Corpus Iuris Civilis, desde su promulgación comenzaron a proliferar comentarios sobre él. A Teófilo se le atribuye, de hecho, una parapbrasis de instituta, publicada en griego. Un maestro anónimo recopiló la larga serie de escolios (textos explicativos) de las pandectas, que fueron, luego, anexadas como complemento al Corpus Iuris Civilis cuando fue mandada traducir al griego por León El Sabio (886-911). La traducción griega recibe el nombre de “Basílicos”, compuesta de 60 libros, incluyendo los escolios. En Europa Occidental no existió difusión, salvo expresas excepciones (regiones bajo el dominio de Bizancio), sino hasta el siglo XII, gracias al trabajo de Irnerio y los maestros de la Universidad de Bolonia. La supervivencia del Derecho Romano “imperial” (Justinianea) por sobre el “Vulgar” (Brevario de Alarico) se justifica por la continuidad y resurgimiento del concepto de imperio tanto en oriente como occidente. En oriente, si bien luego de la muerte de Justiniano la idea de imperio decae, resurge con León III El Isáurico. Luego, con la caída de Constantinopla nuevamente se ve una decadencia de la idea de imperio, y un posterior resurgimiento nuevamente cuando el Duque de Moscovia toma las insignias y el nombre de Emperador al casarse con Sofía Paleóloga, nieta de Constantino XI. Finalmente, la idea de imperio propiamente tal se mantiene vigente hasta 1917, con la muerte del Zar Nicolas II. (Revolución Bolchevique). En cuanto al Occidente, durante 3 siglos no existió la idea de imperio, hasta que en el año 800, en Aquisgran, el Papa consagra como Emperador Romano de Occidente a Carlomagno. Luego de la decadencia del imperio Carolingio, se vive un renacer del imperio con Oton 1 en 962, para luego mantenerse con la vinculación del Sacro Imperio Romano con la dinastía austríaca de los Habsburgo (imperio austro-húngaro), llegando a su fin contemporaneamente con el imperio oriental, gracias al desmembramiento del imperio austro-húngaro como consecuencia de la I Guerra Mundial. Otro elemento que provoca que el derecho imperial se lograr imponer sobre el derecho vulgar es la superioridad científica del Corpus Iuris Civilis, particularmente, el Digesto, por sobre el Brevario de Alarico, produciendo que el conocimiento del primero fuera fundamento común de la cultura jurídica. Siglo XIV nacen los comentaristas (Mos Italicus, junto con los Glosadores), quien comienzan a abstraer principios generales del CIC (Corpus Iuris Civilis) para luego deducir consecuencias de aplicación práctica, a través de un sistema práctico e ahistórico. Bartolo de Sassoferrato (1314-1357), reconocido como padre del Derecho Internacional Privado y el jurista más notable de los tiempos modernos. LOS PANDECTÍSTAS Con el paso a Italia, Francia y reinos Españoles de la recepción Justinianea, se produjeron sendos cuerpos jurídicos de gran influencia, destacando por sobre todos el Libro de las Siete Partidas, del Rey Alfonso el Sabio. Durante el S. XIX nace la escuela de Los Pandectistas, considerada heredera del método y actitud práctica de los comentaristas, gracias al usus modernum pandectarum que se introduce en Alemania en el S. XVI. Primer exponente: Christian Friederich von Glück, con su obra de Comentarios a las Pandectas, iniciada en 1790 y terminada pos sus discípulos en 1820, siendo el más relevante Friedrich Karl von Savigny. En el intento de crear una teoría general de aquella parte del Derecho Privado fundada en el Digesto, desarrollan lo que hoy se conoce como “Dogmática Jurídica”. Finalidad: Eminentemente práctica, ya que el D. Romano era el sistema vigente en el Imperio Alemán. La escuela perduró incluso con posterioridad a la promulgación del Código Civil Alemán (Bürgerliches Gesetzbuch) en 1900. Si bien los pandectistas eran contrarios a los códigos, no fue óbice para que su obra tuviera una decisiva influencia en su elaboración. Se dice, incluso, que el Código Civil no es más que un Tratado de Pandectas, de Windscheid, puesto en forma de artículos legales. Como constraste al estilo práctico y ahistórico del Mos Italicus, los juristas franceses del Renacimiento comienzan a estudiar el CIC desde un punto de vista histórico-filológico. (Mos Gallicus) Filología: Se ocupa del estudio de los textos escritos, a través de los cuales intenta reconstruir lo más fielmente posible, el sentido original de los mismos con el respaldo de la cultura que en ellos subyace. Buscaban “restaurar la lectura exacta de su texto; la búsqueda del contenido clásico del Digesto, y el establecimiento de los estratos históricos que intervienen en la composición de la fuente considerada hasta entonces como único cuerpo de validez general.” (Samper) En Italia, Maffeo Vegio y Lorenzo Valle inician la polémica Antibartolista (por ser contraria a Alberico Gentili, connotado autor del Mos Italicus). Polémica Antibartolista: plantea restarurar el CIC a su más inicial significado y depurarlo de las “corrupciones” introducidas por Justiniano. Un siglo después (alrededor de 1550), Alciato propone abordar absolutamente el enfóque filológico para recuperar la obra de la jurisprudencia clásica. Sin embargo, Francia y Flandes serian terrenos más fértiles para esas ideas, ya que en aquellos el régimen jurídico no se encuentra formado por la supervivencia del Derecho Romano, lo que permitía que el CIC fuera considerado no como una fuente de Derecho aplicable, sino que como un monumento histórico jurídico.