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TELEBACHILLERATO COMUNITARIO NÚM.

388
SAN ANTONIO EL LLANITO, OCOYOACAC

POR LOS ALUMNOS:


- GUZMAN JURADO SAMUEL
- HERNÁNEZ MOLINA ALEXIS
-PALE PIMENTEL MIGUEL ÁNGEL
-QUEZADA GARCÍA KEVIN LAURENT
26 DE OCTUBRE 2018

SECRETARIA DE EDUCACION
SUBSECRETARÍA DE EDUCACIÓN MEDIA SUPERIOR Y SUPERIOR
DIRECCIÓN GENERAL DE EDUCACIÓN MEDIA SUPERIOR
COORDINACIÓN DE TELEBACHILLERATO COMUNITARIO
COORDINACION ESCOLAR DE ZONA No.12 DE TELEBACHILLERATO COMUNITARIO
INTRODUCCIÓN.

Los huracanes son los fenómenos meteorológicos más importantes a tomar en cuenta en la captación de energía eólica. Se ha
comprobado que dichos fenómenos permiten reducir, de manera considerable, los estragos que estos desastres naturales dejan
a su paso, mediante el aprovechamiento de los fuertes vientos que, a través de un aerogenerador, permite transformar la energía
eólica en energía eléctrica. La energía eólica está teniendo un crecimiento importante a escala mundial. Actualmente se calculan
unos 30,000 generadores eólicos repartidos por el planeta. La industria eólica emplea directamente a más de 4,000 personas y
existen unas 30 empresas para la fabricación de aerogeneradores.

Hoy en día esta energía limpia, renovable y de gran potencial eléctrico ha aumentado sus posibilidades para la producción de
energía eléctrica, ya que las nuevas tecnologías aplicadas irán permitiendo hacer más rentable la obtención de energía a partir
de esta fuente. Teniendo en cuenta que sólo el 10% de esta energía se encuentra disponible cerca del suelo, el potencial sigue
siendo considerable. Con estas condiciones, es razonable estimar que por mucho tiempo las aplicaciones de la energía eólica se
limitarán a utilizaciones locales o bien como fuente complementaria en la alimentación de las redes eléctricas.

Las zonas más favorables para la implantación de grandes motores eólicos son las regiones costeras y las grandes estepas,
donde vientos constantes soplan regularmente. En general, como la velocidad del viento aumenta con la altura, los
emplazamientos más favorables son los cerros y las colinas que dominan un terreno despejado, sin obstáculos que originen
turbulencias. Para obtener buenos resultados, es necesaria una velocidad media del viento superior a 30 km/h (fuerza 5 en la
escala de Beaufort).
JUSTIFICACIÓN.

Mientras la temporada de huracanes deja innumerables


daños en las costas de todo el continente, desde hace
algunos años, la ciencia se ha visto retada hasta
encontrar una curiosa alternativa con la que la energía
eólica controlaría los huracanes.

El presente trabajo de investigación es de gran


importancia, pues permite dar a conocer que existen
maneras de aprovechar los fuertes vientos generados
por un huracán para la producción de electricidad, pero
aún no han sido desarrolladas, esto de acuerdo al M.C.
Roberto Sosa Cruz, investigador del Centro de
Ingeniería y Desarrollo Industrial (Cidesi) de Querétaro.
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.

Aunque, en algunos casos, los huracanes se califican como


desastres naturales, la fuerza de los vientos que provocan
puede representar una oportunidad para el campo de las
energías renovables. Por tal motivo, surge el
cuestionamiento siguiente ¿existen maneras de aprovechar
los fuertes vientos generados por un huracán para la
producción de electricidad y, a su vez, reducir los impactos
de dichos fenómenos naturales al tocar tierra?

La interrogante anterior antecedente al conocimiento de que


energía eólica tiene como fuente la fuerza del viento, siendo
la forma típica de aprovechar dicha energía, a través de la
utilización de aerogeneradores o turbinas eólicas.
HIPÓTESIS.

A lo largo de la historia se ha intentado predecir la ocurrencia de


fenómenos naturales como son las erupciones volcánicas, los
tifones, inundaciones, terremotos, huracanes, tsunamis, entre
otros. Esto con el firme propósito de . prevenir para reducir los
impactos y los daños que puedan causar. El ser humano se ha
empeñado en intentar controlar o saber lo que es incontrolable o
impredecible. Sin embargo, en ocasiones no se ponen a pensar
que es mejor aprovechar las manifestaciones que tiene la
naturaleza y sacarles la mayor de las ventajas.

