METALES PESADOS Los metales pesados son un grupo de elementos químicos que presentan una densidad relativamente alta y cierta toxicidad para los seres humanos. Entre los 106 elementos (conocidos por el hombre) que necesitamos para sostener la vida, 84 son metales, por lo que no es de extrañar que las posibilidades de contaminación metálica en el ambiente sean numerosas. Entre los metales pesados los más importantes en cuestión de salud son el mercurio, el plomo, el cadmio, el níquel y el zinc. Algunos elementos intermedios como el arsénico y el aluminio, los cuales son muy relevantes desde el punto de vista toxicológico, se estudian habitualmente junto a los metales pesados. Características • Pequeñas partículas que se hallan en los alimentos, en las amalgamas dentales, en el aire que respiramos y en el agua que ingerimos. Y que inciden en nuestra salud. • Estos metales tienen un efecto acumulativo en el organismo y son difíciles de eliminar. El sofisticado sistema de limpieza del cuerpo puede verse comprometido por estos metales que compiten con los oligoelementos encargados de múltiples reacciones enzimáticas. • El resultado es la alteración de la síntesis interna de moléculas indispensables para la salud, como hormonas, anticuerpos o neurotransmisores. Aparecen síntomas y alteraciones de las funciones orgánicas que, a la larga, acaban produciendo enfermedades irreversibles. Hoy estamos entre 500 y 1.000 veces más expuestos a metales pesados que nuestros antepasados. ¿Cómo afectan a la salud humana? • Los metales pesados provocan en el organismo una intoxicación lenta y paulatina, y sus efectos dependen de la tolerancia de nuestro metabolismo, así como de nuestra capacidad de quelación (el proceso por el cual los metales pesados se unen a moléculas orgánicas que ayudan a su expulsión a través de la orina y las heces) • Desde antes de nacer, el bebé ya empieza a acumular metales pesados a través de la placenta de la madre. Y luego las fuentes se multiplican: leche materna, cremas hidratantes, toallitas higiénicas, etc. ¿Qué cantidad de metales pesados tolera nuestro organismo? La cantidad varía con cada metal en concreto. Mercurio, aluminio, arsénico, cadmio y plomo siempre son tóxicos y deben evitarse. En cambio otros son beneficiosos en pequeñas concentraciones, pero si se exceden pasan a ser perjudiciales. Este es el caso de níquel, cobalto, germanio y cobre. Mercurio (Hg). El mercurio está considerado dentro de los metales pesados como altamente tóxico. Puede estar presente de forma natural en forma de metal (como mercurio), o en forma de sales de mercurio. se encuentra en amalgamas dentales, termómetros, barómetros o pilas. La exposición generalizada al Mercurio en casos de intoxicaciones agudas fuertes, produce una intensa irritación en las vías respiratorias, es productor de bronquitis, neumonías, bronqueolitis, y otras enfermedades respiratorias. En intoxicaciones crónicas y a dosis bajas produce debilidad, perdida de peso, diarrea, inflamación de encías, fatiga, sabor metálico, insomnio, e indigestión. En intoxicaciones crónicas y a dosis altas produce: irritabilidad, alucinaciones, llanto, excitabilidad, depresiones, tristeza, psicosis, crisis. En casos de exposición a altas dosis en forma oral, colapsa el aparato digestivo, siendo mortal en horas. El plomo (Pb). El plomo ha sido un metal muy utilizado en instalaciones domésticas y en aleaciones metálicas, o químicas como tuberías, fabricación de pinturas, masillas y pesticidas. Es de los metales pesados que más fácilmente podemos contaminarnos. Síntomas precoces: fatiga, dolores de cabeza, dolores óseos, dolores abdominales, trastornos del sueño, dolores musculares, impotencia, trastornos de conducta, y otros. Síntomas avanzados: anemia, cólicos intestinales, nauseas y vómitos, enfermedad renal, impotencia sexual, delirio, esterilidad, daños al feto, hipertensión arterial, estreñimiento agudo, afectación de los nervios, enfermedad ósea, problemas de cáncer y MUERTE. Entra en el organismo a través de vegetales, carnes, frutas, mariscos y el vino (entre otros muchos alimentos contaminados con metales pesados). El humo del tabaco también es un contaminante con una alta concentración en plomo. El Cadmio (Cd). Los alimentos potencialmente más susceptibles de estar contaminados por cadmio son los champiñones, los mariscos, los peces de agua dulce, las algas secas, el agua potable, etc. Los fumadores (activos y pasivos) están muy expuestos al cadmio. También, personas que viven cerca de vertederos de basuras o fábricas que liberan cadmio a la atmósfera. Trabajadores de refinerías de metal también pueden estar expuestos al cadmio