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LA ORGANIZACIÓN

POLÍTICA: TEORÍA DEL


ESTADO MODERNO

PROF. DR. D. JOSÉ MANUEL VENTURA ROJAS


DPTO. DE CIENCIAS HISTÓRICAS Y SOCIALES
UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓN (CHILE)
jventura@udec.cl
1. INTRODUCCIÓN: CONCEPTOS GENERALES
Algunos términos básicos en la política, que frecuentemente se intercambian
como sinónimos, pero que no significan lo mismo, ni hoy ni en el pasado:
 País: «(del francés pays) nación, región, provincia o territorio» (DRAE). Suele
aludir al carácter territorial de una comunidad. Se relaciona con “paisaje” («extensión
de terreno que se ve desde un sitio», DRAE).
 Estado: del latín status. «[2.] Cada uno de los estamentos en que se dividía el
cuerpo social; como el eclesiástico, el de nobles, el de plebeyos, etc. [3.] Clase o
condición a la cual está sujeta la vida de cada uno. […] [5.] Conjunto de órganos que
gobiernan un país soberano. [6.] En el régimen federal, porción de territorio cuyos
habitantes se rigen por leyes propias, aunque estén sometidos en ciertos asuntos a las
decisiones de un gobierno común» (DRAE).
 Patria: del latín patrĭa. «[1.] Tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que
se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos. [2.] Lugar,
ciudad o país en que se ha nacido» (DRAE).
 Nación: (latín natĭo, -ōnis) «[1.] Conjunto de los habitantes de un país regido por
el mismo gobierno. [2.] Territorio de ese país. [3.] Conjunto de personas de un mismo
origen y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común.
[4.] coloquialmente por uso: nacimiento (acción y efecto de nacer). Ejemplo: Ciego de
nación. [5.] Hombre natural de una nación, contrapuesto al natural de otra» (DRAE).
 Nacionalismo:
«Derecho de los pueblos a su independencia y unidad, derecho de resistir la
opresión y obligación de luchar contra el dominio extranjero». Conectan con el
Romanticismo. Origen en la Revolución Francesa (impulsado por ella y en contra
de ella) y Napoleón. Se unen conceptos de patriotismo, nación, nacionalidad y
estado. «El Estado deja de concebirse como una estructura feudal sometida al
dominio de una dinastía para entenderse como la unidad orgánica de una nación».
Factores: geográficos, contractuales, culturales, étnicos, etc.
- Pueden ser conservadores o progresistas, promover la [1]
integración (centrípetos) o la secesión (centrífugos)
- Registran variedad de acuerdo con el predominio de rasgos:
* Voluntarismo (Ernest Renán [1]): lo
esencial es la voluntad de un colectivo a
la hora de ser nación
* Raza (Joseph Arthur de Gobineau,
[2]): factores biológicos que influyen en
grupos humanos.
[3]
* Cultura, ya sea desde perspectiva
más consciente (Kultur, en Fichte [3]) o
inconsciente, con mayor peso de la
tradición y de lo étnico (Volk, concepto
usado por Herder [4]) [4]
[2]
 El principio de autoridad en política:
Max Weber (foto) distinguía tres tipos de
autoridad en cuanto al origen de su
legitimidad:
─ La tradicional la traía del mero hecho de
su antigüedad, del carácter sagrado de la
tradición.
─ La racional se apoyaba en la vigencia de
unas ordenaciones legales de origen humano.
─ La carismática en el carácter sobre-
humano, heroico o divino del depositario de
la autoridad.

Es fácil advertir que estas notas pertenecen


más a un mando individual que a uno
colegiado.

