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El país del yo no está presente, no es aquí, sino allá. El país del otro, por el
contrario, presente, es el aquí, esa realidad compartida por el nosotros que
conforman los inmigrantes (cuyo país de origen no es uno solo) y por los
otros, es decir, los alemanes.
Nivel léxico
La palabra incluye el idioma en el que esta es escrita. Las obras de la post-
integración son escritas en alemán, idioma que no siempre es (y que de
hecho no lo es en este caso) la lengua materna del autor. Nos encontramos
pues ante un yo que hace a un lado su lengua para escribir en la del otro.
Pageaux señala que utilizar palabras de la lengua del otro es una manera de
acercarse a esa otra cultura, así pues la elección de Kaminer es una evidencia
de su profundo interés de acercarse a los otros con los que convive.
Encontramos un término en ruso. No es usado por los personajes para
referirse a realidades de sus países, es el nombre de la compañía de teatro
para la que trabaja el protagonista del relato, Nostalgia. Si partimos del hecho
de que cada palabra tiene una intención, Kaminer tenía razones para usar
esta palabra en esta lengua. Kaminer resalta esta palabra en el relato no solo
por decirla en ruso, sino por enunciarla en un contexto depurado de nombres
propios.
El nombre del relato guía la lectura. Da una idea sobre lo que podría tratarse
el texto o de lo que podría esperarse de él. Así pues, no solo guía la lectura
sino también la reflexión.
Nivel léxico: Suleyman
‘Suleyman’ no es mencionado ni una sola vez en el texto.
Significa ‘paz’, ‘pacífico’, ‘harmlos’, uno de los pocos adjetivos con que el narrador califica al actor
ruso. Este nombre corresponde a ‘Salomón’, el más importante de los reyes hebreos (Castellón
1990), aquél que pidió sabiduría y fue dotado de ella.
En un contexto turco remite es al sultán otomano Suleyman el magnífico. Este emperador llevó a
su imperio a su época de oro. Bajo su mandato el imperio extendió sus dominios hasta territorios
que hoy corresponden a Austria. Los Suleyman Pasha aportan más a la interpretación de este
relato:
El primero de los Suleyman Pasha fue un príncipe enviado por su padre a ayudar a los bizantinos a
liberar la ciudad de Tesalónica, tomada por los serbios. Su victoria significó para los turcos el
establecimiento definitivo del lado europeo del Helesponto (Creasy 1854). El segundo de los
Suleyman Pasha fue un distinguido militar turco que en la guerra turco-rusa comandó la armada
del Danubio (Hozier 2005). El tercer Suleyman Pasha fue un militar francés del ejército de
Bonaparte que luchó en Rusia, Alemania y otros países europeos. Se convirtió al islam y ayudó a
la conformación del ejército egipcio (Richmond 1977 y Brown 2006). El primer Pasha nos hace
pensar en que los turcos llegaron a Europa para quedarse, el segundo sitúa a los turcos como
enemigos del pasado de los rusos, el tercero representa la reconciliación entre lo occidental y lo
musulmán.
El turco de este relato tendría un poco de todos estos personajes. Es pacífico, rico como Salomón
(insistencia en el Mercedes, no objeta la cantidad de dinero que recibe), es vencido (el daño
sufrido por su auto), pero como se interesa por el otro, lo ayuda, y hace nacer una amistad.
Nivel léxico: Salieri
El nombre ‘Salieri’ sí es mencionado en el relato.
Antonio Salieri fue un compositor italiano de finales del siglo XVIII y principios
del siglo XIX, vivió gran parte de su vida como inmigrante en Austria.
Actualmente es mejor conocido por su supuesta rivalidad con el gran
compositor austríaco Mozart que inspirara el drama “Mozart y Salieri”
(Pushkin 1958), pieza que no solo es citada en el relato, sino que es
fundamental para el desenvolvimiento de los hechos narrados.
Salieri fue maestro de los más grandes compositores alemanes del siglo XVIII,
Beethoven y Schubert, entre otros, pero no alcanzó la fama de ninguno de
ellos. En el drama de Pushkin, Salieri es presentado como el “italiano
amargado” que se opone al y acaba con el “genio alemán” personificado en
Mozart. Esta obra representa pues la oposición entre lo germano y lo
extranjero, donde lo primero es percibido positivamente y lo segundo
negativamente. Este aspecto sirve para equilibrar la concepción negativa de lo
alemán que en este relato en particular invita a los inmigrantes a refugiarse
en los otros extranjeros.
Nivel léxico: Smolensk
Smolensk, ciudad rusa, ubicada entre San Petersburgo y Moscú. Por su posición
estratégica, a lo largo de la historia ha enfrentado los deseos expansionistas de
occidente y ha sido escenario de importantes batallas. En el siglo XIX, durante
las expediciones napoleónicas, fue destruida por completo (Academia de las
Ciencias de la U.R.S.S., ACURSS, 1963); en el siglo pasado, durante la Segunda
Guerra Mundial, se enfrentó a los nazis en la Batalla de Smolensk que se tradujo
nuevamente en la destrucción casi total de la ciudad (Carnaghan 2007).
