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Mag.

EDWARD PERCY
VARGAS VALDERRAMA
Maestro en Derecho Constitucional
Abogado
Email: lalovargas1968@hotmail.com
Facebook: Edward varval
Celular: 952907923
CAPÍTULO VIII
LOS TRATADOS DE
DERECHOS HUMANOS
1. DEFINICIÓN
Son el cuerpo jurídico convencional dirigido a la
protección internacional de los Derechos Humanos, que
se ha ido perfeccionando paulatinamente, como
expresión de la progresividad.
Los tratados se consideran como el marco general, a
través del cual los Estados manifiestan su intención de
impulsar un proceso progresivo, por ello NIKKEN afirma
que existe una «progresividad intencionada».
Los tratados de Derechos Humanos representan una
suerte de garantía mínima, y tienen un carácter
complementario respecto al sistema de protección
interno, ofreciendo una garantía adicional.
2. PRINCIPIOS
a. No es licito que el Derecho interno del Estado
vinculado por un tratado internacional de salvaguarda a
los Derechos Humanos ofrezca medios de protección
inferiores a los regulados por el tratado; siendo licito que
asegure una protección más amplia.

b. Ninguna disposición de un tratado puede


menoscabar la protección más amplia que ofrezca otra
norma sea de Derecho interno o internacional.
3. CARACTERÍSTICAS
1. A diferencia de los tratados internacionales tradicionales que
persiguen un intercambio reciproco de beneficios y ventajas.
En estos tratados existe un equilibrio entre las partes que
delimita los efectos del tratado. Se trata de que los Estados
asuman compromisos para establecer un orden público
común.
2. Los destinatarios de estos tratados no son los Estados, sino los
seres humanos.
3. Las reglas que rigen la reciprocidad en materia de reservas no
son plenamente aplicables a ámbito de los derechos
humanos. En el sistema americano sólo se admiten reservas
que no vayan contra el objeto y fin del tratado.
4. Su objeto y fin es la protección de los derechos fundamentales,
independientemente de la nacionalidad.
4. LOS TRATADOS DE DERECHOS HUMANOS EN
NUESTRO ORDENAMIENTO JURÍDICO
Cuando entró en vigencia la Constitución de 1993 se
establecieron una serie de novedades; sobre este tema, algunas
consideradas favorables y otras no; se uniformaliza el término
“tratados” eliminándose los sinónimos acuerdos y convenios, se
suprimió el adjetivo de “internacionales” pues esta cualidad les
corresponde de por si; se eliminó la supremacía de los tratados
de integración y la separación del tratamiento de asilo y
extradición. Además se definen claramente las competencias del
Congreso al momento de aprobar los tratados, y se establece de
manera expresa el control sobre la constitucionalidad de los
tratados, eliminándose la supremacía del tratado sobre la Ley,
además del rango constitucional otorgado a los Tratados de
Derechos Humanos.
• Todos los tratados ratificados por el Estado Peruano
cualquiera que sea la materia que regulen forman
parte del derecho nacional, y por lo tanto, son
vinculantes como cualquier norma.

• No existe necesidad de que las normas de derecho


interno autoricen la vigencia del tratado, basta su
ratificación por el Estado para que adquieran la
condición de normas operativas y autoaplicables.
Debemos observar dos posiciones sobre este tema:

1) Un sector importante de la doctrina nacional ha


considerado que la Cuarta Disposición Final y Transitoria
de la Constitución otorga rango constitucional a los
Tratados sobre Derechos Humanos, entrando en abierta
contradicción con lo dispuesto por el articule 200° de la
Carta Fundamental que establece para ellos el rango de
Ley.
2) Otro sector sostiene que los Tratados sobre
Derechos Humanos no tienen sino la jerarquía de
normas con rango de Ley (inciso 4 del artículo 200° de la
Constitución); pero tienen contenido constitucional, son
normas paramétricas en la Acción de
Inconstitucionalidad; y sirve también para comprender,
cuáles son los alcances y límites de los derechos y
libertades reconocidas en la Constitución. La Cuarta
Disposición Final y Transitoria no tiene por propósito fijar
el rango de los Tratados sino reconocer la función que
cumplen eminentemente interpretativa en el proceso de
«comprensión» de los derechos constitucionales que se
encuentran descritos en forma abierta, indeterminada o
vaga.
La forma cómo los textos constitucionales regulan la
relación entre los Tratados y las normas legales es
fundamental para entender la aplicabilidad de las
normas internacionales en el ámbito interno de los
Estados. Mientras el derecho internacional no cuente
con órganos directos de aplicación, son los órganos del
Estado quienes se desdoblan funcionalmente. Tenemos
dos tesis que desarrollan este tema:
i. La tesis dualista. Se inicia por los estudios de TREPEL, quien
en 1899 sostuvo que el derecho interno y el derecho internacional
son dos tipos de fuentes sustancialmente distintas que regulan
distintas clases de relaciones. Esta tesis hace que el derecho
internacional conviva actualmente con tantos órdenes normativos
como Estados existentes.
Los rezagos dualistas se presentan en dos contextos uno
geopolítico y otro ideológico. El primero se relaciona a una vieja
tradición de aislamiento y preservación de los Estados nacionales
privilegiados, y en el segundo, los excesivos nacionalismos ven
imaginariamente amenazada su soberanía nacional con las
normas internacionales. Desafortunadamente esta sería la
posición de la Constitución de 1993.
ii. La tesis monista. Esta teoría es mayoritaria en la doctrina
clásica del derecho internacional.
Se basa sustancialmente en el enfoque normativista de KELSEN, al
afirmar que la validez de toda norma jurídica deriva de una
norma fundamental o principal. No resulta posible la coexistencia
de más de un orden normativo, esta constatación convierte
automáticamente a toda norma del derecho internacional en una
norma de derecho interno, sin necesidad de un acto de
validación estatal.
Dentro del monismos se presentan diversas fórmulas:
1. Las que colocan en un mismo plano jerárquico a los tratados y las leyes
internas,
2. los que establecen la superioridad de los tratados sobre la ley interna,
3. los sistemas que otorgan a los tratados rango de constitucional, y
4. los sistemas que establecen los tratados con rango supranacional.
El derecho internacional no tiene nada que
decir sobre la vinculación entre derecho
internacional y derecho interno de cada
Estado, pues corresponde a éste último
definir el modo en que las normas
internacionales se relacionan en el derecho
interno. Son las Constituciones las que
definen el procedimiento para aplicar las
normas internacionales.
5. INTERPRETACIÓN DE LOS TRATADOS DE
DERECHOS HUMANOS

Son aplicables a los Derechos Humanos las


reglas de interpretación de la Convención
de Viena sobre el Derecho de los Tratados,
siendo el criterio esencial la buena fe, pero
también se acude a la interpretación
evolutiva y humanitaria.
La Corte Internacional de Justicia ha
estimado que si las partes en un tratado
usan término genéricos para definir sus
obligaciones, debe presumirse que el
significado de tales términos debe seguir la
evolución del Derecho Internacional. Debe
tomarse en cuenta la dinámica de la
conducta social y de la apreciación de los
valores protegidos por las convenciones.
Una interpretación restrictiva del régimen
de protección establecido por las
Convenciones sobre derechos humanos no
es admisible-, puesto que se estarían
estableciendo criterios de regresividad en
un sistema que quiere desarrollar
progresivamente; y darle un sentido
disminuido a lo que ha sido considerado
como garantía mínima.
Si se adopta criterios ideológicos de
interpretación que suponen determinar los
alcances del tratado en forma más
adecuada para su propósito que es la
protección de los derechos fundamentales.

La interpretación de los Derechos Humanos


se realiza teniendo en cuenta los siguientes
principios:
• Principio Pro Homine. El intérprete debe
siempre tener en cuenta que los derechos
deben ser interpretados en lo más
favorable a la persona humana.
• Principio Pro Libertate. Los derechos
deben interpretarse, en caso de duda, en
función de optimizar la máxima
expansión del sistema de libertades
reconocidas constitucionalmente.
• Principio de Expansión. Este principio
recomienda interpretar los derechos
de manera extensiva y nunca
restrictivamente.
• Principio de Interacción. En caso de
conflicto entre lo prescrito por una
norma internacional y una nacional,
el operador constitucional debe
acoger aquella que favorezca más a
la persona humana.
• Principio de Promoción. Conforme a
este principio, los jueces, al analizar
las normas relativas a Derechos
Humanos, deben dejar de lado su
tradicional imparcialidad para
ponerse de lado e inclinar la balanza
en función de favorecer el goce de
estos derechos.
• Principio de Universalidad. Los Derechos
Humanos deben asumirse como unos atributos
inherentes a la persona, anteriores y
superiores al Estado. Por lo tanto, corresponde
su aplicación a todos los seres humanos, sin
distinción de ninguna naturaleza, en cualquier
parte del mundo. No pueden aceptarse
limitaciones por consideraciones de carácter
cultural, político o de seguridad nacional.
• Principio de Indivisibilidad.
Los Derechos Humanos
deben ser considerados de
manera integral sean éstos
de primera, segunda o
tercera generación.
Mag. EDWARD PERCY
VARGAS VALDERRAMA
Maestro en Derecho Constitucional
Abogado
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