Retomando lo anterior, y recordando que todos los fenómenos


naturales extraordinarios que se han mencionado liberan
grandes cantidades de energía, es posible suponer que, en las
tormentas tropicales y en los huracanes, el viento transporta
grandes volúmenes de energía, los cuales se podrían
aprovechar para generar energía eólica y a su vez, transformar
en energía eléctrica.
OBJETIVOS.

General:

Utilizar los vientos provocados por los huracanes para


transformar energía eólica en energía eléctrica con el fin de
implementar un sistema de luces de emergencia en una
comunidad.

Específicos:

Demostrar la existencia de la transformación de la energía.

Comprender las aplicaciones de la energía eólica.

Incentivar y dar a conocer la importancia de los vientos en


algunos lugares de nuestro país.

Incentivar al alumno en las ciencias y particularmente en la


física.

Dar a conocer a los estudiantes de Telebachillerato


Comunitario de la Zona Escolar No. 12, el uso y
elaboración de maquetas educacionales (Maqueta del
proyecto).
BASES TEÓRICAS.

Desde los albores de la civilización el hombre viene utilizando la energía


eólica para la obtención de potencia mecánica, en el pasado más lejano
activando un sistema de propulsión de acción como lo es la vela y desde
hace dos milenios activando turbinas de acción como son los molinos de
viento.

La vela como sistema propulsivo de embarcaciones y el molino de viento


como motor industrial, evolucionaron sobre bases netamente empíricas y
se perfeccionaron en numerosas variantes, pero fueron abandonados para
la gran mayoría de las aplicaciones productivas cuando el desarrollo de las
máquinas térmicas permitió al hombre aprovechar las grandes reservas de
energía química almacenada en los combustibles fósiles convirtiéndolo a
fuerza motriz y energía eléctrica.

Este viento produce una energía (llamada eólica en referencia al dios Eolo,
el mitológico dios del viento) utilizada desde hace mucho tiempo por el
hombre en la navegación marina, en la molienda del grano y en la
extracción del agua de los pozos, entre otros usos.
Los huracanes.

El huracán es un fenómeno atmosférico en el cual el viento fluye en forma


espiral hacia el centro, con una circulación en sentido contrario a la rotación
de las manecillas del reloj en el hemisferio norte, y a favor en el sur. Posee un
núcleo caliente comúnmente llamado «ojo», caracterizado por poca nubosidad
o cielo despejado, y bajos valores del viento o calma, alrededor del cual existe
una «pared» nubosa donde ocurren los máximos valores del viento y las
lluvias. Otra característica de los huracanes son las bandas nubosas de forma
espiral, donde también ocurren precipitaciones. Por lo general, los mayores
valores del viento se registran en el cuadrante delantero derecho respecto al
movimiento del huracán.

Categoría del Presión central (hPa) Viento máximo


De acuerdo a la intensidad de sus vientos, la presión mínima y los probables huracán sostenido (Km/hr)
daños causados, los huracanes se clasifican según la escala Saffir-Simpson 1 980 118-153
2 965-979 154-177
(Tabla 1). En los huracanes existe una marcada diferencia entre la racha
3 945-964 178-209
máxima y los vientos máximos sostenidos. Esta diferencia será menor sobre
4 920-944 210-250
el océano que sobre la tierra, especialmente en terrenos montañosos, ya que
5 < 920 > 250
la misma se incrementa por los efectos de la superficie terrestre.
El viento.

El viento es una consecuencia de la radiación solar. Debido, fundamentalmente, a la redondez de la Tierra se originan
diferencias de insolación entre distintos puntos del planeta. En los polos, los rayos solares inciden oblicuamente, por lo
que calientan menos la superficie de la Tierra. Los rayos solares inciden perpendicularmente en el Ecuador y calientan
más la superficie de la Tierra, ya que se reparten sobre una superficie más pequeña que en los polos. Estas
diferencias de insolación dan lugar a diferentes zonas térmicas que provocan diferencias de densidad en las masas de
aire.