«Los monarcas renacentistas y barrocos acumularon los tres tipos, con


tendencia a la acentuación del segundo, el legalista» (DOMÍNGUEZ ORTIZ:
1997).
 «Max Weber desarrolló la idea de que los organismo
estatales montados sobre bases racionales, aunque
tuvieron precedentes muy antiguos, sólo adquirieron
su total configuración en la Europa del
Renacimiento» (DOMÍNGUEZ ORTIZ: 1997, 229).
 Según Domínguez Ortiz, las bases del Estado Moderno
son dos:
─ Una burocracia profesional y un derecho
racional cuyas raíces están en el Derecho romano.
─ También fue novedad la política económica estatal plasmada en el
mercantilismo. Con anterioridad, las formaciones estatales sólo practicaban
una política fiscal (en beneficio de los gobernantes) y de beneficencias y
abastos (en beneficio de los gobernados) pero normalmente estas
competencias no las ejercía el Estado, sino el municipio.
─ A ello podríamos añadir el desarrollo de los ejércitos profesionales
modernos, con una menor dependencia del aporte feudal, dirigidos desde el
poder central y con novedades en su armamento.
─ Igualmente, hay que considerar las circunstancias particulares de cada
caso que condujeron al desarrollo o al fracaso del Estado Moderno con base
nacional en Europa. «En definitiva, sólo España, Francia e Inglaterra se
convirtieron en grandes monarquías nacionales, e incluso sería más lógico
hablar en esas fechas de un Estado castellano que de un Estado español»
(DOMÍNGUEZ ORTIZ: 1997, 230).
EL PATRIOTISMO RENACENTISTA Y LA IMPOSIBILIDAD DE LA
UNIDAD ITALIANA EN LA ÉPOCA MODERNA
«Es evidente que la inestabilidad política que reinaba en Italia en los siglos XIV y XV tenía
que despertar en los espíritus más nobles una repugnancia y oposición patrióticas; ya
Dante y Petrarca habían proclamado la búsqueda de una Italia común como la más noble
meta por la que todos deberían luchar. También se ha argumentado que esto pudo haber sido
más que nada simple muestra del patriótico entusiasmo de unos hombres de letras, del que la
gran masa del pueblo no tenía noticias, pero la situación de Alemania tampoco pudo ser muy
diferente, aunque ésta se hallaba unificada nominalmente al menos, teniendo en el emperador
la común autoridad reconocida. […] Y, sin embargo Alemania, a efectos prácticos, y desde la
época de los romanos, había sido un pueblo mucho mejor definido que Italia. En cuanto a
Francia, debe su conciencia de unidad nacional esencialmente a las guerras contra los
ingleses, y la misma España ni siquiera con el tiempo logró absorber a Portugal a pesar de lo
intrínsecamente emparentados que están ambos países. Respecto a Italia, la existencia del
estado pontificio y las condiciones que exigía su supervivencia constituían un obstáculo en el
camino hacia una unidad a gran escala y, sin embargo, su eliminación era al mismo tiempo
inconcebible. Por tanto, cuando en las negociaciones del siglo XV se apela a una patria
común con tanto énfasis, solía hacerse tan sólo para combatir los intereses de otro estado,
igualmente italiano. Así, los más serios y tristes llamamientos a un nuevo sentimiento
nacional sólo se volverían a oír en el siglo XVI, cuando ya era demasiado tarde, y el país
estaba lleno de franceses y españoles. Y respecto al papel del patriotismo local, debe decirse
que ocupó el lugar de este sentimiento, sin lograr sustituirlo nunca».
(BURCKHARDT: 2005, 173-4)
 Imperio: «(Del lat. imperĭum). [1.] Acción de imperar (‖ mandar). [3.]
Organización política del Estado regido por un emperador». Según Burbank y
Cooper, los imperios «son grandes unidades políticas, son expansionistas o
tienen nostalgia de expansión territorial, son gobiernos estatales que
mantienen las diferencias y las jerarquías a medida que van incorporando
otros pueblos. La nación-estado, en cambio, se basa en la idea de un único
pueblo en un único territorio, y constituye una única unidad política. Proclama la
igualdad de su gente ─aunque la realidad sea mucho más compleja─, mientras que
el imperio-estado declara la desigualdad de un sinfín de pueblos. Uno y otro
tipo de Estado son inclusivos ─hacen hincapié en que la gente sea gobernada por
sus instituciones─, pero la nación-estado tiende a la homogenización de la
población que abarca sus fronteras, excluyendo a las demás, mientras que el
imperio va más allá e impone, normalmente con métodos coercitivos, sus poder
sobre pueblos claramente distintos entre sí. El concepto de imperio presupone que
los diferentes pueblos que forman el Estado serán gobernados también de manera
diferente. […] En algunos casos, han sido los propios imperios los que han
intentado crear naciones, preferiblemente en el territorio de otro imperio, como en
el siglo XIX hicieron los líderes británicos, franceses, rusos y austrohúngaros en
tierras de los otomanos. No ha habido ni hay un único camino para que se dé el
paso de imperio a nación, o viceversa» (BURBANK y COOPER: 2011, 23).
Ambos autores comparan las dinámicas del
Imperio otomano y el español. Domínguez
Ortiz, por su parte, no considera como
modernos al imperio alemán, «cuya
inoperancia era manifiesta; tampoco el
imperio turco o el ruso, ni el Estado
polaco. […] En realidad sólo hubo dos
verdaderos imperios en Occidente: el de los ^ Estandarte con el escudo de los
Habsburgo austríacos y el de los Reyes Católicos desde 1492
Habsburgo españoles. Su diferencia
respecto a los posteriores imperios
coloniales creados por Holanda, Inglaterra y
Francia radica en que no se componían de
una metrópoli y unas colonias sino de una
federación de Estados autónomos y con
iguales derechos, aunque uno de ellos,
aquel en que la Corte tenía su residencia
permanente, adquiriese más prestigio y más
responsabilidad» (DOMÍNGUEZ ORTI: 1997) ^ Escudo de armas del
emperador Maximiliano II
2. LAS IDEAS POLÍTICAS DESDE LA BAJA
EDAD MEDIA AL PERÍODO MODERNO
Aparte de los elementos modernos que aparecen en la Baja Edad Media, existe una
herencia del contexto medieval que pesa sobre el ideario político moderno:
 Distribución descentralizada y graduada del poder, iniciada desde la caída del
Imperio Romano y organizada y jerarquizada tras el Imperio Carolingio en el
Feudalismo. Se dio así un predominio de las relaciones de poder basadas en
clientelismo y contraprestaciones personales: feudalismo, vasallaje y servidumbre.
 El Feudalismo y sus definiciones (ver apartados siguientes):
- Institucionalista: conjunto de instituciones que respaldan compromisos,
generalmente militares, entre un hombre libre en situación superior y otro, el
vasallo, que recibe del primero un feudo para su mantenimiento (Ganshof).
- Marxista: modo de producción con unas peculiares formas de relación
socioeconómica, situado entre el esclavismo de la Antigüedad y el capitalismo
moderno. Conjunto de relaciones de producción y dependencia entre el campesino
y el señor, propietario de tierra que aquél usufructúa, en momento de predominio
de la agricultura como fuente de riqueza.
 Derecho romano y germano, con importante papel del segundo en la Alta Edad
Media, mientras que una parte del primero pervive entonces y, después, se
“redescubre” y resurge en la Plena Edad Media a partir de los grandes proyectos de
codificación (Castilla: el Fuero Juzgo y las Siete Partidas del rey Alfonso X el Sabio).
EL FEUDALISMO, HERENCIA DE LA EDAD MEDIA
 Feudalismo: término que se presta a confusión. Si el término feudo (foedus) y
el adjetivo feodalis se utilizaron en la Edad Media, el sustantivo feudalismo se
creó cuando el sistema se encontraba cerca de su extinción, esto es, a finales de la
Edad Moderna.
 Según Guy Fourquin, los medievalistas han usado el término en dos sentidos:
- Feudalismo como conjunto de instituciones. Tiene un carácter jurídico, así
lo ha estudiado Ganshof.
- Un tipo de sociedad «basada en una disposición muy especial de las relacio-
nes entre los hombres: vínculos de dependencia de hombre a hombre estable-
cían una jerarquía entre individuos […] muy pronto, a la jerarquía de indivi-
duos correspondió otra, la de los derechos sobre la tierra» (FOURQUIN: 1977,
9-10). Suele calificarse este régimen como “régimen feudal”, tiene un carácter
social y político.
 Sentido peyorativo del término: en la Revolución Francesa la Asamblea
Nacional abolió todos los derechos “feudales” y suprimió “definitivamente el
régimen feudal” (4 y 11-VIII-1789). Durante mucho tiempo, además, se dieron
dos tipos de confusiones con el término: equiparación de la monarquía
absoluta con el feudalismo (erróneo, ya que la primera se desarrolla en la Edad
Moderna) y confusión entre señorío y feudalismo.
SEÑORÍO Y FEUDALISMO
Tradicionalmente se ha dado una confusión entre ambos términos:
 El error nace al «considerar equivalentes feudalismo y nobleza, debido a
que esta última obtenía, en principio, su poder de la posesión de unas tierras
llamadas señoríos. Si se tiene en cuenta que el señorío tuvo como precedentes
al gran dominio y a la villa, pueden ser considerados como una “organización
más que milenaria que permitiría a los grandes señores de la tierra exigir de
sus arrendatarios una serie de recaudaciones materiales y servicios”. En la
medida en que el gran propietario no tuvo derechos de justicia sobre sus
arrendatarios, o apenas los tuvo, tampoco tuvo nada que ver con la
descomposición del Estado. Si, en 1789, el feudalismo estaba moribundo, el
señorío rural, sin embargo, estaba bien vivo, pero la Revolución lo mató al
abolir los derechos “feudales” que casi en su totalidad eran señoriales»
(FOURQUIN: 1977, 11).
 En ciertas regiones de Europa Occidental (de Francia e Inglaterra, por
ejemplo), «hubo siempre una confusión idiomática, ya que la palabra feudo
designaba tanto la tenure [tierra concedida por un señor] de vasallaje como
la tenure campesina» (FOURQUIN: 1977, 12).
 «En cambio, el marxismo ha confundido feudalismo y señorío por otros
motivos distintos. El “feudalismo” sería mucho menos una forma de régimen
político que un tipo de organización de la economía y de la sociedad, haciendo
de intermediario entre la antigua esclavitud y el capitalismo moderno. Lo esencial
del sistema feudal era, evidentemente, la infraestructura, cuya principal
característica fue la subordinación de las masas rurales a los “señores”, los
cuales tenían derecho sobre una parte del trabajo y de las tierras de los hombres
que de ellos dependían; pero esto es, precisamente, lo característico del señorío
y no del feudalismo, ya que este último no era en modo alguno un sistema de
producción. Para los marxistas, el “feudalismo” ha durado un milenio, pero el
verdadero no duró más de tres siglos» (FOURQUIN: 1977, 12).
No obstante estas confusiones, lo positivo de ello es que se ha evitado estudiar
separadamente señorío y feudalismo, algo que no es conveniente, ya que el
feudo se compone de uno o más señoríos. «Es preferible estudiar cómo
feudalismo y señorío convivieron, sin perder de vista que el señorío –término
que comprende también al gran dominio de la Edad Media– duró un milenio.
Organismo anterior al feudalismo en la mayor parte de sus características, el
señorío iba a sobrevivirle por mucho tiempo. Y si, en rigor, se podría estudiar el
señorío sin tener que evocar demasiado las instituciones feudales, a la inversa
sería mucho más difícil» (FOURQUIN: 1977, 13).
Se puede, sin limitarse a sus aspectos jurídicos, hacer un examen del
feudalismo desde dos actitudes posibles:
 Enfatizando en los vínculos de hombre a hombre: con ello, el estudio del
señorío quedaría muy reducido. Esto «hizo Marc Bloch en su admirable obra
Sociedad feudal, en la que decía: “el señorío, en sí mismo, no tiene ningún
título para estar incluido entre las diversas instituciones que llamamos
feudales”. ¿Por qué? Porque el gran dominio, su antecesor, “coexistió
anteriormente con un Estado más fuerte y con una relación de clientela más
escasa y menos estables y con una circulación del dinero mucho más amplia”.
Y sin duda también porque el señorío habría de convivir nuevamente con todo
esto antes del fin de la Edad Media» (FOURQUIN: 1977, 13).
 Resaltando los aspectos económicos, aunque sin minimizar con ello los
vínculos de hombre a hombre en todos los estratos de la jerarquía social: «el
feudo y, en consecuencia, el señorío rural, no es una simple articulación,
aunque importante, sino el agente principal de todo el sistema. De las
rentas del señorío vivía toda la sociedad feudal, desde el no libre hasta el
señor feudal. Lo que éste obtenía en servicios y en dinero de su vasallo, a su
vez también señor feudal, no se concebía sin el soporte de la tierra, la cual era
señorío rural y feudo al mismo tiempo» (FOURQUIN: 1977, 14).
EL FEUDALISMO COMO TIPO SOCIAL

