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TERAPIAS DE CONDUCTA

(CONDUCTISMO):
PRIMERA, SEGUNDA Y
TERCERA GENERACIÓN-
OLAS

ANDREA MELISSA PINEDA SALAZAR


A lo largo de la historia de la psicología, han
sido múltiples los planteamientos y teorías
que han surgido con el objetivo de explicar
de qué manera funciona la mente humana,
qué mecanismos psicológicos influyen y
participan en nuestra conducta
TERAPIA DE CONDUCTA
(CONDUCTISMO)
 Se denomina terapia de conducta al tipo de
tratamiento basado en la psicología en
el que se considera que la conducta se ve
determinada y puede cambiar por el
aprendizaje y aplicación de patrones de
comportamiento y pensamiento.

 Ante la presencia de comportamientos


desadaptativos y que generan un malestar
significativo en la persona, es posible
modificar dichos patrones enseñando otros
más útiles.
 De este modo, el objetivo general de ésta
terapia es el de generar un cambio en la
persona que pueda aliviar su
sufrimiento y mejorar su adaptación.
Para ello se pretende eliminar, añadir o
cambiar una o varias conductas en el
individuo mediante procesos de
aprendizaje.
 Este tipo de terapias se centra en el
momento presente, trabajando el
problema actual y siendo la historia solo
algo que nos informa de cómo se ha
llegado a la situación actual.

 El psicoterapeuta aplicará el
tratamiento en función a las
características del sujeto a tratar y sus
circunstancias (técnicas).
LAS TRES OLAS O
GENERACIONES DE LA
TERAPIA CONDUCTUAL
 Si bien muchas de las técnicas y terapias aplicadas han
ido permaneciendo desde que las terapias de conducta
o de modificación conductual hicieran su aparición, la
terapia de conducta no ha dejado de ir
evolucionando en pos de mejorar tanto su efectividad
como la comprensión de los procesos mentales y
conductuales sobre los que trabaja.

 Hasta el momento, se puede hablar de un total


de tres grandes olas o generaciones de
terapias que se han sucedido en el tiempo según
predominaba una u otra corriente de pensamiento,
superando cada una de ellas muchas de las limitaciones
explicativas y metodológicas de los modelos anteriores.
PRIMERA OLA:
TERAPIAS CONDUCTISTAS
(AÑOS 60´S)
 La terapia conductual nació en un
momento de la historia de la psicología en
que el conductismo surgía con fuerza como
reacción a las terapias de corte psicoanalítico
nacidas con Sigmund Freud.

 Estas últimas se centraban en constructos


hipotéticos no contrastables científicamente, y
consideraban que los trastornos del
comportamiento eran la expresión de la mala
resolución de conflictos
inconscientes relacionadas con la represión de
los instintos y necesidades (Psicología Mentalista).
 Sin embargo, los modelos conductistas se
oponían a estas consideraciones,
predicando la necesidad de afrontar los
trastornos a partir de datos
comprobables y contrastables.

 Los conductistas se centraron en tratar la


conducta presente en el momento del
problema, preocupándose por las relaciones
entre estímulos, las reacciones y las
consecuencias de éstos.
LA METODOLOGÍA DE LA
PRIMERA OLA
 El comportamiento se entendía como un mediado
principalmente por la asociación entre estímulos y las
consecuencias de las respuestas dadas a ellos.

 Al hablar de terapias de primera generación (años 60´s)


estamos hablando del Condicionamiento Clásico de
Watson y Pavlov y el Condicionamiento
Operante de Skinner.

 Las terapias aparecidas en esta época se basan


en el condicionamiento, trabajándose aspectos
como la asociación de estímulos, la habituación o
sensibilización a ellos o la extinción de las reacciones a
los estímulos. Se provocan cambios en la conducta,
trabajando sobre el comportamiento directamente
observable.
 Las propuestas de la primera ola de
Terapias de Conducta se utilizaban y se
siguen utilizando para el tratamiento
de fobias, crear o restablecer patrones
conductuales.
LIMITANTES DE LA PRIMERA
OLA
 El modelo conductista fue durante un gran
tiempo el paradigma imperante en el ámbito
de la psicología y el tratamiento de determinados
trastornos mentales. Sin embargo, su concepción y
utilidad son limitados:

 Estos tratamientos solo tienen éxito en


circunstancias y contextos concretos en los que
pueden manipularse las variables que tienen que
ver con la conducta, y tienen poco en cuenta el
efecto de variables psicológicas como la cognición
o el afecto. Por estos motivos, con el tiempo surgió
otra corriente que intentó suplir las carencias de
este modelo.
SEGUNDA OLA:
TERAPIAS COGNITIVO-
CONDUCTUALES
(AÑOS 70´S)
 La falta de respuesta a múltiples
interrogantes y la poca efectividad de las
terapias puramente conductuales sobre
muchos trastornos con una afectación más
propia del contenido del pensamiento
provocó que numerosos
expertos consideraran que el
conductismo no era suficiente para
explicar y producir un cambio en
comportamientos derivados de elementos
como creencias.
 En este punto se empezó a considerar que el
principal elemento que origina la conducta no es
la asociación entre estímulos sino el
pensamiento y el procesamiento que se
hace de la información, naciendo las teorías
cognitivas y del procesamiento de la información.
Es decir, la segunda ola de Terapias de la Conducta
(Terapias Cognitivo Conductuales), que
consideran el pensamiento o la cognición como
causa principal de la conducta humana y, por
tanto, de los trastornos psicológicos.
 Desde esta perspectiva se consideraba
que los patrones anómalos de conducta
son debidos a la existencia de una serie
de esquemas, estructuras y procesos de
pensamiento distorsionados y
disfuncionales, los cuales causan una gran
cantidad de sufrimiento a quien los
experimenta.
 Los impulsores de la segunda ola de terapias no
descartan la importancia del condicionamiento,
pero consideran que las terapias han de ir
dirigidas a modificar las creencias y
pensamientos disfuncionales.

 Así, esta corriente de hecho ha incorporado


muchas de las técnicas conductuales a su
repertorio, aunque dotándolas de una nueva
perspectiva y añadiendo componentes
cognitivos. De esta combinación
surgieron las terapias de tipo cognitivo-
conductual.
 Esta segunda ola presenta un porcentaje de
éxito mucho mayor al resto en una gran
cantidad de trastornos, siendo de hecho el
paradigma cognitivo-conductual uno de los más
predominantes a nivel de psicología clínica en la
actualidad.

 El objetivo es el cambio de las cogniciones o


emociones que provocan la conducta desadaptativa,
ya sea restringiéndolas o modificándolas. Algunas de
las terapias de conducta más conocidas a nivel
general son propias de este periodo, como la
Terapia Cognitiva de Aaron Beck para la
depresión y la Terapia Racional Emotiva de
Albert Ellis.
LIMITANTES DE LA
SEGUNDA OLA
 A pesar de su éxito clínico este tipo de
terapias tiene también algunos problemas.
Entre ellos destaca el hecho de que se
tiende a intentar erradicar todo lo
que genera malestar, sin tener en
cuenta que eliminar todo lo negativo
puede causar patrones de
comportamiento rígido que a su vez
pueden ser desadaptativos.
 Generalizar los resultados de esta terapia al
contexto habitual de la vida del paciente y
mantenerlos resulta complicado, y problemas
como las recaídas aparecen con cierta
frecuencia.

 Estos problemas han provocado el


relativamente reciente nacimiento de
nuevas terapias que intentan dar cuenta
desde una perspectiva renovada; se trata
de la Tercera Ola de Terapias de Conducta.
TERCERA OLA:
TERAPIAS DE TERCERA
GENERACIÓN
(AÑOS 80´S Y 90´S)
TERCERA GENERACIÓN
 Esta es la más reciente oleada de terapias de
modificación de conducta.

 Se consideran pertenecientes a estas terapias de


tercera generación aquellas elaboradas bajo la
perspectiva de la necesidad de establecer una
aproximación más contextualizada y
holística de la persona, teniendo en cuenta no solo
los síntomas y problemas del sujeto sino la mejora de
la situación vital y la vinculación con el medio, así
como la generación de un cambio real y permanente
en el individuo que permita la superación definitiva
del malestar.
 Este tipo de Terapias de Conducta considera
que los problemas psicológicos son debidos
en buena parte al contexto sociocultural
y comunicacional del individuo, y al hecho
de que un comportamiento dado sea
considerado normal o aberrante.

 Más que en la lucha contra la sintomatología la


terapia debe centrarse en reorientar y
refocalizar la atención del individuo hacia metas
y valores para él importantes, mejorándose el
ajuste psicosocial de la persona.
 Desde las terapias de tercera generación se
busca un cambio a nivel profundo, entrando más
en el núcleo de la persona y menos en la situación
concreta del problema, lo cual ayuda a que los
cambios producidos sean más permanentes y
significativos.

 Asimismo, el objetivo deja de ser evitar el malestar o


los pensamientos negativos a toda costa para pasar a
ayudar al sujeto a ser capaz de variar el tipo de visión
que tiene de él mismo y del problema.
 Mientras las terapias de primera y segunda
generación se centraban y (centran) en
combatir los pensamientos automáticos o
causantes de malestar y sustituirlos por
otros supuestamente más adaptativos, las
terapias de tercera generación ponen
énfasis en el diálogo y el contexto
funcional y buscan la aceptación y la
actitud no enjuiciadora como manera de
encontrar el bienestar.
 Las terapias de tercera generación enfocan los
trastornos desde una perspectiva contextualista,
funcional, y su principal objetivo no es reducir los
síntomas que presenta el paciente, sino educarle y
reorientar su vida de una manera más holística.

