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Atención psicológica

Los individuos difieren en su habilidad para enfrentarse a


situaciones de tensión; la enfermedad vuelve vulnerables a las
personas. La cultura, la religión y los factores socioeconómicos
modifican la actitud del paciente hacia la enfermedad y hacia una
operación inminente La aprensión anticipada, a pesar de ser
normal en cierto grado, puede disminuir el pensamiento crítico y
la habilidad en la toma de decisiones.
Los pacientes quirúrgicos están en una situación psicológica
peligrosa
El temor a perder la vida, el dolor, la inmovilización, la
dependencia y la alteración de la vida y del organismo derivados
de la cirugía despiertan una fuerte respuesta emocional que
puede desempeñar un importante papel en la evolución quirúrgica
y en la posterior recuperación
Los temores que suelen asociarse a la
cirugía y a la anestesia son:
• Temor a lo desconocido: que puede estar relacionado
con la incertidumbre ante el resultado quirúrgico.
• Pérdida del control: los pacientes pueden estar
preocupados por sus acciones o verbalizaciones
mientras están bajo los efectos de fármacos y
anestésicos. Además, durante el proceso quirúrgico, el
paciente queda en una situación de dependencia casi
total en relación con el equipo asistencial. Ansiedad
por la anestesia: miedo a una inducción desagradable o
a que se produzcan imprevistos durante la anestesia.
• Miedo al dolor: por una analgesia postoperatoria
inadecuada.
Los temores que suelen asociarse a la
cirugía y a la anestesia son:
• Temor a la separación del grupo de apoyo habitual: el
paciente queda separado de su familia y pasa a ser
cuidado por extraños.
• Pérdida de la intimidad: los pacientes deben responder
a preguntas personales en relación con su cuerpo y
vida privada, ser sometidos a distintas pruebas y
exámenes por parte de personas extrañas y aceptar
ayuda para realizar las funciones corporales.
• Dudas por la alteración de los patrones de vida: la
cirugía y la recuperación interfieren de forma variable
en las actividades cotidianas, sociales y profesionales
de los pacientes.
Los temores que suelen asociarse a la
cirugía y a la anestesia son:
• Temor a la pérdida de una parte del cuerpo: la
cirugía altera la integridad física y amenaza la
imagen corporal.
• Miedo al procedimiento inminente y al
pronóstico que se produzca.
• Desconfianza a la incompetencia del personal
médico.
• Temor a la muerte: ya que no existe ninguna
intervención ni anestésico que ofrezca una total
seguridad.
• Los niños responden a sus miedos de una
manera diferente a la de los adultos. En la
mayoría de los casos no pueden comprender
el entorno quirúrgico. El sentimiento más
abrumador es la ansiedad que provoca la
separación de su familia. Además, no
entienden el estado de inconsciencia y
frecuentemente asocian el sueño anestésico
con la muerte.
• Un acercamiento positivo disipará los temores
infantiles. Al niño hay que hacerle confiar en
que su operación le hará sentir mejor, pero
nunca se le debe engañar sobre ningún
aspecto de la cirugía, especialmente sobre el
dolor. Es conveniente prepararlo para cada
paso que se va a tomar mientras esté todavía
despierto.
Los pacientes expresan sus temores
con una serie de reacciones:
• Los pacientes expresan sus temores con una serie de
reacciones:
• Preguntas: los pacientes ansiosos tratan de encontrar la
razón de sus enfermedades. Se preguntan: “¿Por qué yo?”.
• Suspicacia: carecen de confianza, no aceptan todo lo que se
les dice o sienten que no se les ha dicho todo. Estos
pacientes suelen estar a la defensiva. También pueden ser
suspicaces los enfermos con problemas de audición.
• Culpabilidad, vergüenza, castigo: el paciente puede
sentirse avergonzado por su enfermedad o pensar que ésta
representa una forma de castigo por algún
comportamiento previo o mala acción imaginaria.
Los pacientes expresan sus temores
con una serie de reacciones:
• Depresión: las enfermedades pueden llegar a deprimir al paciente que
desea escapar de una situación intolerable. La depresión puede
manifestarse en signos agitados de desesperación, desesperanza, falta de
interés o desconsuelo.