¿Feudalismo o Feudalismos?
 Para Montesquieu (arriba), el establecimiento
de “leyes feudales” en Europa fue un
acontecimiento único, «ocurrido una vez en
el mundo y que quizás no volverá a repetirse
jamás».
 «Menos experto, sin duda, en las precisiones
jurídicas, pero curioso por horizontes más
amplios, Voltaire [abajo] protestó:
“El feudalismo no es en absoluto un
acontecimiento, es una forma muy antigua
que subsiste en los tres cuartos de nuestro
hemisferio, con administraciones diferentes”.
La ciencia actual se ha inclinado, por lo
general, por el parecer de Voltaire».
(BLOCH: 2002, 454)
EDADES CLÁSICAS DEL FEUDALISMO
Hay dos tendencias interpretativas fundamentales sobre la existencia del
feudalismo: para algunos comienza en el s. XI y otros lo creen anterior.
 Ganshof consideraba:
- Primer feudalismo en el período carolingio: el vasallaje y el beneficio
[donación de tierras] «“quedaban en gran medida unidos, de manera que
constituyeron un sistema de instituciones”. Pero sólo se trataba de un vínculo
de hecho, no de derecho» (FOURQUIN: 1977, 79). Aunque ya durante el
período merovingio se habían desarrollado los vínculos de dependencia,
contribuyendo a explicar con ello la expansión de las villae, el beneficio no
era todavía una “consecuencia normal y casi obligatoria” del vasallaje.
- Feudalismo clásico, surgido a finales del siglo X y que continuó hasta
1300 como unidad, sin grandes modificaciones. Es una visión monolítica que
debe matizarse, incluso si solamente nos atenemos al Derecho como Ganshof.
 Marc Bloch en su obra La sociedad feudal señalaba dos edades feudales:
- De finales del siglo IX al año 1000, surgida de las ruinas del Imperio
carolingio, de economía limitada y vida rural casi “autárquica”.
- Hacia 1100 y durante dos siglos se habría dado una segunda edad feudal
en la estela del crecimiento y desarrollo económico a partir del año 1000.
Se ha objetado la propuesta de Bloch fundamentalmente en dos aspectos:
- Hoy se prefiere hablar, no de “revolución”, sino de aceleración en crecimiento
económico en el s. XI, no después; tampoco hubo ese hundimiento de comercio y
ciudades entre los ss. IX y X en la medida que anteriormente se sostenía.
- Se duda que la división de períodos sea la misma en los países occidentales.

