riesgo. Es el caso de aquellas que afectan al flujo sanguíneo. Un mal flujo sanguíneo significa una mala irrigación de sangre en las extremidades lo que puede ocasionar grabes consecuencias para la salud. OBJETIVO: Aprender aspectos importantes sobre la EAP. La EAP está definida como el trastorno clínico en el que existe estenosis, oclusión u obstrucción del flujo sanguíneo en el árbol arterial de las extremidades. Es la patología arterial no cardíaca más prevalente en el ámbito hospitalario. La EAP generalmente está asociada con la obstrucción de las arterias de las piernas. La obstrucción de las arterias ocurre principalmente por un patología conocida como aterosclerosis. Esla obstrucción de las arterias frecuentemente como resultado de una acumulación crónica de material graso duro en el revestimiento interno de la pared arterial. Esto finalmente produce un estrechamiento y bloqueo del flujo sanguíneo que transporta oxígeno y nutrientes al organismo. La enfermedad arterial periférica puede presentarse con o sin síntomas. La presencia de síntomas puede depender del grado de disminución del flujo sanguíneo en los músculos de la pierna. Pies fríos/calientes al tacto. Pérdida de vello en los pies. Dolor en las piernas mientras está acostado horizontalmente que se alivia en posición sentado. Engrosamiento de las uñas de los dedos del pie (puede tener infecciones micóticas). Pérdida del pulso en las piernas o pies. Herida o úlcera que no cicatriza. Color pálido cuando se levantan las piernas. Gangrena. Rubor en posición declive (enrojecimiento cuando las piernas están colgando hacia abajo). Pérdida de músculo o tejido adiposo. Piel brillante. En la mayoría de los casos se desconoce la causa de la acumulación de la placa (material graso duro). Sin embargo, existen algunas enfermedades y hábitos que elevan la probabilidad de desarrollar EAP. El riesgo incrementa si: Tiene más de 50 años. Fuma o fumaba . Diabetes. Presión arterial alta. Colesterol alto. Es afroamericano. Tiene un historial personal de enfermedades vasculares, ataque al corazón o al cerebro. Se usa la clasificación de Leriche-Fontaine, que consta de 4 grados: Grado 1: Existe lesión arterial, pero el paciente permanece asintomático. Grado 2a: Claudicación a más de 150 metros. Grado 2b: Claudicación a menos de 150 metros. Grado 3: El paciente presenta dolor en reposo. Grado 4: Existen lesiones tisulares (gangrena). Grados 3 y/o 4: Isquemia crítica. Amenaza de pérdida de la extremidad. Se establece una sospecha con la anamnesis del paciente. Es típica la historia de dolor en la zona gemelar, que aparece al caminar una distancia más o menos constante. Este dolor cede con el reposo y vuelve a aparecer en la misma zona y a la misma distancia. Se realizan unas preguntas que debe responder el propio paciente para clasificar la claudicación intermitente en tres categorías: ausente, atípica y definida. El síntoma característico es la claudicación intermitente. La enfermedad abarca desde casos asintomáticos hasta lesiones de úlcera y necrosis tisular periférica. Los pacientes mayores de 50 años, en el momento del diagnóstico, se han descrito como asintomáticos (20-50%), con síntomas atípicos (40-50%), con claudicación intermitente (10-35%), y con isquemia crítica de la extremidad (1-2%). La isquemia crítica de miembros es la manifestación clínica más grave de la isquemia crónica. Se define como la presencia de dolor isquémico en reposo y la presencia de lesiones tróficas de la piel o gangrena con un índice tobillo-brazo (ITB) inferior a 0,5. Las lesiones no curan sin revascularización Inspección de la extremidad para revelar signos de atrofia, úlceras o signos de isquemia crítica. Palpación de pulsos femoral, poplíteo, pedio y tibial posterior. Auscultación en busca de soplos, especialmente en fosas iliacas y región inguinal que pueda revelar signos de estenosis arterial. La ausencia de pulso en las extremidades indica enfermedad arterial, aunque su presencia no la descarta. En pacientes con alto riesgo vascular o con clínica de claudicación o isquemia crítica, utilizar estudios morfológicos. Pulso pedio Pulso femoral
Pulso poplíteo Pulso tibial posterior
Índice tobillo-brazo. Test de la marcha en cinta andadora. Eco-Doppler. Angiografía por tomografía computarizada (ATC). Angiografía por resonancia magnética (ARM). Angiografía por sustracción digital. Durante el examen físico, el médico podrá revisar lo siguiente: El pulso de sus piernas y pies para determinar si existe suficiente flujo de sangre a estas áreas; El color, la temperatura y el aspecto de sus piernas y pies; y Signos de problemas en la sanación de heridas en las piernas y los pies. La EAP es una condición clínica que afecta a un gran número de pacientes, hombres, mujeres y niños. No se conocen sus causas, pero sí es claro que existen factores de riesgos. La EAP puede presentar muchos problemas para el paciente, desde el dolor de las extremidades, hasta su amputación. La prevención y tratamiento oportuno siempre serán las mejores alternativas para esta patología.