sientan parte del grupo de los inmigrantes, personas serviciales,
cálidas, comprometidas, trabajadoras, entre otros calificativos positivos.
Si bien no es posible hablar de un intercambio real, pues una de las partes no es retratada. Tampoco es posible
afirmar que la cultura del yo es considerada superior a la del otro. Los inmigrantes no son alabados en todo lo que
hacen, son más bien presentados con sus virtudes y defectos. La imagen del alemán es menos clara. El narrador
pareciera no interesarse demasiado en retratar a este grupo, sino en hacer énfasis en los inmigrantes, como si
quisiera demostrar su fuerte presencia en Alemania.
De ahí que podamos afirmar que nos encontramos ante una actitud a medio camino entre la fobia y la filia.
¿Podría pensarse que la actitud es más bien cosmopolita? Pageaux (1994) sostiene que, en esta actitud, las
diferencias van perfilándose en nuevos conjuntos que propician intercambios unilaterales. Esto no sucede.La
separación entre lo alemán y lo “no-alemán” está muy presente. Lo alemán es percibido como el otro. La lengua
alemana se ha establecido como lengua de común, pero aún faltan muchos más aspectos por unificar. Es evidente
que una gran mezcla está teniendo lugar en Alemania, pero, por los momentos al menos, los ingredientes siguen a
la vista separables. Una prueba de ello es la importancia concedida a las nacionalidades de origen de los personajes,
aclaradas en situaciones en las que se pensaría innecesaria y hasta redundante. Esta importancia es también
constatable en el hecho de que el país de origen de (casi) todos los personajes que intervienen en esta historia sea
especificado y que muchos de ellos sean, incluso, nombrados por sus gentilicios.
¿Existe entre los inmigrantes un
sentimiento de adherencia al grupo de los
extranjeros?
En este relato, el narrador intenta probar que los debates de los medios de comunicación dejan huellas en
las personas y para hacerlo pone como ejemplo la discusión en torno a la xenofobia que, según cuenta, fue
durante semanas un gran tema en Alemania. El narrador sostiene que a partir de este debate nace entre los
inmigrantes de Berlín un sentimiento de pertenencia al grupo de los extranjeros. El narrador comprueba la
validez de su hipótesis con la anécdota: un actor ruso en estado de ebriedad choca el Mercedes de un turco,
quien en lugar de entregar al conductor borracho a la justicia lo lleva a su casa donde lo espera preocupada
su esposa francesa y su hijo. De este incidente nace una gran amistad.
La manera en la que se plantea el encuentro de estos personajes hace pensar en que, efectivamente, existe
entre los ciudadanos de origen extranjero una cierta solidaridad. El turco al bajarse del Mercedes y enfrentar
al conductor que ha dañado su retrovisor, en lugar de insultarlo como quizás se esperaría, le pregunta su
nombre. Ante la respuesta de un nombre “no-alemán”, entiende que, como lo sospechaba, se trata de un
inmigrante como él y lo ayuda. En realidad, el turco no quiere saber el nombre del actor, sino su origen,
parece preguntar, simplemente, si es o no alemán. El relato sugiere que su comportamiento no habría sido
diferente si se hubiese tratado de un chino o de un africano, la única condición necesaria para recibir ese
trato era ser extranjero.
En esta historia, este episodio prueba la teoría de que en Alemania, el debate sobre la xenofobia dejó una
huella: nació entre los inmigrantes un sentimiento de pertenencia a la comunidad de los extranjeros de
Berlín. El narrador aplaude este sentimiento, lo que deja adivinar que él, también inmigrante, lo comparte.
Después de analizar la imagen de los inmigrantes en este relato y de estudiar la actitud desde la que esta fue
construida, puede afirmarse que efectivamente en los relatos estudiados existe por parte de los inmigrantes
en Alemania un sentimiento de adhesión al grupo de los extranjeros, siendo la cordialidad que caracteriza
las relaciones entre ellos y la conciencia de que forman parte de un grupo distinto y opuesto al alemán las
principales marcas que corroboran la existencia de este sentimiento.
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