 Georges Duby propone una periodización para varias regiones de Francia:


- 1ª época feudal (1000-1160): “el tiempo de los castellanos independientes”,
condes y duques pierden poder, unos en decadencia pasajera y otros definitiva; el
de éstos y el poder real retroceden, disminuyen las diferencias entre los que tienen
o no título de condes, «el poder se mide por el número de los extensos señoríos
rurales y de los vasallos que un aristócrata posee […] los potentes son todos
castellanos, y tienen el señorío castellano, es decir, un conjunto de derechos y
prerrogativas unidos a la posesión de un castillo» (FOURQUIN: 1977, 83). Se van
precisando una mentalidad común y un “código caballeresco”. Más que tiempo
de anarquía feudal, sería una tentativa de nuevo orden en un estrecho marco rural.
- 2ª época feudal (1160-1240): paso “de la castellanía al principado” y a la
“monarquía feudal”. La tierra sigue siendo la principal fuente de riqueza y
poder, pero no la única. El crecimiento impulsa nuevas necesidades y surgen
nuevos recursos económicos. La sociedad se jerarquiza como “pirámide feudal”.
«En el área de la civilización occidental, el mapa del feudalismo ofrece
algunos amplios vacíos: península escandinava, Frisia, Irlanda. Quizás es más
importante aún comprobar que la Europa feudal no estuvo feudalizada en el
mismo grado ni en el mismo ritmo y, sobre todo, que en ninguna parte lo
fue por completo. En ningún país la población rural cayó totalmente en los
vínculos de una dependencia personal y hereditaria. En casi todos los lugares –
aunque en número muy variable según las regiones– subsistieron alodios,
grandes o pequeños. La noción de Estado nunca desapareció por completo y,
allí donde conservó más fuerza, algunos hombres insistieron en llamarse libres,
en el sentido antiguo de la palabra, por el hecho de que no dependían más que
del jefe del pueblo o de sus representantes. Grupos de campesinos guerreros se
mantuvieron en Normandía, en la Inglaterra danesa y en España. El juramento
mutuo, antítesis de los juramentos de subordinación, vivió en las instituciones
de paz y triunfó en los concejos. […] Entre el Loira y el Rin y en la Borgoña
de las dos orillas del Saona, un espacio muy sombreado que, en el siglo XI, las
conquistas normandas ensancharán de manera brusca hacia Inglaterra y el sur de
Italia; alrededor de ese núcleo central las tintas disminuyendo con claridad,
hasta alcanzar en Sajonia y, sobre todo, en León y Castilla, unas tonalidades
muy claras: he aquí, de forma aproximada, bajo qué aspecto se presentaría
rodeado por sus blancos, el mapa feudal que hemos ideado».
(BLOCH: 2002, 458-9)
IDEAS SOBRE EL PODER Y LA
SOCIEDAD EN EL MUNDO MEDIEVAL