Smolensk es además asentamiento de una ruta de comercio que va desde el
mar Báltico hasta la antigua Constantinopla (Carnaghan 2007). Napoleón,
impresionado por la valentía de los rusos, envió desde esta ciudad un mensaje
de paz a Alejandro I, que no recibió respuesta (ACURSS 1963). En el relato, el
matrimonio franco-ruso resuelve el conflicto entre franceses y rusos.
El conflicto entre Rusia y Alemania es distinto y es percibido de otro modo en
este relato: no hay reconciliación sino temor. En Smolensk, los nazis cubrieron
cada pulgada de la tierra de cadáveres, según relata en su diario un coronel ruso
(Ergang 1958). Después de esta victoria, Hitler estaba seguro de haber acabado
con la Armada Roja. En esta guerra, Francia y Rusia se alían para vencer a los
alemanes como el actor ruso se alía con la actriz francesa para enfrentar a los
alemanes a quienes teme. Para esta familia la justicia alemana es una amenaza:
la deportación del ruso representa un ataque directo a su hogar.
Nivel de las relaciones jerarquizadas
Sencillez de la prosa. En la crónica se encadenan frases cortas y directas. No se busca
seducir con palabras pomposas ni oraciones recargadas. Sorprende con frases claras y
sencillas. El estilo, parco y sobrio, está aderezado con una ironía sutil. La economía de
recursos da relieve a la historia y a sus personajes.
El narrador describe una situación y postula una hipótesis que comprueba por medio de
una anécdota de la que él no forma parte: los debates de la prensa dejan una huella
(situación), la discusión sobre la xenofobia acercó a los extranjeros en Alemania
(hipótesis). Un actor ruso chocó el auto de un turco y este en lugar de llevarlo a la policía,
lo protegió y desarrollaron una amistad (anécdota).
Hay una oposición clara entre el extranjero y el alemán indefinido, amenaza latente.
Los personajes masculinos están más desarrollados y son más numerosos. Encontramos
una pareja en la que de cierta manera se invierten los roles de género: el actor ruso y su
esposa. La actriz es presentada como una mujer activa, decidida, mientras que su marido
es visto como un ser pasivo y tranquilo que se deja llevar. Él conduce sin licencia el auto
de su esposa, choca y ella paga y toma la responsabilidad de los daños que él ocasiona.
El factor socioeconómico tampoco parece jugar un papel importante. Se insiste en el
hecho de que el turco conduce un Mercedes. Este aspecto puede ser tomado como una
marca de prosperidad económica, pero no contamos con ejemplos de situaciones
contrarias con las que comparlas.
Nivel del argumento
La lengua materna de Kaminer no es su lengua de escritura, lengua de la que no sabía ni una palabra
antes su llegada a Alemania en 1990 (Broder 2000). Kaminer (2001) confiesa que no estudió alemán
en una academia sino que lo aprendió en la calle y con ayuda de la televisión, por lo que cuando
habla “debe parecer un rústico.” Sin embargo, decide escribir en este idioma.
Broder (2000) afirma que este autor “escribe en alemán para lectores y oyentes alemanes”, Kaminer
(2006), por su parte, ante la pregunta de por qué escribe, admite que: “Como escritor y periodista
estaba interesado en un gran público lector, pero siempre he desconfiado de los traductores. Y en
Alemania, a pesar de todas las olas de inmigrantes, con distancia, sigue siendo el alemán el único
idioma que es entendido y leído por la mayoría.”
Kaminer sostiene que nunca ha pretendido ser un artista del lenguaje, que para él “el idioma es solo
una herramienta, un martillo que me ayuda a tender puentes de entendimiento con otros” (2006).
Así pues, lo importante en sus textos es lo que comunican. La elección del alemán es una marca de
posición que deja claro a quién quiere hablarle, pero esto debe ser bien entendido. Kaminer les habla
a los habitantes de Alemania, sin importar sus orígenes. Al hacer esto reúne en una lengua al yo y al
otro, o más bien evidencia una unión que ya existe. El autor parece sugerir el nacimiento de una
nueva Alemania o, tal vez, simplemente sugiere la necesidad de plantearse al país de forma que
incluya verdaderamente a todos: los “llamados alemanes” y todas las generaciones de inmigrantes
que hacen vida en este país y del alemán su lengua común.
La división entre lo alemán y lo “no-alemán es franqueada por un espacio e idioma compartidos. Las
fronteras entre los inmigrantes de distintos orígenes, que también se encuentran en estos dos
aspectos, están, no obstante, mucho más diluidas, son mucho más flexibles.
