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Sesión 2: La virtud
ética en
Aristóteles
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Revisión histórica
El tema de las virtudes es un descubrimiento
griego. Para Sócrates, Platón y Aristóteles, la virtud
es modo de perfección del hombre (areté). El
virtuoso no es alguien que busca tener una vida
irreprochable, sino una vida buena o eupraxia
Para el estoicismo la virtud es un fin en sí mismo.
En la Edad Media se centra en la virtud como
perfección de la voluntad.
En el renacimiento la virtud se entiende como
fuerza, virilidad, impulso para lograr el éxito.
En la Modernidad se produce un olvido casi total
de la virtud.
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Niveles de tenencia
El hombre es un ser capaz de tener. Existen tres
niveles de tenencia.
Primero, el hombre es capaz de tener según su
cuerpo y su hacer. Poseer lo temporal.
Un segundo nivel de tenencia es poseer lo
inmaterial, es decir, las ideas. Poseer lo
intemporal.
Y, tercero, poseernos a nosotros mismos
mediante las virtudes. De allí que Aristóteles haya
dicho que “cada uno es, en cierto modo,
causante de su modo de ser” .
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La prudencia
La prudencia, como decía Platón,
descansa en el conocimiento de
sí mismo. Esto es, que el prudente
sabe cuan virtuoso es.
La deliberación
El acto propio de la prudencia es la deliberación.
Deliberar es ponderar qué bienes son los más
adecuados para lograr un fin.
La prudencia delibera sobre los medios para
alcanzar un fin, no sobre los fines mismos
Nadie delibera sobre lo que no puede ser de otra
manera, ni sobre lo que no es capaz de hacer.
El que delibera rectamente, hablando en
sentido absoluto, es el que es capaz de poner la
mira razonablemente en lo práctico y mejor para
sí mismo .
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Sagacidady astucia
La justicia
Aristóteles es el primero que resalta el carácter
social de la justicia.
El mejor hombre no es el que emplea su virtud en
sí mismo, sino el que la emplea para otros.
Si hemos dicho que el hombre es un ser con los
otros, pues su plenitud se alcanza en sus
relaciones con las demás personas, entonces la
virtud de la justicia es la virtud por la excelencia.
El justo medio de la virtud de la justicia es la
igualdad, y lo injusto lo desigual. De aquí surgen
dos tipos de justicia, que son: la conmutativa y la
distributiva.
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Justicia conmutativa
La justicia conmutativa, es la que
regula la igualdad en los
intercambios entre las personas.
Ordena, pues, a cada uno a dar
al otro lo que le pertenece.
Así, se ha de respetar, en el trabajador, el derecho al
justo salario; en el comerciante, el derecho al justo
precio de la mercancía, en el comprador, el derecho
de recibir, por el justo precio, la cantidad y la calidad
correspondiente de la mercancía
La justicia no se queda solo en buscar el equilibrio en
el dar y recibir cosas, sino que es más profunda.
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Justicia distributiva
Si la justicia conmutativa es dar a
cada uno lo que le pertenece, la
justicia distributiva es dar a cada
uno lo que se merece. Y en el
ámbito de lo que se debe, no
está solo las cosas, sino también
el respeto, la atención, los
honores, la fidelidad, etc.
La fortaleza
La fortaleza verdadera está, pues,
esencialmente ligada al deseo de justicia.
La fortaleza sin prudencia no es fortaleza
La fortaleza es el punto medio entre la
cobardía y la temeridad.
La fortaleza supone vulnerabilidad , pues si
el hombre no fuera vulnerable la fortaleza
no tendría razón de ser
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Firmeza y audacia
Con referencia al temor, la
fortaleza nos da firmeza y
resistencia de ánimo para
hacerle frente.
Con respecto a la audacia, la
fortaleza es una actitud agresiva
por conseguir un bien arduo. La
fortaleza, pues, modera esa
actitud agresiva y evita que
caigamos en la temeridad, que
es afrontar peligros
imprudentemente.
En conclusión, la fortaleza aparta
los temores y modera los ímpetus.
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La templanza
Alguien es templado o moderado si
no abusa de la comida, si no toma
bebidas alcohólicas en exceso, si
no se enajena consumiendo
estupefacientes, esto es, si no se
deja llevar por los gustos y placeres.
El deber de ser templados, de
gobernar nuestros deseos,
encausándolos hacia el fin del
hombre que es la felicidad.
Una consecuencia de la
templanza es la tranquilidad del
espíritu: fruto de la plenitud del
orden del interior. La templanza es
autoconservación
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Intemperancia e incontinencia
Aristótelesdiferenciaba entre intemperancia e
incontinencia.
El intemperante es aquel que busca
voluntariamente el placer, creyendo que ese
placer del momento es el mejor bien.
En cambio, el incontinente no le parece que el
placer sea el mejor bien, y con todo eso lo hace.
Es más difícil que el intemperante (o licencioso)
se arrepienta, pues se atiene a su elección, pero
el incontinente si es más fácil que se arrepienta y
se enmiende.
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La Esplendidez o generosidad
Con respecto a la posesión de cosas y dinero,
el medio es la esplendidez cuando es grande
la posesión de las riquezas (cuando es
pequeña se llama generosidad).
El exceso es el derroche y su defecto la
mezquindad.
La virtud de la generosidad o esplendidez
permite el uso conveniente de las riquezas, de
tal manera que se esté desprendido de ellas y
se las comunique o entregue con facilidad al
que las necesita.
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La magnificencia
La magnificencia es la virtud que tiene que ver
con los gastos.
La persona que hace gastos exagerados,
como por ejemplo recibir a unos amigos con
una fiesta como si fuera una boda, es
ostentoso o extravagante. Contrario a este es
el hombre mezquino o tacaño que, donde las
circunstancias exigen un gasto espléndido, se
abstiene de gastar como es debido.