 De acuerdo con lo afirmado por San


Agustín en La Ciudad de Dios, se concibe
una sola sociedad cristiana, en la cual
estaba incluida el mundo entero (al
menos en el s. XI). «Esta sociedad tenía,
bajo Dios, dos cabezas, el papa y el
emperador; dos principios de autoridad,
el gobierno espiritual de los sacerdotes y el
temporal de los reyes; y dos jerarquías de
magistrados, pero no existía división
entre dos cuerpos o sociedades». «Dentro
de este círculo de ideas no había,
propiamente hablando, ni iglesia ni estado
en el sentido moderno de estos términos.
No había un cuerpo que formase el estado
ni otro que constituyese la iglesia, ya que
todos los hombres estaban incluidos en
ambos». (SABINE: 1994, 189)

San Agustín de Hipona (por Sandro Botticcelli, h. 1490)


 Las tentativas de unidad política desde
las instancias civiles (Sacro Imperio
Romano Germánico, reinos cristianos)
estaban limitadas por las circunstancias
del mundo medieval.
 Monarcas medievales considerados
como primus inter pares, pero desde el
siglo XIII hay avance progresivo en la
administración mediante el desarrollo de
la burocracia y los ejércitos reales
independientes del poder feudal.
 Frente a ello, papel de la Iglesia como
institución más universal, internacional,
a través de su estructura de poder
(organización de diócesis, parroquias) que
le permite extender su poder, basado en la
religión y en su posición material.

< Corona de Otón I ^ Coronación de Otón III (980-1002), emperador del Sacro
Imperio Romano Germánico (Apocalipsis de Bamberg)
 La “teoría gelasiana de las dos
espadas”, basada en las enseñanzas de los
Padres de la Iglesia: «Con arreglo a la
opinión universalmente aceptada en el
siglo XI –y no negada abiertamente en
siglos posteriores- por ordenación divina
la sociedad humana debe estar
gobernada por dos autoridades, la
espiritual y la temporal, la primera de
las cuales está en manos de los sacerdotes
y la otra en manos de los gobernantes
seculares, tanto por derecho divino como
por derecho natural. Bajo el sistema
cristiano, ningún hombre puede tener a
la vez el sacerdotium y el imperium. No
se concebía que ninguna de las dos
autoridades hubiera de ejercer un poder
Izquierda: Enrique IV (1050-1106), emperador de Sacro Imperio
arbitrario, ya que se creía que ambas Derecha: Gregorio VII (h. 1020-1085), papa
estaban sujetas a la ley y representaban Ambas representaciones de artistas anónimos, siglo XI
un oficio necesario en el gobierno divino
de la naturaleza y del hombre. En consecuencia, no podía haber conflicto entre las dos, aunque el
orgullo pecaminoso o el ansia de poder pudieran llevar a los agentes humanos de cualquiera de las
dos a sobrepasar los límites jurídicamente establecidos. En cuanto partes de un plan divinamente
unificado, cada una de las autoridades debía ayuda y apoyo a la otra». (SABINE: 1994, 189)
 Los conflictos entre el papado y el Imperio: la
“querella de las investiduras” (1073-1122, el más
conocido de los enfrentamientos fue el del
emperador Enrique IV con el papa Gregorio VII).
El Concordato de Worms (1122) fue el acuerdo
entre la Santa Sede y el Imperio, el papa Pascual II
y el emperador Enrique V: correspondería al
poder eclesiástico la investidura clerical,
mientras que al estamento civil se le reservaba la
investidura feudal, otorgamiento de los derechos
de regalía y demás atributos temporales; «el
emperador abandona el derecho técnico de
investidura con el anillo y el báculo, símbolos de
autoridad espiritual, pero conservó el derecho de
transmitir las regalia y el voto en la elección de los
obispos» (SABINE: 1994, 193). Sin embargo, hasta
finales del siglo XII la controversia se mantuvo con
algunos intervalos. «La controversia desarrollada
en los siglos XI y XII sirvió para demostrar la
inestabilidad y vaguedad de la relación entre el
poder temporal y espiritual con arreglo a la
tradición gelasiana». (IBÍD., 200)
Humillación del Emperador Enrique IV ante el Papa Gregorio VII en Canossa, 1077 (Edward Schwoiser, 1852) ^
Arriba: El antipapa
Clemente III (figura en el
centro) y el emperador
Enrique IV (izquierda)
expulsan a Gregorio VII.

