desplazamientos de los que se tienen constancia. Una cantidad sin precedentes de 65,6 millones de personas en todo el mundo se han visto obligadas a abandonar sus hogares. Entre ellas, hay casi 22,5 millones de refugiados, de los cuales más de la mitad son menores de 18 años. Además, hay más de 10 millones de personas apátridas a las que se les ha negado una nacionalidad y el acceso a derechos fundamentales, como la educación, sanidad, empleo y libertad de circulación. Definición general del término "refugiado".
El término se aplicará a toda persona que "sea
perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de tal país; o que, careciendo de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos, fuera del país donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera regresar a él". Los refugiados huyen de los conflictos armados y sociales de su país, intentan escapar del hambre y de la pobreza, de persecuciones y de violaciones a los derechos humanos. Esa realidad convierte a refugiados y desplazados en seres vulnerables. Los refugiados, sin dinero ni pasaporte, sin techo seguro ni alimento suficiente, y sin posibilidad de movimiento, entre otras indignidades, son seres inermes, endebles. Su supervivencia depende de organizaciones como ACNUR. Una agencia para ayudar a los refugiados Durante miles de años, las personas que huían de persecuciones y conflictos han encontrado asilo en países extranjeros. La agencia de la ONU que ayuda a los refugiados es ACNUR (también conocida como la Agencia de la ONU para los Refugiados), que surgió a raíz de la Segunda Guerra Mundial para ayudar a los europeos desplazados por aquel conflicto. La Asamblea General de las Naciones Unidas estableció ACNUR el 14 de diciembre de 1950, con un mandato inicial de tres años para cumplir su tarea, y después se disolvería. Al año siguiente, el 28 de julio, se adoptó la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados, la base jurídica para la ayuda a los refugiados y el estatuto principal que regiría el trabajo de ACNUR. Así que, en lugar de concluir su labor a los tres años, ACNUR ha trabajado desde entonces para ayudar a los refugiados. Derecho internacional de los refugiados
En varios instrumentos internacionales se
establecen y se definen normas fundamentales para el tratamiento de los refugiados. Los más importantes son la Convención de las Naciones Unidas sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, y su Protocolo de 1967 sobre el Estatuto de los Refugiados. Los derechos humanos y los refugiados Los solicitantes de asilo y los refugiados tienen derecho a todos los derechos y libertades fundamentales puntualizados en los instrumentos internacionales de derechos humanos. Por lo tanto, la protección de los refugiados debe contemplarse en el contexto más amplio de la protección de los derechos humanos. La creación por los Estados, después de la segunda guerra mundial, de dos organizaciones separadas encargadas de los derechos humanos y de los refugiados, respectivamente, no significa que no exista una relación entre ambas cuestiones. Esos derechos se afirman, entre otros derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, para todas las personas, ciudadanos y no ciudadanos por igual, en la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que conjuntamente integran la Carta Internacional de Derechos Humanos. a) "Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado" (Declaración Universal de Derechos Humanos, art. 9); b) "En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país" (Declaración Universal de Derechos Humanos, art. 14); c) "Toda persona tiene derecho a una nacionalidad" (Declaración Universal de Derechos Humanos, art. 15); d) "Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país" (Declaración Universal de Derechos Humanos, art. 13; Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, art. 12). VIH/SIDA y los derechos humanos Más de veinte años después de la aparición de los primeros indicios clínicos del síndrome de inmunodeficiencia adquirida, el SIDA se ha convertido en la enfermedad más devastadora que la humanidad ha debido afrontar en todos los tiempos. Desde el comienzo de la epidemia han sido infectados por el virus más de 60 millones de personas. El VIH/SIDA constituye actualmente la principal causa de muerte en el África subsahariana. En el plano mundial es la cuarta causa de muerte. Las personas a las que se niega el derecho a la libertad de asociación y acceso a la información pueden quedar impedidas de discutir cuestiones relacionadas con el VIH/SIDA, participar en organizaciones de servicio y grupos de autoayuda relacionados con el SIDA, y adoptar otras medidas preventivas para protegerse contra la infección por el VIH, por ejemplo. Las mujeres, y en especial las jóvenes, son más vulnerables a la infección cuando carecen de acceso a la información, la educación y los servicios necesarios para asegurar la salud sexual y reproductiva y la prevención de la infección. Las personas que viven en la pobreza a menudo no obtienen acceso a la atención y el tratamiento del VIH, incluidos los medicamentos antiretrovirales y otros medicamentos para las infecciones oportunistas. A menudo se violan los derechos de las personas que viven con VIH/SIDA por sabérseles o suponérseles infectadas por el virus, lo que les hace sufrir al mismo tiempo el peso de la enfermedad y la consiguiente perdida de otros derechos. La estigmatización y la discriminación pueden trabar su acceso al tratamiento y afectar a su empleo, su vivienda y otros derechos. Esto, a su vez, contribuye a la vulnerabilidad de otras personas a la infección, ya que el estigma y la discriminación vinculados con el VIH desalientan a las personas infectadas y afectadas por el VIH de recurrir a los servicios sanitarios y sociales. La consecuencia de ello es que quienes más necesitan información, educación y asesoramiento ni siquiera se benefician de esos servicios cuando se dispone de ellos. Existen prueban inequívocas de que cuando las personas y las comunidades logran hacer realidad sus derechos –a la educación, la libertad de asociación, la información y, sobre todo, la no discriminación- se reducen los efectos personales y sociales del VIH y el SIDA. La protección y promoción de los derechos humanos, por lo tanto, son esenciales para prevenir la difusión del VIH y atenuar las consecuencias sociales y económicas de la pandemia. Los derechos humanos relacionados con el VIH/SIDA incluyen • el derecho a la vida • el derecho a la libertad y la seguridad de la persona • el derecho al nivel de salud mental y física más alto que pueda obtenerse • el derecho a la no discriminación • la igualdad de protección y la igualdad ante la ley • el derecho a la libertad de circulación • el derecho de procurar y gozar de asilo • el derecho a la vida privada • el derecho a la libertad de expresión y opinión y el derecho de recibir y difundir informaciones libremente • el derecho a la libertad de asociación • el derecho de contraer matrimonio y fundar una familia • el derecho al trabajo • el derecho de acceso a la educación en condiciones de igualdad • el derecho a un nivel de vida adecuado • el derecho a la seguridad social, la asistencia y el seguro social • el derecho a participar en los adelantos científicos y sus beneficios • el derecho a participar en la vida pública y cultural • el derecho a no sufrir torturas ni otros tratos ni penas crueles, inhumanos o degradantes