Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
CHIHUAHUA
INTEGRANTES:
Mariam Peinado
Mariana Candia
Vanessa Campos
Xiadani Arellano
Jackeline Moreno
Alan Martínez
Adrián Sigala
MARIAM PEINADO
MARIAM PEINADO
Muchos obreros eran llevados del norte del país al sureste, en donde estaban todos
los cultivos de henequén, y morían en menos de un año en promedio por las
condiciones infrahumanas de trabajo. Esa fue la razón de que los Tarahumara casi
desaparecieron de México.
MARIAM PEINADO
Si bien es cierto que durante el largo mandato presidencial del general Díaz, consecuencia de
sus sucesivas reelecciones, México logró un importante desarrollo económico, el beneficio fue
sólo para unos cuantos, en su mayoría empresarios extranjeros y familias acomodadas
simpatizantes de las ideas políticas del gobierno de Díaz.
La clase trabajadora, a pesar del auge económico, nunca vio una mejora en su calidad de
vida, muy al contrario, fueron explotados en los trabajos que realizaban en fábricas o
haciendas, y remunerados con sueldos extremadamente bajos, que no satisfacían ni siquiera las
necesidades más esenciales para vivir.
Los indígenas serían otro sector poblacional que durante el porfiriato vería afectados sus
derechos, siendo despojados de tierras comunales mediante decretos que beneficiaban
el latifundismo. Así los capitales nacionales y extranjeros se hicieron de grandes extensiones de
tierra en las que irónicamente muchos indígenas trabajaban.
MARIAM PEINADO
EL ESCRITOR JOHN KENNETH TURNER, QUE
HIZO UNA INVESTIGACIÓN DE AÑOS EN EL
TEMA, AFIRMA QUE:
1. En esos años México era el país más pobre del mundo,
incluso por debajo de cualquier país africano.
2. Las condiciones de trabajo en el sureste eran peores que
en Siberia, Rusia, porque por lo menos en Siberia la gente
recibía sueldos.
Porfirio Díaz era posiblemente el hombre más rico del mundo
en esos años.
MOTIVOS DE LA REVOLUCIÓN
MEXICANA
Las causas directas de la revolución de 1910, surgen en el porfiriato.
Este era el periodo en el cual gobernó Porfirio Díaz. La sociedad
mexicana estaba dividida en varias clases; la aristocracia feudal o
"alta sociedad", la burguesía nacional, la pequeña burguesía o clase
media y el proletariado y los campesinos. Esos treinta años fueron una
dictadura. El porfiriato enriqueció a un pequeño grupo de familias, a
costa del trabajo de los campesinos y de los obreros que formaban la
mayoría de la población. Se constituyó, entonces una clase rica que
era dueña de haciendas, de fábricas, de casas comerciales y de
negocios financieros. Además de los bienes económicos, este grupo
de ricos controlaba el poder político y disfrutaba de una preparación
cultural suficiente para sojuzgar al resto de la población mexicana.
Además se mandaba por la fuerza a los jóvenes al ejército.
VANESSA CAMPOS
POLÍTICAS
Bajo el lema “Paz, orden y progreso”, Porfirio Díaz logró gobernar durante
siete periodos presidenciales, siendo reelegido no por derecho, sino por la
fuerza. Irónicamente, Díaz alcanzó la presidencia en 1876 promoviendo la
no reelección.
Sin embargo, la esfera política se agitó cuando Porfirio Díaz concedió una
entrevista al periodista estadounidense James Creelman, que fue parteaguas
en la política mexicana, ya que en ella Díaz anunció que no se reelegiría en
las elecciones de 1910 y que estaba abierto a la oposición.
Debido a lo anterior, personajes políticos como Fransisco I. Madero vieron una
oportunidad para realizar un cambio y llegar al poder. Fue entonces cuando
la Revolución comenzó a tomar mayor fuerza. Porfirio sí lanzó su candidatura
a la presidencia y Madero fue arrestado.