En el ecuador, el aire al calentarse se hace más ligero (menos denso) y asciende a las capas altas de la atmósfera
dejando tras de si una zona de baja presión; en los polos, el aire es más pesado (más denso) y desciende aumentando
la presión. El aire que envuelve a la Tierra, como cualquier gas, se mueve desde las zonas de mayor presión
atmosférica (mayor densidad) a las de menor presión; es decir, desde los polos al ecuador por las capas bajas de la
atmósfera y del ecuador a los polos por las capas altas siguiendo un ciclo de movimiento de aire en cada hemisferio.

Este aire en movimiento horizontal es el viento. El viento es una corriente de aire que se produce en la atmósfera
producto de los movimientos de rotación y traslación de la Tierra. La existencia del viento en el planeta es
consecuencia de la acción del Sol, pues es la radiación de esta estrella, en combinación con otros factores como la
inclinación y el desplazamiento de la Tierra en el Espacio o la distribución de los continentes y los océanos, lo que
activa la circulación de las masas de aire en el globo al calentar de forma desigual las distintas zonas de la superficie y
de la atmósfera terrestres.
Es por ello que, cuando dos masas de aire tienen diferentes temperaturas, la más caliente se hace más
ligera que la otra y sube; la fría pone más densa y baja. En estos movimientos se forman las corrientes
atmosféricas. Este movimiento puede ser tan fuerte que genera suficiente energía para mover las aspas de
un molino de viento y, a partir de un equipo hecho por el hombre, se convierte ésta en energía eléctrica. La
energía del viento se conoce como energía eólica.
¿Cuánta energía contiene el viento?

Se calcula que entre el 1 y el 2% de la energía proveniente del


sol se convierte en viento. Si se excluyen las áreas de gran valor
ambiental, esto supone un potencial de energía eólica de 53
TWh/año en el mundo, cinco veces más que el actual consumo
eléctrico en todo el planeta. Por tanto, en teoría, la energía
eólica permitiría atender sobradamente las necesidades
energéticas del mundo.

La masa de aire en movimiento es energía cinética que puede


Ilustración 2. Imagen de rayos infrarrojos de la superficie del
ser transformada en energía eléctrica. Al incidir el viento sobre mar. (Tomada de un satélite de la NASA, NOAA-7, en julio de
1984).
las palas de una aeroturbina se produce un trabajo mecánico de
rotación que mueve a su vez un generador para producir
electricidad.
La cantidad de energía que contiene el viento antes de pasar por un rotor en movimiento depende de tres
parámetros:
1. La velocidad del viento incidente,
2. La densidad del aire y,
3. El área barrida por el rotor.

La velocidad a la que el aire pase por las palas resulta determinante, pues la energía cinética del viento aumenta
proporcionalmente al cubo de la velocidad a la que se mueve. Por ejemplo: si la velocidad se duplica, la energía será
ocho veces mayor (23).

En cuanto a la densidad, la energía contenida en el viento aumenta de forma proporcional a la masa por unidad de
volumen de aire, que en condiciones normales (a nivel del mar, a una presión atmosférica de 1,013 milibares y a una
temperatura de 15 °C) es de 1,225 kilogramos por cada metro cúbico. Esto quiere decir que, cuando el aire se enfríe
y aumente de peso al volverse más denso, transferirá más energía al aerogenerador. Y, al contrario, cuando el aire
se caliente o cuando se asciende en altitud, será menor la energía cinética que llegue a la turbina.

En lo que respecta al área barrida, cuanto más aire en movimiento sea capaz de capturar un aerogenerador más
energía cinética encontrará. En el caso de un rotor de una turbina de 1,000 kW de potencia nominal, el rotor puede
tener un diámetro de unos 54 metros, así que barrerá una superficie de unos 2,300 m2.
La energía cinética contenida en el viento es muy grande. Sin embargo, no puede ser extraída toda por los
aerogeneradores. Primero porque esto implicaría detener por completo el viento, lo que impediría que éste pasara
de forma continua a través de las palas de la turbina; de hecho, y según el Límite de Betz , puede teóricamente
obtenerse, como máximo, el 59% de la energía que llega al rotor. Y segundo, porque también se pierde parte en el
proceso de transformación de la energía en la máquina. Al final, hoy en día, un aerogenerador aprovecha cerca del
40% de la energía almacenada en el viento. Un porcentaje muy alto, pues supone extraer la gran mayoría una vez
aplicado el Límite de Betz.

