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Lección 13 para el 24 de

septiembre de 2016
LA ESPERA SEGÚN JESÚS «pero el que se
mantenga firme hasta
el fin será salvo»
(Mateo 24:13 NVI)
En Mateo 24, Jesús delineó las señales que
anunciarían su Venida:
 Falsos Cristos.
 Guerras y rumores de guerras.
 Pestes, hambre y terremotos.
 Nación contra nación.
 Persecución religiosa.
 Falsos profetas.
 Enfriamiento del amor.
 Predicación mundial del Evangelio.
 Aparición de la abominación
desoladora.
 Señales y prodigios engañosos.
 Oscurecimiento del sol y la luna.
 Caída de estrellas.
 Conmoción en los cielos.
LA ESPERA SEGÚN JESÚS

«pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo» (Mateo 24:13 NVI)

En Mateo 25, nos enseñó cómo debemos esperar su Venida:

Estar alerta, Multiplicar los Preocuparnos por


prepararnos de talentos y el los «más
antemano y dinero que Dios ha pequeños»; por
preocuparnos de puesto en nuestras los que necesitan
nuestra propia manos, invirtiendo nuestra ayuda
condición en la causa de Dios (v. 31-46)
espiritual (v. 1-13) (v. 14-30)
LA ESPERA SEGÚN PEDRO

«Por lo cual, oh amados, estando en


espera de estas cosas, procurad con
diligencia ser hallados por él sin mancha
e irreprensibles, en paz» (2ª de Pedro 3:14)

En 2ª de Pedro 3, Pedro exhorta a nuestro «limpio


entendimiento» y nos invita a estudiar las palabras
de los profetas (AT), y de Jesús y los apóstoles (NT).
Nos pide que no caigamos en el escepticismo y el
desánimo ante la aparente tardanza de la Venida.
«Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento
de nuestro Señor y Salvador Jesucristo» (v. 18).
1. Arrepentimiento y preparación personal.
El reavivamiento y la reforma 2. Vivir «sin mancha e irreprensibles».
que Pedro nos propone incluye: 3. Centrarnos en la misión y el servicio.
E.G.W. (Mensajes selectos, tomo 1, pg. 141)

«La mayor y más urgente de todas nuestras necesidades


es la de un reavivamiento de la verdadera piedad en
nuestro medio. Procurarlo debiera ser nuestra primera
obra. Debe haber esfuerzos fervientes para obtener las
bendiciones del Señor, no porque Dios no esté dispuesto
a conferirnos sus bendiciones, sino porque no estamos
preparados para recibirlas. Nuestro Padre celestial está
más dispuesto a dar su Espíritu Santo a los que se lo
piden que los padres terrenales a dar buenas dádivas a
sus hijos. Sin embargo, mediante la confesión, la
humillación, el arrepentimiento y la oración ferviente
nos corresponde cumplir con las condiciones en virtud
de las cuales ha prometido Dios concedernos su
bendición. Sólo en respuesta a la oración debe esperarse
un reavivamiento»
LA ESPERA SEGÚN SANTIAGO

«Porque como el cuerpo sin


espíritu está muerto, así
también la fe sin obras
está muerta» (Santiago 2:26)
La espera, según Santiago, es acción. La
iglesia (y cada uno de sus componentes)
tiene una misión que realizar: comunicar
el evangelio eterno al mundo.

La forma de realizar esta misión es predicando,


enseñando y sanando. Debemos llevar a las almas
un plan de restauración holística: sanamiento
físico, mental y (fundamentalmente) espiritual.
Una vida mejor aquí y por la eternidad.

Para esto, no es suficiente la fe. Debe


haber por nuestra parte acción que
respalde nuestra fe. Vestir al desnudo
no es decirle «vete y caliéntate».
LA ESPERA SEGÚN PABLO

«yo planté y Apolos regó, pero es Dios quien hizo crecer a la planta. De manera que
ni el que planta ni el que riega son nada, sino que Dios lo es todo, pues Dios es quien
hace que la planta crezca. Los que plantan y los que riegan son iguales, aunque Dios
pagará a cada cual de acuerdo con su trabajo» (1ª de Corintios 3:6-8 DHHe)

La misión de la iglesia apunta a un


fin determinado: LA COSECHA FINAL,
llevar el evangelio a todo el mundo.
Conseguir una cosecha implica un
proceso paciente. Primero se
prepara el terreno, luego se planta la
semilla, se cuidan los campos y,
finalmente, se recoge la cosecha.
Dirigidos por el Espíritu Santo, cada
uno tiene su parte en este proceso.
Hay una batalla por el corazón y la
mente de cada ser humano, y Dios
nos está llamando para ayudar a las
personas a elegirlo a él.
LA ESPERA SEGÚN JUAN

«Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los
hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará
con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no
habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras
cosas pasaron» (Apocalipsis 21:3-4)
Apocalipsis nos habla de dos ciudades: Babilonia, cuyos ciudadanos aman el
pecado; y Jerusalén, cuyos ciudadanos aman a Dios.
Hay un llamamiento para salir de
Babilonia, abandonar el pecado y ser
transformados en ciudadanos del Cielo.
Éste es un milagro obrado por la sangre
de Cristo y la obra del Espíritu Santo que
convierte a los pecadores en servidores.
Cuando el Gran Conflicto concluya, la
voz de júbilo resonará en Jerusalén.
Toda lágrima será enjugada. Habremos
sido restaurados a la imagen de Dios y
disfrutaremos eternamente del gozo de
su compañía.
Por la gracia de Dios, yo quiero estar allí. ¿Y tú?
«A veces, cuando veo una nube en el cielo, exclamo
involuntariamente: “Ven, Señor Jesús; ven pronto”.
Tiempos como éste revelarán el carácter de cada cual.
Anhelo ver quebrantado el poder engañoso del enemigo.
Pero no permitamos que nuestra fe falle. El único
verdadero consuelo que encuentro consiste en mirar más
allá del conflicto y contemplar el triunfo final, la gloria
de Dios que refleja su resplandor sobre los vencedores. La
profecía señala con certeza el resultado final del
conflicto, y por fe lo podemos ver...
El poder restrictivo del Espíritu de Dios se está retirando
de la tierra. Nuestra obra tiene que terminar pronto.
Deberíamos hacer todos los esfuerzos posibles para salvar
a las almas de la muerte. Dentro de poco el Señor Dios del
cielo establecerá su reino, que no será destruido. Ha
llegado el momento de desarrollar un carácter puro y
celestial. La obra aumentará en fervor e intensidad hasta
el mismo fin. Necesitamos que nuestra fe aumente.
Debemos velar en oración»
E.G.W. (Cada día con Dios, 8 de julio)

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