• Retraimiento: puede acompañar a la depresión. Es una reacción al
sentimiento de que se ha violado su intimidad física y emocional.
• Dependencia: la enfermedad obliga al paciente a depender de los demás.
Muchos enfermos se sienten molestos porque otros toman decisiones por
ellos.
• Regresión: puede acompañar a la dependencia. Los pacientes pueden
retroceder a niveles de comportamiento de menos madurez, llorar de
forma incontrolable, no responder o estar irritables.
• Renuncia: para proteger su ego algunos pacientes pueden negar la
realidad y el peligro, con el fin de reducir su ansiedad, conservar la
estabilidad y controlar el pánico. Puede ser una reacción peligrosa si la
persona no reconoce que tiene una enfermedad grave y no acepta el
tratamiento indicado.
Los pacientes expresan sus temores
con una serie de reacciones:
• Furia, hostilidad: la tensión emocional puede expresarse en forma verbal por
medio de críticas a las figuras representativas de autoridad, como médicos y
enfermeras, o en forma no verbal a través de expresiones físicas, como manos en
puño o labios apretados. Los pacientes responden a sus sensaciones de
inseguridad y dependencia haciéndose agresivos y exigentes, en un intento de
controlar su ambiente.
• Choque: es una reacción frecuente cuando por primera vez se les revela la
existencia de un padecimiento maligno. El paciente puede responder de forma
automática, sin pensar o sentir o ser incapaz de responder a preguntas o actuar
con coherencia. En esta situación necesitan comprensión y apoyo para enfrentarse
a la realidad.
• Aflicción y congoja: los sentimientos de soledad, pérdida e infelicidad suelen
acompañar a la pérdida de algo valioso o a la desfiguración corporal, ya sea en
caso de quemaduras graves, amputación o alteración en la estructura corporal. El
paciente se apena por el cambio sufrido o se acongoja por su muerte inminente,
sobre todo en caso de padecimientos malignos avanzados. Las visitas de otras
personas que han pasado por el mismo tipo de experiencias ayudan a los
pacientes en el período de adaptación.
• La comunicación es la base de la continuidad
en la atención del paciente y del trabajo en
equipo del personal. Dicha comunicación sólo
es efectiva cuando paciente, médico y
enfermera se entienden entre sí. La
comunicación permite establecer las
relaciones interpersonales, hacer claras las
acciones y ayudar a los pacientes a adaptarse
a los problemas relacionados con la salud y el
ambiente hospitalario.
La comunicación se facilita al poner en
práctica:
• El contacto visual, mirar a los ojos del que
habla.
• La atención a quien transmite la información.
• La capacidad receptiva, reconocer que el
mensaje que transmite se expresa sin
prejuicios.
Los criterios para determinar el éxito
de la comunicación son:
• Dejar que el paciente repita el mensaje que se
le ha transmitido, para comprobar que lo ha
comprendido correctamente
(retroalimentación).
• Conseguir respuestas correctas por parte del
paciente.
• Lograr cambios en el comportamiento del
paciente.
• A través de la comunicación verbal la
enfermera influye en el comportamiento
individual del paciente animándolo a expresar
sus sentimientos, a la vez que le proporciona
información e intercambio de ideas
• Por medio de la comunicación no verbal la
enfermera consigue indicadores sobre los
sentimientos y actitudes sobre la propia
interpretación de signos.
Cuando el paciente se siente triste, solo o aislado, el
contacto físico constituye la forma más empática de
comunicación. Michael Argyle identifica las
aplicaciones del comportamiento no verbal en la
comunicación humana:
• Expresar emociones.
• Transmitir actitudes interpersonales (gusto/disgusto,
dominación/sumisión, etc.).
• Presentar a otros la propia personalidad.
• Acompañando el habla, alimentar las intervenciones,
la retroalimentación, la atención, etc.
LAS SEÑALES NO VERBALES, AL IGUAL QUE LAS PALABRAS Y LAS FRASES, PUEDEN TENER
MÚLTIPLES USOS Y SIGNIFICADOS. POR EJEMPLO, UNA SONRISA PUEDE SER PARTE DE UNA
EXPRESIÓN EMOCIONAL, UN MENSAJE RELACIONADO CON UNA ACTITUD, PARTE DE UNA
AUTOPRESENTACIÓN O LA RESPUESTA DE UN INTERLOCUTOR PARA CONTROLAR LA