Para cuantificar la cantidad de energía contenida en el viento antes de pasar a través de un rotor se utiliza la
siguiente fórmula:

P = 1/2 ρ S V3
Donde:
P = potencia en vatios (W)
ρ = densidad del aire en kg/m3
S = superficie o área barrida por el rotor en m2
V = velocidad del viento en m/s
El 35% de esta energía se disipa en la capa atmosférica a tan solo un kilómetro por encima del suelo. Del resto se
estima que por su aleatoriedad y dispersión solo podría ser utilizada 1/13 parte, cantidad que hubiera sido suficiente
para abastecer 10 veces el consumo de energía primaria mundial del año 2002, de ahí su enorme potencial e
interés.

ENERGÍA EÓLICA. ¿QUÉ ES Y CÓMO SE OBTIENE?

La energía eólica es una fuente de energía renovable que utiliza la fuerza del viento para generar electricidad,
mediante el uso de la energía cinética producida por efecto de las corrientes de aire. Se trata de una fuente de
energía limpia e inagotable, que reduce el consumo de combustibles fósiles, evitando la emisión de gases de efecto
invernadero y contribuyendo a mitigar el calentamiento global.

Todas las fuentes de energía renovables, excepto la maremotriz y la geotérmica, incluyendo la energía de los
combustibles fósiles, provienen, en último término, del sol. La Tierra recibe 1,74 x 1014 kW de potencia del sol.
Alrededor de un 1 a un 2% de la energía proveniente del sol es convertida en energía eólica. Esto supone una
energía alrededor de 50 a 100 veces superior a la convertida en biomasa por todas las plantas de la tierra.
Históricamente este tipo de energía primaria se utilizó para impulsar navíos, bombear agua y en los molinos.
Actualmente, la explotación de la energía eólica se lleva a cabo fundamentalmente en el sector eléctrico. La energía
cinética del aire se transforma en energía eléctrica en los aerogeneradores de tamaño variable que, por medio de
aspas o hélices, hacen girar un eje central, conectado a través de una serie de engranajes, a un generador eléctrico.
La potencia obtenida es directamente proporcional al cubo de la velocidad del viento, por tanto, pequeñas
variaciones de velocidad dan lugar a grandes variaciones de potencia.

La energía del viento puede obtenerse instalando los aerogeneradores tanto en suelo firme como en el suelo marino;
por sus condiciones de producción caprichosa, está limitada en porcentaje al total de energía eléctrica. Se considera
que el grado de penetración de la energía eólica en grandes redes de distribución eléctrica puede alcanzar sin
problemas del 15 al 20% del total sin especiales precauciones en la calidad del suministro ni en la estabilidad de la
red.

Para conocer cuál es la distribución de las velocidades del viento en un lugar determinado durante el año, se
efectúan medidas sistemáticas por medio de anemómetros. Actualmente se dispone de mapas con las regiones más
favorecidas para la instalación de máquinas eólicas para el aprovechamiento rentable de la energía del viento. Existe
una medida con la que comparar la velocidad del viento llamada Escala Beaufort.
La velocidad del viento aumenta con la altura; por tanto la hélice del aparato tendrá que colocarse cuanto más alto
mejor (algunas decenas de metros por encima del suelo). También se procura colocar el aparato lejos de las
turbulencias provocadas por obstáculos (árboles, edificios, entre otros). Los emplazamientos más favorables son los
cerros o las colinas que dominan un terreno despejado y las costas marinas.

Este tipo de energía limpia se está convirtiendo en uno de los métodos más extendidos y productivos para obtener
energía eléctrica limpia a nivel mundial. Según los datos del Consejo Mundial de Energía Eólica, China, Estados
Unidos, Alemania, India y España son los primeros productores.

4.3.2. BREVE HISTORIA DE LA ENERGÍA EÓLICA.

La primera y más inmediata forma de aprovechamiento de la energía eólica ha sido desde los tiempos más remotos
aplicada a la navegación; las primeras referencias de la utilización de embarcaciones a vela proceden de Egipto y
datan del IV o V milenio A.C.

