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Pero si hay un aspecto de la vida de una colonia realmente llamativo es su capacidad de producir productos
tan variados como la miel, el polen, la cera, el propóleo, la apitoxina y la jalea real. Cada uno de ellos con
funciones específicas, tanto en el interior de la colmena (alimentación, defensa, material de construcción,
etc.) como fuera de esta (permitiendo su uso en la indutria alimentaria, farmacéutica (y en ciertas terapias)
y cosmética, entre otras).
La mayoría de estos productos ya eran utilizados desde la antigüedad por diversas culturas como eran la
egipcia, la romana, la griega y la india entre otras. Podemos ver el uso de estos productos en el papiro de
Ebers (1700 a.C.), en la Torá, en libros bíblicos y en los escritos de Aristóteles, Plinio, Dioscórides, Galeno,
etc. Algunos de estos eran utilizados tanto en la industria de la época para la elaboración de ciertos
productos (alimentarios o de uso diario (objetos)) como por sus propiedades beneficiosas sobre la salud (no
se conocían muchas propiedades, pero algunas si). Y otros se utilizaban en cosmética o simplemente como
alimento (la miel).
A día de hoy, todos son utilizados por el hombre para satisfacer sus necesidades, ya sean terapéuticas,
alimentarias o relacionadas con la industria (cosmética, velas, pinturas, etc., es decir, la elaboración de
múltiples útiles).
La colmena nos ofrece una amplia variedad de
productos, entre los cuales podemos encontrar:
La miel
El polen
La cera
La jalea real
Los propóleos
El veneno de abejas (Apitoxina)
La miel puede definirse como la sustancia dulce natural, producida por las abejas
obreras a partir del néctar de las flores o de las secreciones procedentes de partes vivas
de las plantas y/o de excreciones de insectos succionadores de plantas que quedan sobre
partes vivas de las plantas que las abejas recogen, transforman (y combinan con
sustancias específicas propias), almacenan y dejan madurar en los panales.
La miel es tanto por cantidad como por importancia económica el principal producto de
la colmena. La producción mundial media de miel es aproximadamente de 1.200.000 tn.
Las abejas recolectan el polen de la parte masculina de las flores, lo amasan con un poco
de néctar o miel y lo transportan a la colmena en su tercer par de patas, que está
especialmente adaptado para dar cabida a esas bolitas multicolores, en las que se
presenta habitualmente este producto en el comercio.
Es fundamental para alimentar a la cría de las abejas, proporcionar las reservas grasas a
las hembras adultas y para que las abejas nodrizas produzcan una jalea real de calidad.
Durante los tres primeros días de vida, todas las larvas (obreras, reinas y
zánganos) reciben jalea real. Las futuras reinas, reciben en sus celdillas reales la
jalea real pura, sin polen, mientras que las larvas de obreras la reciben mezclada
con polen.
A las obreras y zánganos después de los tres primeros días se les suministra
una jalea de diferente calidad (fundamentalmente son alimentadas con una papilla
de miel, polen y agua), mientras que las de reina reciben jalea real durante toda su
vida. Esta diferencia está dada por dos componentes fundamentales de la jalea real:
la biopterina y la neopterina. El alimento o jalea de las larvas de obrera contiene 6
veces menos biopterina, 10 veces menos neopterina y 7 veces menos ácido
pantoténico que la jalea real que reciben las reinas.
La alimentación con jalea real es la única razón por la que la reina es fértil,
vive de 3 a 6 años (las obreras viven de 30 a 90 días) y tienen un tamaño mayor
(pesa 240 mg), mientras que las obreras son estériles y pesan 125 mg.
Debido a su composición 68 % de agua y 32 % de materia seca se
conserva difícilmente. Es susceptible a los enmohecimientos y al
enranciamiento de sus materias grasas (debido al oxigeno del aire y a la luz).
Cuando es desecada al aire resiste a las bacterias.
Son pocas las colonias y las abejas de una colmena que colectan
propóleo (cerca de 3% de las pecoreadoras realizan este trabajo) y lo
realizan durante las horas más calientes del día. Es por ello que para
producirlo adecuadamente, las abejas deben ser alimentadas o tener
mucho néctar a disposición, para compensar este desgaste productivo.
Además se podría forzar a las colmenas a tapar los espacios vacíos con
cera, si la temperatura llegara a bajar mucho.
Cerrar las grietas formadas en el interior de la colmena, para evitar las corrientes de
aire o el frío. Aplican propóleo a los cuadros, pegándolos unos a otros y a las partes
de la colmena evitando así su movimiento. Reducir el espacio de las vías de acceso
(piqueras) o crear obstáculos que impidan la entrada de enemigos, tales como,
avispas, escarabajos y otros insectos.
El veneno puede causar efectos nocivos catalogados como muy graves, entre
ellos se encuentran:
Efecto hemolítico, que hace referencia a la destrucción de los glóbulos rojos.
Efecto neurotóxico, responsable de la parálisis del sistema nervioso.
Efecto hemorrágico, debido al aumento de la permeabilidad vascular de los
capilares sanguíneos.
Algunas personas, cuando son picadas por abejas, pueden
presentar reacciones alérgicas al veneno y por lo tanto, a la
apitoxina. Las reacciones no se relacionan a los efectos
naturales del veneno sobre los tejidos y las células, sino a
respuestas individuales peculiares del organismo.
También se emplea para perder la sensibilidad a las picaduras de las abejas, mediante
inyecciones progresivas de veneno en la persona.
http://www.propolisnatural.es/propolis/productos.html
http://www.mundoapicola.com/PDF/tecnologia/producciondelpolen.pdf
http://www.abejas.org/la_apicultura/productos.htm
http://www.inkanat.com/es/infosalud/propoleo.html
http://www.infoagro.com
http://www.apiarioslarinconada.com