INTERACCIÓN. ASÍ, EL COMPORTAMIENTO NO VERBAL TIENE LAS SIGUIENTES FUNCIONES

• Repetición: la comunicación no verbal puede meramente repetir lo que se


dice verbalmente, por ejemplo, indicar a una persona que tiene que ir
hacia la derecha y señalar con la mano en esa dirección.
• Contradicción: el comportamiento no verbal puede contradecir la
conducta verbal. Si no hay razón para sospechar que puedan estar
presentes señales de conflicto, es probable que confiemos
preferentemente en los mensajes verbales. No obstante, se dice que
cuando se reciben mensajes contradictorios entre lo verbal y lo no verbal,
se hace mejor en confiar y creer en el mensaje no verbal. Se afirma que las
señales no verbales son más espontá- neas, más difíciles de simular y
menos susceptibles de ser manipuladas.
LAS SEÑALES NO VERBALES, AL IGUAL QUE LAS PALABRAS Y LAS FRASES, PUEDEN TENER
MÚLTIPLES USOS Y SIGNIFICADOS. POR EJEMPLO, UNA SONRISA PUEDE SER PARTE DE UNA
EXPRESIÓN EMOCIONAL, UN MENSAJE RELACIONADO CON UNA ACTITUD, PARTE DE UNA
AUTOPRESENTACIÓN O LA RESPUESTA DE UN INTERLOCUTOR PARA CONTROLAR LA

INTERACCIÓN. ASÍ, EL COMPORTAMIENTO NO VERBAL TIENE LAS SIGUIENTES FUNCIONES

• Sustitución: la conducta no verbal puede sustituir a los mensajes verbales. A veces, cuando la
conducta no verbal sustitutiva fracasa, el comunicante recurre a la verbalización.
• Complementariedad: la conducta no verbal puede modificar o elaborar mensajes verbales. Las
funciones complementarias de la comunicación no verbal sirven como señal de las actitudes e
intenciones de una persona respecto a la otra.
• Acentuación: el comportamiento no verbal puede acentuar las partes del mensaje verbal, así como
el subrayado y determinados signos sirven para enfatizarlas en el lenguaje escrito. A menudo, los
movimientos de cabeza o de manos se usan para acentuar el mensaje verbal.
• Regulación: las conductas no verbales también se utilizan para regular los flujos de comunicación.
Cuando una persona interrumpe muy a menudo o es desatenta, se siente que ello equivale a una
declaración acerca de la relación y, tal vez, a una muestra de falta de respeto.
• El movimiento del cuerpo comprende de un
modo característico los gestos, los
movimientos corporales, los de las
extremidades, las manos, la cabeza, los pies y
las piernas, las expresiones faciales, la
conducta de los ojos (parpadeo, dirección y
duración de la mirada, dilatación de la pupila)
y también la postura
• Hay diferentes tipos de conducta no verbal.
Algunas señales no verbales son muy
específicas y otras, más generales. Unas
tienen la intención de comunicar y otras son
meramente expresivas. Otras proporcionan
información acerca de las emociones,
mientras que otras dan a conocer rasgos de la
personalidad o actitudes.
Las manifestaciones no verbales
repetidas con más frecuencia durante
el período preanestésico son:
• El llanto: puede ser por temor, ira, humillación o impotencia hacia
algo, por depresión, etc.

• La autopalpación: algunos pacientes tienden a cruzarse de brazos y


piernas como medida de autoprotección. Freedman sugiere que
puede existir una estrecha unión entre el hecho de tocarse el
cuerpo y la preocupación por uno mismo.

• La risa: el miedo nos provoca una risa que parece incongruente en


una situación dada, nos hace fingir tomar a broma algo temeroso;
lo que Ekman llama “ocultamiento de una emoción o el sustituir
una emoción que se siente por una que no se siente”
LAS ACTIVIDADES ENFERMERAS ANTE LAS EXPECTATIVAS Y
TEMORES DEL PACIENTE SON:
• Conocer las expectativas y temores del paciente.
• Reconvertir ideas erróneas.
• Mostrar empatía.
• Informar sobre su situación.
• Tolerar la angustia.
• No actuar precipitadamente.
• Establecer límites.
• Ser asertivos.
• Transmitir responsabilidad.
• Hacerle partícipe de los cuidados.
• Mantener la confidencialidad y el respeto

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