Durante aquella época aparecieron jóvenes con ideologías diferentes dentro
del ámbito político, como Librado Rivera, Ricardo Flores Magón, Andrés
Molina Enríquez, Antonio Díaz Soto y Gama y Camilo Arriaga, quienes
señalaron la necesidad de un cambio total y se enfocaron principalmente en
el problema de la tenencia de la tierra.
VANESSA CAMPOS
ECONÓMICAS
Bajo el lema “Baja política y mucha administración” el
gobierno porfirista únicamente se enfocó en el progreso
material basado en el capital extranjero. Es cierto,
México nunca había vivido un crecimiento económico
tan alto como en el porfiriato; sin embargo, dicho
esquema ignoraba por completo a la masa
trabajadora.
De esta forma, la riqueza nacional fue adquirida por
empresas estadounidenses y europeas. Los ferrocarriles,
las minas de plata y la riqueza forestal eran controlados
por franceses, españoles y alemanes.
El enorme latifundismo que se veía fue una de las
causas de la Revolución Mexicana. El país era
mayoritariamente agrario. En aquella época, la
población nacional era de alrededor de 15 millones de
habitantes, de los cuales 12 millones vivían
en zonas rurales. De acuerdo con el censo de 1910
había 840 hacendados que poseían 97% de los terrenos
cultivables; el resto era repartido entre 411 096
agricultores y más de 3 millones de jornaleros.
VANESSA CAMPOS
SOCIALES
La estabilidad económica que se vivió en aquella
época fue posible gracias a la explotación de recursos,
incluyendo la mano de obra. No existía protección
legal para los obreros y campesinos, y las huelgas
estaban prohibidas.
Por otra parte, existía una gran brecha entre las clases
más altas y las más bajas. En los rangos más altos se
encontraban los latifundistas, políticos, el alto clero y los
empresarios; seguidos por algunos burgueses y, por
último, los campesinos y obreros, quienes recibían pagos
miserables (75 centavos, en promedio) por más de 12
horas de trabajo.
XIADANI ARELLANO
REVOLUCIÓN EN CHIHUAHUA
LUIS TERRAZAS
José Luis Gonzaga Jesús Daniel Terrazas
Fuentes (Chihuahua, Chihuahua, 20 de julio de 1829 - 15 de
junio de 1923) fue un destacado político, militar y
empresario mexicano. Participó en la Guerra de Reforma y en
la Intervención Francesa, y fue gobernador del estado de
Chihuahua en varias ocasiones.
Se convirtió en uno de los más grandes terratenientes del país;
sobrevivió a la etapa de la Revolución Mexicana falleciendo
tres años después de haber concluido.
Se le atribuye la frase: “Yo no soy de Chihuahua; Chihuahua
es mío”.
JACKELINE MORENO
Una de sus primeras acciones fue expedir la Ley del 25 de enero de 1861 a través de la cual dispone la
venta de todos los bienes del clero que se encuentran en el estado de Chihuahua y lo obtenido se
utilice para pagar las deudas contraídas por el erario durante los tres años de la Guerra de Reforma.
Aprovechando el aislamiento del centro del país, se niega a publicar la Ley general del 5 de febrero
que prohíbe a los gobernadores de los estados a meterse en el manejo de la venta de los bienes
pertenecientes a la iglesia.
Lo anterior le permitió expandir su poderío económico al apoderarse de los bienes que las Leyes de
Reforma arrebataban a la iglesia.
Terrazas y su imperio repartido entre pocas familias fueron un factor determinante para que se iniciara
la Revolución Mexicana y para que existiera un Pancho Villa.
JACKELINE MORENO
Durante la primera década del siglo pasado, todos los negocios principales de la entidad le
pertenecían a su familia y su grupo político y aunque la revolución mexicana afecta sus
negocios y se ve obligado a exiliarse para huir de Francisco Villa, regresa en 1920 al terminar el
conflicto armado.