 Tienen su base en la idea de que lo que provoca


malestar o ansiedad no son los eventos, sino cómo
vinculamos las emociones a éstos y cómo nos
relacionamos con los mismos.

 No se trata de evitar lo que nos causa sufrimiento,


la situación ideal es aceptar nuestra propia
experiencia mental y psicológica, y así reducimos la
intensidad de los síntomas.
 Un aspecto a destacar de las terapias de
tercera generación es que se
fundamentan en un perspectiva
funcional y contextual de las
patologías, lo que recibe el nombre
contextualismo funcional. Es decir, se
analiza el comportamiento del individuo
desde el contexto en el que ocurre.
 Por un lado, interesa saber cómo se
relaciona la persona con el contexto de
acuerdo con su historia y las
circunstancias actuales, siempre teniendo
en cuenta la conducta verbal y la
clarificación de valores.
CONDUCTA VERBAL
 La conducta verbal es lo que el paciente se dice a
sí mismo y a los demás, pero no es importante
por el contenido sino por su función.

 Un paciente puede decir que se siente


acomplejado y que tiene mucha vergüenza
cuando tiene que hablar en público.

 Lo importante no es saber si siente vergüenza o


está acomplejado, el objetivo es saber si esta
manera de pensar le está haciendo bien o si le
perjudica.
 El lenguaje humano puede transformarnos, pero
también crear el sufrimiento psicológico.

 Por eso es necesario trabajar con los significados


del lenguaje, sus funciones y su relación con los
eventos privados (emociones, pensamientos,
recuerdos).

 Además, el autodescubrimiento y la
clarificación de valores son elementos
imprescindibles en este tipo de terapia, en la
que el paciente debe preguntarse y cuestionarse
qué clase de persona quiere ser, qué es lo
verdaderamente valioso en su vida y desde qué
creencias y valores actúa. (Resignificar)
 Dentro de esta tercera ola encontramos
terapias como la Terapia de
Aceptación y Compromiso.
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y
COMPROMISO
 Tiene como objetivo el crear una
vida rica y significativa para el
paciente, aceptando el dolor que
inevitablemente viene con ella.
 Parece claro que gran parte de
nuestro sufrimiento viene
determinado por nuestras creencias
de lo que está bien o está mal,
creencias que son aprendidas
culturalmente y que vienen
fundamentadas por los valores que
promueve la sociedad.
 Mientras que la mayoría de terapias ven el
sufrimiento como algo anormal, la ACT
entiende que el sufrimiento es parte de la
vida misma. Por eso se dice que la ACT
cuestiona la ideología social y lo modelos
de normalidad saludable, en el que la
felicidad se entiende como la ausencia de
dolor, ansiedad o preocupaciones.
 La ACT, hace hincapié en tomar acciones
efectivas guiadas por nuestros valores
más profundos, en las que estamos
totalmente presentes y comprometidos.
PRINCIPIOS

 La ACT emplea algunos principios que


permiten que los pacientes desarrollen la
flexibilidad mental necesaria para mejorar
su bienestar emocional.
Aceptación

 La aceptación significa reconocer y aprobar


nuestra experiencia emocional, nuestros
pensamientos o nuestros sentimientos. Tiene que
ver con tratarnos con cariño y compasión a pesar
de no ser perfectos. No debemos luchar contra
nuestros eventos privados ni huir de ellos.

 En realidad, la aceptación de la situación presente


contribuye a que muchos de los aspectos de
nuestra vida que percibimos como problemas dejen
de serlo, disminuyendo así el nivel de ansiedad y los
factores de malestar asociados a este.
Defusión Cognitiva

 Se trata de observar nuestros


pensamientos y cogniciones como lo
que son, trozos de lenguaje, palabras,
imágenes, etc. Simplemente, observar y
dejar ir sin juzgarlos. De este modo se
adopta una visión más racional de las
cosas.
Experiencia Presente

 El presente es el único momento


que podemos vivir. El estar en el aquí y
el ahora con una mentalidad abierta y la
conciencia plena, participando totalmente
con la atención debida a lo que está
ocurriendo en nosotros y nuestro
alrededor es la clave de nuestro bienestar.
Claridad de Valores

 La ACT exige un trabajo de


autoconocimiento que permite
clarificar nuestros valores desde lo
más profundo del alma. ¿Qué es lo
verdaderamente valioso para nosotros?
¿Dónde queremos estar o ir en realidad?
Acción Comprometida

 La dirección que seguimos siempre


debe estar determinada por nuestras
propios valores y no por las imposiciones
sociales. Hay que involucrarse en acciones
significativas para nosotros mismos. De este
modo somos mucho más propensos a
comprometernos con nuestros proyectos y
hacer que progresen al ritmo que queremos.

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