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¿Cuándo COMIENZA LA

VIDA HUMANA?
El Valor de la Vida

La vida humana es sagrada porque desde su


inicio es fruto de la acción creadora de Dios.

Este derecho se inicia desde el momento de la


concepción.

Hoy en día este derecho fundamental está en crisis.


Se inicia cuando el niño recién concebido se
implanta en el útero de su madre.

Cuando comienza a latir el corazón del bebe.

Cuando se corta el cordón umbilical

Las células separada no construyen un nuevo se.


En el momento que se unen dan lugar a la
concepción y comienza una nueva vida.
Al respecto el doctor Jerome Lejeune afirmó:
En cuanto los 23 cromosomas del espermatozoide se encuentran
con los 23 cromosomas del óvulo, toda la información necesaria y
suficiente esta allí, reunida en el ADN (Ácido Desoxirribonucleico)
para determinar todas las cualidades de un ser humano. No se
trata de una opinión, de un postulado moral o de una idea
filosófica, sino de una verdad experimental. La fecundación in
vitro lo a demostrado: si antes, en la probeta, no es un “bebe”
¿para qué entonces, implantarlo en el útero? Si el ser humano no
comienza con la fecundación, no comienza nunca. Ningún
científico informado puede indicar un solo dato objetivo posterior
a la constitución de un nuevo ADN como hecho del que
dependa el inicio de una nueva vida humana
El endometrio no genera al ser humano; lo recibe y lo nutre.
Afirmar que la vida humana comienza después de la
fecundación, no es científico. Es una afirmación arbitraria, fruto
de ideologías o intereses ajenos a la ciencia.
Juan Pablo II escribió:
“En su condición de científico y biólogo era un apasionado de la
vida. Llegó a ser el más grande defensor de la vida,
especialmente de la vida de los por nacer, tan amenazada en la
sociedad contemporánea…Lejeune asumió plenamente la
particular responsabilidad del científico, dispuesto a ser signo de
contradicción, sin hacer caso a las presiones de la sociedad
permisiva y al ostracismo del que era victima”
Jerome Lejeume:
Es uno de los padres de la genética moderna. Descubrió la
trisomía 21, generadora del síndrome de Down. Se esperaba
que recibiera el premio Nobel, pero en 1970 se opuso
firmemente al proyecto de ley de aborto eugenésico de
Francia. Esto hizo que carrera en “desgracia” ante el mundo
científico. Prefirió mantenerse en gracia ante la verdad y ante
Dios: matar a un niño por estar enfermo es un asesinato.
Llevó la causa pro-vida a las Naciones Unidas. Se refirió a la
Organización Mundial de la Salud diciendo: “he aquí una
institución para la salud que se ha transformado en una
institución para la muerte”. Esa misma tarde escribió a su mujer
y a su hija diciéndoles: “hoy me he jugado mi Premio Nobel”.
Tenía razón. No se lo dieron. No querían a un científico que se
opusiera a la agenda abortista,

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