y a otros metales pesados. Este metal es sumamente tóxico, además de cancerígeno. En madres expuestas al Cadmio produce serias afecciones con lesiones para el embarazo, presencia de proteína en la orina, irritación gastrointestinal, náuseas, vómitos y dolor. La intoxicación crónica causa severos daños renales, debido a que este elemento se acumula en los riñones. Además disminuye la actividad pulmonar, produciendo enfisema, y cáncer pulmonar. El Cromo (Cr). Afecciones locales: sobre la piel causan dermatitis, sensibilización de la piel, es irritante de la piel y mucosas Afecciones generales: produce tos, bronquitis crónica, ulceraciones del tabique nasal y piel, dolores respiratorios y de cabeza, hemorragia nasal, dermatitis aguda. El cromo VI puede alterar el material genético de las células y llegar a causar cáncer. El cromo III es un elemento esencial para la vida humana en cantidades pequeñas y la falta de cromo puede ocasionar trastornos metabólicos, problemas de corazón, diabetes, etc., pero cuándo la concentración es elevada, por el contrario, puede llegar a producir problemas hepáticos serios, problemas renales, problemas en los tejidos nerviosos y circulatorios. Arsénico (As). El arsénico es la causa más común de intoxicación aguda por metales pesados en los adultos. El arsénico es liberado al medio ambiente por la industria de productos químicos y gafas y llega a los suministros de agua en todo el mundo con la exposición de la vida marina. Afecta a la sangre, los riñones y el centro nervioso, el digestivo y los sistemas de la piel, con consecuencias como: dolor abdominal, acrocianosis y necrosis, anemia, anorexia, apatía, ceguera, la muerte, la demencia, dermatitis, diarrea, mareos, somnolencia, olor a ajo en el aliento o en las heces, la pérdida del cabello, dolor de cabeza, la hemólisis, el herpes, daño o insuficiencia renal, leuconiquia, la disfunción del hígado, los pulmones y cáncer de pulmón y, deterioro mental, la coordinación motora, náuseas, trastornos nerviosos, palidez, enfermedades respiratorias, salivación excesiva perforación del tabique, sensorio neuropatía, shock, trastornos de la piel, espasmos, vómitos, etc. Plata (Ag). Las sales solubles de plata, especialmente el nitrato de plata (AgNO3), son letales en concentraciones de hasta 2 g. Los compuestos de plata pueden ser absorbidos lentamente por los tejidos corporales, con la consecuente pigmentación azulada o negruzca de la piel (argiria). Contacto con los ojos: Puede causar graves daños en la córnea si el líquido se pone en contacto con los ojos. Contacto con la piel: Puede causar irritación de la piel. Contacto repetido y prolongado con le piel puede causar dermatitis alérgica. Peligros de la inhalación: Exposición a altas concentraciones del vapor puede causar mareos, dificultades para respirar, dolores de cabeza o irritación respiratoria. Concentraciones extremadamente altas pueden causar somnolencia, espasmos, confusión, inconsciencia, coma o muerte. El cobre (Cu).
El cobre es un mineral muy importante para el desarrollo de la
vida humana y se deben cuidar los aportes de este elemento, pero en su justa medida Interviene en la síntesis de hemoglobina y el desarrollo de huesos y tejido conjuntivo. Es también antiinflamatorio y ayuda a combatir infecciones. Entre los alimentos y bebidas que contienen más cobre se encuentran las bebidas alcohólicas fermentadas (vino, cerveza…), el té negro, el café y el cacao. Las dosis altas de cobre se consideran metales pesados y provocan serios desórdenes en la salud, como anemias, problemas estomacales, daño en los riñones y en el hígado. El Níquel (Ni). Las cantidades pequeñas de níquel son necesitadas por el cuerpo humano para producir las células de sangre rojas, sin embargo, en cantidades excesivas, pueden llegar a ser suavemente tóxicos. La sobre exposición a corto plazo al níquel no se sabe pueda causar ningún problemas de salud, pero la exposición a largo plazo puede causar pérdida de peso corporal, el daño del corazón y del hígado, y la irritación de piel disminuidos. El níquel puede acumularse en la vida acuática, pero su presencia no se magnifica a lo largo de cadenas de alimentos. En la piel puede causar reacciones alérgicas y erupciones cutáneas sobre todo al contacto con joyas que contienen el metal. RECONMENDACIONES
• No es posible controlar la exposición diaria a ciertos
productos tóxicos si no tomando decisiones personales. • Primero evitar los metales pesados que dañan nuestra salud. • Segundo para detener el daño de los metales pesados necesitamos educarnos primero nosotros mismo como personas. • Tercero tomar las medidas de prevención y seguridad.