Abajo: la muerte de
Gregorio VII.

Imagen tomada del Códice


Jenesis Bose q.6 (1157).
REGALISMOS EUROPEOS EN LA EDAD MODERNA
 Desarrollo del problema: Se puede trazar una línea de jurisdiccionalismo en lo que se
refiere al regalismo en la política europea entre la Pragmática sanción de Beourges (1438)
hasta la política desarrollada por Kaunitz, ministro de José II (último tercio del s. XVIII).
De ahí podemos distinguir:
─ Una primera oleada, del regalismo de los Reyes Católicos a los intereses de los
príncipes alemanes que se hacen luteranos y la política de Enrique VIII.
─ Segunda mitad del s. XVII: de la paz de Westfalia al tratado de Utrecht fueron años
de tensión entre las Iglesias y Estados del Oeste y Sur de Europa.
 Algunos competencias del regalismo europeo:
─ Ius avocatione et protectionis: el monarca protege a la Iglesia en su reino de todos
los ataques que se puedan hacer a su unidad y pureza. En virtud de este derecho, está
investido para perseguir a herejes, apóstatas y réprobos.
─ Ius reformandi: el soberano goza de la facultad de introducir en la Iglesia reformas
que se consideren necesarias para eliminar los abusos o para hacer más eficaz la
actuación de órganos eclesiásticos.
─ Ius inspiciendi: derecho de inspección sobre los organismos eclesiásticos por parte
del Estado.
 Se añaden además por distintas razones y en distintas circunstancias en varios reinos:
─ Ius nominandi o derecho de presentación de candidatos en muchos beneficios
eclesiásticos.
─ Placet: el soberano somete al nihil obstat secular todo documento eclesiástico
estatal o de la curia pontificia.
─ Otros beneficios.
ELEMENTOS DEL PODER POLÍTICO EN LA EUROPA MODERNA
 Las ideas surgidas del Renacimiento y la Reforma (que hunden sus raíces en el
período anterior), así como los acontecimientos, condujeron hacia nuevas formas
políticas, que pueden resumirse en la fórmula teórica y práctica del Estado autoritario
en la forma de la monarquía absoluta, de origen divino.
Fases y ejemplos más notorios: [1]
- Centralismo (s. XVI): monarquía española, Felipe II [1]
- Absolutismo (s. XVII): monarquía francesa, Luis XIV [2]
- Despotismo ilustrado (s. XVIII): Federico II de Prusia [3],
José II de Austria [4], Pedro el
Grande [5] y Catalina en Rusia. [2]

[4]