Los molinos de viento existían ya en la más remota antigüedad. Persia, Irak, Egipto y China disponían de máquinas
eólicas muchos siglos a.C.; Hammurab I, rey de Babilonia, utilizó molinos accionados por el viento para regar las
llanuras de Mesopotamia y para la molienda del grano. Se trataba de primitivas máquinas eólicas de rotor vertical con
varias palas de madera o caña, cuyo movimiento de rotación era comunicado directamente por el eje a las muelas del
molino.
Los molinos de viento fueron utilizados en Europa en la Edad
Media, comenzando a extenderse por Grecia, Italia y Francia. Si
el origen de las máquinas eólicas presenta notables
incertidumbres, no menos lo hace su expansión por el
Mediterráneo y por toda Europa. En 1724 Leopold Jacob
proyecta un molino de ocho palas que mueve una bomba de
pistón; en 1883 aparece el pequeño multipala americano
diseñado por Steward Perry. Este molino, de unos 3 metros de
diámetro utilizado para bombeo, ha sido el más vendido de la
historia, llegándose a fabricar más de seis millones de unidades,
de las que existen varios miles en funcionamiento. Como
precursor de los actuales aerogeneradores, es necesario citar la
aeroturbina danesa de Lacourt (1892), máquina capaz de
desarrollar entre 5 y 25 kW.
En el año 1910 Dinamarca tenía instalada una potencia eólica de 200
MW. En los años 20 se empiezan a aplicar a los rotores eólicos los
perfiles aerodinámicos que se habían diseñado para las alas y hélices
de los aviones. En 1927, el holandés A.J. Dekker construye el primer
rotor provisto de palas con sección aerodinámica, capaz de alcanzar
velocidades en punta de pala, cuatro o cinco veces superiores la del
viento incidente. Betz demostró en su famoso artículo "Die
Windmuhlen im lichte neverer Forschung", (Berlín 1927), que el
rendimiento de las turbinas aumentaba con la velocidad de rotación y
que, en cualquier caso, ningún sistema eólico podía superar el 60%
de la energía contenida en el viento.

Por lo tanto, los nuevos rotores debían funcionar con elevadas


velocidades de rotación para conseguir rendimientos más elevados.
La teoría demostró también que cuanto mayor era la velocidad de
rotación menor importancia tenía el número de palas, por lo que las
turbinas modernas podían incluso construirse con una sola pala sin
que disminuyera su rendimiento aerodinámico significativamente.
A pesar de los esfuerzos realizados y de la mayor eficacia de las nuevas turbinas, las dificultades de
almacenamiento y las desventajas propias de la irregularidad de los vientos fueron la causa de que las aplicaciones
basadas en el aprovechamiento del viento como recurso energético continuaran declinando hasta el final de la
Primera Guerra.

En 1931 se instaló en el Mar Negro una máquina eólica de 100 kW. Entre 1941 y 1945 estuvo funcionando en
U.S.A, una unidad de 1,2 MW. Solamente en Francia, Dinamarca e Inglaterra se llevaron a cabo programas de
cierta importancia. El número de aerogeneradores instalados a finales de 1991 era superior a los 21.000, según
datos de la Agencia Internacional de la Energía, con un total de potencia de 2.200 MW, equivalente a dos centrales
nucleares de gran potencia, y de los cuales la mitad estaban instalados en los parques eólicos de California.

A finales de 1991 la potencia de origen eólico instalada en la red eléctrica danesa ascendía a 410 MW con una
producción de energía equivalente al 2,3% del consumo del país. En Alemania la potencia instalada era de 100 MW
y estaba previsto alcanzar los 250 MW en breve plazo. Holanda contaba con 80 MW de potencia instalada y 100
más en construcción. El programa eólico holandés tiene previsto alcanzar los 1.000 MW hacia el año 2000 y los
2.000 MW en el 2010. España tenía en fase de realización varios proyectos que completarían los 50 MW hacia
finales de 1992. El Plan de Energías Renovables, dentro del Plan Energético Nacional 1992-2000 alcanzó los 100
MW a finales de 1995, aunque las previsiones actuales sobrepasan ampliamente estas cifras.
En cuanto al tipo de máquinas de mayor interés, los resultados
obtenidos de las numerosas experiencias realizadas permitieron
concretar el campo de trabajo en dos modelos: las turbinas de eje
horizontal de dos o tres palas y, en menor medida, las turbinas
Darrieux de eje vertical. El tamaño medio de las máquinas
instaladas hasta 1990 estuvo en el rango de los 100 kW, aunque
se observaba una clara tendencia ascendente.

