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Psicología Educativa
PARTICIPANTES:
Katherine Paola Ortiz Silvestre
Mat. 16-12165
FACILITADOR:
Yasmin de la Cruz M.A.
Después de consultar la bibliografía señalada y otras fuentes de interés científico
para la temática objeto de estudio, se aconseja que realices la siguiente actividad:
Las respuestas ofrecidas por la Administración y por los centros educativos están orientadas a
la creación de programas de prevención de la violencia y a la concepción de la Escuela como
una organización que convive con el conflicto. Entre las alternativas propuestas, destaco la
tutoría individual y de grupo y los procesos mediadores como dos recursos viables que
facilitan la convivencia y mejoran la convivencia escolar, así como un mejor conocimiento del
lenguaje no verbal explicitado por el docente en el aula.
La mediación es un método para prevenir y resolver conflictos escolares, un
camino práctico que armoniza derechos y deberes, autonomía con
interrelación, valores con normas, responsabilidad con creatividad (SAN
MARÍN, 2003). Abre las puertas a la participación ciudadana y a las formas
de conducción de conflictos. Es mucho más que una técnica de gestión de
conflictos; es un proceso educativo a través del cual se logra la mejora y el
cambio de las personas que intervienen en él. Es un proyecto de
convivencia donde los alumnos son protagonistas de su proceso educativo.
Entre sus objetivos señalamos los siguientes: promover la gestión positiva
de los conflictos; facilitar acuerdos constructivos; pacificar las partes y
reducir tensiones; y crear un clima escolar pacífico y constructivo donde se
pueda desarrollar la autoestima, la confianza mutua y la actitud positiva
(SAN MARÍN, 2003).
La mediación implica renunciar al poder de decidir, opinar o sugerir. Significa estar convencido de que
nadie conoce mejor el conflicto que las partes, por lo que nadie mejor que ellas está preparado para
resolverlo. El contenido de las sesiones de mediación es confidencial. No es un recurso con validez
universal. De hecho, no se debe mediar si alguna de las partes no manifiesta interés suficiente, si se
descubre algún comportamiento fuera de la ley, o si alguno de los participantes no puede negociar
eficazmente por sí mismo. En general, no se recomienda cuando el hecho es serio, como son los
casos de violencia grave, abuso sexual o violencia física reiterada, o cuando el hecho es muy reciente
y las partes están muy enojadas, o cuando las partes no desean ir a la mediación. Los procesos
mediadores permiten introducir a la víctima en la gestión de conflictos y al alumno agresor en un
proceso de responsabilidad, al tener que responder por sí mismo y ante los demás.
Los mediadores son personas neutrales que ayudan a otros a resolver conflictos mediante la
negociación para llegar a un acuerdo que los propios participantes consideran justo y viable, son
facilitadores del proceso. No intervienen en la solución del problema, ya que dejan a las partes la
responsabilidad de acordar una solución. Indicamos algunos rasgos asociados al mediador: tener claro
el papel y los objetivos como mediador; no sentirse responsable por los resultados; negarse a emitir
juicios sobre opiniones y decisiones de las partes; permanecer en el aquí y ahorade la intervención en
torno al conflicto; adoptar una visión optimista de las capacidades y motivaciones de las partes.
Asimismo, se exponen un conjunto de habilidades que facilitan el proceso mediador: capacidad para
controlar la ira de los participantes y reconducirla hacia el diálogo; habilidad para no tomar partido;
capacidad para tener una perspectiva global del problema y para replantear y reformular algún asunto
importante; creatividad para imaginar estrategias de intervención que eviten el estancamiento; y, por
último, conocimiento suficiente del ámbito particular del conflicto (MARTÍNEZ DE MURGÍA, 1999).
¿Cómo manejar adecuadamente los comportamientos negativos que pudiera presentar
un alumno? La guía para maestros “Disciplina positiva en el aula” sugiere algunas:
Esta problemática que sin duda supone un desafío para padres, docentes y educadores, ya
que a menudo puede escaparse de los ojos de incluso el más observador y parecer una lucha
imposible de ganar.
Becki Cohn-Vargas, directora de la campaña Not In Our School (“No en nuestra escuela”), una
iniciativa que busca generar conciencia y evitar el maltrato en las escuelas de Estados Unidos,
considera que el primer paso para lidiar con el bullying es reconocer e iniciar un diálogo sobre
el problema. Conoce las 5 estrategias para prevenir el bullying según la especialista:
1) Reconoce el problema
De acuerdo con la experta, los docentes deben educar a los estudiantes, padres, colegas y a la
comunidad en general sobre la importancia de tomar en serio esta problemática y cómo
reconocerla.
Además, debe establecer un plan de acción para responder a los maltratos que ve cada día, por
más insignificantes que parezcan. Bajo ningún concepto debes recomendarles a las víctimas de
los agravios que sean “menos sensibles” o que hagan un mayor esfuerzo por hacer amigos:
esto no hace más que estigmatizar y culpabilizar al niño por lo que le está sucediendo.
2) Involucra a los estudiantes
Una estrategia que recomienda Cohn-Vargas es fomentar un diálogo abierto con los estudiantes
acerca del acoso y la intolerancia, mediante asambleas o foros “anti-bullying” y así dejar que
ellos propongan ideas y discutan soluciones a los problemas. De esta manera, ningún alumno
se sentirá ajeno a la problemática.
3) Convierte a los estudiantes pasivos en activos
Al participar en una discusión abierta sobre el tema, los estudiantes que no son víctimas ni
victimarios directos del bullying, los “observadores”, tendrán más herramientas para sentirse
involucrados y convertirse en agentes activos en contra de los maltratos.
Realiza juegos de roles explicándole a los alumnos cómo ponerse en el lugar del otro y
ayudarse mutuamente a alzar la voz en contra del abuso de sus compañeros.
4) Promueve la tolerancia y la inclusión
Generar un ambiente inclusivo, seguro y tolerante en la clase es
esencial para que los alumnos sientan que su identidad es respetada
y valorada. Como docente, debes mostrar una actitud abierta a los
estudiantes, de manera que ellos entiendan que pueden confiar en ti
si están sufriendo situaciones de hostigamiento o violencia.