[3]
[5]
 Limitaciones del absolutismo debido a las autonomías corporativas, instituciones
dotadas cada una de sus normas y códigos legales propios, de acuerdo con la lógica de
una sociedad del Antiguo Régimen, basada en los privilegios y la desigualdad jurídica:
- Gremios: corporaciones de oficios, cada una con sus reglamentos y jerarquías (maestros,
oficiales, aprendices), que ejercen monopolios u oligopolios laborales.
- Iglesia: su legislación particular y la estructura eclesiástica, sujeta al papado.
- Cortes y parlamentos: Cortes de Castilla y Aragón (las primeras fueron las de León en
1188), los Estados Generales y Parlamentos en Francia, la tradición inglesa que comienza
en la Carta Magna (1215), etc. Entidades de origen medieval, solamente consultivas, que
reúnen a los representantes del reino. Los reyes de la Europa Moderna tienden a evitar
reunirlas y cuando lo hacen (sobre todo en Castilla y Aragón) exigen fundamentalmente de
ellas recaudar impuestos, ordinarios y extraordinarios.
- Instituciones territoriales: señorío, municipios, otras instituciones forales (fueros
territoriales).
 Administración del Estado Absolutista: difícil coexistencia entre estas autonomías
corporativas y el centralismo absolutista. Especial énfasis en los impuestos y la
administración de justicia: el centralismo y absolutismo pretenden una jurisdicción real
unificada y centralizadora frente a los particularismos de las jurisdicciones señoriales y
fueros territoriales.
 Poder político y sus relaciones con el eclesiástico. Tendencias de los monarcas en la
Edad Moderna encaminadas a controlar a la Iglesia en sus territorios, acumular derechos y
prebendas: el regalismo (por ejemplo de los Reyes Católicos, véase el Patronato de
Indias) Tendencias a la creación de “Iglesias nacionales”: el anglicanismo en Inglaterra
(Enrique VIII); galicanismo y jansenismo en Francia.
FEDERICO II HOHENSTAUFEN (1194-1250),
¿PRIMER ESTADISTA MODERNO?
«Este monarca, el primer hombre moderno que se sentó
sobre un trono [del Sacro Imperio Romano Germánico,
entre 1220 y 1250], por haber crecido en la proximidad de los
musulmanes, entre peligros y traiciones, se había habituado
desde muy temprano a juzgar y a tratar sus asuntos de una
manera objetiva. A ello hay que añadir su íntimo
conocimiento de las condiciones internas, y la administración
de los estados sarracenos y la despiadada guerra contra los
papas, que requería de ambos combatientes llevar al campo
de batalla todos los medios y fuerzas a su disposición. Las
medidas tomadas por Federico (sobre todo desde 1231)
tuvieron como resultado la completa destrucción del estado
feudal y la transformación del pueblo en una masa sin
armas ni voluntad, extremadamente rentable a la hora de
recaudar los impuestos. Así, centralizó los poderes
administrativo y judicial de forma hasta entonces inaudita
en todo Occidente: ningún cargo público sería elegido por
voto popular, bajo pena de destrucción del lugar y reducción de sus habitantes a la esclavitud.
Los impuestos, basados en un amplio catastro a imitación del modelo mahometano, se
colectaban por medio de torturas y otras crueldades […] Aquí tenemos, pues, no ya un pueblo,
sino un montón de súbditos fáciles de controlar» (BURCKHARDT: 2005, 33-34).
ARRIBA: OTÓN III
ARRIBA DER.: OTÓN I
ABAJO DER.: CORONA DE OTÓN I
SACRO IMPERIO ROMANO GERMÁNICO (962-1806)
 Sacro Imperio Romano Germánico (Reich): no es un estado-nación moderno,
sino un conjunto de entidades políticas (eclesiásticas y seculares, en torno a 360) bajo
una organización corporativa y autoridad monárquica, encarnada en el Emperador
(Kaiser).
 Las instituciones imperiales:
─ La Bula de Oro (1356): regularizó la elección del emperador por el Kurfürsten o
“Sacro colegio”: rey de Bohemia, duque de Sajonia, conde del Palatinado del Rin y el
marqués de Brandemburgo, además de los arzobispos de Maguncia, Colonia y Tréveris.
─ La Dieta o Reichstag: a partir de la Reichreform de 1495 quedaron organizadas las tres
cámaras (collegia) separadas que la componían:
* Kurfürstenrat: cámara de los príncipes electores (arriba mencionados), religiosos y los
príncipes laicos, estos últimos de familias herederas de los Ducados Nacionales (Baviera,
Bohemia, Franconia, Sajonia, Suabia, Turingia).
* Fürstenrat: de los príncipes territoriales menores. Dividido en dos Bancos, el
eclesiástico y el secular. Los gobernantes mayores tenían voto personales y los menores
voto colegiado, agrupados en colegios territoriales (2 del Banco Eclesiástico, los de
Prelados de Suabia y del Rin y 4 del Secular, de los de Condes de Suabia, Wetteravia,
de Franconia y de Westfalia)
* Collegium der Reichstädte: cámara de las ciudades (medio centenar), con voz y voto
consultivos y organizadas en circunscripciones o círculos territoriales (de Baviera,
Franconia, Bajo Rin-Westfalia, Baja Sajonia, Alto Rin y Suabia).

El papel de los Habsburgo en la creación de un imperio patrimonial a partir de la


