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El pecador

verdaderamente
arrepentido percibe y se
sensibiliza de las
consecuencias malas que
sus actos causaron.
Juan el Bautista fue un
profeta enviado por Dios,
con el objetivo de preparar
a las personas para el
ministerio de Jesús.
La predicación básica de
Juan el Bautista, durante
todo su ministerio, fue
sobre la necesidad de cada
persona de experimentar el
arrepentimiento para poder
participar del reino de Dios.
La palabra “arrepentimiento”,
en griego, abarca tres áreas
MENTE vitales de la vida:
El arrepentimiento es
reconocer intelectualmente el
error practicado.

EMOCIÓN
El arrepentimiento es tristeza
según Dios para la vida.

VOLUNTAD
Arrepentimiento es dar
media vuelta y volver al
camino de la sensatez.
El hábito del pecado debe
ser abandonado,
juntamente con todos los
lugares, amistades,
actividades y placeres que
hacen que el hombre
vuelva al pecado.
Por medio de una conexión
de ambas que alcanzaremos
el perdón por la fe en la
sangre de Cristo.
Reconozca sus pecados:

Sea profundamente
honesto con usted mismo y
confiese sus pecados a
Dios, sean cuales sean.
Pida perdón:

Pídale a Dios que perdone


sus pecados y sepa que Él
está más que dispuesto a
perdonarlo siempre que
usted lo necesite.
Reciba el perdón de Dios:

Después de haber
confesado y haberse
apartado de su pecado,
acepte el perdón de Dios.
¡Viva una vida victoriosa!

Ahora que está perdonado,


no vuelva a pecar. Someta
su vida al control del
Espíritu Santo y sea
transformado por la gracia,
por el amor y por el poder
de Dios.
Usted fue llamado a la
libertad y el
arrepentimiento es esencial
para recibir todo lo que
Jesús tiene para usted.

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