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DIALOGO EN EL
PERU
CULTURA DEL DIALOGO EN EL PERU
La frecuencia y la intensidad de los conflictos sociales originaron interrogantes sobre la
factibilidad del diálogo en nuestro medio: del lugar que este ocupa en nuestra cultura; de la
disponibilidad a hablar y escuchar con un cierto orden por parte de los actores sociales,
estatales o empresariales con intereses enfrentados, lo que dependerá de nuestro perfil
dialogante como sociedad.
Es en este contexto y con este sello que las distintas partes en un conflicto hacen
frente a sus diferencias y en muchos casos logran acercar sus perspectivas o crear
nuevas perspectivas compartidas.
Para entender mejor qué significa concretamente la cultura del diálogo, son útiles
los conceptos básicos de la ciencia política. El diálogo democrático, por ejemplo,
resulta relevante, especialmente si se pondera que los conflictos sociales develan
fallas institucionales en el funcionamiento del sistema político–administrativo. El
diálogo democrático se define como “un diálogo que respeta y fortalece la
institucionalidad democrática y busca transformar las relaciones conflictivas para
evitar las crisis.
La cultura del diálogo reviste una importancia particular, tanto para la gestión de
conflictos como para la democracia, dado que cumple una función legitimadora del
ejercicio del poder de todos los actores. Según Hannah Arendt
VALORACIÓN DEL DIÁLOGO
El entendimiento compartido del concepto de diálogo entre los ciudadanos y la valoración
de este mecanismo para resolver conflictos son factores que caracterizan la cultura del
diálogo.
Distribución de los encuestados según su respuesta a la pregunta: ¿Cuál de las
siguientes afirmaciones coincide mejor con lo que usted considera que es diálogo?
El diálogo es visto como una herramienta cuyo uso genera una utilidad concreta: encontrar
soluciones a través del intercambio de mensajes. La tercera respuesta va también en la dirección
de encontrar salidas.
Distribución de los encuestados según su respuesta a la pregunta: ¿Cuál de las siguientes
afirmaciones refleja mejor lo que usted piensa respecto a cómo son los peruanos frente al
diálogo?
En el cuadro se destaca que el 56% (671 personas) considera que los peruanos no optan por
dialogar cuando surge un problema. Sin embargo, cabe recalcar que en el área rural los
peruanos son percibidos en mayor proporción como dialogantes. Una causa de ello puede
deberse a las formas tradicionales de abordar las diferencias en el ámbito rural.
CONOCIMIENTO Y EVALUACIÓN DE LA EFICIENCIA DE LOS
MECANISMOS DE ACTUACIÓN CIUDADANA
Los ciudadanos disponen de varias opciones para influenciar en las decisiones del
Estado y hacer valer sus necesidades, preocupaciones y demandas. En este punto
prestaremos especial atención al valor que la población le atribuye a cada una de
las distintas formas de actuación ciudadana.
Las partes que intervienen en los conflictos sociales pueden provenir de distintos
sectores: la sociedad, el Estado y las empresas. De hecho, siempre contamos con los
actores primarios, que tienen una participación central en el conflicto, a los cuales se
pueden agregar actores secundarios que apoyan a las partes enfrentadas, y actores
terciarios que desempeñan un papel en la mediación o la negociación.
El diálogo permite comprender mejor una situación, ya que valora el punto de vista de
todos y, a través de un proceso de interacción, se convierte en una herramienta que
favorece la búsqueda de acuerdos. Normalmente, en situaciones de conflictividad social,
son las autoridades competentes las que deben activar mecanismos de diálogo o pedir la
mediación de un tercero.
En suma, la encuesta ha permitido destacar que de manera global los
ciudadanos no solo valoran el diálogo, sino que también creen que debería
ser la manera idónea de abordar problemas y conflictos sociales. Pero, a su
vez, la encuesta mostró que una mayoría de ciudadanos no confía en sus
autoridades para abordar conflictos, puesto que creen que privilegian
intereses económicos sobre el bien común y que esperan hasta el último
momento para establecer un diálogo con la comunidad. Esta percepción
surge probablemente de las particularidades de la realidad peruana, en la
que se observa un pasado marcado por gobiernos autoritarios, corrupción,
periodos de alta violencia y exclusiones múltiples de grandes sectores de la
población.