En los últimos 10 años los pequeños aerogeneradores


aumentaron poco a poco sus potencias, a la vez que mejoraban
su fiabilidad y reducían sus costos; las potencias medias de los
aerogeneradores instalados entre 1990 y 1991 era de 225 kW; en
los últimos años se han podido construir aerogeneradores con
potencias mayores, desarrollados por las grandes compañías de
la industria aeronáutica, que aumentan la fiabilidad de las
máquinas y reducen sus costos, convergiendo hacia una nueva
generación de aeroturbinas de 500 kW a 1,2 MW, lo que
demuestra el alto grado de madurez alcanzado por esta
tecnología.
4.3.3. Ventajas de la energía eólica.

La energía eólica no contamina, es inagotable y frena el


agotamiento de combustibles fósiles contribuyendo a evitar el
cambio climático. Es una tecnología de aprovechamiento
totalmente madura y puesta a punto. Es una de las fuentes más
baratas, puede competir en rentabilidad con otras fuentes
energéticas tradicionales como las centrales térmicas de carbón
(considerado tradicionalmente como el combustible más barato),
las centrales de combustible e incluso con la energía nuclear, si se
consideran los costos de reparar los daños medioambientales.

Generar energía eléctrica sin que exista un proceso de


combustión o una etapa de transformación térmica supone, desde
el punto de vista medioambiental, un procedimiento muy favorable
por ser limpio, exento de problemas de contaminación, etc. Se
suprimen radicalmente los impactos originados por los
combustibles durante su extracción, transformación, transporte y
combustión, lo que beneficia la atmósfera, el suelo, el agua, la
fauna, la vegetación, entre otros.
4.3.3. Ventajas de la energía eólica.

La utilización de la energía eólica para la generación de electricidad presenta nula incidencia sobre las
características fisicoquímicas del suelo o su erosionabilidad , ya que no se produce ningún contaminante que incida
sobre este medio, ni tampoco vertidos o grandes movimientos de tierras.

Al contrario de lo que puede ocurrir con las energías convencionales, la energía eólica no produce ningún tipo de
alteración sobre los acuíferos ni por consumo, ni por contaminación por residuos o vertidos. La generación de
electricidad a partir del viento no produce gases tóxicos, ni contribuye al efecto invernadero, tampoco crea lluvia
ácida. No origina productos secundarios peligrosos ni residuos contaminantes. Cada KW/h de electricidad, generada
por energía eólica en lugar de carbón, evita:

0,60 Kg. de CO2, dióxido de carbono.


1,33 gr. de SO2, dióxido de azufre.
1,67 gr. de NO, óxido de nitrógeno.

La electricidad producida por un aerogenerador evita que se quemen diariamente miles de litros de petróleo y miles
de kilogramos de lignito negro en las centrales térmicas. Ese mismo generador produce idéntica cantidad de energía
que la obtenida por quemar diariamente 1,000 Kg. de petróleo. Al no quemarse esos Kg. de carbón, se evita la
emisión de 4,109 Kg. de CO2, lográndose un efecto similar al producido por 200 árboles. Se impide la emisión de 66
Kg. de dióxido de azufre (SO2) y de 10 Kg. de óxido de nitrógeno (NO) principales causantes de la lluvia ácida.
Las turbinas eólicas situadas en el océano para generar electricidad pueden tener otra gran ventaja aparte de
producir energía renovable: el debilitamiento de los huracanes antes de que las tormentas toquen tierra.

Un modelo computacional diseñado por investigadores de la Universidad de Stanford (Califor- nia, EEUU) para
estudiar parámetros atmosféricos como la contaminación, la meteorología o el clima se ha utilizado por primera vez
para averiguar cuánta energía son capaces de absorber los parques eólicos situados en el mar (offshore) de las
corrientes de viento globales. Pero la sorpresa ha acontecido cuando los investigadores han aplicado este modelo
ante casos de potentes huracanes que se acercan a una costa que cuenta con un gran parque eólico offshore.

La investigación de la Universidad de Delaware y la Universidad de Stanford muestra como un «ejército de turbinas


eólicas» en el mar podría reducir la velocidad de los vientos huracanados, la altura de las olas y las mareas de
tempestad que causan las inundaciones.

Los resultados, publicados en la revista Nature Climate Change, demuestran por primera vez que los
aerogeneradores pueden amortiguar el daño a las ciudades costeras por causa de los huracanes. Los molinos
pueden afectar en gran medida a las tormentas tropicales reduciendo hasta en casi 150 kilómetros hora (hasta un
50%) los picos de viento y calmando hasta un 79% la violencia del huracán.
«Las pequeñas turbinas pueden luchar contra la bestia», ha dicho la coautora del estudio, Cristina Archer, profesora
asociada en la Universidad de Delaware.

