DIDÁCTICAS PARA ADULTOS Técnicas y Estrategias didácticas en Educación de Personas Adultas.
Transferencia del conocimiento a la práctica:
• El aprendizaje puede facilitar o interferir aprendizajes posteriores. Una transferencia es positiva cuando un aprendizaje facilita otro posterior, y negativa en sentido contrario. Es proactiva cuando actúa sobre aprendizajes subsiguientes, y retroactiva si lo hace sobre aprendizajes previos. Las transferencias se producen en aprendizajes intelectuales, emotivos y motores. La transferencia es mayor si dos estímulos son semejantes y exigen respuestas análogas y menor cuando a estímulos semejantes hay que dar respuestas diferentes. Entre las transferencias se puede hablar de generalización de un estímulo y de transposición.
Generalización: la transferencia provocada por
un estímulo se provoca por una serie de estímulos semejantes. La posibilidad de generalización se relaciona con el gradiente de estímulos. La generalización puede ser al estímulo o en la respuesta, un estímulo puede provocar una amplia gama de respuestas o diferentes estímulos la misma respuesta. La generalización es útil para la transferencia de aprendizajes y evitar bloqueos en las respuestas. En la emisión de respuestas se produce una jerarquización, aparecen en un determinado orden, de mayor probabilidad a menor. Experiencia previa:
En un grado mucho mayor que el niño, el
adulto acude al aula con un caudal de experiencias que facilitan el aprendizaje de todas las cuestiones que tengan relación con ella. Todo planteamiento educativo con adultos debe saber aprovechar la experiencia de los participantes y organizar el aprendizaje a partir de la misma. Limitaciones de tiempo y espacio:
Los intervalos de tiempo tienden a ser
considerados más conforme avanza la edad: un año resulta más corto a un adulto de 45 años que a un niño de12. Como consecuencia de ello, el adulto experimenta una sensación de urgencia respecto al aprendizaje, al darse cuenta del poco tiempo de que dispone. Sin embargo, las diferencias personales y los variados tipos de aprendizaje implican que los ritmos del proceso deben ser distintos, según las ocasiones y según las personas. Ritmo individual:
Las investigaciones más rigurosas sobre
la capacidad de aprendizaje de los adultos han puesto de manifiesto que a partir de los 20 ó 25 años se produce una ligera disminución en la capacidad de aprendizaje, que se hace más rápida cuanto mayor es la edad. La declinación en la capacidad de aprendizaje varía mucho de unos adultos a otros. En general, cuanto mayor sea la experiencia previa de aprendizaje y más elevado sean el nivel cultural y la capacidad intelectual, menor y más lenta será la disminución en la capacidad de aprendizaje. Tratamiento didáctico con personas adultas: Autoaprendizaje: El autoaprendizaje es el proceso mediante el cual el alumno, tras una decisión libre, determina sus propias metas, controla autónomamente su tiempo, estudia de acuerdo con su ritmo personal de aprender y valora sus logros, se autoevalúa. Lo sustancial del autoaprendizaje es la autorregulación, el control por si mismo, la construcción por uno mismo. • Se trata de utilizar y aprovechar el caudal formativo, que potencialmente tienen los propios alumnos adultos, y para ello nada más adecuado que promover el aprendizaje poniendo en acción sus conocimientos previos.
• El verdadero conocimiento siempre es intencional,
significativo y adaptado a la edad y al medio en que cada uno se encuentra inmerso.
• El autoaprendizaje tiende a desarrollar en el adulto
sus propias capacidades, para buscar los conocimientos necesarios para elegir las fuentes formativas más convenientes. El dominio de las técnicas de ayuda al autoaprendizaje permitirá al alumno:
*Economizar tiempo y esfuerzo, equilibrando la
inversión de ambos factores con el resultado esperado.
*Mejorar su rendimiento.
*Aumentar su satisfacción, merced a saberse
más eficaz en el aprendizaje. El alumno con adecuadas técnicas de estudio, obtiene, a través de la participación activa en la construcción de sus nuevos conocimientos, una mejora del autoconcepto de sí mismo, un aumento beneficioso de la propia imagen y, en consecuencia, mayores cotas de seguridad y autoformación personal. La intervención del profesor, en el ámbito del autoaprendizaje debe dirigirse a orientar al alumno para permitirle la adaptación del estudio a su personalidad.