El hombre magnífico gasta dignamente de
acuerdo a la ocasión.
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La magnanimidad
Por lo que se refiere al honor o deshonor del
hombre, el término medio es la virtud de la
magnanimidad.
El hombre magnánimo no quiere para sí
cualquier honor, sino el que es mejor. Y el mejor
honor, es el que rinde el hombre bueno, ya que
éste rinde el justo honor.
En cambio, aquellos hombres que consideran un
mayor honor del que merecen son vanidosos.
Mientras que los que se rebajan más de lo que
es justo, son pusilánimes.
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Apacibilidad o
mansedumbre
Con respecto a la ira, el medio será la
apacibilidad o mansedumbre, el exceso será el
iracundo y el defecto el flemático o impasible
que es la falta de capacidad para irritarse
cuando es debido.
Es un vicio, enfadarse contra cualquiera por
cualquier causa y en todo momento. Pero,
también es un vicio no enfadarse cuando la
ocasión lo amerita.
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La veracidad
Sobre la verdad, la virtud es la veracidad,
el exceso es la ficción o jactancia, el
defecto la hipocresía o ironía.
Es jactancioso aquel que se atribuye más
cosas de las que en realidad posee, o
bien finge saber lo que en realidad no
sabe.
Es contrario a este el hipócrita, que simula
que sus cosas y aún el mismo son menos
de lo que pueda parecer.
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La graciosidad
Sobre el deleite como diversión, el medio será el
hombre gracioso, el exceso será el bufón y el
defecto el rústico o patán.
Un bufón es aquel que necesita hacer bromas de
cualquier cosa sin medirse, cayendo en la
huachafería.
El rústico es el que no gusta de hacer bromas ni
acepta ser el objeto de ellas, más bien se pone
malhumorado con las bromas.
El gracioso es aquel dotado de finura de espíritu
que hace bromas que no molestan a nadie, más
bien hace pasar un buen momento a los demás
con sus ocurrencias.
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La afabilidad o amabilidad
Sobre el deleite de las cosas serias de la vida: el
hombre virtuoso será el hombre afable, el vicioso
por exceso el adulón, y vicioso por defecto el
quisquilloso o díscolo.
La virtud de la afabilidad dispone al hombre a
que cuide las reglas de la cortesía y del buen trato
con todos, sobre todo con aquellos con los que
convive habitualmente.
La afabilidad no es lo mismo que la amistad, ya
que ésta consiste en la unión afectiva entre dos
personas, mientras que la afabilidad se ordena al
trato amable con los que convivimos.
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La modestia
En referencia a la modestia o vergüenza digna,
la virtud es el pudor, el exceso será el
desvergüenza o impudicia, el defecto la timidez
o pudor excesivo.
Esto es, que a diferencia del desvergonzado, el
hombre pudoroso tiene un control racional de
sus actos.
Al contrario del tímido que por temor queda
paralizado, el hombre pudoroso, si así lo exige la
justicia y la razón, en cualquier ocasión y
circunstancias, hará y dirá lo que tiene que
hacer y decir.
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La justa indignación
La Némesis (que son los sentimientos relativos al
dolor o placer de los demás) el medio es la justa
indignación, el exceso la envidia y el defecto la
malignidad que es el placer del mal.
La indignación es una tristeza o pena por los
bienes que han sobrevenido de una manera
indigna a los otros. Es afligirse con el mal y se
alegra con el bien de los demás.
El hombre envidioso, tiene pena por el bien ajeno,
sea éste merecido o no.
El hombre malévolo se alegrará con las
desgracias que sufren los otros, sean éstas
merecidas o no.
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Sobre el vicioso
Sobre la situación del vicioso, Aristóteles la describe magistralmente en el
siguiente párrafo de su Ética a Nicómaco:
“…éstos [los viciosos] están en conflicto consigo mismos, y apetecen unas
cosas y quieren otras, como los incontinentes, que eligen cosas agradables,
aunque dañinas, en lugar de lo que consideran bueno para ellos mismos;
otros, por cobardía e indolencia, se abstienen de hacer lo que creen mejor
para ellos, y aun otros que han cometido muchas y terribles acciones y son
odiados por su maldad rehúyen vivir o se suicidan. Los malos buscan
compañeros con quienes consumir los días e intentan escapar de sí mismos,
porque, estando solos, se acuerdan de muchas cosas desagradables y
esperan otras de esta suerte, pero cuando están con otros se olvidan de
ellas. No teniendo nada amable, no experimentan sentimientos de amistad
hacia sí mismos, y estos tales no se complacen ni se conduelen consigo
mismos: su alma, en efecto, está dividida, y una parte de ella, por su maldad,
sufre si se la aparta de ciertas cosas, mientras que la otra se goza, y así el
alma es arrastrada de aquí para allá como si las partes intentaran
desgarrarla. Y, siendo imposible penar y alegrarse al mismo tiempo, pronto se
afligen por haber sentido placer, y querrían que los placeres no hubieran
existido para ellos, porque los malos están llenos de remordimiento” .
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La pereza
De todos los vicios, el de la pereza es el
peor de todos.
Definimos en un primer momento a la
pereza como la pasión que no cuesta
nada
Hoy en día, es frecuente que la pereza se
manifieste mediante un cierto activismo, es
creer que lo principal de la actividad
humana es lograr resultados.
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La virtud: un modo de
ganarle al tiempo
Viviréticamente es vivir sin perder el
tiempo. Dicho de modo positivo: es el
modo en que el hombre gana tiempo.
Dicho de un modo más neutro: es el
modo de compensar el inevitable
transcurso del tiempo .