A su retorno, el poder que tenía, antes de la revolución, sigue presente y su latifundio, a
diferencia de otros en el país, no es expropiado por los gobiernos revolucionarios quienes en
cambio le pagan 13 millones de pesos a través de la Caja de Préstamo.
Así, con su poder económico intacto, fallece el 15 de junio de 1923 en la capital del estado de
Chihuahua el cual política y económicamente le llego a pertenecer.
SITUACIÓN DE LA TIERRA EN
CHIHUAHUA
Una de las revueltas sociales más poderosas que ha
tenido lugar en el continente americano durante el
siglo xx es la Revolución Mexicana de 1910. Se le
considera de tipo agrario porque la mayoría de sus
participantes eran campesinos y porque dio como
resultado una de las legislaciones agrarias más
adelantadas de América. La ley agraria de junio de
1915, promulgada por el gobierno de Carranza, y la
Constitución de 1917, son testigos de este hecho.
Ambas establecen, entre otras cosas, el regreso de las
tierras a las comunidades de los pueblos que habían
sido privados de ellas por los grandes estados, la
redistribución de una gran parte de estos estados a
los campesinos sin tierras y la expropiación de las
tierras que estaban en manos de extranjeros. Sin
embargo, la Revolución Mexicana fue muy diferente
a otras revoluciones sociales en las cuales se involucró
al campesinado.
Antes de la revolución el campesinado estaba
dividido en cuatro grandes grupos: pueblos libres,
comunidades tribales en la frontera, residentes de
haciendas y pequeños propietarios (rancheros).
Los pueblos libres habían logrado retener una gran
parte de sus tierras comunales a lo largo de los
periodos azteca, español, colonial y principios del
independiente, a pesar de que los gobiernos
azteca, español y mexicano permitieron y algunas
veces apoyaron, la transferencia de las tierras de
propiedad comunal, a los grandes terratenientes. El
término "libre" significaba, únicamente, que estos
pueblos habían logrado mantener un cierto grado
de independencia política y económica, la cual
estaba siempre limitada en su naturaleza.
La llegada de la dictadura de Porfirio Díaz con su
expropiación a gran escala de tierras comunales trastornó
esta tendencia. En 1910, cerca del 18 o 19% de los
campesinos no poseían tierras.
El ingreso de su trabajo en las haciendas se tornó en su
principal fuente de entradas, mientras que el producto de las
tierras de los pueblos, si es que existía, constituía únicamente
un pequeño suplemento. Sin embargo, gran parte de las
áreas residenciales de los pueblos todavía les pertenecían, y
las comunidades mantuvieron sus organizaciones sociales
tradicionales. Las relaciones entre estos pueblos y las
haciendas eran sumamente variables. En las áreas
productoras de maíz y trigo muchos de los habitantes del
pueblo trabajaban como arrendatarios en las tierras
hacendarias.
ADRIÁN SIGALA
PANCHO VILLA
Su verdadero nombre fue José Doroteo Arango Arámbula. Nació el 5 de junio de 1878 en La Coyotada, una minúscula población del
municipio de San Juan del Rio, Durango. Sus padres fueron Arango y Micaela Arámbula.
Villa se crió para ser ranchero y no aprendió a leer; no tuvo la oportunidad de asistir a la escuela porque su familia le necesitaba para
trabajar en la finca y pagar las deudas de su padre. Tras el fallecimiento de su progenitor se hizo cargo de la familia trabajando de arriero en
la hacienda “El Gorgojito” de Agustín López Negrete. En 1894 disparó e hirió al hacendado al encontrarlo ultrajando a su hermana, que tenía
16 años, y tuvo que huir perseguido por la justicia. Permaneció escondido en el monte donde se unió a unos bandoleros dirigidos por Ignacio
Parra y cambió su nombre por el de Francisco Villa. Durante aquellos años fue apreciado por repartir entre los pobres gran parte de lo que
robaba.