Archer y Mark Jacobson, de la Universidad de Stanford, calcularon previamente el potencial global de la energía
eólica, teniendo en cuenta que a medida que las turbinas generan electricidad, también están desviando un poco de
energía de la atmósfera. Encontraron que hay más que suficiente viento para mantener la demanda de energía en
todo el mundo con un efecto insignificante en el clima global.

El profesor de Ingeniería Civil y Ambiental de Stanford Mark Jacobson se ha pasado 24 años desarrollando este
complejo modelo computacional, pero para esta última investigación ha introducido en su ordenador casos reales de
algunos de los huracanes que más daños han causado en EEUU en los últimos años y ha probado a introducir un
parque eólico de decenas de miles de molinos frente a la costa para ver qué hubiera ocurrido. Concretamente
Jacobson y sus colegas simularon la llegada de tres huracanes: el Sandy, que llegó a Nueva York, y el Isaac,
ocurrido en Nueva Orleans, ambos en 2012; y también el Katrina, que devastó Nueva Orleans en 2005.

«Lo que hemos visto es que cuando los molinos eólicos están presentes, ralentizan los vien- tos de rotación
exterior del huracán», asegura Jacobson. «Esto desencadena una disminución de la altura, lo que reduce el
movimiento de aire hacia el centro del huracán, incrementando la presión central, y da como resultado una menor
velocidad de los vientos del huracán entero y hace que se disipe antes», dice el investigador.
En el nuevo estudio, los investigadores se fijaron
más de cerca en cómo la extracción de viento de las
turbinas podría afectar a los huracanes. A diferencia
de los patrones climáticos normales que conforman
el clima global en el largo plazo, los huracanes son
eventos inusuales y aislados que se comportan de
manera muy diferente. Por lo tanto, los autores
plantearon la hipótesis de que un huracán podría
verse más afectado por los aerogeneradores que los
vientos normales.

«Los huracanes son un animal diferente», dijo


Archer. Utilizando su modelo meteorológico
sofisticado, los investigadores simularon los
huracanes Katrina, Isaac y Sandy para examinar
qué pasa-ría si grandes parques eólicos con
decenas de miles de turbinas hubieran estado en los
caminos de las tormentas.
4.4. AEROGENERADORES EÓLICOS.

Las máquinas empleadas para transformar la fuerza cinética


del viento en electricidad reciben el nombre de turbinas
eólicas o aerogeneradores. Éstos pueden producir energía
eléctrica de dos formas:

en conexión directa a la red de distribución convencional o, de


forma aislada: las aplicaciones aisladas por medio de
pequeña o mediana potencia se utilizan para usos domésticos
o agrícolas (iluminación, pequeños electrodomésticos,
bombeo, irrigación, etc.).

Incluso en instalaciones Industriales para desalación,


repetidores aislados de telefonía, TV, instalaciones turísticas y
deportivas, etc. Los sistemas más desarrollados y rentables
consisten en agrupaciones de varias máquinas eólicas cuyo
objetivo es verter energía eléctrica a la red. Dichos sistemas
se denominan parques eólicos. Actualmente la energía eólica
se aprovecha de dos formas bien diferenciadas:
El proceso de desalación es conocido desde la antigüedad, cuando a través de rudimentarios evaporadores y
utilizando la energía solar se obtenía y sigue obteniéndose agua potable a pequeña escala. El desarrollo tecnológico
actual, permite la producción a gran escala de agua apta para aplicaciones agrícolas e industriales partiendo del agua
del mar u otras aguas salobres.

Por una parte se utilizan para sacar agua de los pozos un tipo de eólicas llamados aerobombas, actualmente hay un
modelo de máquinas muy generalizado, los molinos multipala del tipo americano. Directamente a través de la energía
mecánica o por medio de bombas estos molinos extraen el agua de los pozos sin más ayuda que la del viento. Por
otra, están ese tipo de eólicas que llevan unidas un generador eléctrico y producen corriente cuando sopla el viento,
reciben entonces el nombre de aerogeneradores.

El proceso de producción de estos dispositivos es una combinación de diversas tecnologías. Para el sistema de
captación, compuesto por un determinado número de aspas que transforman la energía del viento en energía
mecánica se utiliza la tecnología de la ventilación industrial. Para los sistemas de regulación, transmisión y
generación de energía eléctrica se utilizan procesos de la industria electrónica y electromecánica.