herencia imperial: Federico III y Maximiliano I. La figura de Carlos V y su idea de
Dominium Mundi y Universitas Christiana
IMPERIO OTOMANO
 Antecesor del Imperio Otomano: el Imperio turco selyúcida.
─ Los turcos eran un pueblo (formado por clanes) originario del Asia Central.
Los llamados turcos selyúcidas, seleúcidas o selyuquíes procedían de la zona
norte del mar de Aral, se conviertieron al Islam hacia el siglo X y se
desplazaron, dirigidos por su jefe Selyuq ibn Duqaq, al sur-oeste para ocupar
primero, en el siglo XI, la región de Jorasán (Irán),gobernada por los
gaznavíes; y después la península de Anatolia, luchando contra los bizantinos
y otros pueblos y conteniendo después el avance de los cruzados (llamados a su
vez por este avance turco). En estas empresas servían al Califato abbasí.
─ El Califato abbasí utilizó cada vez más en los siglos X-XI a estas tribus
turcas como mercenarios. En 1055 ayudaron a los abbasíes a reconquistar la
ciudad de Bagdad frente a los buyíes, pero a partir de entonces los selyúcidas
pasaron a ser los verdaderos soberanos del imperio, aunque hubiera califas
abbasíes hasta 1258.
─ Los gobernantes turcos que conquistaron territorios a Bizancio constituyeron
una rama aparte de la dinastía Selyúcida y su territorio fue llamado Sultanato
de Rüm (1081-1302).Mantuvieron una identidad propia, sirvieron como
mercenarios a los bizantinos y conquistaron territorios hacia Mesopotamia y
Armenia, desde su base en Anatolia. Su esplendor tuvo lugar con Kaikubad I
(1221-1237), pero desde 1231 sufrieron ataques de los mongoles y tras la
batalla de Köse Dağ (1243) su territorio quedó fraccionado en múltiples
emiratos turcómanos sometidos al vasallaje mongol.
 Expansión del Imperio Otomano:
─ Osman I (1258-1326) fue el fundador de la
dinastía Osmanlí, líder de los otomanos. Su padre
había llevado a esta tribu del Asia Central a
Anatolia huyendo de la expansión mongola.
─ Los otomanos fueron controlando poco a
poco a los otros emiratos turcos, hasta que
Mehmed o Mohamed II (1451-1481) consolidó
su poder, acabando con los últimos restos del
poder del antiguo imperio Selyúcida y conquistó
Constantinopla (1453) a los bizantinos,
liquidando también a este imperio.
─ Avance otomano por el Danubio desde el
siglo XIV (batalla de Kosovo en 1389, toma de
Atenas en 1397) y prosiguen sus conquistas en
los Balcanes hasta 1566.
Principales sultanes:
* Mohamed II (1451-1481)
* Bayaceto II (1481-1512)
* Selim I (1512-1520)
< * Solimán II, “El Magnífico” (1520-1566)
Desde la muerte de Solimán se mantienen más o
menos las fronteras, hasta el comienzo de su
decadencia, tras el fracaso otomano del segundo
sitio de Viena (1683)
 Expansión territorial desde la península de Anatolia por tres continentes (Europa,
Asia, África), dominando el Mediterráneo oriental. A diferencia de otros conjuntos
territoriales en Europa, la creación del Imperio Otomano «no se produjo por motivos de
herencia, enlaces matrimoniales o relaciones dinásticas, sino pura y simplemente por efecto
de conquistas» (IGLESIAS: 1995, 177).
 Conquistas posibles por la división y agotamiento de sus oponentes, pero sobre todo
por la contundente maquinaria de guerra otomana: cuerpos militares profesionales y
especializados (infantería, caballería, artillería, armada), destacando los jenízaros.
 Imperio basado en la pluralidad: se respetan religión y costumbres de pueblos
sometidos al integrarlos al imperio, a cambio de impuestos y contribuciones (dinero,
especies, hombres).
 El Sultán constituye la máxima autoridad, que concentra y unifica el poder soberano,
ampliado con el título de Basileus (tras la toma de Constantinopla) y de Califa o “príncipe
de los creyentes” (reconocimiento desde 1517, con Selim I) «Los sultanes gobernaban el
imperio tanto a través de su corte como de los órganos oficiales de gobierno, y por esa
razón sigue siendo imposible determinar cuál era la fuente de decisiones políticas
importantes, como la conveniencia de declarar la guerra o de buscar la paz. Tales
resoluciones, al parecer, eran resultado de discusiones que rara vez se reflejaban por
escrito. […] Parece que no existió jamás un mecanismo para la planificación de la política
a seguir. En teoría todas las decisiones correspondían al sultán. Lo que contaba, por tanto,
era el carácter del soberano y los individuos o facciones que tenían influencia sobre él»
(IMBER: 2004, 167-8).
 Organización administrativa del Imperio otomano:
─ El Diwan, Consejo Imperial o del sultán, integrado por los visires, altos funcionarios
que aconsejan al sultán y presidido por el sultán, hasta que Mehmet II dejó de presidirlo y
lo hizo a partir de entonces el Gran Visir. Surgió como grupo extraoficial de señores que
aconsejaban al sultán sobre asuntos políticos y militares y actuaba como tribunal al que los
súbditos podían presentar demandas y quejas. El número de visires fue aumentando con el
tiempo, de 3 a 4 (en torno a 1540), después 5 (1566), 7 (1570-1) y temporalmente llegaron
hasta 11 en 1642. Al lado de los visires se sentaban en el Consejo los jueces militares
(kadi’asker, jueces supremos del imperio por debajo sólo del sultán) y después estaban los
tesoreros (defterdar) y el canciller (nişanji o tervki’i, “el que pone la cifra del sultán en sus
documentos”)
─ Bajás o pachás: mandos militares y/o gobernadores de grandes circunscripciones
imperiales.
─ Beys: gobernadores de provincias o sandjaks (había casi un centenar de ellas a
mediados del siglo XVI), con funciones militares, judiciales, hacendísticas y de policía.
─ Beglerbeys: una suerte de “supergobernadores” de territorios específicos y de gran
significación, mayores que las provincias normales.
 «El fundamento económico del despotismo osmanlí era la ausencia prácticamente
total de propiedad privada de la tierra. Toda la tierra cultivable o pastoril del imperio
se consideraba patrimonio personal del sultán, con excepción de los lotes religiosos o
waqf. Según la teoría política otomana, el atributo fundamental de la soberanía era el
derecho ilimitado del sultán a explotar todas las fuentes de riqueza de su reino como sus
posesiones imperiales.
 En consecuencia, no podía existir una nobleza estable y hereditaria en el imperio,
porque no había ninguna propiedad segura que pudiera fundamentarla. La riqueza y el
honor eran términos equiparables al Estado, y el rango era una simple función de la
posición que se tuviera en él» (ANDERSON: 1990, 374-5)
 No obstante, el poder central fue haciendo «numerosas concesiones de feudos o zonas
territoriales locales, los timars, a determinados señores. Fueron donaciones vitalicias que
poco a poco se convirtieron en hereditarias, con la obligación por parte de los particulares
que las recibían de contribuir con hombres armados, generalmente contingentes de
caballería, para el ejército del sultán cada vez que éste lo requiriera. […] Los señores de
estos timars quedaron asimismo facultados para percibir las rentas y tributos de los
campesinos de las tierras que se les donaban, pero ello tampoco produjo un hondo
malestar ni movimientos declarados de protesta, ya que durante bastante tiempo
predominó un clima de paz y orden dentro del Imperio, a lo que contribuyó por otro lado
la tolerancia que se aplicó desde los organismos gubernamentales hacia los pueblos
sometidos y de otras creencias» (IGLESIAS: 1995, 183).

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