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TIPOS DE INICIO EN UN

TEXTO NARRATIVO

D. Mella Psicopedagoga
 ¿Cómo escribir el inicio de un cuento? ¿Cómo lograr un
arranque tan extraordinario que atrape al lector en el mismo
inicio y no lo suelte hasta que termine de leer?

Bueno, eso, igual que todas las cosas, tiene sus trucos.

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EL INICIO CLÁSICO.
Típico de los cuentos de hadas es aquel que no requiere mucho esfuerzo de un lector:
“Había una vez…”, “Hace mucho, mucho tiempo, en un reino muy lejano”, “Érase hace
mucho…”.

También se refiere a aquel escritor que escribe sin explicar nada, ni la trama ni los
personajes, y se lanza a narrar ab initio. Fue muy usado en todos los siglos de literatura y hoy
día porque es simple y le ahorra muchos trabajos al escritor, pero es poco llamativo según
mi opinión personal.

Doy un ejemplo de Edgar Allan Poe:

"En un desapacible anochecer del otoño de 18... me hallaba en París, gozando de la


fruición de la meditación taciturna y del nebuloso tabaco, en compañía de mi amigo C.
Auguste Dupin, en su biblioteca" (Poe, Edgar A. La Carta Robada. Página 1, 1850)
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EL INICIO ADELANTADO

 Es uno de los que más me gustan. Inician el relato mostrando una escena cargada de
dramatismo que atrape al lector, pero el truco es que ese no es el verdadero inicio. Una
vez enganchado el lector se regresa al pasado y se le explica que circunstancias
llevaron a esa escena.

El ejemplo más espectacular es el de “Cien Años De Soledad”:

"Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía


había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.
Macondo era entonces una aldea de 20 casas de barro y cañabrava construidas a la
orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas,
blancas y enormes como huevos prehistóricos". (García Márquez, Gabriel. Cien Años De
Soledad. Página 1. 1967)

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INICIO EN UN PERSONAJE

 Otro recurso muy usado por los escritores es iniciar escribiendo acerca de
un personaje, describiéndolo de forma física y psicológica y de allí partir a
contar las aventuras de ese personaje.
Isabel Allende usa ese inicio en un cuento de su libro Cuentos de Eva
Luna.
“A los once años Elena Mejías era todavía una cachorra desnutrida, con
la piel sin brillo de los niños solitarios, la boca con algunos huecos por una
dentición tardía, el pelo color de ratón y un esqueleto visible que parecía
demasiado contundente para su tamaño y amenazaba con salirse en las
rodillas y en los codos” (Allende, Isabel. Cuentos de Eva Luna. Página 11.
1989).
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INICIO COLOQUIAL

 El escritor utiliza esta forma de iniciar como si estuviera platicando


con alguien y en seguida toma esa persona y le narra el cuento
como si lo tuviera frente a frente.

Rubén Darío lo utiliza en su libro clásico Azul…:

“¡Amigo! El cielo está opaco, el aire frío, el día triste. Un cuento


alegre... así como para distraer las brumosas y grises melancolías,
helo aquí:” (Darío, Rubén. Azul…, Página 10, 1888)

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INICIO DESCRIPCIÓN

 El escritor nos describe el escenario donde sucederá el relato, pero no anuncia nada de lo que
va a pasar ni muestra ningún personaje. Gustavo Adolfo Bécquer nos da el ejemplo:

“Frente al establecimiento de baños de Fitero, y sobre unas rocas cortadas, a cuyos pies corre el
río Alhama, se ven todavía los restos abandonados de un castillo árabe, célebre en los fastos
gloriosos de la Reconquista, por haber sido teatro de grandes y memorables hazañas, así por
parte de los que le defendieron, como los que valerosamente clavaron sobre sus almenas el
estandarte de la cruz.

De los muros no quedan más que algunos ruinosos vestigios; las piedras de la atalaya han caído
unas sobre otras al foso y lo han cegado por completo; en el patio de armas crecen zarzales y
matas de jaramago; por todas partes adonde se vuelven los ojos no se ven más que arcos rotos,
sillares oscuros y carcomidos: aquí un lienzo de barbacana, entre cuyas hendiduras nace la hiedra;
allí un torreón, que aún se tiene en pie como por milagro; más allá los postes de argamasa, con las
anillas de hierro que sostenían el puente colgante” (Bécquer, Gustavo A. La Cueva de la Mora,
Página 1, 1858).
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Otro ejemplo:

 Inicio clásico: Érase una vez una niña que era muy querida por su abuelita, a la que visitaba
con frecuencia aunque vivía al otro lado del bosque...
 Inicio adelantado: El cazador dudó si disparar al malvado lobo con su escopeta, pero luego
pensó que era mejor usar su cuchillo de caza y abrir su panza...
 Inicio en un personaje: hace años que el alimento escaseaban en el bosque y se evidenciaba
en su figura enjuta y raquítica, su pelaje ya estaba sin vida, parecía que sus últimos aullidos
llamaban al hades...
 Inicio coloquial: ¿me acompañarías a una aventura? ¡vamos, anímate! , debo entregar estas
galletas a mi abuela...
 Inicio descripción: El bosque estaba frío y húmedo, aun podía tocar en las cortezas de los
arboles, el roció. Mi salida al alba no fue eficiente, la majestuosa altura de los arboles tapaban
todo rastro de las hebras doradas del gigante lucero, no pude evitar que el miedo me
invadiera sobre todo después de escuchar ese sonido (un aullido)...
D. Mella Psicopedagoga

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