Cuando estalló la Revolución Mexicana en 1910 contra Porfirio Díaz, se puso a las órdenes del líder opositor Francisco I. Madero. Fue un buen
jefe guerrillero, reclutó en sus tropas a jornaleros y pequeños colonos desposeídos de sus tierras, y participó destacadamente en varias
batallas contra el gobierno federal. Durante la administración de Madero, estuvo a las órdenes del general mexicano Victoriano Huerta, que,
desconfiando de él, le condenó a muerte por insubordinación. Pancho Villa fue trasladado a la penitenciaría de Lecumberri en donde
estuvo de junio a noviembre de 1912. En diciembre fue trasladado a la prisión de Santiago Tlatelolco, de donde se fugó el día de Navidad a
las 3 de la tarde. Se dice que durante su estancia en la cárcel aprendió a leer y a escribir. Escapó a Estados Unidos, pero regresó tras el
asesinato de Madero y la llegada al poder de Huerta, en el año 1913, uniéndose al Ejército Constitucionalista creado por Venustiano
Carranza. Se hizo con el control del estado de Chihuahua y formó la División del Norte, ocupando las ciudades de Torreón, Ciudad Juárez y
Zacatecas.
Demostró entre 1913-1914 que tenía don para la administración pública. Como gobernador provisional de Chihuahua, restableció el orden
rápidamente, abarató artículos de primera necesidad, abrió el Instituto Científico y Literario, condonó contribuciones atrasadas, emitió papel
moneda, creó 50 escuelas en un mes, envió a sus hombres para ayudar en la cosecha y ordenó la reparación de ferrocarriles y líneas
telegráficas imponiendo el duro código que aplicaba a sus propias tropas. Estableció la ley seca para el ejército y amenazó con fusilar a
quien encontrara bebiendo.
ADRIÁN SIGALA
Entró en la ciudad de México junto a Emiliano Zapata en noviembre de 1914, tras rechazar la
autoridad de Carranza. Sufrió una grave derrota en Celaya frente al general Obregón, por
lo que se retiró al estado de Chihuahua, arrebatando propiedades a los grandes
terratenientes.
Tuvo innumerables amantes y fue polígamo ya que con muchas de ellas contrajo matrimonio
por la Iglesia. Villa no fue un hombre bello, pero sí una figura poderosa y no faltaron mujeres
para yacer con con él, y para muchas de ellas, quedar embarazadas por el líder revolucionario
era todo un honor. El número de sus amantes es imposible de averiguar, sin embargo se han
documentado hasta 23 esposas. Se considera que Luz Corral, fue el gran amor de su vida,
aunque desde luego que no fue el único, y con casi todas sus mujeres, Villa dejó descendencia.
A todas sus mujeres les puso casa y mantuvo a todos sus hijos, incluso mandó a algunos a
estudiar a Estados Unidos.
El 20 de julio de 1923, Francisco Villa emprende el último viaje cuando se dirigía a una fiesta
familiar en Hidalgo del Parral, Chihuahua, en el que muere acribillado junto con su amigo, el
coronel Miguel Trujillo dentro de su automóvil.
En febrero de 1926, sus restos fueron profanados desapareciendo la cabeza del apodado
“Centauro del Norte”. En 1976 sus restos mortales fueron trasladados al Monumento de la
Revolución.
ADRIÁN SIGALA
En los dos años que ejerció de gobernador demostró sus habilidades organizativas y saber aplicar un modelo coherente con sus
ideales revolucionarios. Aprovechó, por ejemplo, para confiscar tierras de algunos terratenientes y repartirlas entre los más
necesitados. Con ello atrajo la simpatía y el respeto de grandes sectores sociales del país. Su mito continuaba creciendo. También
aprovechó para expulsar a los españoles del territorio bajo su control, por su adhesión a la contrarrevolución.