¿Desde qué actitud es construida la
imagen de los inmigrantes?
Los personajes alemanes aparecen desdibujados: son una amenaza en el aire. En líneas generales, la opinión sobre
ellos es negativa. La actitud de los protagonistas parece bastante fóbica. El narrador, por su parte, critica la
banalización en los medios alemanes de temas tan importantes como la xenofobia, discutido y abandonado, sin
encontrar solución, ni plantearse siquiera hacerlo. Critica desde la ironía, recurso ambiguo que le permite, en cierto
modo, distanciarse de la situación. Al mismo tiempo, de nuevo con cierta distancia (no se incluye), aplaude el hecho
de que los extranjeros residentes en Berlín se sientan parte del grupo de los inmigrantes, personas serviciales,
cálidas, comprometidas, trabajadoras, entre otros calificativos positivos.
Si bien no es posible hablar de un intercambio real, pues una de las partes no es retratada. Tampoco es posible
afirmar que la cultura del yo es considerada superior a la del otro. Los inmigrantes no son alabados en todo lo que
hacen, son más bien presentados con sus virtudes y defectos. La imagen del alemán es menos clara. El narrador
pareciera no interesarse demasiado en retratar a este grupo, sino en hacer énfasis en los inmigrantes, como si
quisiera demostrar su fuerte presencia en Alemania.
De ahí que podamos afirmar que nos encontramos ante una actitud a medio camino entre la fobia y la filia.
¿Podría pensarse que la actitud es más bien cosmopolita? Pageaux (1994) sostiene que, en esta actitud, las
diferencias van perfilándose en nuevos conjuntos que propician intercambios unilaterales. Esto no sucede.La
separación entre lo alemán y lo “no-alemán” está muy presente. Lo alemán es percibido como el otro. La lengua
alemana se ha establecido como lengua de común, pero aún faltan muchos más aspectos por unificar. Es evidente
que una gran mezcla está teniendo lugar en Alemania, pero, por los momentos al menos, los ingredientes siguen a
la vista separables. Una prueba de ello es la importancia concedida a las nacionalidades de origen de los personajes,
aclaradas en situaciones en las que se pensaría innecesaria y hasta redundante. Esta importancia es también
constatable en el hecho de que el país de origen de (casi) todos los personajes que intervienen en esta historia sea
especificado y que muchos de ellos sean, incluso, nombrados por sus gentilicios.
¿Existe entre los inmigrantes un
sentimiento de adherencia al grupo de los
extranjeros?
En este relato, el narrador intenta probar que los debates de los medios de comunicación dejan huellas en
las personas y para hacerlo pone como ejemplo la discusión en torno a la xenofobia que, según cuenta, fue
durante semanas un gran tema en Alemania. El narrador sostiene que a partir de este debate nace entre los
inmigrantes de Berlín un sentimiento de pertenencia al grupo de los extranjeros. El narrador comprueba la
validez de su hipótesis con la anécdota: un actor ruso en estado de ebriedad choca el Mercedes de un turco,
quien en lugar de entregar al conductor borracho a la justicia lo lleva a su casa donde lo espera preocupada
su esposa francesa y su hijo. De este incidente nace una gran amistad.
La manera en la que se plantea el encuentro de estos personajes hace pensar en que, efectivamente, existe
entre los ciudadanos de origen extranjero una cierta solidaridad. El turco al bajarse del Mercedes y enfrentar
al conductor que ha dañado su retrovisor, en lugar de insultarlo como quizás se esperaría, le pregunta su
nombre. Ante la respuesta de un nombre “no-alemán”, entiende que, como lo sospechaba, se trata de un
inmigrante como él y lo ayuda. En realidad, el turco no quiere saber el nombre del actor, sino su origen,
parece preguntar, simplemente, si es o no alemán. El relato sugiere que su comportamiento no habría sido
diferente si se hubiese tratado de un chino o de un africano, la única condición necesaria para recibir ese
trato era ser extranjero.
En esta historia, este episodio prueba la teoría de que en Alemania, el debate sobre la xenofobia dejó una
huella: nació entre los inmigrantes un sentimiento de pertenencia a la comunidad de los extranjeros de
Berlín. El narrador aplaude este sentimiento, lo que deja adivinar que él, también inmigrante, lo comparte.
Después de analizar la imagen de los inmigrantes en este relato y de estudiar la actitud desde la que esta fue
construida, puede afirmarse que efectivamente en los relatos estudiados existe por parte de los inmigrantes
en Alemania un sentimiento de adhesión al grupo de los extranjeros, siendo la cordialidad que caracteriza
las relaciones entre ellos y la conciencia de que forman parte de un grupo distinto y opuesto al alemán las
principales marcas que corroboran la existencia de este sentimiento.
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