Los aerogeneradores tienen aspas o hélices que hacen girar un eje central conectado, mediante una serie de
engranajes (la transmisión) al generador eléctrico.
Un sistema eóloeléctrico convencional se compone de las siguientes partes principales:

Aspas: Son la parte de la turbina que recibe directamente la energía del viento; los diseños avanzados están
orientados a aprovechar al máximo esta energía. Un rotor está compuesto, generalmente, por dos o tres aspas cuyo
tamaño comercial oscila entre los 25 y 50 metros y pueden pesar más de 900 Kg cada una.

Rotor. Está compuesto por las aspas y el eje al que están unidas.

Transmisión: La potencia se transfiere mediante el eje de rotación a una serie de engranes, o transmisión, que
aumentan la baja velocidad de rotación de las aspas, del orden de las 60 revoluciones por minuto (rpm), a una
velocidad de entre 1,500 y 2,000 rpm.

Generador: La alta velocidad de rotación que se obtiene del sistema de transmisión se conecta al generador que
produce electricidad a partir del movimiento, como en los tradicionales sistemas de vapor.
Controles: Los diversos sistemas de control son
coordinados y monitoreados por una computadora y puede
tenerse acceso a ellos desde una ubicación remota. El
control de ajuste gira las aspas para mejorar el desempeño
a diferentes velocidades de viento. Otro control pone a la
turbina en la dirección del viento. Los controles electrónicos
mantienen un voltaje de salida constante ante los cambios
de velocidad. El generador de velocidad variable es una
parte importante que permite diseñar sistemas efectivos
desde el punto de vista económico.

Torre: Existen dos tipos de torres: de monotubo o tubo


sólido de acero y de armadura. Las alturas varían con el
tamaño del rotor entre los 25 y 50 m.
PROCESO DE TRANSFORMACIÓN DE LA ENERGÍA EÓLICA A ELÉCTRICA.

Como se ha mencionado con antelación, la energía eólica es la que se consigue a partir de la energía cinética
generada por el viento en constante movimiento. En este caso, la energía eólica, proporciona energía mecánica a un
rotor hélice que, a través de un sistema de transmisión mecánico, hace girar el rotor de un generador, normalmente
un alternador trifásico, que convierte la energía mecánica rotacional en energía eléctrica. Aprovecha la energía del
viento en la atmósfera para generar electricidad.

En una turbina de viento hay un rotor que posee 2-3 hojas que son empujadas por el viento, lo que provoca que el
rotor gire el generador para producir electricidad. En una granja eólica, se agrupan turbinas de viento en
formaciones. Los parques eólicos (o granjas eólicas) se ubican en lugares con patrones de vientos constantes. De
acuerdo con el Secondary Energy Infobook (Libro de Información de Energía Secundaria), las turbinas de viento
convierten el 30 o 40 % de la energía cinética del viento en electricidad.

El viento es un recurso limpio e inagotable que es proporcionado por la madre naturaleza. Esto no crea
contaminación debido a que no se quema combustible durante la generación de energía.
CONCLUSIONES.

Los huracanes son un fenómeno meteorológico que


es imposible de evitar, sin embargo, existe una
alternativa para aprovechar los fuertes vientos que
de éstos se derivan y utilizarlos tanto para reducir su
impacto (ciudades destruidas, decenas de víctimas
mortales y millonarios daños materiales), como para
generar energía eléctrica a partir de la fuerza del
viento y, estaremos haciendo la diferencia en la
lucha contra el calentamiento global.
REFERENTES BIBLIOGRÁFICOS.

• Villarrubia López, M. (2012). Ingeniería de la energía eólica. Nuevas energías. Barcelona: Marcombo,
ediciones técnicas.

• http://energiaeolica-walter.blogspot.com/2011/11/historia-de-la-energia-eolica.html

• https://sailandtrip.com/escala-beaufort/

• Instituto de Meteorología (INSMET), La Habana, Cuba. Extraído de


http://www.cubasolar.cu/biblioteca/Energia/Energia63/HTML/articulo02.htm

• http://www.infojardin.net/glosario/eolico/erosionabilidad.htm

• http://eoliccat.net/la-energia-eolica-podria-frenar-los-huracanes/?lang=es
ANEXOS.

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